Mi diario WilliamMinerva
ADVERTENCIA:
Este diario pertenece a William Minerva, contiene los secretos más oscuros de sus misteriosas exploraciones.
Si te atreves a leerlo despertarás una maldición que te perseguirá por siempre, a ti y a toda tu descendencia. .
30 de septiembre de 2024
He llegado a una isla que no aparece en ningún mapa. Desde que puse pie en su costa, siento una mezcla de emoción y temor. El viento trae consigo un murmullo extraño, como si las palmeras a lo lejos guardaran secretos milenarios. Cada rincón parece ocultar algo, como si la propia isla tuviera conciencia y estuviera dispuesta a revelarme solo lo que necesito saber, ni más ni menos.
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30 de septiembre de 2024
El camino hacia el interior de la isla está cubierto por una vegetación densa y húmeda. Mis pies se hunden en el barro, pero sigo adelante, impulsado por una curiosidad incontrolable. De repente, ante mí aparece una ruina de piedra tallada. Hay inscripciones en su superficie, y al mirarlas más de cerca, algo resuena en mi mente: conflictos de competencia judicial.
Es como si la isla me estuviera mostrando las luchas por la autoridad que existen en el mundo legal.
Recuerdo haber leído sobre cómo estos conflictos surgieron en la antigüedad, cuando los jueces debían decidir si aplicar su propia ley o considerar la ley de otro lugar. ¿Será que esta isla también tiene leyes que debo aprender a respetar? Siento que apenas estoy comenzando a descubrir el misterio que esconde.
1 de octubre de 2024
Avancé más allá de la ruina y encontré un claro en la selva. Allí, el aire era más cálido y pesado, como si el mismo espacio estuviera cargado de preguntas sin resolver. En el centro del claro, una roca enorme sobresalía del suelo, y en su superficie vi dos caminos tallados: competencia directa e indirecta. Parecían ser decisiones que debía tomar.
Opté por seguir el camino de la competencia directa. A medida que avanzaba, el sendero se hacía más angosto, como si la propia isla me estuviera retando a ser cuidadoso con mis pasos. Entendí que la competencia directa es cuando un juez tiene la autoridad de aplicar la ley en un caso específico, como si la isla misma me diera permiso de seguir este sendero y descubrir su verdad. Es una cuestión de poder y jurisdicción, de quién tiene la última palabra.
1 de octubre de 2024
Sentí una pequeña sensación de alivio al entender esto, pero algo me decía que el otro camino, el de la competencia indirecta, también necesitaría ser recorrido. Sin embargo, eso sería para otro día. El sol empezaba a caer y la jungla se volvía cada vez más oscura y misteriosa. Decidí acampar aquí, rodeado de estas preguntas que parecen habitar la isla como criaturas salvajes.
2 de octubre de 2024
Esta mañana, el sonido de las olas rompiendo contra las rocas me despertó. Siguiendo mi intuición, regresé al cruce y me adentré en el segundo camino: la competencia indirecta. Mientras caminaba, la vegetación se hacía más densa y los árboles más altos, como si estuviera entrando en el corazón mismo de la isla.
2 de octubre de 2024
Al avanzar, me di cuenta de que la competencia indirecta es cuando un juez debe reconocer y respetar la decisión de otro, incluso si fue emitida lejos, en otro lugar, como si yo mismo tuviera que acatar las leyes invisibles que gobiernan esta isla. Empecé a sentirme pequeño en comparación con la vastedad de este lugar. Cada roca, cada árbol parecía mirarme, como si supieran más de mí de lo que yo mismo entendía.
El pensamiento de que las sentencias de jueces extranjeros puedan o no ser reconocidas en otros territorios me recordó el funcionamiento de este lugar.
La isla, al igual que el mundo legal, tiene reglas que deben ser reconocidas para poder avanzar. Acepté que no siempre tenemos el control, que a veces debemos seguir las decisiones de otros para poder llegar a un resultado justo.
3
de octubre de 2024
Hoy exploré un nuevo rincón de la isla. Después de horas de andar, llegué a una playa oculta, donde el mar era de un azul oscuro y profundo, como si ocultara verdades milenarias en su interior. En la arena, encontré fragmentos de pergaminos dispersos, y al leerlos, comprendí que hablaban de algo llamado cooperación judicial internacional. Era como si la isla me hablara de cómo, aunque estamos separados por océanos, las leyes y decisiones pueden conectarnos.
3 de octubre de 2024
Sentí una extraña calma al entender esto, como si hubiera descifrado una clave de la isla. La cooperación internacional me parecía una especie de pacto entre territorios distantes, algo similar a cómo yo había sido invitado a esta isla para aprender de ella. Aquí, los jueces, como las olas que cruzan océanos, cooperan entre sí para hacer cumplir la justicia. Cada notificación, cada sentencia es un mensaje enviado a través de esas olas, buscando tierra firme en donde asentarse.
Mientras el sol caía sobre el horizonte, comprendí que la isla no era solo un lugar físico. Era un símbolo de los misterios y desafíos que el derecho internacional plantea. Este viaje ha sido muy gratificante, sobre todo por las lecciones que la isla me ha enseñado, sin embargo, se que aún hay muchos secretos por descubrir en esta isla.