Edad de aparición y tipos de lesión
Patologías digestivas porcinas
Enteritis hemorrágica
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Una enteritis hemorrágica se debe diferenciar del infartamiento que se produce en una torsión intestinal (que presentará bordes netos y no habrá cambios en los nódulos linfáticos pero sí en el mesenterio), y de las hemorragias relacionadas con la úlcera gástrica (en la que no existen alteraciones en las asas intestinales ni en los nódulos linfáticos mesentéricos), donde la sangre presentará un color negruzco al estar parcialmente digerida (fig. 4).
Las asas intestinales, y sobre todo la mucosa, aparecen enrojecidas. Este tipo de enteritis suele afectar sólo a algunos tramos, y el contenido intestinal puede variar desde un coágulo de sangre hasta un contenido seroso de color rojizo (fig. 3). Los nódulos linfáticos mesentéricos están aumentados de tamaño y pueden presentar cambios vasculares.
Enteritis necrótica 10 cm.
Figura 3. Enteritis hemorrágica.
a
En caso de enteritis necrótica la pared intestinal aparece engrosada y, en muchas ocasiones, acompañada de intensas alteraciones vasculares. Los fenómenos de necrosis afectan a la mucosa intestinal, por lo que la parte más superficial de la misma presenta un color blanquecino-amarillento y da la apariencia de una falsa membrana (fig. 5). En ocasiones, es fácil confundir una enteritis fibrinosa con una enteritis necrótica, ya que en ambos casos la mucosa aparece recubierta por un material blanquecino-amarillento. Sin embargo, no debemos olvidar que mientras que en las enteritis fibrinosas esta membrana se podrá separar, con mayor o menor dificultad (puede llegar a originar úlceras), en el caso de la enteritis necrótica ésta no podrá separarse, ya que se trata de la propia mucosa intestinal.
b
Figura 4. Aspecto del intestino tras una gastrorragia por úlcera gastroesofágica (a) y tras una torsión intestinal (b). Figura 5. Enteritis necrótica.
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