SANTIAGO CÁRDENAS / / JORGE STEVER
AL LÍMITE DE LA PINTURA
SANTIAGO CÁRDENAS / / JORGE STEVER
AL LÍMITE DE LA PINTURA
Exposición abril-mayo 2015
Esta exposición se inscribe en una línea de trabajo desarrollada por la Galería Freites para investigar, profundizar y difundir la obra de creadores con aportes esenciales en la construcción de lo contemporáneo en las artes. Santiago Cárdenas y Jorge Stever son figuras claves en el afianzamiento de la pintura en sus más depurados aspectos conceptuales. Sobrepasan el dominio del oficio y la representación de lo real porque, para ellos, no se trata de copiar los objetos o engañar al ojo, sino de crear un espacio nuevo entre las fronteras del realismo y la abstracción. Cada uno mantiene la fuerza de un lenguaje original que dialoga entre sí y genera reflexiones en el espectador. Con una seguridad plena y sin obedecer a los cánones o movimientos imperantes en su época, Santiago Cárdenas —quien fue Premio Nacional de Pintura en Colombia en 1976— introdujo los elementos necesarios para ampliar los límites del espacio en el lienzo, lo que lo convirtió en pionero del arte conceptual en el país vecino. Por su parte, Jorge Stever —procedente de Alemania, donde obtuvo el Premio Nacional de Pintura en 1963— se radicó en Venezuela y con el bagaje de su amplio conocimiento del arte contemporáneo contribuyó con un nuevo repertorio de significaciones en la pintura venezolana y su obra es referencial para las actuales generaciones. Ambos han realizado previamente importantes muestras individuales en estos espacios y sus vínculos con nosotros se afianzan con el tiempo. En un momento en que se cuestiona la definición del arte, estos artistas parecen llevarnos a un lugar donde sostienen el valor de la experiencia estética sin caer en los ilusionismos o las modas. En tal sentido, ofrecemos al público esta exposición como muestra de que asignamos la mejor energía en nuestras labores para fortalecer la oferta cultural en nuestro país. Alejandro Freites
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12 / Santiago Cárdenas / Caja blanca / 2011 / Óleo sobre tela / 150 x 130 cm
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13 / Santiago Cárdenas / Gran papel blanco doblado I / 2012 / Óleo sobre tela / 112 x 130 cm
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14 / Santiago Cárdenas / Gran papel blanco doblado Il / 2012 / Óleo sobre tela / 112 x 130 cm
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15 / Santiago Cárdenas / Gran papel blanco IV / 2012 / Óleo sobre tela / 170 x 140 cm
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2 / Santiago Cárdenas / Caja blanca con luz / 1983 / Óleo sobre tela / 181,5 x 153 cm
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1 / Santiago Cárdenas / Espejo y pared / 1974 / Óleo sobre tela / 70,7 x 96,3 cm
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3 / Santiago Cárdenas / Gran marco gris / 2001 / Óleo sobre tela / 168 x 200 cm
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5 / Santiago Cárdenas / Tres lirios Casablanca / 2008 / Óleo sobre tela / 170 x 130 cm
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9 / Santiago Cárdenas / Butaca blanca / 2010 / Óleo sobre tela / 170 x 200 cm
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10 / Santiago Cárdenas / La mesa blanca / 2011 / Óleo sobre tela / 170 x 200 cm
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17 / Santiago Cárdenas / Botón / 2008 / Carboncillo sobre papel / 38 x 28 cm 18 / Santiago Cárdenas / Brocha / 2008 / Carboncillo y pastel de óleo sobre papel / 38 x 28 cm 28 / Santiago Cárdenas / Brocha pino / 2010 / Carboncillo y pastel de óleo sobre papel / 41 x 39,8 cm
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29 / Santiago Cárdenas / Clip / 2011 / Carboncillo y pastel de óleo sobre papel / 56 x 42 cm 27 / Santiago Cárdenas / Gancho con clip II / 2010 / Grafito y óleo sobre papel / 42 x 36 cm 26 / Santiago Cárdenas / Gancho con clip I / 2010 / Grafito y óleo sobre papel / 42 x 36 cm
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19 / Santiago Cárdenas / El gancho mambo / 2008 / Óleo sobre tela / 50 x 70 cm 25 / Santiago Cárdenas / Gancho con lápiz azul / 2010 / Grafito y óleo sobre papel / 42 x 36 cm 23 / Santiago Cárdenas / Gancho y lápiz amarillo I / 2010 / Grafito y óleo sobre papel / 42 x 36 cm
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16 / Santiago Cárdenas / Lápiz amarillo / 2008 / Grafito y óleo sobre papel / 38 x 28 cm 22 / Santiago Cárdenas / Gancho y lápiz amarillo / 2010 / Grafito y óleo sobre papel / 42 x 36 cm 24 / Santiago Cárdenas / Gancho y lápiz amarillo II / 2010 / Grafito y óleo sobre papel / 42 x 36 cm
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30 / Santiago Cárdenas / Cala con curva / 2011 / Óleo sobre tela / 50 x 50 cm
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32 / Santiago Cárdenas / Lirio con botón / 2012 / Óleo sobre tela / 61,5 x 51 cm
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20 / Santiago Cárdenas / Anturio rosa y verde / 2009 / Óleo sobre tela / 50 x 50 cm
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6 / Santiago Cárdenas / Cymbidium rosada / 2009 / Óleo sobre tela / 200 x 170 cm
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7 / Santiago Cárdenas / Phalaenopsis con sombras verdes / 2009 / Óleo sobre tela / 200 x 170 cm
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8 / Santiago Cárdenas / Ave del Paraíso / 2010 / Óleo sobre tela / 175 x 200 cm
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4 / Santiago Cárdenas / Cartucho verde / 2007 / Óleo sobre tela / 130 x 97 cm
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31 / Santiago Cárdenas / Cala amarilla I, II y III / 2011 / Óleo sobre tela / 90 x 70 cm c/u (tríptico)
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21 / Santiago Cárdenas / Dos calas amarillas / 2010 / Óleo sobre tela / 50 x 50 cm
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11 / Santiago Cárdenas / Tres calas / 2011 / Óleo sobre tela / 112 x 96 cm
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SANTIAGO CÁRDENAS / / JORGE STEVER
AL LÍMITE DE LA PINTURA María Luz Cárdenas
Esta exposición reúne la obra de dos artistas con esenciales aportes a la comprensión de la pintura como un proceso de reflexión que va más allá del lenguaje y el dominio del oficio. Ambos han sido capaces de llevar la creación artística —su cielo (la elevación) y su suelo (las bases técnicas)— a una línea de transgresión que designa una nueva naturaleza del acto de pintar. Conocen a profundidad la historia del arte y se ubican en zonas poéticas que juegan permanentemente en los bordes del realismo y la abstracción, de la verdad y la ficción. Sus indagaciones les han permitido distanciarse radicalmente de la decoración, pero sin abandonar los más elegantes niveles de realización de las obras. En ambos —quizás escrita en códigos diferentes— se encuentra inscrita una suerte de memoria cultural, una antropología pictórica que concibe a la representación como un proceso de pensamiento y no un mero trabajo de imitación. Ya hacia 1984 el crítico de arte Roberto Guevara daba cuenta de esta interesante confluencia: «Como en la obra del extraordinario Santiago Cárdenas, en la pintura de Jorge Stever se provoca una alianza de la imaginación —o del instinto— con la razón —o el pensamiento poético—. El espacio mítico de Cárdenas se refiere al ámbito aparentemente reconocible del mundo pero nos deja en el suspenso de lo imposible que se mantiene factible. El espacio poético de Stever es un mundo en gestación. Y para ambos creadores, la pintura es el asunto. Hay que crearla cada vez, inventar de nuevo sus dones: la luz, el espacio, la sustancia de lo real o de lo imaginario que el pensamiento y el arte hacen verosímiles»1. Y es que ambos se han colocado en el ser de la pintura, en su condición ontológica, en la expansión de sus límites.
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Ambos pertenecen a la casta de creadores que fortalecieron infinitamente el valor de la pintura en un momento en que parecía desdibujarse su trascendencia ante la avalancha de las instalaciones y las modas conceptualistas. Hay en ellos una marcada voluntad de silencio, una concluyente distancia de la anécdota, un alejamiento de la narración. Proponen una reinterpretación inteligente y sagaz de los sistemas de representación de la cotidianidad, elevando el mundo de lo común a un acto trascendente y reflexivo de transformación pictórica. Con una tajante seguridad visual, sin rellenos de ningún tipo, sin cabos sueltos, traspasan las líneas convencionales en la construcción del cuadro buscando nuevas definiciones espaciales y caminos conceptuales para el desarrollo de la representación. Depurando el proceso creativo, eliminando lo accesorio, llegan a la esencia de la pintura, a la médula de sus procesos. Alcanzan un grado extremo de claridad discursiva con la más exhaustiva precisión de recursos y sobriedad en el tratamiento del color. Nada sobra. Las piezas acá expuestas articulan entre ellas un interesante diálogo con respecto al levantamiento del espacio en la obra, el uso de los materiales y el juego de representación de lo real. No necesitan fórmulas. Cada cuadro plantea, capa por capa, entre sombras y transparencias, la necesidad de la invención de la pintura. Con frases diferentes, ambos «permiten acercamientos una y otra vez a la fuente primordial de la pintura»2.
1 GUEVARA, Roberto. Para dejarnos ver. Sin datos editoriales. 2 Loc. cit.
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Conjunciones en el espacio Santiago Cárdenas parte del objeto y, mediante un sabio y profundo trabajo conceptualmente difícil de encasillar, pasa a dominar el plano visual de la abstracción. Coloca el acento en lo que le rodea, en los entornos del objeto, las luces, las sombras: «La buena pintura —ha señalado— siempre es abstracta: es imposible copiar la realidad. Este camino conlleva necesariamente un proceso de abstracción»3. Para él la pintura no es un acto de decoración, sino de cavilada meditación. El proceso de replanteamiento de la visualidad del objeto genera nuevas maneras de volverlo a ver y se extiende a nuestra mirada como espectadores. La clave está en que el enfoque de la representación no es exclusivamente formal ni se mantiene en el campo de la copia o la mera imitación: el enfoque es conceptual y se entiende como una manera de ‘pensar el objeto’ que plantea severas dudas a las definiciones de lo ilusorio y de lo real. La premisa primordial, en sus propias palabras, consiste en no pretender «engañar al ojo sino inquietar al pensamiento»4. Se distancia del campo emocional y subjetivo. Lo real en él se despliega en una atmósfera serena y fría, dirigida a clavar la atención en la pintura como espacio de reflexión y no en el tema: «la idea no es ver un cuadro sino un objeto»5. La intención del artista es convertir el cuadro en un ‘hecho pictórico’, un sistema de relaciones desvinculadas de cualquier tipo de interés anecdótico, deslastrado del más mínimo atisbo o vinculación emocional. El cuadro pasa a ser objeto, independientemente de las alusiones temáticas o sentimentales, toma su lugar a partir de propias reglas del artista y el asunto del objeto pasa a ser un asunto mental. «La pintura es “otra” realidad. Es una abstracción de lo real. El pintor debe crear la ilusión del plano y allí, al trasladar lo tridimensional a un plano bidimensional, ya opera un ejercicio de abstracción»6.
3 Santiago Cárdenas. Conversación con María Luz Cárdenas, Caracas-Bogotá, febrero de 2013. 4 Santiago Cárdenas citado por GONZÁLEZ, Miguel. «Santiago Cárdenas en Contexto», en Museo de Arte Moderno de Bogotá. Exposición Retrospectiva. Santiago Cárdenas, Bogotá, 2006, p. 12. 5 Santiago Cárdenas. Conversación con María Luz Cárdenas. Loc. cit. 6 Ibídem.
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Las obras de Cárdenas seleccionadas para esta exposición permiten construir una lectura de los entornos del objeto que tanto le interesan —incluso más que los objetos mismos—. Son pinturas realizadas entre 1974 y 2012 y ellas no sólo capturan la esencia de la iluminación y construcción del territorio del cuadro, sino que aportan un nuevo sistema de inserción de los parámetros conceptuales en la representación del espacio pictórico, que rompen el canon tradicional. El espacio es el objeto del cuadro; es un espacio que abarca totalmente la percepción, incluyendo las atmósferas y los toques de luces y sombras para convertirse en recurso de la representación. El artista busca «pintar de la pared hacia afuera, invadir el espacio donde está el espectador»7. En los Espejos —y muy especialmente en el Espejo gris de 1974—, resulta evidente este planteamiento del espacio como objeto. Interesa más el juego de transparencias y reflejos que el espejo-objeto allí presente. En las series de Flores la preponderancia del espacio sobre los objetos llega a un margen extremo de refinamiento.Tres lirios Casablanca de 2008, y Cymbidium rosada y Phalaenopsis con sombras verdes, ambas de 2009, manifiestan sabiamente esta condición donde las transparencias, las luces y las sombras cobran el mayor protagonismo en el espacio. En Mesa blanca, de 2011, el espacio es la obra, un espacio que nos envuelve como espectadores con tal penetración, que los reflejos de iluminación varían según el grado de proximidad al cuadro. El caso de Jorge Stever resulta primordial a la hora de acercarnos a la construcción de una nueva determinación de la pintura en Venezuela y su desarrollo contemporáneo. Como Santiago Cárdenas, supo sabiamente desvincularse de los axiomas, las corrientes y las modas imperantes en los años setenta. Con él estamos ante una especie de ‘artista de culto’ que, enfocado en un proceso de investigación permanente y en una sobria y exquisita atmósfera creadora, se ha separado de las presiones y agitaciones expositivas. De hecho, pocas veces tenemos el privilegio de apreciar un conjunto significativo de sus trabajos, como en esta ocasión. 7 ARAUJO, Sara. «El arte debe ser como comerse un helado», en http://colarte.com/colarte/ConsPintores.asp?idartista=18&pest=critica&pagact=1&dirpa= %24%241col%24%24recuentos%24%241col%24%24C%24%241col%24%24CardenasSantiago%24%241col%24%24critica2%2Ehtm.
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Su trabajo pictórico se caracteriza por presentar un máximo de volumen, transparencias, formas y espacio. Stever mantiene el precepto de convertir el cuadro en un hecho pictórico y, aunque los objetos no han sido del todo ajenos a su trayectoria, sus puntos de partida forjan raíces en el terreno de la abstracción para alcanzar —al igual que Santiago Cárdenas pero desde un camino distinto— estados más puros que convierten la pintura en un proceso meramente conceptual, abriendo un territorio desde el que se comporta como espacio y no como medio o material. Desde muy temprano estuvo consciente del valor de la pintura como objeto: «primero la usé sobre el lienzo blanco para que no influyera en la concepción del espacio. Así nació un nuevo espacio que dio la sensación de ser un monocromo plano»8. El instrumento para crear es la pintura misma, o manchas de pintura o caligrafía. Los fondos matéricos y monocromos son el soporte de marcas gráficas, de una especie de meta-escritura formada por trazos, signos, garabatos, rayones y pictogramas esparcidos por el plano de la obra en un proceso de movimiento incesante. Lo interesante es que no se trata de los gestos propios del expresionismo abstracto, sino de la creación de un lenguaje que penetra la médula de la pintura desde una perspectiva conceptual, borrando los límites entre la pintura, el dibujo y los grafismos. Cuando Stever acude al caligrama lo hace desde una perspectiva histórica y más como objeto que como gesto: «Siempre me han interesado los sistemas de caligrafía, sobre todo los antiguos como uno que usaban los griegos: raspaban en una pared de manera que la escritura sólo se veía cuando el sol caía en ella de determinada manera»9. Sin título de 1970-2013, My Konos de 2011, Early Summer y Doberan, de 2012, son extraordinarios ejemplos de su capacidad para generar un espacio de planos superpuestos sobre la superficie del cuadro a través del juego de las sombras. Otras piezas como Character de 2011 y Layers of Conscience de 2011, permiten abrir un franco diálogo con el espacio de transparencias con obras como los Tres lirios Casablanca de Cárdenas. 8 MORA, Josué. «La caligrafía hebrea y la creación de un nuevo espacio a partir de la pintura misma», en El Universal, Caracas, 21 de marzo de 1978, p. 4-2. 9 STEVER, Jorge. «Entrevista con Mara Comerlati», en El Nacional, Caracas, abril de 1978.
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Las líneas que parecen separarse sobre el lienzo generan un juego de sombras sobre el plano monocromo. El cuadro abandona la dimensión sensorial y pasa a ser un asunto mental. Los dos pintores permiten que las estructuras invisibles fluyan y surja a la vista un espacio libre, respirable, donde flotan sombras, objetos y signos. El espacio deja de ser un recurso escenográfico y se convierte en recurso de la representación. Ambos creadores, uno desde el campo del objeto y otro desde el campo del gesto, cambian nuestra percepción transportándonos a una espacialidad en estado casi puro. El resultado es la aparición de un espacio secreto pero múltiple sobre la tela; un espacio que no se puede apresar, que revela la condición intangible del aire entre las cosas. Reinterpretan plásticamente la noción canónica de espacio. El espacio pasa a ser objeto del cuadro; es un espacio que abarca totalmente la percepción, incluyendo las atmósferas y los toques de luces y sombras.
Confluencias en los elementos plásticos y materiales Santiago Cárdenas y Jorge Stever marcan pauta en el dominio de los elementos plásticos y los recursos materiales. El manejo de la técnica es franco e impecable, sin tacha. Nada se escapa al rigor de estos artistas. Cárdenas utiliza el óleo trabajando directamente con el objeto-modelo. Lleva a los extremos de la perfección un material tan difícil de conquistar: «la principal dificultad se presenta en el uso y dominio del óleo: el óleo es una técnica compleja de aprender y dominar. Un material difícil, principalmente por su secamiento lento. Al contrario del acrílico, el óleo demora en secar y por eso es difícil de manejar. Al principio, la técnica al óleo fue lo que más trabajo me costó, pero decidí utilizar las características intrínsecas del material a mi favor. Justo ese aspecto que me generaba dificultades, lo comencé a manejar a mi favor y el resultado es una especie de “pequeñas esculturas al óleo”, pues mientras más demora en secar, más me permite manejar texturas, sombras sutiles»10.
10 Santiago Cárdenas. Conversación con María Luz Cárdenas. Loc. cit.
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El control de la técnica al óleo favorece la presencia de atmósferas texturadas, luces y sombras que rodean el espacio de los objetos. Stever amplía el rango de materiales: añade acrílicos y creyones de cera con el mismo objetivo de llevar la pintura a un plano conceptual y no formal. La técnica no es el fin, es un instrumento para elevar el pensamiento. El fondo característico del artista, una superficie texturada, llena de grafismos y elementos demarcantes, constituye el soporte base de los números, letras, rasgos y grafismos que flotan encima. Esto produce en sus telas un efecto ambiguo del espacio, una voluntariamente falsa ilusión de profundidad, de relieve sorpresivo, como si parte de las obras ‘flotara’ encima de la tela y entre estos fragmentos y el fondo existiera un espacio desconocido. Gracias al irreprochable dominio de las transparencias, las sombras y las tonalidades neutrales ambos artistas crean una sensación de transparencia envolvente, de un espacio en suspensión que constituye un logro esencial en ambos creadores. Las trasparencias y las sombras como elementos de construcción de ese nuevo espacio es otro de los logros originales. Impera la sobriedad en el color, el aspecto monocromo de las piezas. La mesa blanca, 2011, de Cárdenas refleja la capacidad de explorar diferentes tonalidades de sombras que se diluyen en la trama de las transparencias. La obra es prácticamente el atisbo de los reflejos, y así como en la realidad se pueden apreciar más de treinta tonos de blanco en la nieve, lo mismo ocurre con los matices de las sombras, se introduce la posibilidad de diferentísimas tonalidades para la definición de su color: «soy un gran observador de lo que pasa a mi alrededor, entonces yo trato de quedarme un buen rato observando un color. Saco, por ejemplo, una hoja de papel blanco y la pongo al lado de un blanco que, por ejemplo, estoy viendo reflejado en la pared, y trato de comparar ese blanco que hay en la pared, formado por la luz y por la sombra, de cómo se relaciona con una hoja blanca de papel o con otra hoja blanca de papel o con otro objeto aparentemente blanco que puedo tener a mi alcance. Entonces, veo que hay una gran variedad de blancos y que esos blancos no son solamente un poco más claros o más oscuros, unos que otros, sino que también
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varían en color. Hay blancos amarillosos, verdosos, azulosos... hay una gama infinita. Cuando uno pone un color al lado de otro, se afecta físicamente por un fenómeno visual que tiene que ver mucho con la retina y de cómo el hombre percibe, a través del ojo, los diferentes colores, y, entonces todos los colores son relativos, por eso es tan difícil trabajar con colores, por esa relatividad que tienen y por la manera en que la luz los está afectando permanentemente»11. Chaco de 1978-2008 y Memphis Down A y B, de 1978-2015 de Jorge Stever, refuerzan la exploración de este aspecto donde el color adquiere una dimensión esencial para consolidar la arquitectura del cuadro. En las telas y trabajos de Stever los colores son como sombras muy densas y cargadas de materias. Hay relieves y movimientos que se convierten en aire tenue. No habla ya de lo accesorio, sino de la pintura, un lenguaje que lo envuelve todo y vuelve a inventar los sentidos de la realidad. Los blancos y los negros —y sus muchas gradaciones—, despliegan sus conocimientos al respecto y nos descubren infinidad de gradaciones: «a todos se nos escapan muchos detalles de lo que observamos, vivimos pensando que una cosa es de determinada manera y en realidad no es así. A veces lo que está en el fondo es más importante que lo que aparece en primer plano. Entonces comencé a plantearme el problema de la imagen que recibe el ojo hacia el subconsciente y, en ese camino, quiero poner un obstáculo para que el espectador se dé cuenta de su uniformidad de criterio, de cómo toma las cosas por dadas»12. Alejandro Otero se refería a las calidades obtenidas por Stever a través de las transparencias, como elementos que «construyen un espacio apenas sujeto a la superficie puesto que la desborda en todas las dimensiones»13, definiendo así una medida de lo imponderable, de lo intangible o de un enigma visual de vasto alcance. Cárdenas y Stever conducen el preciosismo técnico a un nivel tal que la pintura activa nuevos problemas, los planos son sumidos dentro del espacio, los espacios dentro del espacio. 11 VÉLEZ, Sergio. «Los colores son relativos. Entrevista a Santiago Cárdenas», en El color en el arte moderno colombiano, pp. 96-101. El blog de Sergio Esteban Vélez. http://ddata.over-blog.com/2/92/64/29/El-color.-Texto-Sergio-E.-Velez.-Diseno-Sandra-de-Bedout-R./COLORQUIMICA.pdf. 12 STEVER, Jorge. «Entrevista con Mara Comerlati». Loc cit. 13 OTERO, Alejandro. Texto de introducción en el catálogo de la exposición «Jorge Stever. Transparencias». Julio-agosto, 1984. Museo de La Rinconada, Caracas, 1984.
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Reformulando la ilusión El inmaculado dominio de las técnicas se expresa en uno de los más singulares aspectos que estos artistas desarrollan para proporcionar una dimensión conceptual a la pintura: el uso del trompe l’oeil. La clásica técnica es por ellos replanteada como un mecanismo que persigue, no engañar al ojo ni copiar milimétricamente la realidad, sino sacudir el pensamiento: la idea es hacer pensar al espectador, cuestionarle si el cuadro está en su espacio tridimensional y cuál es su relación con él. Una técnica muy minuciosa y exacta socava la percepción tradicional y construye la estructura del campo pictórico. Hay en ello un giro histórico y conceptual interesantísimo: se trata no de reproducir fielmente la realidad, sino de activar el mecanismo de reproducción de la propia ilusión de realidad. No es imitar, tampoco reproducir la ilusión del trompe l’oeil, es «representar la ilusión, representar la pintura, la materia, el espacio de lo que no se ve». De esta perspectiva ambos artistas proponen un más allá de la visión, o mejor, como señaló la curadora María Elvira Ardila refiriéndose al maestro Cárdenas, «la habilidad técnica le gana a la percepción del ojo»14, para alojarse en el plano de las ideas: el propio Santiago Cárdenas ha señalado que llegó a pensar que estaba pintando las ideas y no los objetos; que llegó a creer que las ideas eran más reales que los objetos que aparentemente representan15. Gran marco gris de 2001; La mesa blanca de 2011 y la serie Gran papel blanco doblado I, II y IV de 2012 son piezas en las que este dominio se aprecia sin problemas. El resultado es un inquietante desconcierto que enriquece nuestra visión del mundo y nos hace, a través de esta reconceptualización de la técnica, ver la realidad de una manera siempre diferente.
14 ARDILA, María Elvira. «Pienso luego pinto», en Museo de Arte Moderno de Bogotá. Exposición Retrospectiva. Santiago Cárdenas, Bogotá, 2006. 15 SERRANO, Eduardo. «Santiago Cárdenas. Crítica», en http://colarte.com/colarte/ConsPintores.asp?idartista=18&pest=critica&pagact=1&dirpa=%24%241col%24% 24recuentos%24%241col%24%24C%24%241col%24%24CardenasSantiago%24%241col%24%24critica2%2Ehtm.
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En Cárdenas el objeto se convierte en idea. En Stever lo es la materia, el grafismo, el rayón. Su planteamiento resignifica las propuestas del ilusionismo abstracto, del cual es uno de los más notables representantes. Esto le proporciona a su trabajo un giro conceptual con pocos precedentes en el desarrollo contemporáneo del arte en Venezuela. El crítico José Hernán Aguilar profundiza este aspecto y ubica al artista en una revisión de la historia del arte: «Es indudable que Stever desea que sus pinturas obliguen al espectador a una doble tarea: confrontarse a la tradición premodernista del ilusionismo representacional —por medio de efectos hiperrealistas— y enfrentarse a la más reciente tradición modernista, una vez que él intenta fusionar, con brillantez, el expresionismo abstracto, el Informalismo y algunas técnicas del Pop»16. No es ya cuestión de presentar fielmente los objetos, o las texturas, o las grafías. Lo importante es la discontinuidad lógica a la cual se llega a través de la reconceptualización de una técnica clásica y también desdeñada por las vanguardias como el trompe l’oeil, «produciendo una especie de imprecisión de sentido dentro de la casi perfección de las apariencias pintadas. Stever ha cambiado la intención ilusionista por una penetrante, firme, búsqueda de las estructuras invisibles que soportan los acontecimientos que el hombre lleva a visión, a imagen pero que no agotan en una pared, en una sugerencia material cualquiera, la carga de sus formulaciones internas»17. En Light and Space, 1963, Isha I y II, de 2010 y So nice, de 2012, se aprecia claramente la gramática visual que estructura esa discontinuidad lógica. El efecto trompe l’oeil está pintado sobre superficies aparentemente informalistas. Entre las nítidas líneas que sobresalen y las sombras que las fijan a la tela, surge un lugar impreciso de la visualidad, una dimensión inexplicable. La idea es burlar el espejismo de las apariencias para duplicar las referencias «crear puentes contradictorios, figurar lo inefable, dejar flotar la invención»18.
16 AGUILAR, José Hernán. «Los materiales de la ilusión», en El Tiempo, Bogotá, 4 de abril de 1989, p. 5-E. 17 GUEVARA, Roberto. «Stever: Las estructuras invisibles», en El Nacional, Caracas, 9 de mayo de 1978, p. A-4. 18 Loc. cit.
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Ellas muestran en el tratamiento ambiguo del espacio una voluntariamente falsa ilusión de profundidad, de relieve sorpresivo, como si parte de las obras flotara encima de la tela y entre estos fragmentos y el fondo existiera un espacio irreal. Stever genera una tercera dimensión en la abstracción. En Lyric Space de 1975-2005 y XII puntos sobre rojo de 1972-2005, lo que de cerca son manchas oscuras y leves, de lejos son sombras de materia pesada y densa. La primera de ellas incluye además la calidad de grafismo al cual tan buen uso le ha otorgado el artista. Esa síntesis de ilusionismo y materialismo expresionista conforma la principal innovación y originalidad de su obra. El principal aporte de estos dos grandes artistas es la posibilidad de abrirnos a un permanente descubrimiento del espacio intangible del cuadro, donde la pintura misma se vuelve sentido. En medio de una vorágine histórica que exigía abandonarla, ellos replantearon las formulaciones figurativas, proponiendo copiar la realidad como en los tiempos antiguos, pero desde una perspectiva que trastoca el ilusionismo clásico y le proporciona una dimensión conceptual. Se colocan en una suerte de «metafísica del acto de pintar» para obtener una realidad pictórica más compleja que cuestiona los sistemas de imitación o copia de la realidad. La pintura se transforma en un proceso reflexivo, plástico e histórico al mismo tiempo.
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15 / Jorge Stever / Doberan / 2012 / Óleo sobre tela fondeada blanca / 120 x 240 cm
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10 / Jorge Stever / My Konos / 2011 / Acrílico, óleo y creyón de cera sobre tela / 160 x 140 cm
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3 / Jorge Stever / XII puntos sobre rojo / 1972-2005 / Óleo y guache sobre bastidor entelado / 141 x 115 cm
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7 / Jorge Stever / Chaco / 1978-2008 / Óleo, acrílico y creyón sobre bastidor de madera entelado / 150 x 150 cm
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6 / Jorge Stever / Lyric Space / 1975-2005 / Acrílico y óleo sobre bastidor entelado / 100 x 120 cm
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12 / Jorge Stever / Sofía I / 2011 / Acrílico, óleo y creyón de cera sobre tela / 180 x 200 cm
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2 / Jorge Stever / Sin título / 1970-2013 / Acrílico, óleo y creyón de cera sobre bastidor entelado / 130 x 180 cm
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4 / Jorge Stever / Memphis Down (A) / 1972-2005 / Acrílico y óleo sobre bastidor entelado / 110 x 150 cm
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5 / Jorge Stever / Memphis Down (B) / 1972-2005 / Acrílico y óleo sobre bastidor entelado / 110 x 150 cm
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14 / Jorge Stever / Early Summer / 2012 / Acrílico, óleo y creyón de cera sobre tela / 140 x 160 cm
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11 / Jorge Stever / Layers of Conscience / 2011 / Acrílico, óleo y creyón de cera sobre tela / 160 x 180 cm
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1 / Jorge Stever / Light and Space / 1963 / Acrílico y óleo sobre bastidor entelado / 120 x 100 cm
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9 / Jorge Stever / Isha I / 2010 / Óleo sobre tela fondeada blanca / 160 x 180 cm
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8 / Jorge Stever / Isha II / 2010 / Óleo sobre tela fondeada blanca / 160 x 180 cm
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13 / Jorge Stever / Character / 2011 / Óleo sobre tela fondeada blanca / 160 x 140 cm
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16 / Jorge Stever / So Nice / 2012 / Óleo sobre tela fondeada blanca / 120 x 144 cm
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SANTIAGO CÁRDENAS
CRONOLOGÍA
Nace en Bogotá, Colombia, en 1937. A los nueve años se residencia en Estados Unidos. En 1956 inicia estudios de arquitectura en Rhode Island School of Design en Providence; al año siguiente se cambia a la Escuela de Pintura, en la que se gradúa de Bachelor of Fine Arts en 1960. Posteriormente, se alista en el servicio militar obligatorio de Estados Unidos y es enviado a Alemania como soldado norteamericano. Al finalizar su período militar prosigue estudios de posgrado en la Yale University School of Art and Arquitecture en New Haven, donde obtiene el título de Master of Fine Art en pintura en 1965. Ese año regresa a Colombia donde se establece y desarrolla su carrera artística, paralelamente a la labor docente en la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de Los Andes y la Universidad de Bogotá. Entre 1972 y 1974 es designado director de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional. Cárdenas se formó en un contexto influenciado por el Pop Art norteamericano, sin embargo, si bien tuvo relación con este movimiento, desarrolló un lenguaje figurativo muy particular. En 1982 es invitado a dar conferencias en el Center for Inter-American Relations de Nueva York y un año después en el Museum of Art de Rhode Island School of Design. También en 1983 fue nombrado «Distinguished Visiting Professor» del Miami Dade Community College. En la década del sesenta participó en varias exposiciones colectivas y en 1963 en dos individuales en Bogotá y Medellín. En los setenta expone en Caracas, en las galerías Conkright en 1972 y en Adler-Castillo en 1976; luego, junto a Carlos Rojas en el Center for Inter-American Relations de Nueva York en 1973. El año siguiente se presentó en la Galerie 22 en París; en Madrid, en las galerías Aele y Cambio, en 1975 y 1976, respectivamente. Representó a Colombia en la Bienal de São Paulo de 1977 y fue incluido en «Recent Acquisitions: The Latin American Presence, 1920-1970» en The Museum of Modern Art de Nueva York. Representó a Colombia en la Bienal de Venecia de 1990; en 1991 expone en la Galería Freites de Caracas y en BP Gallerie de Bruselas. Entre 1991 y 1992 el Banco de la República organiza la exposición «Obra gráfica», que itineró a distintas ciudades de Colombia. Entre 1992 y 1993 expone en el Rachel Adler Gallery de Nueva York. En 1995
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se
inauguró la exposición «Retrospectiva de la obra de Santiago Cárdenas: la verdad
clandestina» en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber, que luego itineró al Banco de la República, Biblioteca Luis-Ángel Arango de Bogotá. El año siguiente el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber, el Banco de la República, Biblioteca LuisÁngel Arango de Bogotá y el Museo Rufino Tamayo de México organizaron «Santiago Cárdenas, pinturas y dibujos 1959-1995». En el 2006 se presenta una nueva retrospectiva en Bogotá y Medellín; este mismo año vuelve a exponer en la Galería Freites de Caracas, «Santiago Cárdenas, del mundo de los objetos al universo de la pintura», luego presentará «Santiago Cárdenas» en esta misma galería en el 2013. Se encuentra representado en numerosas colecciones públicas y privadas, entre ellas: Rhode Island School of Design Museum, Providence; The Museum of Modern Art, Nueva York; The Chase Manhattan Bank Collection, Nueva York; Museum of Art, The University of Texas at Austin; Banco de la República, Biblioteca Luis-Ángel Arango, Bogotá; Museo de Antioquia, Medellín; Museo de Arte de la Universidad Nacional, Bogotá; Museo de Arte Moderno de Bogotá; Museo de Arte Moderno, Bucaramanga; Museo de Arte Moderno La Tertulia, Cali; Museo de Bellas Artes, Caracas; Museo de Arte Contemporáneo de Caracas; Casa de las Américas, La Habana; Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey; Museo Rufino Tamayo, México, y Museo de Arte Moderno, Río de Janeiro. Ha obtenido importantes distinciones, entre ellas el Premio al Mejor Artista Colombiano en la I Bienal de Coltejer, Medellín, en 1970; Primer Premio de Pintura en la II Bienal de Coltejer, Medellín, en 1972; Primer Premio de Pintura en el Salón Nacional de Artistas, Regional de Tunja; y Primer Premio Nacional de Pintura, Salón Nacional de Artistas en el Museo Nacional de Bogotá, ambas en 1976; Mención de Honor en la XIV Bienal de São Paulo en 1977; Mención Especial fuera de Concurso en el Salón Nacional de Artistas de Bogotá, en 1990; Primer Premio Imagen de Andrés Bello, Convenio Andrés Bello, en 1992; Premio Especial a la Trayectoria Artística, XXXV Salón Nacional de Artistas de Bogotá, en 1994; Segundo Premio-Concurso Latinoamericano de pintura Enersis, en el Museo de Artes Visuales de Chile, en 2002.
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1 Espejo y pared 1974 Óleo sobre tela 70,7 x 96,3 cm
LISTA DE OBRAS
2 Caja blanca con luz 1983 Óleo sobre tela 181,5 x 153 cm
3 Gran marco gris 2001 Óleo sobre tela 168 x 200 cm
4 Cartucho verde 2007 Óleo sobre tela 130 x 97 cm
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5 Tres lirios Casablanca 2008 Óleo sobre tela 170 x 130 cm
6 Cymbidium rosada 2009 Óleo sobre tela 200 x 170 cm
7 Phalaenopsis con sombras verdes 2009 Óleo sobre tela 200 x 170 cm
8 Ave del Paraíso 2010 Óleo sobre tela 175 x 200 cm
9 Butaca blanca 2010 Óleo sobre tela 170 x 200 cm
10 La mesa blanca 2011 Óleo sobre tela 170 x 200 cm
11 Tres calas 2011 Óleo sobre tela 112 x 96 cm
12 Caja blanca 2011 Óleo sobre tela 150 x 130 cm
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13 Gran papel blanco doblado I 2012 Óleo sobre tela 112 x 130 cm
14 Gran papel blanco doblado II 2012 Óleo sobre tela 112 x 130 cm
15 Gran papel blanco IV 2012 Óleo sobre tela 170 x 140 cm
16 Lápiz amarillo 2008 Grafito y óleo sobre papel 38 x 28 cm
17 Botón 2008 Carboncillo sobre papel 38 x 28 cm
18 Brocha 2008 Carboncillo y pastel de óleo sobre papel 38 x 28 cm
19 El gancho mambo 2008 Óleo sobre tela 50 x 70 cm
20 Anturio rosa y verde 2009 Óleo sobre tela 50 x 50 cm
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21 Dos calas amarillas 2010 Óleo sobre tela 50 x 50 cm
22 Gancho y lápiz amarillo 2010 Grafito y óleo sobre papel 42 x 36 cm
23 Gancho y lápiz amarillo I 2010 Grafito y óleo sobre papel 42 x 36 cm
24 Gancho y lápiz amarillo II 2010 Grafito y óleo sobre papel 42 x 36 cm
25 Gancho con lápiz azul 2010 Grafito y óleo sobre papel 42 x 36 cm
26 Gancho con clip I 2010 Grafito y óleo sobre papel 42 x 36 cm
27 Gancho con clip II 2010 Grafito y óleo sobre papel 42 x 36 cm
28 Brocha pino 2010 Carboncillo y pastel de óleo sobre papel 41 x 39,8 cm
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29 Clip 2011 Carboncillo y pastel de óleo sobre papel 56 x 42 cm
30 Cala con curva 2011 Óleo sobre tela 50 x 50 cm
31 Cala amarilla I,II y IIl 2011 Óleo sobre tela 90 x 70 cm c/u (tríptico)
32 Lirio con botón 2012 Óleo sobre tela 61,5 x 51 cm
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JORGE STEVER
CRONOLOGÍA
Nace en Templin, Prusia —hoy Alemania—, en 1940. En los años cincuenta inicia un periplo por diferentes países. En 1953 se traslada a España donde permanece hasta 1955, para luego residenciarse en México hasta 1958. Este último año inicia estudios de Filosofía, Historia del Arte y Diseño Industrial en la Universidad de Munich, Alemania, los cuales finaliza en 1963. A principio de los años sesenta entra en contacto con el grupo del Nouveau Réalisme y con el Grupo Zero formado en Alemania en 1957, los cuales desempeñaron un papel importante en la promoción de una expresión plástica desligada de las tendencias tradicionales del arte alemán de aquellos años. Igualmente, en Nueva York conoce a artistas vinculados al Expresionismo Abstracto y el Pop Art. Jorge Stever ha desarrollado un trabajo muy persona al margen de las tendencias de vanguardia. En sus obras de los años sesenta emplea colores cálidos y vibrantes— anaranjados que derivaban hacia rojos y magentas— en grandes superficies abstractas que se asemejaban al «Color Field Painting». Luego, manteniendo su preferencia por las superficies monocromas, se inclinará por el uso de los blancos, grises y negros. En 1963 recibe el Premio Nacional de Pintura Nordrhein Westfalen, en Alemania. Entre 1966 y 1969 vive y trabaja entre Londres y Malta; entre 1969 y 1972 en Düsseldorf y Colonia, y posteriormente entre 1972 y 1974, en Nueva York y Londres. Llega a Venezuela en 1974, donde reside desde entonces. En el contexto de su arribo a nuestro país, su obra fue acogida con gran entusiasmo debido a su calidad y a lo novedoso de su lenguaje, que se avenía con la apertura del medio artístico de entonces hacia este tipo de propuestas. A un año de su llegada a Caracas, en 1975, se inaugura en el Museo de Bellas Artes de Caracas una exposición individual de su trabajo, la cual había sido organizada desde 1973, a partir de su primera visita a nuestro país. Se mantuvo un tiempo un tanto alejado del mercado del arte, hasta que en 1989 retoma la actividad expositiva con una muestra en la Galería Garcés Velásquez de Bogotá y otra, dos años después, en la Sala RG de la Fundación Casa Rómulo Gallegos de Caracas. En la década de los noventa interviene con relieves sus pinturas, también incursiona en la instalación, con mesas-vitrinas que contienen enseres, los
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cuales pierden su condición de objetos funcionales, resignificados a través de su lenguaje plástico. Las obras de los últimos años presentan una ambigüedad entre figuración y abstracción: en monocromías blancas, grises, negras o rojo oscuro, representan círculos, manchas, líneas, que parecen estar en relieve y proyectar sus sombras sobre la superficie de la tela. Recibe en 1962 el Premio Nacional Kuratorium Unteilbares Deutschland —afiche político— en Berlín, Alemania. En 1963 obtiene el ya mencionado Premio Nacional de Pintura Nordrhein Westfalen en Alemania, y posteriormente, en 1975, es reconocido con la Medalla de Oro de la III Trienal de Arte en Nueva Delhi, India. En el 2013 recibe el Premio Armando Reverón otorgado por la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos. Ha expuesto de manera individual y en colectivas desde 1965 en Alemania, Holanda, Bélgica, Estados Unidos, Francia, Finlandia, India, México, Israel, Turquía, Suecia, Inglaterra, Dinamarca, Italia, Colombia, Suiza y Venezuela. Destaca su participación en Documenta V
—Kassel, Alemania, 1972—, en la muestra realizada junto a Jasper Johns en la Galería Engström, de Estocolmo, Suecia, en 1973 y en la exposición «Los 80. Panorama de las artes visuales en Venezuela» llevada a cabo en la Galería de Arte Nacional de Caracas. Algunas de sus muestras tuvieron lugar en la Galería Denise René & Hans Mayer, Düsseldorf, en Alemania, en 1971 y 1972; este último año expone también en el Museo de Arte Moderno de París; luego en la Galería Conkright en Caracas y en la Galería Morgan Art, en Estados Unidos, ambas en 1973; en 1974 es incluido en la Trienal de Arte de Nueva Delhi, India y en 1975 expone en Caracas en el Museo de Bellas Artes. En la década del ochenta se presenta nuevamente en el Museo de Bellas Artes de Caracas y en la Galería de Arte Nacional de esta misma ciudad. En los noventa participa en colectivas en el Museo Rufino Tamayo de México y en el Museo Nacional de Bogotá. Es invitado especial en Sanart I Bienal de 1992, en Estambul-Ankara, Turquía. En 1995 expone grupalmente en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas y en 1998 en el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia.
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1 Light and Space 1963 Acrílico y óleo sobre bastidor entelado 120 x 100 cm
LISTA DE OBRAS
2 Sin título 1970-2013 Acrílico, óleo y creyón de cera sobre bastidor entelado 130 x 180 cm
3 XII puntos sobre rojo 1972-2005 Óleo y guache sobre bastidor entelado 141 x 115 cm
4 Memphis Down (A) 1972-2005 Acrílico y óleo sobre bastidor entelado 110 x 150 cm
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5 Memphis Down (B) 1972-2005 Acrílico y óleo sobre bastidor entelado 110 x 150 cm
6 Lyric Space 1975-2005 Acrílico y óleo sobre bastidor entelado 100 x 120 cm
7 Chaco 1978-2008 Óleo, acrílico y creyón sobre bastidor de madera entelado 150 x 150 cm
8 Isha II 2010 Óleo sobre tela fondeada blanca 160 x 180 cm
9 Isha I 2010 Óleo sobre tela fondeada blanca 160 x 180 cm
10 My Konos 2011 Acrílico, óleo y creyón de cera sobre tela 160 x 140 cm
11 Layers of Conscience 2011 Acrílico, óleo y creyón de cera sobre tela 160 x 180 cm
12 Sofía I 2011 Acrílico, óleo y creyón de cera sobre tela 180 x 200 cm
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13 Character 2011 Óleo sobre tela fondeada blanca 160 x 140 cm
14 Early Summer 2012 Acrílico, óleo y creyón de cera sobre tela 140 x 160 cm
15 Doberan 2012 Óleo sobre tela fondeada blanca 120 x 240 cm
16 So Nice 2012 Óleo sobre tela fondeada blanca 120 x 144 cm
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17 The Dining Suite 1991 Instalación Dimensiones variables
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SANTIAGO CÁRDENAS / / JORGE STEVER
AL LÍMITE DE LA PINTURA Exposición abril-mayo 2015 Coordinación editorial Katherine Chacón Asistente a la coordinación editorial Anny Bello Texto María Luz Cárdenas Fotografías Egon Koopmans Julio César Flores Óscar Monsalve Ricardo Pérez-Pérez Diseño gráfico Ingrid Padrón Digitalización David Ladera Impresión Gráficas Lauki, C.A. Tiraje 1000 ejemplares Depósito legal: lf2742015700917 ISBN: 978-980-6904-20-0 Caracas, abril 2015 © de la edición: Galería Freites, C. A. © del texto: María Luz Cárdenas © de las fotografías: los fotógrafos
Galería Freites Avenida Orinoco Urbanización Las Mercedes Caracas -1060 Venezuela Teléfonos: +58-212 993 78 46 / 313 53 13 galeriafreites.ccs@gmail.com galeria_freites Galería Freites R.I.F: J-00129814-2
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R.I.F. JOO1298142