Guía de naturaleza la vida silvestre del río Uruguay

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G u í a d e N AT U R A L E Z A

La vida silvestre del río Uruguay


Guía de naturaleza - La vida silvestre del río Uruguay Textos: Blas Fandiño, Gustavo Aparicio, Hernán Maturo, Pablo Grilli y Rodrigo Cajade Ilustraciones: Marcelo Canevari Diseño gráfico: Mariano Masariche Corrección de estilo: Lorena López Colaboradores: Agustín Gowland, Daniel Ghiorzo, Francisco Cabello, Gustavo Grosso, Ignacio Forclaz, Jorge Alejandro, Juan Carlos Mondragón, Juan Paul, Nicolás Del Tufo, Roberto Forclaz, Sebastián Alberti y Soledad Caro 2014 - Edición de Fundación Hábitat & Desarrollo www.habitatydesarrollo.org


Un río con nombre de país El presente cuadernillo describe el recorrido del río Uruguay y los ambientes a los que está asociado. Desde su característica selva en galería hasta el palmar de yatay o el pastizal, el objetivo es conocer la riqueza de este corredor natural que nace en Brasil y termina en el Río de la Plata.

Argentina

Río Ur ug ua y

El río Uruguay despliega sus más de 2.000 kilómetros por el sur de Sudamérica: se origina en la selva de la mata atlántica brasileña y conecta la selva misionera con el delta bonaerense en Argentina; además, cuando se une con el Paraná da nacimiento nada menos que al Río de la Plata. El cauce del río Uruguay presenta un lecho rocoso desde su naciente y exhibe una serie de rápidos ocasionados por afloramientos de basalto (un tipo de roca volcánica), con algunos desniveles de importancia como los Saltos del Moconá, en la provincia de Misiones.

Brasil

Uruguay Río de la Plata Océano Atlántico

Sus playas son de arena rojiza y posee bosques marginales caracterizados por árboles perennes -es decir, que tienen hojas todo el año- de gran porte y un sotobosque poco desarrollado, por donde se puede caminar libremente y bajo la protección de la sombra que ofrecen las copas de los árboles. Aguas abajo de la ciudad de Colón, en Entre Ríos, se forman islas de arena que resultan un gran atractivo turístico por su tranquilidad, aguas transparentes y cálidas. Pero por sobre todas las cosas, el río Uruguay funciona como un corredor biológico utilizado por especies de ambientes tropicales a templados. Aunque al hablar de un río se piensa instintivamente en su cauce, también deben tomarse en consideración sus márgenes que es donde se pone en contacto la fauna de diversos ambientes mientras atraviesa selvas, pastizales y bosques de espinal. SALTOS DEL MOCONá

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Naturaleza y producción La vida silvestre del río Uruguay convive con numerosas ciudades y por lo tanto, con actividades productivas que pueden afectarla. La relación entre la naturaleza y la producción puede tornarse conflictiva en especial para las especies más grandes que suelen ser muy sensibles a la actividad humana. Entre otras cosas, porque necesitan grandes extensiones para desarrollarse. Por esto, la conservación de la naturaleza asociada al río Uruguay depende de decisiones que tengan en cuenta la presencia humana, las producciones y sus potenciales efectos sobre la vida silvestre. Por ejemplo, un problema surgido en el último tiempo advierte que está llegando al río una gran cantidad de fertilizantes, proveniente de las áreas agrícolas de toda la cuenca. Esto ha originado una proliferación de algas en la superficie que disminuye el ingreso de luz y causa severos cambios en las condiciones ambientales, que podrían afectar seriamente la gran riqueza ictícola del río Uruguay.

PARRILLADA DE PESCADO

Hasta ahora, los bosques ribereños y los pajonales eran los ambientes con mejor estado de conservación por ser económicamente menos redituables que otros. Sin embargo, en los últimos tiempos los pajonales empezaron a sufrir una mayor presión por el incremento del uso ganadero y la posibilidad -cada vez más accesible- de construir diques para evitar el ingreso de agua. Esto termina secándolos y convirtiéndolos en lugares favorables para la actividad agrícola. Los bosques ribereños, por su parte, suelen ser territorio propicio para la caza furtiva.

EL GANADO UTILIZA LOS PAJONALES INUNDABLES

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Río, selvas, bosques y pampas La cuenca baja del río Uruguay -que es la región que vamos a recorrer- abarca desde el sur de Corrientes hasta su unión con el Paraná para formar el Río de la Plata. A lo largo de su extensión conserva bosques de especies selváticas que se desarrollan junto a los cursos de agua -cumpliendo una importante función como corredores y dispersores de biodiversidad- y que al mismo tiempo se encuentran rodeados de ambientes y especies de origen chaqueño y pampeano.

PAVA DE MONTE COMúN (Penelope obscura)

Los bosques ribereños -llamados también “selvas en galería”- facilitan la dispersión de aves como la pava de monte común, el esparvero variado y varias especies pequeñas y coloridas, como el frutero azul, la monterita litoral y la viudita pico celeste, además de mamíferos como la rata colorada y el lobito de río. lOBITO DE RíO

(Lontra longicaudis)

MONTERITA LITORAL (Poospiza lateralis)

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R í O ,

S E LVA S ,

B O S Q U E S

Y

PA M PA S

Al mismo tiempo existen alrededor de cincuenta especies de árboles y numerosos peces de agua dulce que tienen su centro de dispersión en la Cuenca Amazónica y llegan hasta la desembocadura del Río de la Plata gracias a los ríos Uruguay y Paraná. Algunas de las especies de origen pampeano que se pueden encontrar en los boques ribereños -o en su cercanía- son el ñandú, la perdiz o inambú, la comadreja overa, el zorrino común, el zorro gris pampeano, el hurón y el gato montés. Hasta el propio espinal llega a formar parte de los ambientes próximos al río Uruguay con árboles de madera dura, hojas pequeñas y espinas, que se agrupan en forma de islas o se esparcen dentro de sabanas de pastizal y lejos del agua.

ZORRO GRIS PAMPEANO (Lycalopex gymnocercus)

ZORRINO COMúN (Conepatus chinga)

En las siguientes páginas presentamos los distintos ambientes naturales -y sus habitantes- que acompañan al río Uruguay.

TROPILLA DE ÑANDúES (Rhea americana)

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Los que viven en el agua El río Uruguay es un ambiente rico en variedad y cantidad de peces: hay más de 150 especies registradas. Los peces más característicos son parientes de los bagres, como viejas de agua, surubíes y armados; y de las mojarras, como dorados, dientudos, pirañas, tarariras y bogas.

BAGRE AMARILLO (Pimelodus maculatus)

VIEJA DE AGUA

(Hypostomus commersoni)

ARMADO CHANCHO

PIRAÑA O PALOMETA

(Oxydoras kneri)

(Serrasalmus maculatus)

BOGA

(Leporinus obtusidens)

En esta comunidad se distinguen los predadores grandes y los pequeños. Entre los grandes se destacan por un lado los cazadores activos, que consiguen su alimento por persecución y que son capaces de remontar anualmente el río para atrapar a sus presas como el dorado, el surubí y el patí; por otro lado están los que cazan en los cursos de agua menores y al acecho, como las tarariras y los chafalotes.

DORADO PERSIGUIENDO SáBALOS

(Salminus brasiliensis y Prochilodus lineatus)

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Los grandes peces que remontan el río logran tener áreas separadas de desove, cría y alimentación: realizan migraciones durante las cuales liberan huevos en aguas abiertas, utilizando la corriente y el desborde a cuerpos de agua marginales (arroyos, tajamares y lagunas) como mecanismo de dispersión de huevos y alevinos, que son los peces recién nacidos. Así, a medida que los alevinos crecen encuentran alimento suficiente en estos ambientes de aguas quietas, que además les ofrecen buen resguardo en medio de la vegetación acuática, sumergida o flotante. Una vez que alcanzan el tamaño y la fuerza necesarios para desplazarse con fluidez, regresan al cauce principal del río utilizando las crecidas. Entre los pequeños predadores se destacan mojarras, dientudos y anguilas, habituales en los arroyos tributarios, y morenas y banderitas, que cazan y se comunican durante la noche utilizando los campos eléctricos que ellos mismos generan.

MOJARRA

(Astyanax spp.)

DIENTUDO

(Roeboides spp.)

El río Uruguay tiene una baja producción de fitoplancton. Esto se debe principalmente a la rapidez de las corrientes, a la baja concentración de nutrientes en el agua y a su turbidez. Por ese motivo los animales que viven en el río dependen del aporte de materia orgánica procedente de los arroyos tributarios de la cuenca.

La cuenca del río Uruguay En Argentina, la cuenca del río Uruguay abarca el este de Misiones, Corrientes y Entre Ríos, con zonas de precipitaciones que van desde los 1.000 hasta los 2.000 milímetros anuales. Estas lluvias, que se concentran en otoño y primavera, determinan el régimen de crecidas y provocan normalmente dos grandes inundaciones por año. El río Uruguay se nutre, además, del aporte de una gran cantidad de tributarios muy ramificados y de corto recorrido, que captan los excedentes de las precipitaciones. En la Argentina escurre una superficie estimada en 65.000 km2.

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Una pared en el río

COMPLEJO HIDROELéCTRICO SALTO GRANDE

Los grandes peces migratorios son los que sostienen las pesquerías más importantes del río Uruguay. Por ejemplo, los sábalos se utilizan para elaborar harina de pescado que se exporta a países de África; y la pesca artesanal de surubíes, patíes y dorados abastece al circuito de restaurantes y al consumo local. En 1979 este ecosistema acuático fue discontinuado por la puesta en funcionamiento de la Represa Hidroeléctrica de Salto Grande que interrumpió las migraciones al poner una pared en el medio del río. Así, algunos peces empezaron a criar más abajo de lo que lo hacían antes, otros desviaron hacia el Paraná y otros ya no llegan aguas abajo, como el pacú y el salmón de río. Además, se creó un gran lago en medio del río, lo cual favoreció a las especies de laguna y redujo el hábitat de los peces de aguas abiertas.

Pirá pitá

(Brycon orbignyanus)

PACú

(Piaractus mesopotamicus)

Cambios ambientales recientes Como ya se mencionó, una gran cantidad de fertilizantes provenientes de las áreas agrícolas de toda la cuenca está llegando al río Uruguay. Este hecho favorece la proliferación de algas en la superficie, lo que disminuye el ingreso de luz y causa graves cambios en las condiciones ambientales. Como ejemplo se puede mencionar la multiplicación del mejillón dorado, un molusco de origen asiático que se especula llegó a la Argentina en el agua de lastre de las embarcaciones provenientes de otros continentes.

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Los bancos de arena:

paraíso para aves migratorias En el bajo río Uruguay el movimiento del agua arrastra sedimentos que pueden formar bancos de arena, verdaderas islas que sirven como sitios de descanso y alimentación para las aves migratorias e incluso son utilizadas para establecer colonias de crías de gaviotines y rayadores. Un distinguido visitante estival de este ambiente es la hermosa águila pescadora, que atraviesa anualmente toda América y permanece aquí durante el verano.

Águila pescadora (Pandion haliaetus)

ATí

(Phaetusa simplex)

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RAYADORES CON PICHONES (Rynchops niger)

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Los bosques ribereños También llamados “selvas en galería”, estos bosques constituyen el ambiente característico de la cuenca del río Uruguay. Se asientan sobre el albardón costero del cauce principal y de los afluentes de cierta importancia y siempre están ubicados dentro del valle de inundación de los cursos de agua. Junto a los pajonales y lagunas costeras son los ambientes mejor conservados de la cuenca. La costa del río Uruguay presenta un escalón bajo en el cual prospera un matorral de sarandíes que resiste el embate de las olas. Luego surge un bosque inundable dominado por ingá y azota caballos, con presencia de palo amarillo, que llega a medir hasta 20 metros de altura. Estos árboles normalmente exhiben las raíces sobresaliendo del suelo, el cual es arrancado bajo sus pies por las crecientes diarias.

INGá

(Inga uruguensis)

AZOTA CABALLOS (Luehea divaricada)

PALO AMARILLO

(Terminalia australis)

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En la parte superior del escalón se asienta la selva ribereña, que intercala lianas y plantas epífitas como las orquídeas, además de cactus y helechos que recubren algunos árboles. En Corrientes sobresalen las copas doradas del ibirá-pitá y las rosadas del lapacho, mientras que en toda la cuenca se observa emerger a los penachos de la palmera pindó. Los bosques ribereños poseen especies de follaje caduco, como el sauce criollo y el sarandí blanco, y de follaje persistente, como el mataojos y el coronillo, entre muchos otros. Los árboles forman un dosel continuo en las alturas (de ahí lo de la “selva en galería”) quedando el suelo casi continuamente en sombras. Pero esto no es un problema para los arbustos, renovales, hierbas y helechos, que están adaptados a vivir con poca luz. Cuando estos bosques se encuentran en buen estado de conservación presentan árboles con fustes rectos y copas estrechas, fruto de la competencia por alcanzar la luz; el sotobosque se muestra poblado de renovales que crecen lentamente hasta que se produce un claro en el dosel, momento en el que el afortunado que se encuentre más cerca intentará ocupar el espacio vacante, compitiendo con plantas colonizadoras de rápido crecimiento. Si se trata de bosques cercanos a poblados, es probable que les falten las especies de madera más dura o que sirven como leña y la estructura quede dominada por mataojos y canelones. Estos bosques constituyen franjas angostas que acompañan a los ríos, donde especies como sauce criollo, sarandí blanco, sarandí colorado y mataojo pueden crecer con sus raíces en contacto directo con el agua, mientras que en zonas menos húmedas aparecerán chal-chal, anacahuita, guayabo colorado, canelón, laurel negro, ubajay, laurel de monte y blanquillo.

MATAOJOS

(Pouteria salicifolia)

CORONILLO

(Scutia buxifolia)

CANELóN

(Myrsine parvula)

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En zonas aún más alejadas del agua comienza a aparecer una clara influencia chaqueña y el bosque queda dominado por coronillo, molle, tala y molle de beber. A menudo los cuerpos de agua se desdibujan formando pantanos, dentro de los cuales crecen grandes helechos en el sotobosque, junto a ceibos y palmeras pindó que suelen alcanzar gran desarrollo. Entre los arbustos característicos del sotobosque puede hallarse envirá, congorosa y jazmín de la costa. También una orquídea terrestre, de pequeñas flores blancas poco llamativas. Hay algunas especies particularmente interesantes en esta formación, que suelen darse por manchones: ya mencionamos los grandes helechos que otorgan al ambiente un paisaje jurásico, pero también se encuentran cañaverales de tacuaruzú que hacen recordar al sotobosque misionero. En algunos sectores bien conservados de la ribera del río Uruguay aparecen ocasionalmente grandes virarós que se elevan como columnas en medio de la selva y alegran el espíritu de quien los observa con su color entre castaño y anaranjado. Entre las aves, habita estas selvas la pava de monte común, el esparvero variado y varias aves pequeñas y coloridas, como el frutero azul, la monterita litoral y la viudita pico celeste.

MACHO

VIUDITA PICO CELESTE (Knipolegus cyanirostris) HEMBRA

FRUTERO AZUL (Stephanophorus diadematus)

ESPARVERO VARIADO (Accipiter bicolor)

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Los mamíferos no son abundantes en estos ambientes pero ostentan algunas especies interesantes como el viracho o guazuncho, el aguará popé y el lobito de río.

viracho o guazuncho (Mazama gouazoubira)

También pueblan las selvas ribereñas algunos pequeños roedores, como la rata nutria colorada, marsupiales como la comadreja overa y otros parientes arborícolas casi imposibles de ver, y el tatú negro, una especie de mulita. Se refugian en estos bosques, además, el yaguarundí y el zorro de monte.

RATA NUTRIA COLORADA

(Holochilus brasiliensis)

COMADREJITA ARBORíCOLA (Thylamys spp.)

COMADREJA OVERA llevando a sus crías (Didelphis albiventris)

Cazadores e invasores Los principales problemas de conservación que enfrentan los bosques ribereños son la caza furtiva y la invasión de plantas leñosas exóticas como ligustro, ligustrina, acacia negra, paraíso, morera, fresno y arce.

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Los ceibales Son bosques abiertos con ceibos esparcidos entre pajonales que se desarrollan en suelos bajos, con poco drenaje y frecuentemente inundados por desbordes de ríos. Estos árboles de follaje caedizo crecen, en general, con copas extendidas y tortuosas que no superan los 10 ó 12 metros de altura. En sus ramas se desarrollan líquenes, claveles del aire, cactus y helechos. Pueden estar acompañados por arbolitos como curupí, anacahuita, chal-chal y acacia mansa. También pueden estar acompañados por sauces criollos que a menudo forman grandes sauzales.

PLANTAS EPíFITAS

Las herbáceas que cubren todos los claros son generalmente especies palustres o acuáticas como juncos, totoras y pehuajoes, algunas de las cuales forman extensas comunidades casi monoespecíficas como paja brava, paja de techar y falso papiro, que pueden prosperar en sectores muy bajos con tendencia a encharcarse. Ingresar caminando a este ambiente o mantener abierta una senda es muy dificultoso ya que las grandes hierbas lo cubren con facilidad. Pero si de todos modos se intenta, debe hacerse caminando con los brazos en alto para proteger la cara de raspaduras; también es aconsejable dirigirse por el barro y el agua hasta los ceibos que, al retener barro entre sus raíces, van fijando el suelo a su alrededor, lo cual permite descansar sobre suelo sin agua y facilita el establecimiento de otras plantas que poco a poco le aportan complejidad estructural al ambiente.

Bosque abierto de ceibos en pajonal G U í A D E N AT U R A L E Z A

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Los pajonales Los llamados “pajonales” son comunidades de pastos de gran tamaño que crecen en suelos pantanosos. Ocupan espacios intermedios entre los bosques ribereños y los pastizales o bosques de espinal. Si bien los pajonales están integrados por varias especies, suele predominar una. Lo más frecuente es encontrar paja mansa, paja colorada y paja de techar; en sitios muy bajos, donde el agua se acumula permanentemente, dominan espadañas y paja brava.

PAJA DE TECHAR

(Coleataenia prionitis)

A menudo a estos pastos se los quema para que el ganado aproveche los rebrotes. Si bien a primera vista parece nocivo, un fuego a conciencia y controlado no atenta contra la supervivencia del pajonal ya que contribuye a eliminar una gran cantidad de hojas muertas que son altamente combustibles. Sin embargo, el sobrepastoreo del ganado sumado a un uso abusivo del fuego modifican la composición original de especies presentes en los pajonales. Por eso es tan importante planificar su manejo. Entre los anfibios, la ranita hocicuda rayada, la ranita de flancos amarillos, la del zarzal y la ranita de Sanborn, son especies comunes en estos pajonales. La mayoría de ellas son presa frecuente de la culebra ojo de gato, residente habitual en las costas del río Uruguay.

RANita HOCICUDA rayada (Scinax squalirostris)

RANita DEL ZARZAL (Hypsiboas pulchellus)

RANITA ENANA DE SANBORN

RANita DE FLANCOS AMARILLLOS

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(Dendropsophus sanborni)

(Scinax fuscovarius)

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Los bosques del espinal Los bosques del espinal crecen en sectores altos, no inundables y con buen drenaje pues están compuestos por árboles adaptados a condiciones de poca humedad. Estas características del ambiente se reflejan en sus hojas pequeñas, espinas, madera dura, raíces superficiales extendidas y follaje caduco. La superficie cubierta por hierbas en estos bosques es casi igual a la que ocupan árboles y arbustos; esto le otorga al paisaje una fisonomía de “parque”, aunque también se dan aquí manchones de bosque más densos. Las especies de árboles característicos del espinal mesopotámico son ñanbubay, espinillo y algarrobo negro, acompañados por tala, molle, curupí, coronillo, molle de beber y, en ocasiones, quebracho blanco.

ALGARROBO NEGRO (Prosopis nigra)

QUEBRACHO BLANCO ñANDUBAY

(Aspidosperma quebracho-blanco)

(Prosopis affinis)

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Habitan en estos bosques abiertos alrededor de 18 especies de anfibios, siendo los más característicos el sapito de colores, la rana silbadora y la rana de bigotes.

VIZCACHA CON CACHORRO (Lagostomus maximus)

Entre los mamíferos típicos podemos mencionar a la vizcacha, el peludo, el gato montés, la comadrejita enana y el cuis grande.

CUIS GRANDE (Cavia aperea)

gato montés

(Leopardus geoffroyi)

Existe un grupo de aves denominado “furnáridos”, que en este ambiente se hace especialmente conspicuo: se trata de la familia del hornero, aunque también aparecen aquí varias especies similares como espineros y curutié blanco.

HORNERO

(Furnarius rufus)

Los bosques del espinal son el hábitat de cotorras, baruyeros y varios trepapalos, como carpintero blanco, carpintero de lomo blanco y chincheros grande y chico. COTORRA

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(Myiopsitta monachus)

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CHINCHERO CHICO (Lepidocolaptes angustirostris)

CARPINTERO BLANCO (Melanerpes candidus)

Bosques degradados y transformados Durante más de cien años, los bosques del espinal sufrieron gran fragmentación a causa de las actividades ganaderas y agrícolas. Esto hizo que en ciertas zonas sólo quedaran parches de bosque secundario, lo cual significa que fueron talados y que algunas especies rebrotaron y ocuparon los espacios disponibles, cambiando la composición original. Además de la fragmentación y la intensa tala que soportaron y soportan, actualmente están siendo transformados por la invasión de plantas exóticas como acacia negra, mora, fresno y paraíso que degradan de manera irreversible el bosque de espinal. También sufren invasiones de plantas leñosas nativas que colonizan rápidamente sitios degradados por sobrepastoreo o suelos cuya cobertura original ha sido reemplazada por cultivos. Se trata de arbustos como chilcas (de las cuales hay 3 ó 4 especies muy parecidas) y mío-mío, además de espinillo, un árbol de poca altura. Algo similar ocurre con las hormigas que ocupan suelos degradados, estableciendo hormigueros de hasta medio metros de altura que parecen hechos con cemento aunque se trata de granos de tierra y saliva de hormigas acomodados minuciosamente. Al construir un tacurú estos insectos remueven sal desde las capas profundas del suelo hasta la superficie, lo que ocasiona cambios en la vegetación y favorece la proliferación de algunas plantas en desmedro de otras.

ESPINILLO

(Acacia caven)

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Esa curiosa palmera

Palmar de yatay (Butia yatay)

Los palmares de yatay pertenecen a los bosques de espinal. Son “bosques” abiertos de palmeras que se desarrollan en suelos arenosos y tienen su mayor exponente en el Palmar Grande que abarca todo el Parque Nacional El Palmar y parte de campos vecinos, como la estancia Los Monigotes (al norte), la Aurora del Palmar (al oeste) y La Constancia (al sur). Los propietarios de estos predios, conscientes del valor intrínseco del palmar, implementaron reservas naturales para colaborar con su protección. Es curiosa la relación de esta palmera con aquellos que intentan preservarla. Al crearse en 1965 el Parque Nacional, se retiró el ganado de la zona para que no se comieran los renovales de palmeras y así pudieran desarrollarse. Pero, ¿qué ocurrió? Que al no haber vacas prosperaron arbustos que impidieron el crecimiento de los renovales por lo que, paradójicamente, adentro del parque nacional hay pocas palmeras jóvenes, mientras que en los alrededores crecen libremente. Con el tiempo se comprobó que la palmera yatay es bastante tolerante a eventos drásticos, como los incendios, y que incluso se beneficia por movimientos de suelo en zonas arenosas, donde crece de manera amontonada y compacta. Ahora se sabe que lo que necesitan estas palmeras son suelos arenosos expuestos al sol, no necesariamente profundos, con buen drenaje, agua y bastante tiempo para desarrollarse ya que son plantas INCENDIO EN EL PALMAR longevas y de crecimiento lento, aunque no lo parezcan en los primeros años de vida.

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Los pastizales Son los ambientes más escasos por ser los más rentables: históricamente fueron utilizados para ganadería extensiva y en una escala muy inferior, para extracción de canto rodado y citricultura, recientemente reemplazada en parte por el cultivo de arándanos.

GAUCHO DEL LITORAL

A partir de la década del noventa numerosos campos ganaderos se convirtieron en predios forestales y diez años más tarde otros pastizales fueron reemplazados por cultivos de granos, principalmente soja y maíz. Los pastizales se presentan normalmente formando estratos o niveles bien definidos: el inferior está pegado al suelo y se compone de hierbas tiernas que se expanden a través de tallos rastreros que generan raíces en los nudos. En este primer estrato también se desarrollan pastos cuyos tallos permanecen bajo tierra y sólo asoman las hojas.

PAJA COLORADA

(Andropogon lateralis)

El segundo nivel está formado por gramíneas altas que cubren notablemente la superficie, como flechillas, espartillos y paja colorada. De esta matriz de pastos cada tanto emergen arbustos como chilcas y mío-mío, además de sub-arbustos como carquejas, carquejillas y serruchetas. Mamíferos como el zorrino común, el zorro gris pampeano, el hurón y el gato montés frecuentan tanto los pastizales como sus zonas de contacto con el resto de los ambientes de la cuenca del río Uruguay. HURóN COMúN (Galictis cuja)

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PA S T I Z A L E S

Los habitantes más destacados de este paisaje son las aves de pastizal: un elenco de varias especies que nidifican en los pastos y se alimentan de semillas, como los capuchinos, o de insectos, como el tordo amarillo y el aguilucho langostero. Los dos primeros se encuentran en una preocupante situación de conservación por el efecto combinado de la pérdida de hábitat y la captura ilegal para el comercio de mascotas. La historia reciente del aguilucho langostero dio un giro dramático a mediados de los ’90, cuando decenas de miles murieron al ingerir langostas envenenadas con un plaguicida aplicado a los cultivos de alfalfa para el control de insectos. El ñandú y la perdiz o inambú se suman al elenco de aves que es posible encontar en los pastizales.

HEMBRA

Tordo amarillo (Xanthopsar flavus)

MACHO

CAPUCHINO PECHO BLANCO (Sporophila palustris)

Inambú común

(Nothura maculosa)

Una noticia del mundo de los anfibios: la rana trepadora hocicuda brasileña -común y abundante en Brasil- verifica su límite sur de distribución geográfica en los pastizales del sureste de la provincia de Corrientes. Este anfibio fue recientemente descubierto para Corrientes y sur de Misiones. La presencia de esta rana en los pastizales correntinos sur-orientales revaloriza la importancia de esta unidad de paisaje para la conservación de la biodiversidad. Otro anfibio asociado a los pastizales cercanos al río Uruguay es la ranita de Hensel, habitual en la región centro-oeste de la provincia de Entre Ríos. Esta rana que antiguamente poseía una distribución más amplia en la margen oriental de la mayor parte de Entre Ríos, actualmente se halla restringida a los pastizales del Parque Nacional El Palmar y sus alrededores y se la considera una Especie Vulnerable.

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Las reservas naturales Toda la vida salvaje de la baja cuenca del río Uruguay descripta en este cuadernillo se encuentra protegida en las reservas naturales privadas creadas por miembros del Consorcio Forestal del Río Uruguay junto a la Fundación Hábitat & Desarrollo. La Reserva Natural Los Monigotes, propiedad de Sáenz Valiente Hnos., preserva más de 600 ha de pastizales con palmar de yatay, que son la continuación del Palmar Grande del Parque Nacional El Palmar. En el predio hay poblaciones de vizcachas, que en la zona son cada vez más difíciles de hallar. La Reserva Natural La Constancia pertenece a la empresa Ekserciyan Bogos Asadur y está ubicada al sur del Parque Nacional. También resguarda una muestra de pastizal con palmeras, además de la costa del río Uruguay y de arroyos tributarios. Allí todavía se encuentran orquídeas terrestres en el pastizal y orquídeas epífitas en la selva ribereña. La Reserva Natural Pos pos, de la empresa agropecuaria Comercio y Desarrollo, protege un tramo de la costa del arroyo Pos pos -caracterizado por sus arenas casi blancas-, y dos importantes lenguas de pastizal de paja colorada. Por el predio circulan importantes tropillas de ñandúes. Por su parte, la Reserva Natural Arroyo Palmar, de Santa Inés del Palmar S.A., preserva tramos de los arroyos Capilla y El Palmar junto a sus bosques y pajonales asociados. El predio integra el Sitio Ramsar Palmar Yatay, que es una distinción internacional para los humedales de mayor importancia ambiental. La Reserva Natural La Glorieta, propiedad de Juan L. Paul, conserva un tramo de la costa del río Uruguay y los pastizales y pajonales de la margen norte del Arroyo Caraballo. En la margen sur de dicho arroyo se extiende la Reserva Natural La Pellegrini, de la empresa Iberpapel Argentina, cuya selva costera es una de las que presenta mayor desarrollo en la región.

Estas dos últimas reservas protegen la desembocadura del Arroyo Caraballo, sirviendo además de amortiguación para los extensos bancos de arena que se forman en el río Uruguay, próximos a la desembocadura del arroyo. En ellos nidifica una importante población de rayadores, aves acuáticas que pescan en vuelo rasante y depositan sus huevos directamente sobre la arena. Las seis reservas suman 3.200 hectáreas destinadas a la conservación de la vida salvaje e integran la Red Hábitat de Reservas. En ellas se realizan investigaciones biológicas y actividades educativas con escuelas rurales; además se combate la invasión de plantas exóticas y el ingreso de cazadores furtivos, los dos principales problemas de conservación en la zona.

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La Fundación Hábitat & Desarrollo (FH&D) es una organización civil sin fines de lucro y alcance nacional creada en 1992. Su objetivo es desarrollar iniciativas para conservar sitios naturales del país y promover incentivos que alienten al sector privado a participar en proyectos de conservación en complemento con el Estado, ante el enorme desafío de cuidar ambientes naturales y biodiversidad para la gente. Cuenta con tres sedes y un staff de doce profesionales y veintidós asesores. Desarrolla proyectos en seis provincias y ayuda a proteger más de 72.000 hectáreas de ambientes silvestres distribuidos en más de treinta establecimientos productivos. Desde 1994 es miembro activo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), alianza única en el mundo constituida en 1948 y que reúne entre sus miembros a más de 800 ONGs de 130 países y también a estados nacionales. También integra el Comité Argentino de la UICN, la Red Argentina de Reservas Privadas y la Asociación Civil Consejo de Manejo Responsable de los Bosques y Espacios Forestales. El Consorcio Forestal Río Uruguay (CoFRU) fue constituido en 2005 por una docena y media de empresas y productores forestales, mayormente dedicados a la forestación de eucaliptos, ubicados en el noreste de Entre Ríos y sureste de Corrientes. Su objetivo es compartir experiencias, información y conocimientos que contribuyan a superar los niveles tecnológicos y de gestión de la actividad. La forma de trabajo consiste en la realización de reuniones mensuales en el predio de cada uno de los consorcistas. Con el aporte de un coordinador técnico, desarrollan actividades conjuntas vinculadas a experimentación adaptativa, buenas prácticas, viajes técnicos, seguimientos ambientales y aportes comunitarios. Las empresas y productores del CoFRU generan crecimiento económico y empleo, a la vez que trabajan para minimizar el impacto ambiental de las plantaciones, mantener la integridad de los ecosistemas y conservar su biodiversidad. La forestación contribuye a preservar bosques nativos, favorece el aprovechamiento y la regeneración de suelos degradados y su principal producto, la madera, está presente en el papel, los pañales, los muebles y los materiales de construcción. Las plantaciones forestales son una fuente de energía renovable y ofrecen alternativas para el desarrollo de las economías regionales.

EKSERCIYAN BOGOS ASADUR Plantaciones de Eucalyptus grandis en Entre Ríos


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