UN SECRETO EN LA PINTURA Gabriela Lizet Noriega Cid En un museo de tu ciudad, una niña camina por los pasillos cada fin de semana, saluda a los guías y a la seguridad con normalidad, pero ella tiene un secreto… Era un sábado por la mañana cuando Carolina llega al museo, saluda a los guías en la entrada y camina por todas las exposiciones, cuando ve un cuadro muy interesante que no había visto antes, era una sabana con un antílope atrapado bajo la red de un cazador, pero eso no era lo extraño más atrás se veía una pequeña niña, Carolina intenta acercarse lo más que puede cuando de repente, aterriza en un montón de hojas, abre los ojos, pero no parece estar en el museo. -¿Dónde estoy? Pero si yo estaba hace un momento en el museo, ¿qué pasó?- dijo Carolina, sobándose la cabeza por el golpe que recibió al caer. A unos pasos de donde estaba, podía ver una pequeña ventana y a través de ella se veía el museo, ella comenzó a correr hacia ello pero al llegar solo se estrelló, al ver que no podía atravesarlo, se sentó junto a la ventana, preguntándose cómo es que había llegado hasta ahí, tal vez solo estaba soñando, por lo que se pellizco en el brazo, pero no logro nada más que un gran moretón, en la espera se quedó dormida, pero unas horas después un estruendoso ruido la despertó, parecían ser animales corriendo, al inicio se asustó pero su espíritu aventurero fue más fuerte y decidió seguir los sonidos, cuando llegó al origen del revuelo, había un gran caos en el lugar, pues uno de los animales había caído en la trampa de un cazador, ella se sorprendió pues era el pequeño antílope de la pintura.
Carolina sin saber qué hacer, se alejó y regresó a la ventana corriendo, intento poder a travesar la ventana sin lograrlo, no entendía que tenía que hacer para poder regresar, así que se sentó y espero a que por fin la ventana se abriera, unas horas después los sonidos de los animales cesaron y ella al darse cuenta creyó que habían logrado liberar al antílope, pero no podía estar segura de eso, así que para hacer que el tiempo pasara más rápido fue a revisar si el animal seguía atrapado, al verlo nuevamente recostado con la red cubriendo su cuerpo, sin pensarlo corrió y con mucho trabajo deshaciendo nudos lo liberó de la red, pero el pequeño animal salió corriendo alejándose de Carolina, sin nada más que hacer pero con el corazón lleno de alegría por haber ayudado, regresó a su ventana, aun ni siquiera estaba cerca cuando sintió como