Suplemento: Refugiados en las aulas

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El Cuaderno:

El Magisterio Español Miércoles, 31 de mayo de 2017 /Nº 12.136

Refugiados en las aulas

Tribuna de la Defensora del Pueblo sobre la integración educativa nP17

Maritxu Mayoral Directora del centro de acogida de Getafe de CEAR

“La escuela es clave en el proceso de normalización de la vida cotidiana” La prioridad es que los menores acompañados se integren lo antes posible en el sistema educativo español, que por ley garantiza una Educación universal. La escuela es clave para aprender el idioma, socializar o recuperar rutinas. ques y por los centros educativos. En algunos casos puede haber situaciones, como pasa con cualquier niño o niña, donde el menor tenga más dificultades: a nivel cognitivo, comportamental o, recientemente, lo que hemos vivido han sido dos casos de bullying. Ahí trabajamos asesorando y acompañando a la familia y coordinándonos con el centro. Tenemos cierta labor de intermediación y de orientación a la familia y al cole con respecto a la situación de la familia. Les contamos qué es eso de estar en un centro de acogida. Hay que tener en cuenta también que las condiciones del viaje que han hecho, todo lo que viven, suelen ser vivencias traumáticas. Y aunque los niños y niñas son muy resilientes, eso está ahí. Nosotras tenemos a compañeras que trabajan a nivel psicológico con los menores. n P. ¿Qué les dirías a los que

Estrella Martínez estrella@magisnet.com

Maritxu Mayoral es la directora del centro de acogida de Getafe (Madrid) de CEAR –Comisión Española de Ayuda al Refugiado–. Mayoral da la perspectiva del papel de acogida que desempeña la organización. Un papel donde la incoporación al sistema educativo de los menores que llegan acompañados por un adulto es prioritaria. Los menores no acompañados no se encuentran en esta categoría pues pasan, por ley, a estar “protegidos y tutelados” por el Gobierno. n Pregunta. ¿Cómo funciona el sistema de acogida español? n Respuesta. La ley contem-

pla seis meses de acogida en un recurso, que puede ser como nuestro centro o un piso. Nuestro papel con los menores que vienen acompañados es facilitarles de la manera más inmediata posible la incorporación al sistema educativo. n P. ¿Cuánto tarda en hacer-

dicen que los alumnos de fuera bajan el nivel? n R. Hay información muy

se esta incorporación escolar? n R. Lo habitual es que en 10

o 15 días ya se haya formalizado todo y se haya incorporado el menor, salvo que haya algún tema de salud que sea prioritario que lo impida. Aquí en Getafe, si es castellano parlante, se incorpora a cualquier centro de Educación pública de la zona, cuanto más cerca mejor, dependiendo de si hay plaza o no. La escuela es clave en el proceso de normalización de la vida cotidiana, que es el objetivo fundamental cuando trabajamos con refugiados y refugiadas: conseguir que lo antes posible puedan volver a una vida como la que quisiéramos cualquiera de nosotros. La mayoría además viene de una huida precipitada –en esto se diferencian de los migrantes–, de un proyecto no planificado, lo que suele generar mucha incertidumbre, mucha desubicación, y la escuela tiene un papel fundamental en lo que es la normalización, recuperación de rutinas, establecimiento de redes sociales, aprendizaje del idioma, volver a normas pautadas.

JORGE ZORRILLA

“Lo habitual es que en 10 o 15 días el menor se haya incorporado” “Nos gustaría que las aulas de enlace estuvieran en centros públicos”

n P. ¿Cómo hacéis esta incorporación? n R. Existe un servicio de apoyo a la escolarización, que no es solo para nosotros, pero es al que acudimos en cuanto la persona ha realizado el trámite del empadronamiento, que es el documento básico que nos piden. En el caso de que el niño o la niña tenga más de 7 u 8 años y no sea castellano parlante, suelen derivarle al aula de enlace que en nuestro caso está situada en un colegio concertado religioso. n P.¿Ellos no van a la Pública? n R. Las aulas de enlace salen a concurso y en general en Madrid están en colegios concertados religiosos. Cuento esto porque es una de las cosas que nosotros estamos reivindicando porque supone ciertas dificultades. Por ejemplo, el hecho de que tengan que llevar un uniforme supone un coste. Hay

también una dificultad seria en el caso de niñas que llevan el pañuelo y que no se lo quieran quitar porque no se admiten en ese centro. Entonces hay que buscar centros muy concretos que sí lo admitan con riesgo de que puedan convertirse también en guetos, que no es precisamente la idea. n P. ¿Y después de pasar seis meses en vuestro centro? n R. En el caso de las familias

la intención primera es buscar vivienda en el municipio en el que han sido acogidos, pero la realidad es que el acceso a la vivienda, pese a contar con una ayuda económica, es difícil. Uno de los motivos de buscar vivienda en el mismo municipio es el centro educativo en el que se han integrado los menores, por no someterlos a otro cambio. n P.Volviendo a las aulas de enlace, supongo que no

habrá un tiempo estimado de estancia en ellas. n R. Depende mucho del me-

nor y del cole, lo que se pretende es una inmersión lingüística muy rápida. Hay momentos en los que están más inmersos en el aprendizaje del idioma en el aula de enlace y otros en los que se mezclan con el resto por nivel académico. A nosotras lo que nos gustaría es que estas aulas estuvieran en centros públicos porque entendemos que este tipo de inserción y de integración debería recaer en la escuela pública. n P. ¿Cómo es la integración escolar de vuestros chicos?

n R. Hacemos un seguimiento individualizado. En la mayoría de los casos se incorporan a los centros sin ningún tipo de incidencia y suele ser una experiencia muy positiva, muy bien valorada, tanto por los padres y las madres, como por los pe-

sesgada que presupone cuál es el nivel educativo del contexto de origen de estos menores. En nuestro caso muchos de los menores tienen un nivel superior, por ejemplo, los ucranianos. Y en el resto –en el centro tenemos personas de 20 o 30 nacionalidades distintas–puede haber algún caso individual, como lo puede haber con población autóctona, y son minoritarios. En cualquier centro educativo jamás nos han transmitido que les está suponiendo una dificultad de nivel. Por eso precisamente existen las aulas de enlace, para que no haya una dificultad a la hora de incorporarse a un nivel. n P.¿Cuál es tu deseo para los niños y niñas refugiados? n R. Yo quiero que estén en

igualdad de acceso a la Educación que los niños y niñas de aquí. Y que se inviertan los recursos en la Educación pública para que todos los niños y niñas disfruten de la mejor Educación posible. Tenemos que trabajar a nivel de familia como sistema para poder proteger a esos niños y niñas, potenciar las relación escuela-familia que pienso que es clave, como en cualquier caso, pero en estos aún más.


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MIÉRCOLES, 31 DE MAYO DE 2017

Refugiados y migrantes en las aulas Integración Universidad Camilo José Cela

Refugiados becados por una universidad 10 alumnos de países como Siria, Afganistán y Ucrania estudiarán sus carreras en España. Estrella Martínez estrella@magisnet.com

Lutfullah Salimi y Khan Alkozee son de Afganistán, tienen 28 y 23 años, respectivamente, y llevan en España uno y dos años. Almotaz Almala, Amrou Sibahi, Layal Al Hrerah y Wafaa Almala son sirios, tienen 23, 22, 27 y 27 años, llevan aquí entre dos y cuatro años. Dmytro Poddubniak es de Ucrania, tiene 20 años y lleva dos y medio en nuestro país. Ellos son 7 de los 10 refugiados que la Universidad Camilo José Cela (UCJC) de Madrid ha acogido en el Proyecto integra. El origen de esta iniciativa es el “Centro de Educación Emocional a las Víctimas del Terrorismo y Prevención de la Violencia que tenemos en la universidad desde hace siete años”, explica Ignacio Sell, director del Proyecto integra. “Ayudamos a víctimas del terrorismo a superar los procesos traumáticos. Cuando nos planteamos la oportunidad de ayudar a los refugiados, era siempre considerando que los refugiados también son víctimas del terrorismo”, añade. La operación se puso en marcha en colaboración con Acnur y Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, a través de ellos “contactamos con muchas ONG que nos mandaban candidatos”entre los que se eligieron a 10. A la hora de elegir “era importante que para nuestros jóvenes fuera prioritario realizar una carrera universitaria”, algo que no siempre sucede porque muchos “tienen también que trabajar para enviar dinero a sus familias”. Además tenían que “poseer la documentación necesaria” para poder homologar sus estudios. “Tenían que te-

ner sus certificados de estudios en regla en sus países de origen y no todos habían salido con esa documentación”. Todos tienen una media superior al 7,9, algo que “no era una condición insalvable” para ser seleccionados, explica el director. Durante este curso los alumnos están realizando un pregrado donde se “trabajan todos los elementos necesarios para que su integración sea la más adecuada posible: que su nivel de español sea el más fluido, el conocimiento de nuestra cultura, nuestros valores, etc.

Pueden aportar un valor tremendo a toda la comunidad universitaria Tienen clase de derecho, de valores democráticos, apoyo psicosocial, emocional, deporte...”, explica Sell. Hecho este curso, en septiembre se incorporará cada uno a la carrera que haya elegido. Actualmente todos los alumnos menos dos, que todavía están a la espera de que se resuelva su expediente, tienen el estatuto de refugiado. Y gracias al Proyecto integra disponen de “alojamiento, manutención y sus becas de estudio, obviamente”, apunta Sell. Para la UCJC es fundamental el trabajo psicosocial y emocional porque “estos chicos han pasado un trauma muy severo. Es muy importante que alcancen el mayor nivel de tranquilidad y seguridad para que puedan abordar esta etapa con confianza y puedan desarrollarse como estudiantes”

y para que eso suceda “primero hay que sanar heridas”, dice Sell. En la universidad tienen claro además que estos chicos “pueden aportar un valor tremendo a sus compañeros, pero también a los profesores y a todo el personal” por su experiencia vital. Los alumnos Hace falta poco tiempo para darse cuenta de que todos son muy listos y despiertos. Salta a la vista en infinidad de detalles como el desparpajo con el que hablan. Dmytro, por ejemplo, estudió el idioma gracias a una ONG, “pero anteriormente estudiaba solo, por internet, por el diccionario”. Khan y Almotaz aprendieron por su cuenta. Wafaa aprendió también con una ONG, pero, al igual que los demás, reconoce que “estamos obligados de aprender rápido porque el contacto con la gente es muy necesario, tenemos que que ir al médico, a los abogados”. Salimi estudiaba Filología Española en Afganistán y el tercer año de carrera se puso a trabajar con “el Ejército de España de intérprete durante más de dos años”. La relación laboral de Salimi con España le permitió venir: “Pedí visado de la Embajada de España allí en mi país. Me lo dieron y vine aquí directo con un grupo de soldados españoles”. Su paisano Khan dice que tuvo muchas dificultades en su país pero que finalmente consiguió el visado y “gracias a Dios que vine por avión, no por mar, como muchos que tuvieron menos suerte”. Khan pasó antes por Turquía, desde donde vino a España. Almotaz, por su parte, pasó por Líbano y Alemania, un año en cada sitio, antes de llegar aquí. Amrou también pasó por Turquía y luego un año en

De izquierda a derecha: Layal, Wafaa, Dmytro, Khan, Amrou, Anaas, Mukhaled, Almotaz y Lutfullah en

La mayoría de los alumnos refugiados están solos en España, sus familias siguen en sus países de origen Egipto, donde estuvo trabajando antes de poder venir. Todos ellos están solos en España, sus familias están en sus países de origen. Wafaa, en cambio, sí tiene aquí a la familia, “decidimos venirnos juntos o quedanos juntos. Pedimos el visado de la Embajada Española del Líbano y nos lo han dado a toda la familia, gracias a Dios”. Amrou quiso aprovechar para “dar las gracias a los españoles porque sois muy cariñosos y me siento como que estoy en la segunda casa aquí. Estoy aquí para aprender de los

Khan pide tolerancia, “compartimos una parte de vuestra sociedad” demás. Si acabamos la guerra, vuelvo a Siria y puedo enseñar a mis hijos cómo es la cosa buena de otro país y así mejorar poco a poco nuestros países”. A Kahn le da rabia que la gente diga que vienen a robar. Él dice

muy serio que sí, que ha venido “a robar los estudios que tienen los españoles. Yo pienso que aquí la gente son inteligentes y pueden darme algo de su conocimiento”. Khan pide tolerancia, mientras “nos quedemos con vosotros, compartirmos una parte de vuestra sociedad”. Al mencionar la posibilidad de volver a sus países, todos hablan de incertidumbre. Una cosa es el deseo de hacerlo y otra que sus países sigan siendo lugares inseguros. Entre ellos, destaca el discurso de Sa-


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MIÉRCOLES, 31 DE MAYO DE 2017

TRIBUNA

Soledad Becerril

Defensora del Pueblo

Integración educativa del alumnado de origen inmigrante

L

n el campus universitario de Villanueva de la Cañada (Madrid). UNIVERSIDAD CAMILO JOSÉ CELA

Los estudios de los alumnos aquí y allí

Sus historias académicas pasadas y futuras. ESTRELLA MARTÍNEZ

n. UCJC limi: “Yo no quiero volver a mi país, yo quiero volver al mundo. No quiero ni país, ni nacionalidad, ni nada. Yo veo como todos somos humanos, todos somos de esta tierra y todos tenemos derecho de vivir en paz y en tranquilidad, todos somos iguales”. Antes de irme, Almotaz me recomienda ilusionado que escuche la canción Los sueños del grupo Green Valley. Lo hago, la canción incluye frases como “sueño con la paz” o “sueño con poder volar”.

n n Cada alumno tiene también su propia historia académica que ahora continuará en España. Khan Alkozee, por ejemplo, “estudiaba Bachillerato en mi país, después he ido a China y estudié Relaciones Internacionales en la Universidad de Pekín. A China fui porque intentaba salir de mi país y tuve la oportunidad por los estudios y aproveché. Después de esto he venido aquí” y va a estudiar Derecho Internacional. Dmytro Poddubniak, por su parte, terminó Bachillerato “especializado en Ciencias

Humanitarias” en Ucrania. “Después de cursar Historia un año en la universidad, empezó todo y tuve que salir, aquí quiero estudiar Derecho porque decidí que es más práctico y más aplicable a la vida que la Historia”. Almotaz Almala también acabó el Bachillerato e iba a la universidad en Siria, “pero solo podía ir algunos días porque empezaba la guerra”, ahora estudiará Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Lutfullah Salimi estudiaba Filología Española en Afganistán y ahora estudiará

Ciencias del Transporte y Logística. Layal Al Hrerah estudió en Siria dos años de Derecho y ahora quiere continuar su estudios aquí. Amrou Sibahi empezó en la Universidad Politécnica en Siria un año, pero lo tuvo que dejar, ahora estudiará Derecho Internacional. n n Wafaa Almala terminó en Siria “mis estudios de Ingeniería Civil” y va a estudiar Enfermería en España. Sabe que homologar su ingeniería llevará años, por lo que quiere aprovechar ese tiempo cursando otros estudios.

os cambios experimentados en la sociedad española en los últimos 30 años han sido vertiginosos. Uno de los más perceptibles quizás sea el provocado por la recepción continua y creciente de población inmigrante atraída por las expectativas no siempre confirmadas de un futuro menos incierto, tanto en lo económico como en lo político, que el que ofrecen sus lugares de origen a quienes vienen a nuestro país. Llegan así nuevos hábitos, costumbres extrañas, modos de convivencia distintos y toda la variedad y diversidad que pueden aportar culturas y religiones diferentes de las que han vertebrado hasta hoy mismo la homogénea sociedad en la que vivimos. En poco tiempo, pues, ha habido que hacer lugar a otras identidades, a otras creencias, a otros modos de pensar y de vivir y este proceso no ha estado, ni está, exento de dificultades. Esto se decía en el informe monográfico sobre “la escolarización del alumnado de origen inmigrante en España” que esta institución hizo público en el año 2003 y en el que se analizaban con detalle las condiciones en que esa escolarización se producía, dando lugar a conclusiones y recomendaciones que mantienen plena vigencia pese al tiempo transcurrido desde entonces. Siempre hemos creído en la eficacia integradora de la Educación y en su imprescindible utilidad para asentar hábitos y modos de convivencia tolerantes y respetuosos con las costumbres y creencias diversas y capaces de superar las tensiones que surgen en una sociedad plural en lo político, ético y religioso. Hoy en día, cuando las tensiones y fricciones interculturales se han incrementado notablemente, es más necesario que nunca asegurar la plena integración educativa del alumnado de origen inmigrante como primer paso de un proceso más largo y complejo que debe conducir a la integración social plena de los inmigrantes recibidos por nuestro país. Facilitar la incorporación temprana al sistema educativo; fomentar en la enseñanza metodologías y entornos inclu-

sivos; evitar la segregación y fomentar la distribución integradora y ordenada de este alumnado en los centros educativos, proporcionar a los centros los apoyos necesarios atendiendo a la población inmigrante que acogen y a sus características y proporcionar formación continua al profesorado son, entre otras, medidas presentes ya en nuestro sistema educativo en las que hay que insistir y profundizar.

“Siempre hemos creído en la eficacia integradora de la Educación” Los acelerados cambios experimentados por nuestra sociedad en los últimos años es previsible que se incrementen notablemente en el futuro. Las tensiones geopolíticas actuales que afectan a nuestro entorno, las fluctuaciones de la economía y el mundo global en el que estamos insertos permiten prever que la diversidad cultural será un eje sobre el que gire nuestro modelo de convivencia. La preservación de sus principios y valores dependerá en buena medida de la capacidad integradora de la Educación.


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