Dictyocaulus
Q&A de endoparásitos del respiratorio
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El método de Baermann–Wetzel consiste en un soporte vertical, con anillo, en el que se coloca un embudo de vidrio de suficiente capacidad, prolongado en su parte tubular con un tubo de goma, que se cierra con una llave metálica de tipo clamp. Se colocan las heces en una bolsa de gasa o directamente sobre un filtro metálico y, a continuación, se añade agua templada, hasta que la parte inferior del colador quede cubierta de agua. Al cabo de 5–7 horas, las larvas abandonan la masa fecal y caen acumulándose en el tubo de goma, por encima de la llave de cierre. Se recogen 0,5–1,0 ml sobre un tubo de centrífuga, se concentran por centrifugación las larvas y se examina la muestra al microscopio. Como las larvas están vivas, se matan con formol al 10% o alcohol de 70° para facilitar su estudio al microscopio.
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La Asociación “Amigos del burro” recibe la documentación solicitada al centro británico “Donkey Santuary” para incorporarse como miembro del mismo. Esta institución comenzó como un centro de acogida y es actualmente un centro de reproducción y conservación de la mayoría de las razas existentes, estimulando la creación de centros satélites en otros países para la conservación de especies autóctonas. Entre sus actividades está la concienciación del uso del burro como animal de compañía para los caballos que se alojan solos en un campo privado, pero especifican claramente el riesgo de transmisión de enfermedades como la dictiocaulosis.
1. ¿Son diferentes las repercusiones patológicas de Dictyocaulus en ambas especies? 2. ¿Cómo es el ciclo biológico?
¿Qué análisis coprológico se debe realizar para descartar la dictiocaulosis?
La eliminación de larvas en las heces hace aconsejable la realización de una emigración larvaria ya que, mediante las técnicas rutinarias de flotación (por ejemplo, McMaster) son difíciles de detectar, especialmente en los animales adultos y en los que padecen procesos crónicos, con signos clínicos poco específicos. También se puede recurrir, mediante métodos de flotación, a la concentración de huevos. Estas técnicas, en cualquier caso, tienen una mayor validez para detectar a los animales portadores. A modo de orientación, se puede decir que, en los caballos, valores de 20-40 larvas por gramo de heces pueden ser indicativos de un proceso de cierta magnitud y que cifras de >100 larvas/gramo de heces ya son compatibles con un proceso clínico evidente. Sin embargo, en los burros normalmente la cantidad de larvas eliminadas con las heces es mayor, de forma que se consideran normales excreciones de entre 150 y 300 formas parasitarias. Además de los análisis parasitológicos mencionados, contribuyen a confirmar el diagnóstico, por ejemplo, la detección de determinados tipos de células, como eosinófilos y mastocitos, gracias al estudio de las secreciones bronquiales obtenidas mediante aspiración, con la particularidad de que, a la vez, pueden también visualizarse huevos embrionados y/o L1.
¿Por qué parece que los burros transmiten la dictiocaulosis a los caballos?
En todo caso, siempre hay que excluir otras posibles patologías respiratorios en los équidos, cuya frecuencia suele ser mayor. Definitivamente, la dictiocaulosis se confirma muchas veces post mórtem, observando lesiones y parásitos adultos en el aparato respiratorio.
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3. ¿Qué repercusiones patológicas tienen?
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¿Son diferentes las repercusiones patológicas de Dictyocaulus en ambas especies?
Las larvas de D. arnfieldi son de tamaño pequeño, sin botón cefálico y con cola corta y afilada. La imagen corresponde a una larva de D. filaria (ovino) donde el botón cefálico es evidente.
Las diferencias interespecíficas, por una parte, y las parasitarias por otra aconsejan que caballos, potros y asnos no deban compartir los mismos pastos por el riesgo de que estos últimos –portadores asintomáticos de dictiocaulos– contribuyan a la presentación de brotes clínicos en los caballos, principalmente en los potros jóvenes. En los potros, la susceptibilidad a la infección es mayor que en los caballos adultos. En efecto, la especie Dictyocaulus arnfieldi tiene como hospedador principal a los asnos en los que, generalmente, no causa problemas detectables clínicamente de forma que contaminan el medio ambiente durante periodos muy largos ya
que, en esta especie, los dictiocaulos pueden vivir hasta cinco años. Esta es una de las razones por las que, en España, hay muy pocos datos sobre prevalencia de esta parasitosis, que es más frecuente en zonas húmedas y templadas. Sin embargo, los caballos son hospedadores “menos específicos”, razón por la cual padecen de forma más acusada la infección –casi siempre crónica– a pesar de que los síntomas son poco patognomónicos. Las infecciones cursan con clínica respiratoria evidente y suele haber excreción de L1 con las heces, pero también se confirma la sospecha clínica por el historial de pastoreo conjunto de caballos y asnos y por la respuesta al tratamiento.