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EL CALOSTRO. Guía práctica para un correcto encalostrado de los terneros
La ubre La ubre debe estar, en todo momento, limpia y saludable para prevenir infecciones y, en consecuencia, conseguir una producción adecuada de calostro y de leche. Un periodo de secado adecuado permite una buena recuperación. El estado sanitario de la vaca, más concretamente el de la ubre, va a ser determinante para la producción láctea y, en concreto, para la producción del calostro: cantidad y calidad de la producción y posibilidad de tetar por parte del recién nacido.
Figura 9. La morfología de la ubre varía según la raza.
Figura 10. Mamitis aguda. La mamitis cursa con dolor, y esto puede provocar que la vaca no deje tetar al ternero.
Figura 11. Unos pezones excesivamente grandes o desviados pueden dificultar que el ternero mame.
Figura 12. El edema de ubre, debido al parto, se puede extender tanto craneal como caudalmente, y permanecer varios días después del parto.
La vaca
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El calostro es la primera secreción de la glándula mamaria tras el parto. Comienza a generarse en torno a tres o seis semanas antes del mismo, pero es en las dos últimas semanas cuando aumenta de forma notable la concentración de anticuerpos y de otras sustancias. Un parto prematuro o un periodo de secado excesivamente corto reducen los niveles de inmunoglobulinas en el calostro. En general, se recomienda un tiempo de secado de 60 días, no obstante, en vacas con buena condición y manejo, parece ser que un periodo de secado de 30 a 40 días no afecta de forma negativa a la calidad del calostro. El estado de la ubre es fundamental y por tanto conviene hacer una exploración rutinaria de la misma tras el parto, especialmente en vacas de carne. En vacas de leche, el ordeño implica un
Figura 13. El calostro es denso, amarillento, con pH 6 y un alto contenido en proteína y células. La secreción de la ubre tras el parto con una coloración anómala, con coágulos, acuosa, turbia, etc. es indicio de mamitis clínica.
Figura 14. Un calostro teñido de rojo o rosa indica la presencia de sangre; en algunos animales aparece tras el parto sin ningún tipo de alteración, pero también puede estar relacionado con mamitis, leptospirosis, intoxicaciones, etc.