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Choque de estilos. Dos equipos que le daban un buen trato a la pelota, pero los europeos eran más físicos. Argentina se puso arriba con un gol de Mario Alberto Kempes. El cordobés de Bell Ville se vestía una vez más de héroe. Su potencia era el caballito de batalla para los de Menotti. Holanda iba en busca del empate y Argentina se defendía con toda su artillería para aguantar la diferencia, pero a ocho minutos del final vino un centro de la derecha que encontró la cabeza de Naaninga, que puso el 1-1 para los europeos. La gente amagó con callarse, pero el aliento fue más fuerte. Un tiro en el palo de Resembrik enmudeció el Monumental, e hizo temblar el arco del “Pato” Fillol. Y se vino el alargue. Treinta minutos más de sufrimiento. Otra vez apareció la capacidad goleadora del “Matador” Kempes que hizo el segundo gol y gestó la tercera conquista que hizo Bertoni: 3-1 para Argentina. Locura. Lágrimas. Explosión. Alegría. Todos se abrazaban. Por un momento los jugadores, el cuerpo técnico, los hinchas y todo el pueblo argentino, se olvidaron del mal momento que vivía el país por la dictadura. Argentina campeón del mundo. La primera vez. En casa. Ante su gente. Entraron once a la cancha, pero todo un país los alentó para que lograran el objetivo. Las atajadas de Fillol. Las proyecciones de Olguín y Tarantini. La jerarquía de Passarella. La calidad de Galván. El ida y vuelta de Ardiles. El termómetro de Gallego. Los go-

Las sedes

Formación. El equipo de 1978 abrió la puerta a los galardones del fútbol argentino. les de Kempes. Los desbordes de Bertoni y Ortiz. Las guapeadas de Luque. Los tiempos que marcaba Larrosa cuando le tocó jugar, y en la final la rompió. Las gambetas endiabladas del “Loco” Houseman. La rebeldía del “Negro” Valencia. Las zancadas de Julio Villa. La habilidad del “Beto” Alonso. A estos héroes hay que sumarles a los que les tocó apoyar de afuera y jugar poco o nada: Ricardo Lavolpe, Julio Baley, Ricardo Pagnanini, Miguel Oviedo, Rubén Galván y Daniel Killer. Después, la fiesta en las calles y el intento fallido de millones de argentinos de tapar con la gloria deportiva el horror que se vivía en el país.

La campaña Primera fase Argentina 2 - Hungría 1 Argentina 2 - Francia 1 Argentina 0 - Italia 1

Buenos Aires (se jugó en el estadio de River y Vélez) Córdoba Mar del Plata Rosario Mendoza

Segunda fase Argentina 2 - Polonia 0 Argentina 0 - Brasil 0 Argentina 6 - Perú 0 Final Argentina 3 - Holanda 1

Los campeones Arqueros: Ubaldo Fillol, Ricardo Lavolpe y Julio Baley. Defensores: Jorge Olguín, Luis Galván, Daniel Passarella, Alberto Tarantini, Ricardo Pagnanini, Daniel Killer, Miguel Oviedo. Volantes: Osvaldo Ardiles, Américo Gallego, Mario Kempes, Omar Larrosa, Rubén Galván, Julio Villa, Julio Valencia, Norberto Alonso. Delanteros: Ricardo Bertoni, Leopoldo Luque, Oscar Ortiz, René Houseman.

Goleadores del campeón Mario Kempes M

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Leopoldo Luque Le

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Daniel Bertoni Da

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René Houseman 1 Re R Alberto Tarantini 1 A Al Daniel Passarella 1 Da

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Pibes de oro 38

Todavía estaba fresco el Mundial ganado en 1978. Y un año más tarde, con Diego Armando Maradona como gran figura, Argentina se consagraba campeón mundial juvenil por primera vez en la historia. El 7 de setiembre de 1979 vencía 3-1 en Japón a Unión Soviética. Hugo Alves –de penal, Diego Maradona y Ramón Díaz, hicieron los goles del equipo nacional que levantaba la copa en Oriente. Fue campeón invicto y con puntaje ideal. Jugó seis partidos. Hizo veinte goles y le convirtieron sólo dos. Diego Maradona fue elegido el mejor jugador del certamen y Ramón Díaz fue el goleador con ocho conquistas. El fútbol, al igual que la vida, siempre da revancha; y este torneo fue la revancha de Diego, que un año atrás fue desafectado por Menotti para Argentina 1978, supo esperar su momento de gloria, que llegó en Japón. El equipo que dirigía César Luis Menotti compartió la zona con Polonia, Yugoslavia e Indonesia. Debutó el 26 de agosto con una goleada 5-0 a Indonesia. Tres goles del “Pelado” Díaz y dos de Diego. Fue un baile bárbaro. Los chicos argentinos mostraron su mejor versión. El fútbol que desplegaron fue música para los oídos de los japoneses que quedaron maravillados por el elenco “Albiceleste”. Después fue el turno de Yugoslavia. Unos robots contra la jerarquía de los “locos bajitos” argentinos. La Selección dominó de principio a fin, pero no podía romper la paridad. Y justamente el más bajito fue el que le dio la victoria a Argentina. El “Pichi” Escudero comenzó a hacer slalon, dejó a tres rivales en el camino como si fueran conos de entrenamiento y definió con sutileza para poner el 1-0 final. El último rival del grupo fue Polonia. Otra muestra de fútbol de los pibes. Ganaron 4-1. Diego Maradona, Juan Simón Dupla ganadora. Diego Maradona y Ramón Díaz, las figuras entre los juveniles.


La campaña Primera fase Argentina 5 - Indonesia 0 Argentina 1 - Yugoslavia 0 Argentina 4 - Polonia 1 Cuartos Argentina 5 - Argelia 0 Semifinal Argentina 2 - Uruguay 0 Final Argentina 3 - Unión Soviética 1

Goleadores del campeón Ramón Díaz Diego Maradona Gabriel Calderón Osvaldo Escudero Juan Simón Hugo Alves

8 6 3 1 1 1

Los campeones Arqueros: Sergio García y Rafael Sería. Defensores: Juan Simón, Rubén Rossi, Abelardo Carabelli, Hugo Alves, Marcelo Bachino y Jorge Piaggio. Volantes: Daniel Sperandío, Juan Barbas, Osvaldo Rinaldi, Juan José Meza y Diego Maradona. Delanteros: Osvaldo Escudero, Alfredo Torres, Ramón Díaz, Gabriel Calderón y José Luis Lanao. y Gabriel Calderón –por partida doble- se vistieron de héroes. El mundo futbolístico estaba asombrado por este equipo. No sólo ganaba, también goleaba. Y jugaba un fútbol de alto vuelo. La magia de Maradona. Los goles de Ramón Díaz. Argentina se encaminaba hacia el título. Argelia se cruzó en los cuartos de final. Fue otra víctima de Diego y su ballet: 5-0. Tres conquistas de Ramón Díaz, Maradona y Calderón, pusieron en su lugar a los argelinos que se volvieron a casa. Clásico rioplatense en la semifinal. Uruguay en el camino. Era el desquite del Sudamericano, donde la “Celeste” le había ganado

Con la Copa. Diego con el trofeo que consagró a los chicos argentinos.

1-0 en el Centenario. Apareció una vez más el fútbol argentino. Un gol de Ramón Díaz y otro de Diego Maradona pusieron la casa en orden. Los chicos ganaban 2-0, se tomaban desquite de la derrota en Montevideo, sacaban a Uruguay del Mundial y se instalaban en la final. Ahí lo esperaba la brava Unión Soviética. Igor Ponomarev puso arriba a los europeos. Por primera vez en el torneo, la Selección estaba abajo en el marcador. Una prueba de carácter que estos pibes tenían que demostrar. Además del fútbol, le agregaron personalidad. Hugo Alves –de penal- puso las cosas 1-1. Ramón

Díaz, con un golazo metió el 2-1. Y como no podía ser de otra manera, el mejor jugador del campeonato, Diego Armando Maradona, de tiro libre sentenció el partido: 3-1. Argentina campeón del mundo. Dos títulos en dos años. Uno para la mayor y otro para los juveniles. Diego Maradona y Ramón Díaz fueron los abanderados de un equipo que dejó su impronta en Japón, no sólo por los resultados, sino también por el juego. Argentina enamoró a todos. Había una sociedad perfecta para cada jugada, Diego las armaba y el “Pelado” las terminaba. Un combo perfecto. Una gran Selección.


Una Alianza 40

La Alianza con historia. El equipo puntano que participó de un torneo nacional y le jugó a los grandes de igual a igual. En 1979 se produce un hecho sin precedentes en el fútbol sanluiseño. Por primera vez un equipo de la provincia participa del Nacional, el máximo torneo organizado por la AFA. Para ello se fusionaron deportivamente Juventud Unida Universitario con el Deportivo Pringles, así el equipo pasó a denominarse Alianza. Juventud venía de perder de manera vergonzosa en 1978 una final con San Martín de Mendoza. El primer encuentro se había jugado en la cancha de Estudiantes (le alquiló el estadio) y ganó 1 a 0 con un gol de “Lalo” Maldonado a los 13

minutos del segundo tiempo. El domingo siguiente se disputó el desquite en el estadio de “Los Chacareros” y fue un robo a mano armada, al minuto del partido, el árbitro Jorge Borelli expulsó a Víctor Sosa, (en San Luis había sido el mejor jugador) después a Luis Alberto Arroyuelo y posteriormente a Hugo Gómez, el equipo quedó desmembrado y Juventud perdió 2 a 0. Hubo que volver a empezar, Alianza salió campeón del torneo local y ganó el derecho de jugar nuevamente el Regional, eliminó a Colegiales de Villa Merce-

des (2 a 1) en los dos partidos, con Peñarol de San Juan igualaron 1 a 1 (se jugó en Córdoba) y en San Luis, le ganó 2 a 1. Con Independiente de Neuquén perdió 1 a 0 de visitante y lo eliminó por penales (42), después de ganarle 1 a 0 en los 90 reglamentarios, (Miguel Ángel Lucero atajó 2 penales). Así nació la más grande performance del fútbol sanluiseño. Por primera vez, un equipo local jugaba un torneo Nacional, codeándose con los mejores del país. Se habían unido dos de las más antiguas instituciones para hacer realidad un


“Nacional” viejo y anhelado sueño futbolístico: llegar a jugar en el fútbol “grande”. El domingo 2 de setiembre de 1979, la Alianza Juventud Unida Universitario Pringles, comenzaba a desandar el largo camino del Nacional de AFA. Debutó contra San Martín de Tucumán sin abrir el marcador en el estadio “Héctor Odicino-Pedro Benoza” de Sportivo Estudiantes, donde hacía de local. La cancha estaba como nunca. Miles de hinchas fueron llegando desde temprano de toda la provincia para ver en acción al equipo puntano. Fueron 14 fechas, ida y vuelta. Alianza integró la zona “A” y jugó contra Independiente de Avellaneda, San Martín de Tucumán, Vélez Sarsfield, Unión de Santa Fe, Atlético Ledesma de Jujuy y Ferro Carril Oeste de Buenos Aires. Alternó buenas y malas. Jugó 14 partidos. Ganó tres. Empató cinco y perdió

seis. Convirtió 15 tantos y recibió 21. Con San Martín de Tucumán empató los dos encuentros, 0 a 0 y 1 a 1. En los Interzonales, le ganó a Independiente Rivadavia de Mendoza 1 a 0 y de visitante igualó 1 a 1. La sorpresa la dio en Jujuy cuando le ganó 2 a 1 a Atlético Ledesma de esa provincia y en San Luis igualaron 1 a 1. Con Independiente de Avellaneda perdió los dos encuentros, 2 a 1 y 5 a 2. Después con Unión de Santa Fe, perdió un partido inexplicable 1 a 0 y de visitante le ganó 2 a 1. Por último jugó con Vélez Sarsfield perdiendo 3 a 2 y cuando los de Liniers vinieron a San Luis igualaron sin abrir el marcador. Alianza fue sexto en su zona y en el global, único en la posición veinte. Fue una gran experiencia. Un equipo que entró en la historia grande del fútbol de San Luis. El primer y único elenco puntano en jugar un Nacional.

El plantel Arqueros: Miguel Ángel “El Loco” Lucero, José Carmelo Gauna, Daniel Giachi. Defensores: Jorge Marcelino “Coco” Muñoz, Hugo Esteban “Toro” Gómez, Mario Alberto Magallanes, Horacio Rosales, Domingo Villegas, Agustín Emilio “Huevo” Lucero, Daniel Uzin, Carlos Alberto “Gallito” Escudero, Enrique Osvaldo “Chalita” Maldocena, Antonio Segundo Vergara. Volantes: Félix Darío Cavallaro, Ricardo Santos Logiácono, Carlos Alfredo “Cordero” Torres, Osvaldo “Pucho” Barrera, José Santiago Tello, Agustín Alberto Escudero, José “Jocho” Fernández. Delanteros: Luis Omar Alfonso, Raúl Eduardo “Lalo” Zavala, José “El Mudo” Amieva, Antonio Luis Mazza, Oscar Alfredo Paiva, Hugo Alberto Olmos, Enrique Orlando Genolet. Cuerpo Técnico: Miguel Ángel “El Negro” Guzmán (director técnico), Américo “El Turco” Sosa Sánchez (ayudante de campo), Ángel Sanfilipo (masajista), Jorge Bazagaistegui (preparador físico).

Anécdotas * A la flamante Alianza le hacía falta presupuesto, entonces se organizó una rifa de 100 números, que consistía en una cena en el Aerobar, muy de moda por aquellos años, y el sorteo de un Fiat 600. Fue para abril de 1979 que Hugo Sebastián “El Pelado” Diez y Jesús Martín vendieron 68 números de los 100, eran un espectáculo trabajando. Una vez realizado el sorteo, el auto quedó para Luis Carlos Aiello y la cena fue un éxito tremendo, quedaron más de 17 mil pesos moneda nacional. * La Alianza trajo al primer equipo de Boca Juniors. Con Juan Carlos Lorenzo a la cabeza, vinieron todos sus titulares a cambio de cinco millones de pesos, no fue un buen negocio, se recaudó algo más de la mitad de lo que pensaban, una merma en las arcas y el Nacional estaba a un paso. * Miguel Ángel Guzmán dijo: “Armé un equipo de obreros del fútbol. No será vistoso, jugaremos de contragolpe, ése es nuestro fuerte además de estar en muy bien físicamente. Nada está librado al azar, no nos gusta perder, estamos invictos en San Luis, los únicos partidos que perdimos fueron de visitante el año pasado con San Martín de Mendoza e Independiente de Neuquén. No tenemos experiencia a nivel nacional pero les jugaremos de igual a igual en todos lados, San Luis se merece esto y mucho más”.


De las sombras resurgir del cine George Lucas, la mente maestra tras “Star Wars” (conocida como “La Guerra de las Galaxias”), fue el promotor de una nueva forma de mirar el cine. Creó la segunda saga más exitosa de la historia, que recaudó 6.707.621.908 de dólares en todo el mundo. La inversión inicial fue de once millones de dólares. Irrumpió el 25 de mayo de 1977 en Estados Unidos y en diciembre de ese año, llegó a las pantallas de Argentina. Pero aquí no fue el megaéxito actual. En su país de origen sólo 37 salas se animaron a pasarla. Y pronto comenzaron a sumarse más debido a la buena aceptación. Lucas tenía 33 años cuando la escribió, en su casa al norte de California, y dirigió. En su momento dijo que el éxito se debió a que es una película con un mensaje positivo, con héroes y villanos, y divertida de ver. Se inspiró en un mundo de fantasía que mezclara el western y Flash Gordon. La película redujo, con la Fuerza, el concepto de la religión a un punto muy básico. Hay una deidad o un poder que controla el destino de las personas para bien o mal, un concepto al cual recurre la humanidad. Un joven granjero, Luke Skywalker, queda en el medio de una disputa entre el Imperio y la Alianza Rebelde, y se trans-


al imperio: con “Star Wars” forma en el héroe que acaba con la forma de gobierno opresora. Robots, criaturas de todas las razas y planetas forman parte de una iconográfica crítica gobierno americano t caa al ti a gob obier ob bier ierno n ame americ ricano ano b bélico. La primera no llevaba clásico lema aba ba el ba el cl clási ási ás siico lem ema ““Episodio Episod Epi sodio sod o IV”, aunque la historia previa pre pr r via vii ya y rondaba rronda ro ondaba b por la barba morena del amigo am mig iggo go de de Steven Stev Stev t en Spielberg y Francis F Ford Coppoord ord d C Co opp p ppo la (con quienes adaptó ó su su ttesis esi sis si “THX 1138” en una historia his h isto is to tor oria i futurística en 1971). Fu Fue ue lla a inauguración de contar n ar nta historias que continuaran raan en otras películas como mo mo hizo Marvel o Indianaa Jones (también de Lu-cas). Por las dudas, a ese capítulo le asignaron un final. Fox fue la única productora que decidió darle una mano all cineasta, pero lo hizo o con recelo, con las duudas de si esta gran idea deeaa podía funcionar. A tal punpun u unto Lucas estaba convencido n do nci nc de su idea que aceptó ó no n rerecibir un solo dólar porr su u tra tra-bajo. Eso sí, firmó la exclusivixcclu clusiv siviidad de todo el merchandising n singg ndisin ndi y mal no le fue. Las figuras uras ra de acción se vendían antes nttes de estar en las jugueterías. s. Con esa plata, Lucas pudo crear la empresa mp p esa dee ef pr eefectos ectos o especiales (Industrial Light Magic), L & Magic Ma gic), ) de sonido (THX), de novelas Books) o las ove a (Lucas (L Luca uc s B ooks) ook s) y de de videojuegos vid vi ideojuego goss (LucasArts Entertainment Company). Todo eso fue vendido a Disney en cuatro mil millones de dólares en 2012. La empresa del ratón reflotó la saga con la séptima película “El Despertar de la Fuerza”, que se convirtió en la tercera con

mayor recaudación a nivel mundial, detrás de “Avatar” y “Titanic”. Sir Alec Mc GuinEl experimentado actor de teatro o inglés i Wan “Ben” Kenobi, dijo ness, ess, que interpretó te p etó a Obi Ob W setenta en la década del sete en que era una película de “hadas” y llaa filmó para ganar plata obtuvo el amor de solamente. Pero P incondicionales de unos los fans in n más queridos de la de los JJedis e Orden. Orden en Así A como algunas ideas crecieron fértiles, otras cree fueron fruto de la suerfu u te. tte La nave emblema de la l saga, la Millennium Falcon, fue construida en uno de los nueve estudios utilizados, el Estudio Elstree, en las afueras de Londres. Su nave parecía un cigarro n y los armadores detectaron que se parecía a taa un n vehículo de una serie inglesa. inglle Lucas instó a modificarla a contrarreloj. A un empleado pleeado se le ocurrió que se parezca rez e ca c a una hamburguesa, otro opinó opinó que q lleve un radar, otro, que qu tenga una cabina al qu costado. Listo, la chatarra co os espacial más rápida de la esp galaxia estaba definida. gaal Lo más importante para técnico p a el aspecto par t técni té cn co c es e su manera de filmación. Hubo más que en ció ón. Hub H o 365 365 efectos efecto ctoss especiales espeecia espe ciales les fotográficos, fo cualquier otra cinta de la época. Algunas escenas se filmaban tres veces y se mezclaban para que el protagonista Luke sostenga el sable láser y entrene la Fuerza con la bola flotante, por ejemplo.

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Para Pa Par P aarraa darl d darle arl rle vida rl viida da d a las a naves na naves ves y algunas al unass cria alguna ccriaturas riatu tu de la galaxia recurrió utilización mu mu muy uyy muy muy lejana, mu leja j na, na, Lucas na Lucass re Lu recu currió a laa uti cur cu tiliz lizaci ació ó de la pantalla azul para mezclar maquetas y fondos diseñados con la computadora. Por primera vez se utilizaba esta técnica para contar una historia y no para ser un mero fondo como en “Casablanca”. Años más tarde hizo lo mismo con la pantalla verde, que daba mejores réditos a la credibilidad del ojo humano. Y claro, fue la segunda vez que los cineastas comenzaron a copiarlo. El funcionamiento de los 33 robots creados trajo inconvenientes a la filmación y cada día de retraso podía costar más de cien mil dólares. Algo que provocó impaciencia en los directivos de Fox. Fueron diez semanas de filmación en los estudios de Londres y 130 personas trabajando para cumplir el calendario. Las aventuras de Luke Skywalker en su batalla contra la Estrella de la Muerte están basadas en los combates aéreos de la Segunda Guerra Mundial, de acuerdo a lo plasmado en los films de Hollywood. Para los combates aéreos espaciales se utilizaron maquetas especiales y al usar las computadoras, diseñadas especialmente para esta cinta, fue posible filmar los elementos de la secuencia con una libertad inédita para la industria hasta ese momento. Al controlar el movimiento de la cámara y recordar esos movimientos el ordenador permitió llevar una fotografía más compleja y visualmente dinámica. Las maquetas eran fotografiadas delante de la pantalla azul lo que permitió, luego, colo-

car otros elementos en la escena. Las explosiones de la Estrella de la Muerte fueron a la vieja usanza, es decir, hubo detonaciones reales sobre la maqueta, que contenía pequeñas cargas explosivas. Se tardó dos años y costó tres millones y medio de dólares crear las miniaturas y realizar los efectos ópticos. La industria de los muñecos copió esa manía de comercializar figuras y todo tipo de productos. Los grandes estudios de cine se animaron a sagas como Harry Potter o los superhéroes de Marvel. Sin olvidarse de Transformers o Avatar. Pero la magia de “Star Wars” no sólo se encuentra en sus efectos especiales. Su fuerza proviene de algo único y mucho más sencillo: el espíritu romántico que la impulsa. Ante ella todos nos volvemos jóvenes y creemos que cualquier cosa es posible. En un documental sobre cómo se hizo la cinta, C-3PO le pregunta cómo seguirá todo a su inseparable R2-D2. Casi 40 años después, no sabemos qué responder.

Por la misma senda Encuentros cercanos del tercer tipo (1977)

Alien (1979)

La película de Steven Spielberg narró la historia de un reparador de líneas eléctricas al que le cambió la vida tener un contacto con naves espaciales. En la primera aparición de la nave madre puede verse al androide R2-D2 de cabeza en Otra a la que Fox no le puso fichas por una de las secciones de la nave. Después ser una película de “suspenso de bajo realizó un autohomenaje en la quinta saga presupuesto”. El éxito generó una frande Indiana Jones. quicia de novelas, cómics, videojuegos os y juguetes, así como tres secuelas —Aliens, en ns, s Alien 3 y Alien Resurrection—, dos crosos-sovers —Alien vs. Predator y Aliens vs. s. Predator: Requiem— y dos cintas relacionadas con la trama original, Prometheus y Alien: Covenant.

E.T. (1982) El filme del amigo espacial tuvo el mismo presupuesto que “Episodio IV” pero recaudó más. Los críticos la aclamaron como una historia intemporal de la amistad y la sitúan como la película de ciencia ficción más grande jamás realizada, según una encuesta de Rotten Tomatoes. Tuvo dos reestrenos: 1985 y 2002.


El asesinato de John Lennon La noche del 8 de diciembre de 1980, un desequilibrado mental sepultaba definitivamente la década del 60, al menos en el plano musical. John Lennon era asesinado por un tal Mark David Chapman de cinco tiros cuando regresaba junto a su mujer Yoko Ono de los estudios de grabación Record Plant, en Nueva York. Este suceso trágico para la humanidad, que fue tapa de los principales medios del mundo, impidió que millones de fans del mundo de Los Beatles (admiradores de la época en que estaban juntos y de las nuevas generaciones) pudieran seguir disfrutando del grupo más influyente en la historia del rock del siglo XX. En octubre había cumplido 40 años y en noviembre publicó el álbum “Double Fantasy”, grabado junto con su esposa. El músico comenzó una carrera prolífica con Los Beatles y luego como solista, aunque no tan exitosa como en su antigua banda, pero se destacó también como activista político en contra de las guerras (la de Vietnam sobre todo). El tema que da título al álbum, “Imagine”, para muchos es el “mejor tema” de la etapa en solitario de Lennon y se mantiene como un exponente e himno de la paz mundial. El 9 de octubre de 1975 nació Sean (la misma fecha de John), el segundo hijo del músico. El primero se llamó Julian y fue fruto de su casamiento con Cynthia Powell, en los comienzos de la beatleamanía. A partir de ahí se dedicó a Sean, levantándose a las seis todos los días para planear y preparar sus comidas y pasar tiempo con él. Preparaba pan casero, se jactaba de cocinar un arroz a punto y le daba de comer al gato (felinos que John adoraba). Dejó todo por Sean: se ve que sentía un gran arrepentimiento de no haber hecho lo mismo con Julian, debido a la locura que rodeaba a Los Beatles, la grabación de discos y giras por todo el mundo en los 60. Ono se dedicaba a los negocios de su marido. Tras 5 años de ostracismo y ante la insistencia de amigos músicos como Mick Jagger o Bowie, que le insistían que volviera, decide regresar y grabar junto a Yoko. En definitiva, Lennon fue un poeta iluminado, un fantástico hacedor de melodías y un personaje de cuento que en su

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camino capaz de emparentar la vida y el arte, desnudó sueños y miserias, amores y odios, y una apacible rabia en pos de intentar construir el mundo mejor que tan bien describió en “Imagine”.


La Guerra de 46

“Dieron luz las Tres Marías/ la Cruz del Sur, el camino. / El mar de brioso a cansino / pasó a estar ese día; / pa’ que en esta porfía / ahora rumbo al naciente / y saldar cuenta pendiente / de sacar a los “corsarios”; / en esta Operación Rosario / pariendo nuevos valientes”. Así describió el poeta puntano y ex combatiente Fernando Grippaldi el arribo de las tropas del Ejército Argentino a las Islas Malvinas, el 2 de abril de 1982. Tres días antes, los planes de recuperar la soberanía de las islas aún eran un secreto, aunque algunas acciones de la Junta Militar a fines de marzo ya habían puesto en alerta al Reino Unido. El mar estaba calmo, el cielo despejado y la luna en alto. A las 2 de la mañana el desembarco ya había terminado y para las 9:30 el gobernador colonial Rex Hunt le había rendido el territorio al contralmirante Carlos Büsser. Setenta y cuatro días después, los soldados argentinos regresarían al país derrotados, abriendo en su regreso una herida que la Patria aún no termina de sanar. Los ingleses consideraron que el primer acto de guerra fue la llamada “crisis de los chatarreros”, originada cuando un grupo de trabajadores argentinos que desmantelaban puestos balleneros izaron la Bandera Nacional en la isla San Pedro (Georgia del Sur), el 19 de marzo. El gobierno conservador de Margaret Thatcher le ordenó al único navío británico en el Atlántico Sur que fuera a desalojarlos, y el Estado Mayor General Naval argentino respondió enviando al buque Bahía Paraíso para evitarlo. El repentino movimiento de embarcaciones de la Armada Argentina en la zona del archipiélago encendió la alarma en el Reino Unido y sus aliados, pero la verdad es que el almirante Jorge Isaac Anaya, miembro de la Junta Militar junto a Basi-

lio Lami Dozo, había estado maquinando el plan hacía varios meses y el tema era un secreto a voces. Argentina no atravesaba un buen momento. El gobierno militar se había debilitado y la recuperación de un territorio en litigio hacía más de un siglo era una

idea perfecta para desviar la atención pública y recuperar el fervor patriótico de la sociedad. Además, Anaya contaba con que los ingleses no iban a defenderse, sobre todo porque ellos también estaban inmersos en una crisis económica que había llevado al Ministerio de Defensa


Malvinas 47

británico a prescindir de sus dos portaaviones, de sus dos buques de desembarco de tropas y del patrullero antártico HMS Endurance, acciones que la Junta Militar interpretó como un desinterés por el archipiélago. El 10 de abril, con las islas bajo el total control argentino, el presidente de facto general Leopoldo Galtieri salió al balcón de la Casa Rosada para hablarle a la multitud que se había reunido en apoyo a la recuperación de las Malvinas. “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”, incitó a los ingleses al finalizar su

discurso. Y el público lo ovacionó. Pero lo cierto es que a esas alturas no le quedaba más remedio que “cantar retruco”. Los mecanismos diplomáticos para desactivar el conflicto habían fallado y la flota británica ya estaba en camino. La guerra comenzó formalmente el 1º de mayo con el bombardeo de la pista de aterrizaje de Puerto Argentino por parte de aviones británicos. Exactamente un mes después, el 1º de junio, iniciaron los combates terrestres, a sólo 20 kilómetros de donde cayeran las bombas 30 días antes. Gran Bretaña desplegó siete mil sol-

dados; Argentina cerca de tres mil más. Hubo 355 bajas en el bando enemigo y 649 en las tropas argentinas. La mitad, 323 vidas, perecieron en el hundimiento del crucero General Belgrano, el 2 de mayo, a merced de dos torpedos lanzados por el submarino nuclear Conqueror. Al principio, la Junta Militar hizo participar a los grandes medios nacionales con el fin de construir una opinión pública favorable, pero cuando el conflicto se agravó, el Estado Mayor decretó el control total de toda la información referida a la guerra.


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22 de diciembre

19 de marzo

1º de abril

2 de abril

5 de abril

Rafael Videla pone en marcha una operación para invadir territorio chileno por el conflicto en el Canal de Beagle. Las acciones militares no se concretaron por intervención del Papa.

El empresario chatarrero Constantino Davidoff y su personal parten a las Malvinas en un buque de la Armada Argentina. Mientras desmantelaban un puesto ballenero, izan una Bandera Argentina. Los ingleses lo interpretarían como un acto de guerra.

El presidente Ronald Reagan llama a Galtieri para tratar de desactivar el conflicto, aunque luego termina inclinándose públicamente por el Reino Unido. Años después, archivos desclasificados develaron que Thatcher sentía “tranquilidad” por “saber” que su neutralidad era sólo una figura retórica.

El Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino se convierte en la primera víctima de la guerra, muerto por un grupo de Marines Reales atrincherado en la casa del gobernador inglés Rex Hunt.

Al contrario de lo que pensaba la Junta Militar, el gobierno británico responde al desembarco argentino y envía tropas a recuperar las islas. El despliegue fue denominado Operación Corporate.

1982

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2016

11 de junio

1º julio

14 julio

28 de marzo

11 de junio de 1982: a las 8:50, el avión que trae al Papa Juan Pablo II aterriza en el aeropuerto de Ezeiza. Esa misma tarde dio una misa ante 700 mil personas, donde pidió por los muertos en Malvinas y el fin del conflicto.

La derrota en Malvinas precipita la caída de la tercera Junta Militar y el general Reynaldo Bignone asume la Presidencia. En su primer discurso anuncia el llamado a elecciones, que finalmente se concretarían el 30 de octubre de 1983.

El buque inglés Saint Edmund deja en Puerto Madryn a los últimos soldados argentinos que participaron del conflicto. Eran 636 rehenes detenidos en prisiones militares en las islas.

Tras 20 años de trabajo científico, la Cancillería Argentina presentó formalmente el nuevo límite exterior de la Plataforma Continental Argentina, un paso importante en su reclamo de soberanía por las islas del Atlántico Sur.

Sólo había cuatro periodistas en las islas: Nicolás Kasanzew de Canal 7, Diego Pérez Andrade y Carlos García Malod de la agencia Télam, y Eduardo Rotondo, que recogió material fotográfico y de video. En el continente, las grandes revistas y diarios nacionales se limitaron a levantar las noticias que transmitían la agencia y el canal estatal y plegaron su relato al discurso triunfalista que proponía la dictadura. Titulares como “Argentinazo: ¡Las Malvinas recuperadas!” o “Estamos ganando”, se repitieron una y otra vez en las grandes publicaciones, pero ningún medio tenía fuente propia, nadie hablaba de los muertos ni las condiciones en que estaban los soldados, ni de las estrategias reales para poder ganar la guerra. La ilusión finalmente se esfumó el 14

de junio, cuando el general Mario Benjamín Menéndez, gobernador interino de Malvinas, firmó la rendición ante su par británico Jeremy Moore. El ejército inglés no sólo había mostrado su poderío aéreo y naval, sino que había logrado desembarcar en las islas generando cruentos combates, muchos de ellos cuerpo a cuerpo, en Monte Kent, Monte Dos Hermanas, Monte Longdon, Tumbledown, Monte Harriet y Moody Brock, últimas defensas terrestres de Puerto Argentino. “El combate ha finalizado (…) Contengamos el dolor. Levantemos bien alta la frente. Nuestro pueblo es y se siente fuerte (…) Es hora de asumir, hasta las últimas consecuencias, nuestra identidad y madurez de argentinos”, le pidió Galtieri al pueblo un día después de la rendición.


El retorno de la democracia Con el peso de la derrota de Malvinas sobre sus espaldas, el 26 de agosto de 1982 los militares comenzaron a dar la primera señal de retirada. Ese día, el presidente de facto Reynaldo Bignone, quien había asumido en julio en reemplazo de

Leopoldo Galtieri, dictó el decreto ley 22.627 que daba vía libre a la reorganización de los partidos políticos. Desde el año 1981 la presión popular en busca de una salida democrática había ido en aumento, de la mano de la llamada “Multipartidaria”, un espacio que reunía a los principales dirigentes políticos del peronismo, la Unión Cívica Radical (UCR), el Partido Intransigente (PI), la Democracia Cristiana y el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID). Los militares optaron por escapar hacia adelante e idearon una guerra cuya derrota terminaría sentenciando sus días en el poder.

A la reorganización de los partidos que puso en ebullición al país le siguió el anuncio, en febrero de 1983, de la retirada militar para el mes de diciembre, con la promesa de elecciones en octubre. Recién el 12 de julio de 1983 llegó el momento esperado: Bignone convocó a elecciones mediante el decreto ley 22.847. Después de más de siete años y medio de dictadura los argentinos volverían a votar. La fecha elegida fue el 30 de octubre. Los peronistas se preparaban para ir por primera vez en su historia a una elección sin Perón. Los radicales habían perdido en setiembre 1981 a su último líder, Ricardo Balbín. Y ponían todas sus fichas en Raúl Alfonsín, que había sido consagrado el 30 de julio.

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Un multitud frente al Cabildo festeja el regreso de la democracia.

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Sabato entrega el informe final de la CONADEP al presidente Alfonsín. Más enredado, el justicialismo recién definió como candidato presidente a Ítalo Luder el 6 de setiembre, tras una reunión del Consejo Nacional en el Teatro Lola Membrives. La efervescencia por la vuelta de la democracia puso en la línea de largada a otros diez presidenciables, entre ellos, a Rogelio Frigerio por el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), Oscar Alende por el Partido Intransigente (PI), Francisco “Paco” Manrique por la Alianza Federal y el “Colorado” Jorge Abelardo Ramos, por el Frente de Izquierda Popular (FIP).

La salida de los militares inquietaba y generaba desconfianza. En plena campaña electoral, el 22 de setiembre, la dictadura buscó que su escapatoria quedara además cubierta por un velo de impunidad, con la llamada “ley de autoamnistía” que pretendía extinguir las responsabilidades de los represores durante los años de plomo. Todos los candidatos la rechazaron y anticiparon que la derogarían. Para inicios de octubre de 1983 el radicalismo y el peronismo ya desplegaban toda su parafernalia electoral. Otra vez un mano a mano entre radicales y pero-

nistas. De aquellos días, quedarán en el recuerdo actos multitudinarios de cierre de campaña en el obelisco (el miércoles 26 Alfonsín, el jueves 28 Lúder). ¿Cuánta gente reunieron: 500 mil, 600 mil, 1 millón de personas? Nunca se sabrá. Y nunca un candidato a presidente volverá a igualar semejantes convocatorias. Dos imágenes, tal vez premonitorias del resultado electoral quedarán en las retinas de la historia: el puño cerrado y la voz ronca de Alfonsín recitando el Preámbulo como parte de sus discursos; y el féretro con los colores y siglas de la UCR ardiendo en el último acto peronista. Ganó Alfonsín. Y el peronismo perdió la primera elección de su historia. Los militares se fueron sin dar explicaciones sobre las muertes y desapariciones que orquestaron utilizando los organismos del Estado. Tampoco explicaron por qué cuando asaltaron el país, en 1976, la deuda externa era de 9.700 millones de dólares y cuando se fueron en 1983 era de 45 mil millones. El último año de la dictadura cerró con el 430% de inflación. El nuevo gobierno asumió el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. La Plaza de Mayo se cubrió de banderas celestes y blancas mientras por los altoparlantes sonaba “La Cigarra” (de María Elena Walsh), interpretada por Mercedes Sosa. Tres días después de asumir, Alfonsín ordenó enjuiciar a los represores que habían usurpado el poder en 1976. Un par de días más tarde creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) que trabajó durante 280 días para entregarle en mano al presidente un informe sobre el horror que sembraron los militares. Ernesto Sabato fue una de las célebres personalidades que trabajó en el documento que luego quedaría plasmado en el libro “Nunca Más”. Antes de que terminara el año, el 28 de diciembre, el gobierno derogó la controvertida Ley de Autoamnistía. Después vendrían las condenas, las sublevaciones, los indultos, la hiperinflación... Eran los primeros pasos de un país que empezaba a transitar una democracia recién nacida.


Los puntanos y el regreso a las urnas San Luis recorrió su propio camino hasta llegar a las elecciones del 30 de octubre de 1983. Las formalidades marcan que recién el 3 de agosto el brigadier Nicolás Di Rissio (a cargo del gobierno de San Luis) promulgó el decreto – Ley 4463 de llamado a elecciones para cargos provinciales. A la distancia, dos datos llaman la atención en el contenido de aquel documento: el primero es que los militares invocaron nada menos que a Juan Bautista Alberdi para calificar al derecho electoral como “la primera y más fundamental de las libertades”, a pesar de que ellos mismos se habían encargado de coartarla durante más de siete años. El segundo es que no estaba firmado por el gobernador de facto Di Rissio, sino por el entonces ministro de Gobierno y Educación, en ese momento a cargo del Poder Ejecutivo, Aníbal Eufrasio Sosa. Pero para ese entonces los partidos ya se habían reorganizado y los puntanos habían llenado miles de cartulinas de afiliación. El peronismo contaba con 35.582 adherentes, seguido del radicalismo con 12.885, el Movimiento Popular Puntano (MPP) con 5.236 y el Movimiento de Integración y Desarrollo con 2.600. Con los partidos en plena efervescencia, para agosto de 1983 el PJ no sólo tenía la mayor cantidad de fichas de afiliaciones, sino que además ya había definido nombres. Su candidato a gobernador era Adolfo Rodríguez Saá, un abogado de 36 años vencedor de las internas realizadas el 12 de junio que lo convirtió en el primer partido de la provincia que realizó sus comicios para elegir autoridades que, posteriormente, proclamaría a sus

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Propagandas. Avisos gráficos del MID, el PJ y la UCR previos a la elección de 1983. candidatos. Dos corrientes disputaron mano a mano aquella contienda: la Lista 1 “Blanca, Azul y Blanca” del Movimiento de Unidad, Solidaridad y Organización (MUSO) que llevaba como candidato a Rodríguez Saá y obtuvo 12.722 votos contra los 10.966 de la Lista 3 “Naranja” del Frente de Unidad Justicialista, que postulaba a Eduardo Gastón Mones Ruiz. Rodríguez Saá fue proclamado en el congreso partidario del 15 de julio. Y en un

segundo congreso, realizado el 5 de agosto, presentó su plan de gobierno y el peronismo terminó de definir el resto de las candidaturas. Mientras, los radicales transitaban un camino sinuoso. En 70 días pasaron dos veces por las urnas. Primero para elegir autoridades el 26 de junio, donde fue consagrado Arturo Negri. Pero la elección dejó demasiados heridos y la dirigencia entró en una diáspora que se agudizó con


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Traspaso de mando. Adolfo Rodríguez Saá recibe el bastón de mando de manos del interventor Nicolás Di Rissio. los comicios del 4 de setiembre que consagraron como candidato a gobernador al villamercedino Carlos Zabala (Lista Blanca del MAY) sobre Augusto Ramoni (Lista Azul Renovación y Cambio). Tras las elecciones, la Lista Azul pidió la nulidad y hasta solicitó la intervención de los militares en el partido. Después vinieron las expulsiones de los hombres de Renovación y Cambio como Jorge “Pupa” Agúndez, Álvaro Nieto, Víctor Ortiz y Gerardo Aguilera. Recién a mediados de setiembre, luego de la intervención del candidato presidencial Raúl Alfonsín, los dirigentes locales bajaron con un mensaje de unidad e incluso con una amnistía hacia los expulsados. A los peronistas y radicales se sumaron

las opciones del desarrollismo que tenía como figura principal al ex gobernador Alberto Domeniconi, consagrado presidente del partido en una elección simbólica que se realizó el 26 de junio y donde se presentó una sola lista. En setiembre, “El Pibe”, como le decían, fue proclamado candidato a gobernador, también en una interna de una sola lista. Un cuarto candidato a gobernador fue Joaquín Tula Durán, que representaba a la Alianza Federal, una coalición de centro derecha constituida por el MPP y el Partido Demócrata Liberal (PDL). Además del cargo de gobernador, el 30 de octubre de 1983 los puntanos elegían 14 electores para el Colegio Electoral Nacional, que el 30 de noviembre de

1983 consagrarían al nuevo presidente; cinco diputados nacionales; 30 legisladores provinciales que, a su vez serían los encargados de definir a los dos senadores nacionales por San Luis ya que en ese momento ese cargo se elegía de manera indirecta. Había 147.100 puntanos habilitados para votar. La elección la ganó Adolfo Rodríguez Saá con 48.849 votos (40,48%) que aventajó a Zavala con 44.976 (37,27%). El nuevo gobernador asumió el 11 de diciembre de 1983. Fue el inicio no sólo de una convivencia democrática que ya no tendría interrupciones, sino además el comienzo de una etapa de despegue y desarrollo social como nunca en su historia había tenido la provincia.


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