El escultor peruano Joaquin Roca Rey localizó en 1995 un busto esculpido con el rostro de Simón Bolívar en una marmolería ubicada en la localidad Italiana de Torano, en Carrara, la pieza, que hasta entonces era desconocida, fue identificada de inmediato como proveniente de la mano del escultor decimonónico italiano Pietro Tenerani, quien fuera el autor de toda una serie de relatos escultóricos del Libertador.
Roca Rey informó de su hallazgo al crítico venezolano Rafael Pineda, quien por años realizó todas las diligencias que estuvieron a su alcance para que el hermoso y desconocido busto fuera adquirido por el Estado venezolano. Sin embargo, las vicisitudes de la vida nacional impidieron que el esfuerzo de Pineda diera frutos.