"El intento de Golpe de 1989 recibió apoyo del sector privado”

Page 1

16 conver sación

DOMINGO

DOMINGO

11 DE MAYO DE 2014 GUATEMALA

11 DE MAYO DE 2014 GUATEMALA

17

conver sación

Beatriz Colmenares • BEATRIZ@LABMEDIOS.COM

El intento de Golpe p y sus antecedentes ¿Cómo recuerda el 9 de mayo de 1989?

– Quizá no desaparezca, en mucho tiempo, el fantasma de una llamada de madrugada que anuncie un intento de Golpe de Estado en este país. En esa ocasión, el interlocutor era uno de los segundos jefes del Estado Mayor, porque los principales comandantes de cuarteles estaban en Estados Unidos, en un seminario sobre seguridad continental. Me notificó lo que pasaba: habían secuestrado a la familia del Ministro de la Defensa, detenido al Jefe del Estado Mayor en su propia casa, y tomado la TGW. Me asusté, por supuesto. Pero de inmediato se puso en acción un plan previamente diseñado.

¿Cómo explica hoy este deterioro?

–En contactar a los cuarteles, a la familia y al partido para convocarlos al Palacio Nacional y , desde ahí, defender la institucionalidad. Asimismo, en comunicarse con el resto de agrupaciones políticas, con las que a pesar de ser opositoras, manejábamos una buena relación. A partir de ese primer momento se manifestaron en contra del Golpe. La comunidad internacional, incluida la regional, también rechazó la acción de inmediato. ¿Habían anticipado este escenario al asumir el gobierno?

– Sí. De hecho, se tomaron una serie de medidas sin decir absolutamente nada. Una fue aumentar la guardia presidencial a mil hombres con armas pesadas. ¿Cuál era el contexto político de entonces?

– Aquel 9 de mayo intentó derrocarse a un gobierno que quería transformar al Estado e intentaba implementar un sistema democrático que por muchos años había dejado de funcionar. Hablo de más de tres décadas bajo un régimen militar, lo cual se reflejaba en quiénes eran los funcionarios y cómo se tomaban las decisiones, siempre de forma vertical. Las organizaciones sociales y políticas estaban acostumbradas a negociar en secreto para obtener concesiones. Pero estos acuerdos podían perfectamente no atenderse. Nosotros llegamos con la idea de que la transparencia tenía que ser absoluta, y esto sorprendió a muchos, pues no estaban acostumbrados a escuchar “sí” o “no” en público. Así manejé las relaciones con todos los sectores. Al principio eran buenas con casi todos, pero después ya no fueron tan amigables.

WALTER PEÑA > ELPERIÓDICO

¿En qué consistía ese plan?

MARCO VINICIO CEREZO ARÉVALO,

EX PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

El intento de Golpe de 1989 recibió apoyo del sector privado” El 9 de mayo de 1989, hace 25 años, el gobierno de Vinicio Cerezo Arévalo vivía el último intento de golpe de Estado durante su mandato. Los días previos, según lo reflejaba la prensa escrita de aquel tiempo, estuvieron marcados por la tensión. Se percibían condiciones como para una tormenta perfecta. De eso hace memoria hoy el ex presidente.

– Se pretendía establecer límites en el marco de un Estado de Derecho, para determinar qué podía hacerse y qué no. Esto afectó posturas, generó recriminaciones internas y contribuyó con que el ambiente fuese tenso. Por otra parte, la gente de extrema derecha y más conservadora siempre apostó a que el Ejército, o no me entregaba el poder o me lo condicionaba, como había ocurrido con Julio César Méndez Montenegro. El aplastante triunfo electoral de la Democracia Cristiana impidió que se presentara ese escenario. Aunque también tengo que reconocer el papel crucial que en ello jugó el general Oscar Humberto Mejía Víctores. ¿Por qué?

– No intentó en primera instancia formar un partido político militar y lanzar una candidatura presidencial. Siendo yo mandatario electo me invitó a su despacho para consultarme las decisiones antes de instaurarse el gobierno. Una anécdota que nunca he hecho pública: el día en que me reuní con todos los comandantes para anunciar quienes iban a ser el Ministro de la Defensa y los Jefes de Estado Mayor de la Defensa y de la Presidencia, le pregunté si tenía alguna sugerencia. Me contestó que la decisión era mía, como Comandante General del Ejército. También me comentó que algunos oficiales se habían acercado a él para plantearle su interés en ocupar esos puestos. En días previos había recibido otras recomendaciones. Algunosmilitareserancercanosamí,como el General Héctor Alejandro Gramajo, quien no era del partido, pero esperaba ser nombrado titular de la cartera. Sin embargo, no quise demostrar ningún favoritismo. ¿Qué hizo entonces?

– Había un oficial que se situaba por enci-

ma de todos por tiempo, grado y puesto: el General Jaime Hernández, quien estaba a un año del retiro y con quien nunca había conversado. Durante esa reunión, él tomaba nota en un bloc, quizá hacía dibujitos, y, cuando hice el anuncio, tiró el lápiz. No esperaba ser nombrado Ministro de la Defensa. El general Gramajo pasó a ser Jefe del Estado Mayor de la Defensa y el coronel Roberto Mata Gálvez, Jefe del Estado Mayor de la Presidencia. Esto significó un primer problema. El segundo fue comunicarles un acuerdo: las decisiones políticas las tomaría yo, y las relacionadas con seguridad nacional y respaldo a las instituciones, ellos. ¿Por qué generó problemas ese acuerdo?

–Erancambiosmuyrápidos.Aesosesuma que en el discurso inaugural informé que se buscaría firmar la paz. Eso no estaba en el esquema del ala más conservadora del Ejército, que ansiaba un triunfo militar sobre la guerrilla. Tal cosa obligó a cambiar la estrategia y a suspender los planes de enfrentamiento generalizado. Después me reuní con la unidad de inteligencia, la G-2, en la finca Santo Tomás. Dos oficiales me preguntaron si yo era una sandía, verde por fuera y roja por dentro, como se decía, y si el triunfo en las urnas significaba un paso hacia la rendición incondicional. Despejé sus dudas y les aseguré que unas de las tácticas para la consolidación democrática era buscar la paz. El país estaba en bancarrota: el crecimiento era de menos 2 por ciento y la recesión iba “in crescendo”. No podíamos costear la guerra, y en un país en conflicto es difícil aspirar al crecimiento económico. Uno de los oficiales pidió la palabra y afirmó que mi discurso podía considerarse como alta traición a la patria. Dos más lo secundaron. Por ello se les impusieron sanciones disciplinarias. Se les relevó de su mando y se les envió a estudiar fuera. Ellos estuvieron involu-

el 11 de mayo de 1988. ¿Cuál fue el detonante principal de esa intentona golpista?

– Establecer el primer contacto con la guerrilla en España para buscar un acuerdo de paz. Los oficiales radicales trataron muy mal a los generales que nos acompañaron en ese viaje. Esto, a pesar de que se había iniciado una campaña para explicar la política de gobierno a todos los sectores del Ejército, para así evitar que se tomaran como verdades lo que eran rumores. Por eso, los intentos de Golpe encontraron resistencia entre oficiales que estaban complacidos con que el Ejército volviese a adoptar su papel. Pero ambos intentos representaron un despliegue importante de oficiales...

– Sí. El de 1989 fue más fuerte, porque se centró en la capital. Algunos de ellos estaban descontentos con ascensos promovidos por el general Gramajo, que escogía a los oficiales insignia de las promociones, como fue el caso del hoy presidente Otto Pérez Molina. ¿Cuántos intentos de Golpe hubo, en realidad?

–Dos en la calle. Y rumores que surgían cada vez que había un problema social o económico, que se contuvieron rápidamenteporqueyafuncionabalainteligencia interna. Nuestro gobierno pudo resistir dos momentos muy duros. En 1988, Mario David García empleó un espacio noticioso para promover la acción y salió en un video declarándola exitosa antes de que se iniciara. El intento de Golpe de 1989 recibió apoyo del sector privado. ¿Cómo percibía este respaldo empresarial?

– Por medio de publicaciones de prensa y constantes ataques al gobierno. Asimis-

mo, por un tranquilo silencio cuando se produjo el intento: no decir nada implicaba respaldarlo. Lo que queda claro es que el telón de fondo de lo que ocurrió en 1989 fue la reforma tributaria. Poco antes hubo un paro de ocho días. Personas del sector privado, inconformes con el gobierno, entusiasmaron a los oficiales y les prometieron movilizar gente, pero yo conservaba un índice de aprobación de entre el 30 y el 40 por ciento, y los movimientos populares preferían que el régimen se mantuviera antes de dar un salto al vacío. Algunos de estos empresarios me confiesan hoy que hubiesen preferido no haber tenido unaposición tan radical y de tanta desconfianza. De haber alcanzado acuerdos en aquel momento, el país sería distinto.

Las tensión de los días previos Diversos sectores estaban descontentos con el rumbo de su gobierno. Los medios escritos estaban claramente enfrentados con usted.

– Sí. Más Prensa Libre y Crónica, que Diario El Gráfico. Jorge Carpio era opositor, pero mantenía cierta equidistancia. Pero había temor de que se impusieran medidas que frenaran la libertad de expresión, lo cual se reflejó en esos tres medios, después de unas declaraciones suyas por la radio en que usted dijo que “a la prensa había que creerle solo la mitad”.

–Probablemente di esa declaración. No me acuerdo. Siempre he sido respetuoso de los periodistas, pero la capacidad que la prensa de este país ha tenido y tiene para crear situaciones y levantar rumores es impresionante. Se genera una tensión con dirigentes políticos: parece un matrimonio morganático, de conveniencia y

mal avenido, en el que cada quien cumple con su papel, tiene intereses diferentes y se ofende en el camino. Pero aunque haya dicho eso, nunca se tomó una acción dirigida a controlar a los medios, ni se les amenazó, ni se suspendió el suministro de papel o se dejó de pautar. Sin embargo, a su gobierno se le acusó de intentar cerrar espacios.

La gente de extrema derecha y más conservadora siempre apostó a que el Ejército, o no me entregaba el poder o me lo condicionaba”

– Jamás tomamos una medida en ese sentido. De hecho, por consejo de Claudia Arenas (Secretaria de Relaciones Públicas de la Presidencia), después del intento de Golpe de 1989 visitamos a la prensa. A Pedro Julio García, a Jorge Carpio, a todos los medios de comunicación, para restablecer las buenas relaciones. Esto disminuyó la tensión y hubo un cambio de actitud. También por esos días había un intenso enfrentamiento con Mario Castejón, que interpuso varias denuncias ante el Ministro Público y la Procuraduría General de la Nación por considerar corrupto a su gobierno.

–Tengolaimpresióndequeelmovimiento del doctor Castejón, y esto alguien podría contradecirlo, estaba involucrado con el intento de Golpe de Estado. Era amigo del círculo de personas que lo planificó, intentaba elevar su imagen y empezó a cuestionar lo vinculado con los helicópteros Sikorsky, que realmente nunca compramos. Los famosos Sikorsky...

– Los helicópteros fueron un regalo del rey Hussein, cuando establecimos relaciones comerciales directas con Jordania. Necesitábamos, eso sí, una autorización de Estados Unidos para recibirlos, por ser ellos los fabricantes. Esa “luz verde” venía condicionada a comprar repuestos por cinco años, los cuales costaron US$5 millo-


18 conver sación sació

DOMINGO

11 DE MAYO DE 2014 GUATEMALA

nes, los cuales se giraron mediante una carta de pago del Banco de Guatemala. No había manera de sacar comisiones. Solo la recibió la persona intermediaria que trabajaba para los vendedores de esas partes. Pero se dijo que de ahí nos robamos US$25 millones. Es importante recordar que no se demostró un solo caso de corrupción en mi gobierno, a pesar de investigaciones exhaustivas, sobre todo llevadas a cabo durante la administración de Jorge Serrano Elías. En el proceso del Banco de la Vivienda hubo un juicio sin condena. Yo puedo caminar muy tranquilo por las calles.

de 30 años. Esto sonará como falta de modestia, pero fue una suerte para el país que yo fuese el presidente de entonces, porque soy de convicciones profundamente democráticas y no tengo ninguna aspiración de dictador. Tampoco guardo rencores contra nadie. Pude soportar toda esa presión. Fue una cosa realmente muy alegre.

Manifestaciones aquí y allá

– Sí. No se ganaba tanto como ahora, pero mi salario base era de Q35 mil y tenía una partida de gastos personales, que implicaba regalos y actividades varias, de Q80 mil mensuales. Lo usábamos para hacer reuniones en la presidencia y en Santo Tomás, porque queríamos mantener buena relación con todos los sectores. Y como en la presidencia se cubre la totalidad de los gastos de quien ejerce el puesto, pude ahorrar y salí bien: con alrededor de Q4 millones.

Las huelgas y las protestas en ese momento eran constantes.

– Después dejé de contar, pero en los primeros dos años de gobierno tuvimos 1,700 manifestaciones públicas en el país. Fue el destape. Hace poco me recordaron el origen de una frase que se hizo famosa en su tiempo. Estaba conversando con un periodista extranjero en el Despacho Presidencial y me preguntó que cómo soportaba el ruido en la calle. El interlocutor era Andrés Oppenheimer y le contesté: “Es la música de la democracia”. La primera marcha ocurrió una semana después de tomar posesión. Se reclamaba el alto costo de la vida y lo encabezaba mi hoy ex esposa, Raquel, acompañada de otras mujeres que somataban ollas. Lo repito: era el destape. ¿Qué se hizo para administrarlo?

– Respetar el orden público. No podía haber más de dos manifestaciones a la vez. Aun así, fuimos testigos de colas y colas. El padre Andrés Girón movilizó en una ocasión a 27 mil campesinos que pedían tierra, que vinieron caminando desde Nueva Concepción. Se las dimos. Nadie había podido manifestarse en más

para desestabilizar gobiernos en toda el área, por temor a que grupos populistas tuviesen éxitos importantes en Centroamérica. ¿Considera posible que este o un gobierno futura reciba esa temible “llamada de madrugada”?

– Sinceramente, no lo creo. El Ejército está muy identificado con la institucionalidad. Ahora bien, si las condiciones se complican demasiado desde el punto de vista social, pueden abrirse las puertas a un cambio institucional, aunque no sea un típico Golpe de Estado.

¿Alegre?

– Sí. Siempre dije, por esos días, que estaba contento porque hacía lo que me gustaba y me pagaban bien. ¿Era ese el caso?

Nunca se tomó una acción dirigida a controlar a los medios. Tampoco se les amenazó ni se suspendió el suministro de papel ni se dejó de pautar”

¿Cómo recuerda su relación con la guerrilla? En un comunicado de prensa previo al intento de Golpe de 1989 lo calificaron de “populista demagógico”.

– Considero que no creyeron en la buena fe delgobiernoparaimpulsarlosAcuerdosde Paz, y al final, la firmaron con el gobierno más conservador de los últimos años, el de Álvaro Arzú, lo cual estuvo bien. El proceso de negociación fue muy bueno, porque todos los gobiernos respetaron acuerdos inter partidarios alrededor de políticas de Estado. Hoy en Guatemala se sufre la tragedia de que cada cuatro años empieza la historia, en vez de darle continuidad a procesos que resuelvan problemas de fondo. Nuestro gobierno impulsó microcréditos, y a la pequeña y

Haga autocrítica: ¿qué hubiese hecho distinto para evitar el intento de Golpe de 1989?

mediana empresa, por ejemplo. Muchos de estos esfuerzos se perdieron.

Los días posteriores A los oficiales involucrados en este intento de Golpe se les concedió una amnistía luego de abrirles procesos. ¿Por qué?

–Para mantener consolidada la unidad del Ejército. Las “vendettas” internas crean enemigos permanentes, y no queríamos afectar a quienes no habían entendido el proceso. Y en el país pasaron muchos años antes de que se volviese a presentar una situación de Golpe. Hablo del caso Rosenberg. ¿Cree que éste fue un intento de Golpe de Estado?

– Creo q que fue montado p para provocarlo. p El presidente Álvaro Colom enfrentaba una etapa crítica, en la que se decía que era radical y que Sandra Torres iba a ser la presidenta. Además, estaba el antecedente hondureño. Hubo un intento

–Quizá el principal error, y que causó la radicalización, fue la prepotencia política en el Congreso de la República. Como teníamos mayoría, rompimos el diálogo con el sector privado y aprobamos la reforma tributaria, sin ante solucionar la desconfianza que generábamos. ¿Había razones que fundamentaran esa desconfianza?

–No. Solo el miedo ideológico de carácter histórico recurrente en Guatemala, que ha provocado la interrupción de muchos gobiernos de buena fe. Los temores y la resistencia al cambio son los que la generan y, si los políticos toman decisiones irreflexivas, se fomenta más. Quizá la lección más importante de todo este proceso es que se necesita una etapa de profunda reflexión con el sector privado para planificar, junto con el gobierno de turno, un cambio gradual de estructuras en el país. Si sigue creciendo la pobreza, si siguen faltando oportunidades, si no crece el Producto Interno Bruto, y si el gobierno sigue siendo tan poco funcional porque no tiene dinero, van a darse las condiciones,denuevo,paraelrompimiento institucional.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.