Alumni Emprendedor
¿¿La actividad engancha??, claro que sí, el juntar varias piezas únicas, con un valor importante y con unos cuantos años de antigüedad, te lleva a contemplar lo que reconoceríamos como una colección. El mundo de las antigüedades es muy amplio y por supuesto hay piezas muy valiosas que nosotros no hemos llegado a tocar, por el coste que tienen y a las cuales solo tienen acceso personas con un gran nivel de poder adquisitivo; por lo que tengo que decir que en lo que respecta a la actividad que hasta ahora se ha desarrollado, lo que se ha trabajado siempre han sido piezas de menos de cien años. Una vez finalicé mi formación académica, mi único objetivo profesional, tan importante y tan difícil de definir, pero que en mi persona lo tenía muy claro, estaba en algún día poder llevar las riendas de la empresa familiar y poder aplicar en ella mis conocimientos, mi saber empresarial adquirido mediante mi formación. Los primeros pasos fueron difíciles de llevar, ya que no estaba todo en la gestión o en el manejo de la documentación de la empresa sino en conocer a pie de calle la actividad desarrollada junto a mi padre, con esto quiero decir conocer muy bien el artículo, sus características, su historia, su procedencia, viendo que necesidades cubría y a que perfil de cliente se dirigía; periodo de formación añadido que supuso casi un año de andadura, para conocer y tener ciertas pinceladas del negocio. Llegó el momento de tomar una decisión en firme y formar empresa junto con mi padre, dando lugar a una comunidad de bienes, opción que tenía que sopesar y decidir en aquel momento con todas sus consecuencias, como le ocurre a cualquier emprendedor, aunque en este caso yo jugaba con ventaja ya que la actividad era conocida por mi desde pequeño, pero aún así, el miedo, la responsabilidad, el riesgo, los gastos y la incertidumbre te inundan de dudas, hasta que empiezas y comienzas a trabajar en algo tuyo, en algo que te gusta, que te motiva y que intentas sacar adelante a toda costa, saltándote todos los obstáculos y trabas que te ponen, para lo cual tienes que ser una persona muy positiva, muy dinámica, resolutiva y emprendedora. Durante los años que compartí actividad con mi padre, fueron años muy fructíferos para mi, ya que pude tener la oportunidad de viajar, de conocer y de aprender mucho de él, y fue cuando me di cuenta que un negocio hay que mimarlo, hay que cuidarlo y sobre todo hay que adaptarlo a cada uno de los tiempos o épocas en las que vivimos y que el cliente tiene que ser el principal objetivo de una empresa. Mi padre, tras cumplir los 65 años, se jubila y es en este momento en el que me quedo al frente de la empresa, actuando como autónomo a titulo principal y llevando la actividad al completo de Antigüedades “EL MIELERO”, es a partir de este momento y por la situación que se nos da el entorno económico y social, cuando me planteo una serie de alternativas que me den opción a abrir otras líneas de mercado. El conocimiento de la madera y puesto que yo era “un todo”, es decir, carpintero, restaurador, comercial, gestor….etc, vi la posibilidad de poder certificar estos conocimientos mediante el carné de artesano, como restaurador de la madera y así poder
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