EL ARTE A PARTIR DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX: LAS POST-VANGUARDIAS ARTÍSTICAS. Los movimientos artísticos que surgieron en la posguerra (es decir, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945), recibieron la denominación de post-vanguardias o neovanguardias. Debido a las consecuencias de tan brutal acontecimiento, Europa entró en una crisis cultural y política que favoreció la emergencia de un nuevo panorama artístico y permitió que las nuevas tendencias del arte se trasladen de Europa a América, de Francia a Estados Unidos, de París a Nueva York, esta ciudad se convirtió en la nueva capital del arte, el epicentro de las nuevas vanguardias. Las Post-vanguardias buscaban ser expresión de su tiempo, una época cuyo rasgo fundamental era la existencia de una sociedad de consumo masiva. Éstas abarcan una gran cantidad de movimientos y tendencias artísticas que proliferaron rápidamente y se desarrollaron en simultáneo debido a los medios de comunicación, cada vez más efectivos por el alto desarrollo tecnológico, pero a la vez fueron acogidas de un modo más natural, menos traumático. La rebelión, el ataque violento a los valores establecidos y a la institución artística, que habían propuesto las Vanguardias Históricas en la primera mitad del siglo XX, ya se habían convertido en algo aceptado por el público. Ahora las Post-vanguardias no procedían de artistas incomprendidos que querían llamar la atención del público, sino que se convirtieron en propuestas nuevas y atractivas. Adquirieron un tinte más atrayente, moderno y exclusivo que favoreció el mercado y la aproximación del público en general. CARACTERÍSTICA DEL ARTE POST-VANGUARDISTA La desacralización del arte En algún momento, las vanguardias dejaron de provocar sorpresa, de estimular al espectador. Ya no podían ofrecer nada novedoso, no porque los artistas hubieran perdido la creatividad, sino porque la sociedad y los medios iban cambiando más deprisa que los artistas. Como consecuencia, se disolvió el pedestal en el que estaba el arte, se rechazaron las distancias entre el espectador y los acontecimientos estéticos; y el artista abandonó la postura elitista para acercarse a los gustos del público. En el arte post-vanguardista ya no aparecían los principios colectivos que rigieron el arte de épocas pasadas. No se opusieron al comercio, ni al consumo, ni a los medios de comunicación masiva, sino que, por el contrario, los utilizaban y así, borraban las fronteras entre el arte y la vida, lo culto (el arte de élite) y la cultura de masas. El abandono de lo novedoso Las vanguardias postulaban la ruptura con el pasado y con las tradiciones, y la búsqueda de lo nuevo y lo desconocido. El arte modernista de las primeras décadas del siglo XX era revolucionario, pero se producía en una sociedad conservadora. Ahora, la sociedad y los individuos que la conforman van cambiando de un modo más acelerado que los artistas. El arte posmoderno buscó rehabilitar lo que había rechazado la Modernidad: la tradición y las prácticas culturales locales. Esto modificó la postura de los artistas ante la sociedad: si durante mucho tiempo se consideraron marginados sociales, ahora se integran conscientemente en el mundo de los medios de comunicación; aparecen en televisión; sus obras se
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