¿QUÉ PUEDE PASAR EN EL MUNDO QUE AFECTA AL FUTURO DE ESPAÑA? EMILIO LAMO DE ESPINOSA Y FEDERICO STEINBERG
PAPELES DE LA FUNDACIÓN BOTÍN
¿QUÉ PUEDE PASAR EN EL MUNDO QUE AFECTA AL FUTURO DE ESPAÑA? Están pasando y pueden pasar cosas en el mundo que afectan mucho al futuro de España. Ese futuro depende tanto de lo que sucede fuera como dentro de nuestro país. Estamos unidos a todo y a todos. ¿Serán una realidad los Estados Unidos de Europa?
ESPAÑA BOXEA POR DEBAJO DE SU PESO España es una potencia media, ocupamos el puesto 11 en el ranking mundial. Pero sacamos poco partido a los instrumentos de poder duro (militar) y de poder blando (economía, ciencia, cultura, deporte). Otros países más pequeños son más hábiles.
¿Nos van a dejar solos los Estados Unidos de América? CIFRAS
El Magreb: ¿un riesgo o una oportunidad?
60%
del crecimiento mundial hasta 2020 vendrá de Asia
50%
del PIB de América Latina proviene de Brasil
20%
del PIB mundial corresponde a Europa. Perdemos peso
¿Podremos ser socios de referencia para Brasil o México? ¿Qué está ocurriendo con China y la India? ¿No tendrá más importancia para España el sudeste asiático? ¿Cuál es nuestra capacidad de influencia real? Estas son algunas de las preguntas que conviene hacerse a la hora de tomar decisiones sobre el futuro de España. No da igual cómo se respondan estas cuestiones ni el modo de abordarlas. La “hoja de ruta” que debe seguir España no es sencilla, pero está llena de oportunidades si acertamos a responder estas y otras preguntas.
EMILIO LAMO DE ESPINOSA Miembro del Consejo Asesor de la Fundación Botín, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense y presidente del Real Instituto Elcano. FEDERICO STEINBERG Profesor de Análisis Económico de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador principal de Economía del Real Instituto Elcano.
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1. ¿UN NUEVO MAPA DEL MUNDO? El mundo asiste a una nueva revolución económica y social solo comparable con la Revolución Industrial. Pero esta es más extensa, más intensa y mucho más rápida.
Una nueva revolución económica mundial está poniendo en el centro del mundo a Asia y al Pacífico Más extensa, pues abarca al mundo entero (África incluida) y no solo al Atlántico Norte como aquella. Es más intensa, pues afecta a más hábitos, costumbres, creencias y actitudes. Y finalmente, esta revolución socioeconómica es mucho más rápida. En el siglo XIX Inglaterra necesitaba 30 años o más para doblar su PIB. Ahora China lo hace cada 10 años y lo ha hecho ya tres veces en las últimas décadas. ¿Qué hay detrás de todo eso? En buena medida la demografía. Europa representaba más del 25% de la población del mundo hasta 1950. Hoy es bastante menos del 10% y para mediados de este siglo todo el viejo Occidente sumará poco más del 20%. Mientras, Asia es ya el 60% y África lleva camino de ser más del 20%. Hay seis asiáticos y tres africanos por cada europeo. En todo caso la consecuencia de esta demografía asimétrica entre Occidente (The West) y el Resto (The Rest), sumada
a la actual Revolución Económica Mundial, es que las potencias demográficas se transforman en potencias económicas y, a su vez en potencias militares y estratégicas. Y así, Europa occidental que llegó a ser el 33% del PIB mundial en la época dorada de la Revolución Industrial, entre 1870 y 1913, ha descendido desde entonces a un 20% aproximadamente, y sigue bajando. Mientras, China es ya la segunda economía del mundo y alcanzará a Estados Unidos en breve. India es la cuarta, Rusia la sexta, Brasil la octava, México la undécima, Corea del Sur la duodécima, todos por delante de España que en pocos meses ha descendido de la posición octava a la décimotercera.
Europa solo representa ya el 20 por ciento del PIB mundial y menos del 10 por ciento de la población del planeta. Su peso sigue disminuyendo Y el poder económico, por supuesto, se traduce en poder político y militar. China gana ya más votaciones en Naciones Unidas que Europa, cuando hace un par de décadas era al contrario. Y China o India, con ejércitos que son ya inmensos (de más de 2,5 millones de hombres en el primer caso), y nuclearizadas, están construyendo aceleradamente armadas oceánicas para asegurarse las rutas de suministro de sus recursos a través del Mar del
Sur, sin olvidar el control del espacio (India se propone llegar a la Luna). Pero no son los únicos, pues la militarización de un país acelera la de sus vecinos. Esta nueva revolución económica mundial está alterando radicalmente los parámetros geopolíticos y de poder en todo el mundo, llevando el centro de gravedad a Asia y el Pacífico, marginando a la vieja Europa y otorgando una nueva centralidad a los Estados Unidos y a América, del norte y del sur. La consecuencia indiscutible es que los parámetros sobre los que se había constituido la política exterior española desde la Transición (e incluso antes), han cambiado mucho en muy pocos años. De modo que España no
España tiene que repensar su política exterior, no por razones ideológicas, sino porque el mundo está cambiando puede dejar de pensar su política exterior, no por ideología o cambio de mayoría de gobierno, sino simplemente, porque se enfrenta a un mundo diferente. Estamos en un tiempo de preguntas, más que de respuestas. Al mirar al exterior surgen muchos interrogantes.
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Europa, Lejano Occidente
Viejo mapa del mundo eurocéntrico con el viejo “Lejano Oriente” Centro del mundo: Gran Bretaña y la Península Ibérica “Extremo Oriente”: China y Japón
Nuevo mapa del mundo con el nuevo “Lejano Occidente” Centro del mundo: Asia-Pacífico “Lejano occidente”: Gran Bretaña y la Península Ibérica
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2. ¿ESTADOS UNIDOS DE EUROPA? La crisis del euro coloca a la UE y, sobre todo a los países del euro, en una encrucijada. O dan un gran paso hacia adelante en la integración, o corren el riesgo de que el edificio de la UE, tan laboriosamente construido, se venga abajo. O avanzamos hacia unos verdaderos Estados Unidos de Europa
La Unión Europea hará lo necesario, por duro que sea, para evitar la desintegración o, por el contrario, acabaremos retrocediendo hasta regresar a los viejos Estados soberanos y a una Europa westfaliana de proteccionismo económico y populismo político. Por ello, la crisis puede verse como una oportunidad. Si se completan los pasos que ya se han iniciado, se avanza hacia la unión bancaria, fiscal y económica, y a su vez estos pasos se acompañan de algún tipo de avance en la unión política, se estarán constituyendo los cimientos de los Estados Unidos de Europa, que garantizarán que
seguimos contando en las decisiones globales. Como la alternativa de desintegración resulta apocalíptica, es probable que la UE haga lo necesario, por duro que pueda resultar en el corto plazo, para avanzar en esta dirección, aunque eso implique dejar a algunos de los actuales miembros de la UE (como el Reino Unido) fuera del club. Pero, en todo caso, Europa tiene que definir cómo encaja cada uno de sus miembros en este nuevo entramado institucional. Y ahí es donde España se ve en una posición débil para moldear el proceso. Además, como la Europa del futuro será más “alemana” y mirará
Europa necesita avanzar en la unión bancaria, fiscal, económica y política más al este que al oeste, España tiene que saber distinguir en qué áreas podrá contar con la fuerza de la UE en el mundo, y en qué ámbitos deberá estar preparada para actuar de forma bilateral.
3. ¿NOS VAN A DEJAR SOLOS ESTADOS UNIDOS?
Europa, además, le ha proporcionado elevados niveles de seguridad.
La fortaleza del eje Atlántico ha generado un espacio de colaboración intenso entre Europa y Estados Unidos que ha beneficiado a ambos pero que a
Hoy, Estados Unidos parece haber vuelto su mirada hacia Asia, lo que podría afectar a su relación con
España boxea por debajo de su peso España es una potencia media, que ha llegado a su máximo apogeo y se reincorpora a Occidente precisamente cuando este ha comenzado su declive relativo. Según el Índice Elcano de Presencia Global (IEPG) ocupamos el puesto 11 en el ranking de presencia mundial. No somos pues irrelevantes, ni mucho menos. Hay unos 200 países, y por lo tanto estaríamos entre el 5% de mayor presencia. Sin embargo, en muchos aspectos, no estamos siendo capaces de convertir esa presencia objetiva en influencia real o, dicho de otro modo, “España boxea por debajo de su peso” al sacar poco partido de sus instrumentos de poder, ya sea los de tipo militar (poder duro) o los de tipo económico, científico, cultural o deportivo (poder blando). Otros países más pequeños (como Suecia u Holanda, por ejemplo), sí están sabiendo generar influencia con escasos recursos. El reto de aumentar nuestro peso se produce cuando las relaciones internacionales ya no siguen el mismo patrón que surgió tras la Segunda Guerra Mundial. Vivimos un déficit de gobernanza mundial. Al mismo tiempo, nuevos modelos de organización económica y social se van abriendo camino, tanto por los estragos que está causando la lenta recuperación económica, como porque bastantes países emergentes presentan modelos de organización política y socioeconómica que distan mucho del patrón de democracia liberal imperante en Occidente. Se habla de un “consenso de Beijing” autoritario, alternativo al viejo “consenso de Washington”, el primero con altas tasas de crecimiento, el segundo estancado o con tasas negativas. Esto alimenta la rivalidad geopolítica, el auge de las consideraciones geoeconómicas en las relaciones internacionales, la competencia por los recursos (naturales, energéticos o alimentarios) y las fricciones diplomáticas. Todo ello hace más difícil que se alcancen acuerdos para fijar nuevas normas internacionales que rijan los aspectos políticos y económicos de la globalización. Para completar este explosivo cóctel, las sociedades de los países avanzados se enfrentan a dos nuevos retos: el envejecimiento y la creciente desigualdad. En los países emergentes, por el contrario, el crecimiento económico de las últimas décadas, que no ha sido interrumpido por la Gran Recesión que comenzó en 2008, está generando una nueva clase media global de más de 1.000 millones de personas que está entrando de lleno en el consumo de masas, la mayoría en Asia.
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Europa y, en particular, a los intereses de España. Consciente de que sigue siendo la principal potencia militar y económica del planeta, pero de que su superioridad irá en declive mientras su endeudamiento exterior continúa creciendo, ha optado por cerrar algunos de los frentes militares que tenía abiertos en el exterior y a estar menos dispuesta a contribuir a la producción de bienes públicos globales, siempre con el objetivo de reducir costes. Desde el punto de vista geoestratégico, ha optado por centrarse en contener el auge de China, que es quien probablemente le disputará la hegemonía global a lo largo del siglo XXI. Por ello, su interés por otras regiones (desde Europa a América Latina), sin haber desaparecido, está en claro descenso, al menos en la medida en la que no le causen problemas.
El interés de Estados Unidos por Europa y América Latina está decreciendo
Por otra parte, la creciente autosuficiencia energética que está poniendo en marcha, basada en el desarrollo de los hidrocarburos no convencionales, podría incluso hacer que perdiera interés en la región de Oriente Medio, en la que siempre ha estado muy implicado tanto por su
alianza estratégica con Israel (que sin duda continuará), como por ser la garantía de la estabilidad del mapa energético mundial. Ante este escenario, España hará bien en intentar redoblar su buena relación con Estados Unidos, tanto a través de la UE como de forma bilateral. El modo más natural y sencillo de hacerlo, y el que más puede interesar a Estados
España hará bien en intentar redoblar su buena relación con Estados Unidos, tanto a través de la UE como de forma bilateral Unidos, pasa por intensificar las relaciones económicas y estratégicas. Más allá de los asuntos comerciales, en los que España habla por boca de la UE (donde es gran defensora del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión), nos interesa demostrar a Estados Unidos que somos un socio con el que puede contar, y que nuestra posición geoestratégica como puerta del Mediterráneo sigue siendo relevante a pesar de que la gran partida de la geopolítica global se juegue cada vez más en el Pacífico. La base militar de Rota ocupa un lugar clave en el tránsito aéreo y naval desde los Estados Unidos a Oriente Medio, y ha adquirido nuevo valor por la tensión derivada de la primavera árabe y de la penetración terrorista en el Sahel.
4. EL MAGREB. ¿UN RIESGO O UNA OPORTUNIDAD? Los españoles siempre miramos al norte, a Europa, con cierto complejo de inferioridad: queremos ser europeos porque, en cierto modo, creemos no serlo, o no del todo. Miramos al oeste (a Portugal y más allá, a América Latina) con cierto complejo de superioridad (ya obsoleto), como si quisiéramos ser ejemplo y modelo para ellos. ¿Y respecto al sur? Respecto al sur, simplemente, no miramos, de ningún modo. Pero el mundo árabe de mayoría musulmana está ahí, al lado, tenemos frontera física con él (e históricamente la hemos tenido aquí mismo) y es, además, una de las fronteras socioeconómicas más fuertes del mundo, con un salto en PIB per capita de 1 a 12, nada menos, dos veces la
El Magreb tiene con España una de las fronteras socioeconómicas más fuertes del mundo. No podemos dejar de mirar al sur frontera México-USA. Una frontera que ha sido históricamente, y sigue siendo, nuestro principal security risk, razón por la cual allí debemos o deberíamos tener también algunos de nuestros principales aliados. Pues por el mundo árabe pasa nuestra dependencia energética, el riesgo de terrorismo islámico, la inmigración ilegal y las pateras, algo del narcotráfico, fronteras
no definidas, descolonizaciones no cerradas, prospecciones petrolíferas discutidas, ciudades y peñones también discutidos, bases militares y controles de estrechos marítimos. No es poca cosa lo que encontramos cuando miramos al sur, un ejercicio que deberíamos hacer con mayor frecuencia.
La exigencia de libertad en los países de mayoría musulmana crece y sigue viva. Hay que hacer las cuentas con ella De modo que la pregunta hoy es ¿primavera o invierno árabe? ¿Qué podemos esperar del sur? ¿Hay oportunidades económicas más allá del Magreb? ¿En África subsahariana? Europa también, aunque menos, había acabado articulando frente al mundo árabe la misma política que Estados Unidos había articulado durante la guerra fría: puede que esos dictadores (Mubarak, Ben Ali, incluso Gadafi) fueran unos déspotas y unos tiranos (como antes lo eran Pinochet o Trujillo), pero estaban con nosotros y nos defendían de las verdaderas amenazas. Pura realpolitik practicada por quienes se auto-conciben como defensores, e incluso inventores, de la democracia y los derechos humanos y pretenden dar lecciones a los demás. Y hete aquí que, para sorpresa de todos, la sharia de momento no se ha impuesto. Lo que domina es el deseo de
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dignidad que nos pilló a los europeos con el paso cambiado. Y desde Túnez a Egipto, a Libia, a Siria y rebotando por todo el mundo musulmán, la exigencia de libertad sigue viva y crece día a día.
Debemos apoyar la creación de una sociedad civil fuerte y diversa que facilite la transición en los países árabes A pesar de que la nueva etapa iniciada en los países árabes en 2011 está acompañada de grandes incertidumbres, parece claro que se ha roto el statu quo que reinaba en esa región, y con él la apariencia de estabilidad de sus regímenes políticos y la imagen de apatía de sus poblaciones. A día de hoy, no parece insensato asegurar que ningún país árabe quedará al margen de la actual ola de cambios. No sabemos qué pasará, y cuando escribimos esto los escenarios son preocupantes. Pero sí sabemos lo que ha pasado, y si nos fiamos de un buen y experimentado observador de la dinámica de la democracia en el mundo, como es Freedom House, y miramos sus datos más recientes, Freedom in the World 2013, puede que nos sorprenda saber que el país que ha ganado más puntos en la escala de democracia, en el periodo 2008-2012, ha sido Libia, una de las peores dictaduras del mundo durante
décadas; el segundo es Túnez, el quinto es Egipto (y por cierto, el que más ha perdido en ese mismo periodo ha sido Mali). También Marruecos ha hecho avances significativos, mientras que ha habido retrocesos fuertes en Siria y Yemen, y menos marcados en Argelia y Arabia Saudita. Para los más optimistas, estas revoluciones demuestran que el mundo árabe no es diferente a Occidente, que persigue los mismos objetivos de libertad y prosperidad, y que se encamina inexorablemente hacia lograrlos. Sin embargo, para los más pesimistas, estamos tan solo ante un espejismo que no desembocará en cambios significativos o que, en el peor de los casos, dará lugar a regímenes islamistas que adoptarán una actitud de confrontación con Occidente en general y con España en particular.
Tenemos que preservar nuestros intereses independientemente de cuáles sean los cambios en el Magreb España, consciente de que solo podrá influir en el proceso de forma limitada, puede, en la medida de lo posible y con el apoyo de sus socios, apoyar la creación de una sociedad civil fuerte y diversa que facilite una
transición pacífica. Para ello cuenta con su propia experiencia histórica. No en vano la Transición española se estudia como un ejemplo de éxito en todo el mundo. Sin embargo, no debemos adoptar una actitud naive y debemos estar preparados para reaccionar de forma rápida en caso de que los acontecimientos no evolucionen como
deseamos, preservando nuestros intereses en la región independientemente del resultado de las primaveras árabes, y muy especialmente en relación a lo que suceda en los países que geoestratégicamente nos afectan más: Marruecos (por motivos obvios de cercanía) y Argelia (nuestro principal suministrador de gas natural).
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5. MÉXICO Y BRASIL, ¿PODRÍAMOS SER LOS SOCIOS DE REFERENCIA? Dos países, dos potencias y dos realidades. Pero ambos llamados a jugar un papel importante en este nuevo mapa geoestratégico que se está configurando a nivel global. Ambos países receptores de cuantiosas inversiones españolas, que hoy comienzan a generar inversiones de vuelta. Brasil es un gigante de más de 200 millones de habitantes, líder de los BRIC, genera el 50% del PIB de América Latina, sin duda uno de los gigantes que juega ya en primera división aunque su economía se esté desacelerando. México, con más de 100 millones de habitantes y una demografía todavía potente, es sin duda el país líder de la hispanofonía. Se proyecta en los Estados Unidos, ya de facto bilingüe, donde casi dos de cada tres “latinos” es de origen mexicano.
México y Brasil, receptores de cuantiosa inversión española, son ya dos potencias España tiene una relación bilateral privilegiada con ambos, por historia, cultura y lazos económicos. Sin embargo, debe saber leer cómo estos dos gigantes latinoamericanos pretenden jugar sus cartas en la globalización. Debe entender que México mira fundamentalmente hacia Estados Unidos (no hacia Europa o España) porque Washington es la llave para resolver sus principales problemas, desde el narcotráfico hasta el
crecimiento económico, pasando por las tensiones migratorias. Brasil, agitado estos días, se ha convertido por el contrario en una potencia hegemónica regional,
No podemos renunciar a liderar la relación Atlántica con América del Sur mostrando por fin que su peso en el Cono Sur es mucho mayor al de Argentina pero, de modo similar a lo que le sucede a India, está centrado en resolver sus problemas internos (crecimiento, pobreza, desigualdad). Por ello, tiende a mirar poco al exterior, resistiéndose incluso a intentar actuar como el líder de América Latina en el mundo y estrechando cada vez más sus lazos económicos con China. En definitiva, es de esperar que ambas potencias sean cada vez más importantes e influyentes en el panorama geoestratégico global, pero también que su interés por Europa se vaya reduciendo. Como respuesta, España, que es el segundo inversor en América Latina, que pertenece a la Comunidad Iberoamericana y que ha sido siempre un puente entre Europa y América Latina, no debe renunciar a liderar la consolidación de la relación Atlántica con América del Sur. Incluso cabe pensar en la formación de un eje Atlántico energéticamente autosuficiente gracias a los recursos de Brasil y Estados Unidos, que comparta valores e intereses y actúe de contrapeso al Asia emergente.
6. ¿CHINA Y LA INDIA? Y, ¿POR QUÉ NO EL SUDESTE ASIÁTICO? Aunque China e India están definiendo la nueva configuración del mapa geoestratégico mundial por volumen de población y por crecimiento, hay una realidad muy dinámica en el sudeste asiático que debiera ser también considerada. Como se ha mencionado arriba, el epicentro de la economía global se ha movido ya hacia el Pacífico, y tenderá a avanzar hacia el Índico a lo
largo del siglo XXI, conforme India vaya aumentando su peso en la economía mundial.China será sin duda el actor dominante en la región, pero se enfrenta a importantes retos: desde un rápido envejecimiento de su población hasta crecientes problemas bancarios y medioambientales, pasando, cómo no, por los interrogantes que plantea el futuro de su sistema político. En todo caso, lo más probable es que, a lo largo de la próxima década, las fricciones
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El futuro de Occidente Los diez países más poblados del mundo
Rango
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
1950
2050
País
Pob. (millones)
País
Pob. (millones)
China India EEUU Rusia Japón Indonesia Alemania Brasil Reino Unido Italia
562,6 369,9 152,3 101,9 83,8 83,0 68,4 53,4 50,1 47,1
India China EEUU Indonesia Nigeria Bangladesh Pakistán Brasil Rep. Dem. Congo México
1,601,0 1,417,6 420,1 336,2 307,4 279,9 267,8 228,4 181,2 147,9
Fuente: U.S. Census Bureau, International Database
¿QUÉ PUEDE PASAR EN EL MUNDO QUE AFECTE AL RUTA FUTURO DE ESPAÑA? - EMILIO LAMO DE ESPINOSA Y FEDERICO STEINBERG ¿UNA HOJA DE PARA
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económicas y políticas que genere sean gestionadas por la diplomacia internacional sin desencadenar conflictos abiertos, lo que implica que España haría bien en concentrarse en aumentar sus lazos económicos, con China utilizando a la UE para la relación política bilateral. En todo caso la penetración comercial o inversora en China no es fácil, y donde lo era ya ha sido ocupada, aunque hay mucho espacio para otras actividades como el turismo.
transnacionales ya sea de call centers o de desarrollo de software. Pero Asia es mucho más que China e India. España debería estar atenta a otros muchos países, en especial en lo relativo a las oportunidades económicas. Corea del Sur o Japón son ya economías avanzadas con mercados saturados, pero en países emergentes de tamaño “medio” (comparado con los otros dos) como Indonesia, Tailandia, Malasia,
India, donde España tiene aún menos presencia que en China, plantea incluso más interrogantes de futuro. Aunque es una democracia consolidada sin un problema demográfico como el de China, es un país mucho más pobre, diverso, introspectivo e incluso cerrado, cuyo crecimiento económico no termina de ser sostenible a pesar de disponer de dos activos considerables. El primero es que ya es una democracia, sin duda llena de
España tiene buena imagen en Asia. Se conoce la calidad de las empresas de telecomunicaciones, energéticas, de infraestructuras o financieras
Es necesario vincularse más con Asia, que será responsable del 60 % del crecimiento mundial hasta 2020 problemas, pero viva y sana desde la fundación del país en 1948. El segundo activo, por supuesto, es la lengua inglesa, hablada por una gran mayoría, que le permite integrarse en redes
Filipinas o Vietnam, hay una creciente población consumidora muy interesada en adquirir nuevos bienes y servicios. Además España según ha podido constatar el Instituto Elcano, tiene buena imagen en la región. Y la calidad de nuestras empresas energéticas, de telecomunicaciones, de infraestructuras o financieras ya es bien conocida en algunos de estos países. Por ello, resulta evidente que España tiene que vincularse más a esta zona del mundo, que será responsable del 60% del crecimiento mundial hasta 2020.
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CONCLUSIÓN Es necesario, por tanto, abordar los principales interrogantes. Y hacerlo con la mirada puesta sobre el que hoy es nuestro principal problema: el desempleo. Solo se puede generar empleo de tres modos, y los tres nos llevan de nuevo al exterior: bien exportando más, bien atrayendo más inversión extranjera, bien atrayendo más turismo.
Nuestras PYMES, por fortuna, están mirando fuera de nuestras fronteras y se atreven a salir. Hay que ayudarles Lo último está ocurriendo ya, y probablemente seguirá sucediendo gracias a las ganancias de competitividad derivadas de los ajustes realizados. Para lo segundo necesitamos consolidar la confianza que hemos construido con esfuerzo en los últimos años, pero reconociendo que el crecimiento será lento.
Y en relación a las exportaciones la Marca España (el Made in) no está en su mejor momento, y además exportamos sobre todo a Europa, que es precisamente la región menos dinámica del mundo. Tenemos que ayudar a nuestras pequeñas y, sobre todo, medianas empresas a que miren hacia el resto del mundo y se atrevan a salir. Por fortuna lo están haciendo. Hoy por hoy son nuestro principal activo. La ruta que debe seguir España en este nuevo mundo más complejo, y en el que aparecen nuevos actores, no es sencilla. Pero está llena de oportunidades para un país como el nuestro que sabe ser serio, dinámico y creativo.
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