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Creer en la gente; propia y extraña

Es muy común -infortunadamente- asociar sentimientos negativos hacia los cargos que están relacionados con la ética, la integridad, el cumplimiento y la normatividad. Más desafortunado todavía es que esos sentimientos negativos también suelen extenderse a quienes desempeñan esos cargos:

«Ahí viene Michel, el de “compliance”; haz como que estamos en una reunión muy importante».

Al estar en este negocio, suceden dos cosas al respecto. La primera es que uno rápidamente entiende que estas reacciones son perfectamente normales y no son personales. La segunda, que no es tan sencilla como la primera, es que nuestro trabajo es cambiar esas opiniones y convertirnos en aliados de todo el equipo. «Aliados»; no «compañeros», «colegas», «colaboradores» y, mucho menos, «antagonistas», sino «aliados». Una tercera lección que acompaña a la segunda es que, para ser aliado de alguien, es imposible vivir en perpetua sospecha o en un régimen policial, totalitario, y/o criptofascista. Esa no es una solución costeable, efectiva ni digna.

Las tendencias actuales en la materia de construcción de sistemas de integridad nos invitan a abandonar estas ideas de que el área de Cumplimiento normativo (o, también compliance) es «la policía» y, en su lugar, nos proponen una idea absolutamente revolucionaria e iconoclasta: confiar en las personas. ¡Qué concepto! Aunque esto último es sarcasmo absoluto, probablemente no te sorprenderá saber que muchas de las empresas, organizaciones e instituciones en Latinoamérica todavía tienen una cultura de cumplimiento inquisitorio, acusatorio, investigativo y punitivo. Muchas, pero no todas.

Las organizaciones más exitosas en este aspecto, suelen ser las que toman un enfoque más valiente y deciden apostar por la gente. Esa apuesta, en mi breve experiencia, siempre trae más resultados positivos que negativos, pero no solo eso, sino que existen distintos estudios cuantitativos —la mayoría, financieros— que nos demuestran que apostar por construir integridad al nivel de las personas es, además, redituable.

¿Cómo luce esta apuesta por las personas?

«Lo único peor que capacitar a tus empleados y que se vayan, es no capacitarlos y que se queden».

Henry Ford, entre muchas otras cosas, se hizo célebre por decir esta frase. Ése precisamente es un buen comienzo; enfatizar el aprendizaje y la difusión de conocimiento, pero se requiere más. No basta con programar sesiones de capacitación y exigir que cada empleado firme un código de conducta; si eso fuera suficiente, personas como yo sencillamente no tendríamos trabajo.

Es infinitamente mejor optar por crear programas integrales que acerquen a los miembros de nuestro equipo al conocimiento más actualizado y preciso. Nótese, por favor, que escribo sobre «acercar al conocimiento» y no sobre

«enseñar». Poner a una gran experta al frente de un aula sencillamente no basta para lograr verdadero aprendizaje y consciencia. Repito; no basta. Para asegurar que el equipo, amigos, socios comerciales y otras partes interesadas realmente hagan suyo el conocimiento, es necesario que se involucren en crearlo y en compartirlo; algo así como «aprender enseñando y enseñar aprendiendo». Desde luego, las técnicas de pedagogía se deben dejar a las máximas autoridades en esa materia, pero los ejercicios y experimentos en estos métodos sí que están a nuestro alcance. Por ejemplo, BP (otrora, British Petroleum) tiene un sistema de integridad que incorpora un ejercicio muy interesante: cada cierto tiempo el equipo de cumplimiento de BP pregunta a cada empleado «¿Tu desempeño se ajusta a los valores de BP?». Esta pregunta no es un truco de manipulación psicológica. En realidad, no tiene respuesta correcta, sino que lo valioso es la conversación que se genera a raíz de la pregunta.

Por eso me pareció excepcional la iniciativa del programa «Pasantías Empresariales Grupo Réditos: Anticorrupción, Ética & Cumplimiento», en que tuve el gusto de participar en 2022; porque genera un espacio de conocimiento en el que se unen personas que están vinculadas a Réditos de uno u otro modo, -y que tienen perfiles muy variados- y las enfrenta a dilemas éticos y de integridad. Desde luego que tiene un componente de capacitación; se necesita conocer el estado de la técnica para poder aplicarla.

Desde luego, esa intención deliberada de generar espacios de discusión nutrida no es accidente ni sorpresa; Grupo Réditos se ha distinguido, no solo por su ambición en crecimiento y por ser ágil ante el cambio, sino por ser sensible a las necesidades de sus usuarios. Dicho de otro modo, cuando tu modelo de negocio se basa en estar al tanto de las necesidades de tus usuarios, es fácil y natural que estés permanentemente sintonizado con ellos.

En este aspecto, el grupo ha sido hábil en convertirse en la red que une a millones de personas y es válido reconocerlo. Tanto por el logro comercial que significa haber hallado un nicho específico y explorarlo (usuarios de redes de comunicación, transmisión de valor, juego, etc.), como por atenderlo con servicios de la misma calidad que los que adquiere un cliente institucional. Ese aspecto de consciencia social cierra brechas entre grupos que, de otro modo, tal vez no tendrían acceso a la bancarización, por nombrar un ejemplo.

¿Qué tiene que ver esto con el cumplimiento, la integridad y el combate a la corrupción?

Montones. Un modelo operativo que gira en torno al individuo —ya sea que éste esté dentro o fuera de la organización— y que busca sumar a su crecimiento es un ambiente propicio para propagar la cultura de integridad. Esto, desde luego, no significa que todo está hecho. Por el contrario, países y culturas como las nuestras exigen que el trabajo de construcción de integridad sea largo e incansable. Para dar un buen ejemplo, en Siemens —la empresa alemana que, en 2008, pagó una multa de USD $1.600 millones por actos de corrupción— el programa de cumplimiento, integridad y anticorrupción sigue haciendo avances; aún después de pasar de un equipo de siete personas a uno de ¡cuatrocientas! Esto no es una carrera corta, sino un maratón. Para los maratones, uno debe prepararse y justo ese es el esfuerzo que se puede ver en el grupo; uno de preparación.

Felicito con gusto a quienes han participado en los distintos programas de Grupo Réditos y, en especial, al equipo de Cumplimiento; ¡Enhorabuena y adelante!

Por: Michel Levien González Director del Instituto Anticorrupción

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