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Citología del frotis sanguíneo El examen del frotis sanguíneo debe realizarse de forma rutinaria para analizar la calidad de la sangre del paciente, y es aún más importante en animales con sintomatología o patologías previamente diagnosticadas, fundamentalmente en procesos anémicos. Cristina Fernández Algarra Diagnóstico Citológico Veterinario cf.algarra@telefonica.net Agradecimiento por la colaboración prestada a Hospital Veterinarea Imágenes cedidas por la autora
Figura 1. Eritrocitos con poiquilocitosis.
Figura 2. Reticulocitos en anemia regenerativa.
El estudio de la sangre no sólo debe incluir los parámetros numéricos obtenidos mediante el recuento de los contadores hematológicos, es decir, su análisis cuantitativo. Para que sea totalmente completo y representativo, el análisis hematológico debe incluir también el examen microscópico del frotis, que permite valorar las características de las células que lo componen y, por tanto, su aspecto cualitativo. Además, el frotis hace posible la detección de agentes infecciosos intra o extracelulares. Las células que componen la sangre incluyen: la serie roja -los hematíes- y la serie blanca -los leucocitos- con sus diferentes subpoblaciones: neutrófilos, eosinófilos, monocitos y linfocitos; además de las plaquetas, procedentes de los megacariocitos de la médula ósea. Las alteraciones que pueden presentar cualquiera de estos componentes pueden alertarnos sobre patologías internas, ya sean infecciosas (en ocasiones con la presencia in situ y diagnóstica de agentes parasitarios intra o extraeritrocitarios: microfilarias, babesias, micoplasmas, etc.), inflamatorias con alto grado de toxicidad, endocrinas o neoplásicas (incluyendo las leucemias) y las anemias regenerativas y no regenerativas.
Serie roja
Figura 3. Parasitación por Babesa canis.
Para realizar sus funciones correctamente, los hematíes deben ser maduros, normocíticos y normocrómicos. Tampoco deben tener residuos de cromatina nuclear, que son propios de los reticulocitos o glóbulos rojos policromatófilos (de mayor tamaño y más inmaduros que salen al torrente circulatorio en procesos de anemias regenerativas). Cualquier alteración en la morfología de los eritrocitos se denomina poiquilocitosis (figura 1). Existen diferentes tipos de eritrocitos anómalos que se presentan a continuación:
Acantocitos Presentan proyecciones heterogéneas en la superficie de la membrana plasmática y están relacionados con el aumento del depósito de colesterol. Se deben diferenciar de las células crenadas, que se generan como consecuencia del mal secado de
la preparación y presentan proyecciones homogéneas y regulares.
Eliptocitos De morfología elíptica y relacionados con enfermedades crónicas y anemias ferropénicas.
Células diana Con forma de diana de tiro al blanco, relacionadas con anemias regenerativas, patologías renales hepáticas o esplénicas.
Esferocitos Con una superficie de membrana inferior y, por tanto, de menor tamaño; se caracterizan por una pérdida de elasticidad, mayor afinidad en la tinción y no presentan hipocromasía central. Están relacionados con anemias autoinmunes hemolíticas.
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Figura 6. Signos de toxicidad en neutrófilos.
Son hematíes de inferior tamaño y están presentes en anemias ferropénicas; presentan palidez central, lo que los diferencia de los esferocitos de los procesos inmunomediados.
Estomatocitos Son eritrocitos con palidez central ovalada y relacionados con alteraciones hepáticas o transtornos genéticos, como la estomatocitosis del Alaska Malamute y el Schnawzer Miniatura.
Otras presentaciones Otras presentaciones anormales de los glóbulos rojos son: • la aglutinación eritroide, en anemias inmunomediadas, que pueden observarse macroscópicamente por la formación de grumos en las paredes del tubo de recogida; • y la formación de rouleaux o sedimentación de eritrocitos en forma de pilas de monedas por incremento del fibrinógeno o de la fracción proteica de las globulinas, relacionados por tanto con procesos inflamatorios y/o neoplásicos. Para diferenciarlos hay que echar gotas de suero fisiológico en la muestra de sangre para observar si se pierde este estado de agregación, en cuyo caso la agregación no es inmunomediada.
Los acantocitos se deben diferenciar de las células crenadas, que se generan como consecuencia del mal secado de la preparación y presentan proyecciones homogéneas y regulares. Cuerpos de Heinz
Parásitos
Son inclusiones que sobresalen de la membrana plasmática debido a un efecto oxidante y a la desnaturalización de la hemoglobina. Están relacionados con anemias, hemolisis intravascular y endocrinopatías.
Con la observación del frotis también se puede diagnosticar de forma directa la presencia de parásitos intra o extrahemáticos como babesias, microfilarias, entre otros (figuras 3 y 4).
Cuerpos de Howell-Jolly
Serie blanca
Forman un punteado procedente de un remanente nuclear y son frecuentes en estados de anemia regenerativa, aunque en mayor concentración se relacionan con hipoesplenismo (falta de destrucción y eliminación en bazo). Se diferencian de patógenos intrahemáticos como micoplasmas por ser de mayor tamaño y presentación solitaria.
Reticulocitos Son hematíes de mayor tamaño con policromasía o mayor afinidad de tinción por retención de la cromatina nuclear y están relacionados con anemias regenerativas. Es necesario un estudio complementario con una tinción específica de reticulocitos para realizar su recuento y determinar el grado de regeneración de la anemia (figura 2). En gatos pueden presentarse dos tipos diferentes de reticulocitos en función de su antigüedad y salida de médula ósea: agregata, más recientes, y punctata, más antiguos y de evolución más tardía.
Figura 4. Microfilaria en sangre circulante.
Figura 5. Leucocitosis con neutrofilia.
Microcitos
Figura 7. Leucemia linfoblástica aguda.
La serie blanca, sobre todo los neutrófilos, también puede experimentar alteraciones o signos de toxicidad; en ocasiones puede existir un incremento significativo de las formas inmaduras, en banda o cayados. Éstos están fundamentalmente relacionados con procesos que cursan con elevada inflamación, y se observan en casos extremos de respuesta leucemioide, caracterizada por una cantidad de neutrófilos similar a la observada en las leucemias pero sin la presencia de células tumorales (figura 5). Se observa: vacuolización citoplasmática, edematización y tumefacción de la cromatina, mayor afinidad basófila en citoplasma y presencia de cuerpos de Döhle de tinción azurófila (figura 6). Las leucemias que nos podemos encontrar en clínica con mayor frecuencia son las que afectan a la serie linfoide; deben ser diagnosticadas y diferenciadas: Las que afectan a los linfocitos pequeños y adultos se denominan leucemias linfocíticas crónicas; se presentan generalmente en animales adultos o seniles. Las leucemias linfoblásticas agudas, en las que la población clonal de linfoblastos inmaduros infiltra sangre circulante, es más frecuente en animales jóvenes y en gatos infectados con el virus de la leucemia. En ambos casos, esta patología puede ir acompañada de otras discrasias sanguíneas, generalmente citopenias (figura 7). Por tanto, el examen del frotis sanguíneo merece un estudio detallado; debe realizarse de forma sistemática junto con la formulación cuantitativa, en busca de alteraciones en sus componentes celulares o presencia de formas parasitarias para tener una mayor información del estado de salud del paciente.