Fascículo 2

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PERÓN el dueño de la última revolución Cuando Cu u Juan Domingo Perón murió, la historia del d l país p tuvo que dar una vuelta de página obligada. El ya había marcado a fuego el capítulo de El general ge ge lo lo oss casi caa 30 años anteriores que se iniciaron con su los irr up iirr p irrupción en el escenario político y que llevaron a la última últtiim m revolución que vivió la Argentina. La mañana del 1° de julio de 1974 el país estaba La pend pen pendiente de la salud del presidente. Perón, tenía 78 añ año ños. s. A las 14:05, la voz quebrada de su tercera espos. años. saa y vvicepresidente, Isabel Martínez, anunció lo que ca i n cas casi nadie quería escuchar: “Con gran dolor debo tra tr raans ns transmitir al pueblo el fallecimiento de un verdadeo apóstol ap ap ro de la paz y la no violencia”, dijo. Al día sigui ggu uien en los títulos de los diarios reflejaban la noticia guiente uee ya u y había recorrido el mundo. Tal vez la síntesis que del sentimiento se se del de un país haya quedado plasmada n la la portada del diario Noticias que titulaba con leen tra rass bien b grandes y una sola palabra: Dolor. Un breve tras texxtto o acompañaba esa sentencia y ponía en perspectexto tiv iva va llo o que significaba esa muerte. “El general Perón, tiva figu gura gu ra central de la política argentina en los últimos figura treeint i treinta años, murió ayer a las 13:15. En la conciencia m dee millones de hombres y mujeres, la noticia tardará en volverse v vo en tolerable. Más allá del fragor de la lucha políti pol íti que lo envolvió, la Argentina llora a un líder política excep exc ep excepcional” . El autor de esas líneas, era Rodolfo Walsh Wal s Walsh. Pe Perón había nacido en 1895, en Lobos. Era hijo d de do don Tomás Perón (pequeño productor agrícolaga ad gan ganadero) y la tehuelche Juana Sosa. Fue su abuela, D Dom Dominga Duteil, quien lo anotó en la carrera castrens Para 1913 había egresado del Colegio Militar tre trense. de la Nación con el grado de subteniente de Infant ía. Uno de sus biógrafos, Jorge Crespo, asegura ter tería. q een el gimnasio de ese Colegio Militar recibió un qu que g pe que lo dejó estéril y de allí la razón de no haber go gol golpe de ad descendencia. En 1929 se casó con Aurelia dej dejado

Tizón quien luego murió en 1938. En 1939 integró la Misión de Estudios en el extranjero que el Ejército Argentino envió a Europa, con residencia en Italia. Allí vio de cerca la experiencia fascista. Y aunque admiró algunos aspectos de ese modelo, cuando llegó a la Presidencia en 1946, Mussolini había sido fusilado y el fascismo estaba en extinción, lo que lo llevó a hacer una lectura diferente. Además, mientras el fascismo se había sustentado en un partido único, Perón construiría su hegemonía en un escenario de democracia y de la mano de la clase obrera y los sindicatos. En 1943 como miembro de la logia Grupo de Oficiales Unidos (GOU) participó del golpe del 4 de junio. Después eligió un camino diferente a la visión conservadora y oligárquica de los militares argentinos. Y comenzó a construir su propio destino desde un cargo considerado menor en ese momento: el Departamento Nacional del Trabajo que más tarde se convertiría en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Desde allí inició su contacto con la clase trabajadora con la promoción de leyes sociales y la organización de los sindicatos. Los trabajadores contaron, por primera vez, con estatutos que fijaban las condiciones laborales de cumplimiento obligatorio, leyes de protección, jubilación y vacaciones anuales pagas. El protagonismo de Perón y el ascenso de las clases populares ya molestaban a los militares. Perón se recibió de líder de masas el 17 de octubre de 1945 cuando una multitud reclamó su presencia en Plaza de Mayo. Siete días antes lo habían obligado a renunciar y fue detenido y enviado a la isla Martín García. Aquel 17 de octubre unas 300 mil personas llegaron hasta la Casa de Gobierno para pedir su liberación, en medio de una huelga general que se había desatado ni bien fue conocida la noticia de su detención. Esa tarde Perón fue liberado.

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1895

8 de octubre: Perón nació en Lobos (Provincia de Buenos Aires).

1946

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24 de febrero de 1946 gana la Presidencia con la formula Perón–Quijano con el 52%

1911

En 1911, ingresa al Colegio Militar de la Nación. Egresa en 1913 con el grado de subteniente de Infantería.

1946

1929

En 1929 se casó con Aurelia Tizón quien luego murió en 1938.

19 1947

4 de junio de 1946 asume la Presidencia de la Nación. Se ell voto S incorpora i femenino.

1936

En 1936, con el grado de Mayor del Ejército, fue nombrado Agregado Militar en la Embajada Argentina en Chile. Ese año ascendió al grado de Teniente Coronel.

1949

Se reforma la f l Constitución C tit ió Nacional y se incorporan los nuevos derechos sociales.

1973

En las elecciones del 11 de Marzo, con Perón proscripto, gana las presidenciales Héctor Cámpora.

1939

En 1939 integró la Misión de estudios en el extranjero que el Ejército Argentino envió a Europa, con residencia en Italia.

1951

11 de Noviembre de 1951 la formula Perón-Quijano fue reelecta con el 62%

1973

El regreso definitivo se produce el 20 de junio de 1973 y manifiesta su deseo de ser nuevamente presidente.

Desde el balcón calmó a la multitud, anunció su retiro de la vida militar y así abrió el capítulo de su trabajo político de la mano del llamado a elecciones. Se consagró presidente el 24 de febrero de 1946 con el 52% de los votos. Al año siguiente incorporó el voto femenino y en 1949 reformó la Constitución para incluir los nuevos derechos sociales. Todas esas conquistas estaban también apuntaladas por Eva Perón, su segunda esposa con quien se casó en 1945. Perón logró la reelección en 1951 con el 62%. Y un año después muere Evita, afectada por un cáncer. En 1953 aparecen algunos signos de crisis en su gobierno: inflación, desabastecimiento y violencia mediante ataque con bombas a manifesta-


1941

En 1941 es ascendido al grado de Coronel.

1943

1943

1945 El 13 de octubre de 1945 mientras se desempeñaba como vicepresidente y ministro de Guerra, Perón fue obligado a renunciar y luego llevado detenido a la isla Martín García. Conocida la noticia de la detención, los trabajadores de todo el país declaran una huelga general.

1945

Ante la presión popular, el 17 de octubre de 1945 Perón fue puesto en libertad y convocado por los propios gobernantes militares a hablar a la multitud para calmarla.

El 4 de junio de 1943, Perón participó del golpe de Estado como integrante del grupo de oficiales organizados en una especie de logia denominada GOU (Grupo Oficiales Unidos)

El 10 de diciembre de 1943 asumió en la Secretaría de Trabajo y Previsión e inició su contacto con la clase trabajadora, adentrándose en sus problemas y necesidades.

1952

1953

1955

1960

1972

El 26 de Julio de 1952 murió Eva Perón, afectada por un cáncer.

En 1953 Perón plantea, su pensamiento sobre la política exterior basada en los conceptos de “continentalismo” y “universalismo”.

El 16 de setiembre de 1955 el Gobierno constitucional de Perón fue derrocado por un golpe militar.

Luego de vivir en diferentes países latinoamericanos en 1960 Perón se traslada a España.

Regresa por primera vez el 17 de noviembre de 1972.

1973

El 13 de julio Cámpora renuncia, convoca nuevamente a elecciones y el 23 de setiembre de 1973 Perón gana con el 60% de los votos.

1974

1° de Julio de 1974: muere Perón a los 78 años.

ciones peronistas. “Por cada uno de nosotros que caiga, caerán cinco de ellos”, dijo. Esa frase se usaría después a modo de justificación en los años 70. Perón rompió con la Iglesia luego de derogar la ley que imponía la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y sancionar una ley de divorcio. En 1955 la firma de un precontrato con la Standard Oil para la explotación del petróleo disparó grietas internas bajo la idea de que el acuerdo lesionaba la soberanía nacional. El 16 de junio de ese año un alzamiento militar tuvo por objetivo matar a Perón pero se frustró aunque la Marina (el Ejército y la Aeronáutica no participaron) se encargó de bombardear Plaza de Mayo. Murieron unos 300 civiles. Esa noche grupos peronistas, quemaron iglesias a modo

15 de venganza. El 16 de setiembre de 1955, Perón fue derrocado. Se iniciaba entonces un periplo en el exilio: Paraguay, Centroamérica, España. Y una larga proscripción a su partido y su figura. En el medio se casaría con Isabel Martínez. En los primeros días fuera del país un periodista de la NBC le preguntó qué haría para volver a la Argentina. “Nada —contestó Perón —todo lo harán mis enemigos”. El general tenía razón aunque pasarían 18 años para su regreso definitivo en 1973, con un fallido intento en 1964 (la dictadura brasilera hace retornar el avión a España cuando había aterrizado en Río de Janeiro) y un breve paso en 1972 donde rearmó el partido peronista que luego fue bajo el nombre de “FREJULI” a las elecciones presidenciales con la fórmula Cámpora - Solano Lima. Perón aún estaba proscripto. Su regreso definitivo al país fue el 20 de Junio de 1973. Dos millones de personas lo esperaron en Ezeiza donde se generó un enfrentamiento entre diferentes corrientes peronistas. Cámpora, que había ganado las elecciones de marzo de ese año, renunció y hubo nuevas elecciones ya sin la proscripción del general que el 23 de setiembre ganó con el 62% de los votos. Ocho meses y medio después de haber asumido la Presidencia millones lloraron su muerte. Tal vez porque sabían del vacío político que abría o intuían los años de violencia y terror que lo sucederían. Tal vez, porque sabían que quedaba una segunda revolución pendiente, ésa que ningún otro líder político pudo concretar.


El sueño terminó: “Paul deja Los Beatles”

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Adiós a los sesenta. Bienvenido los setenta. En efímeros 8 años hicieron de todo Los Beatles (integrados por John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr): grabaron más de 210 canciones que formaron parte de 13 discos oficiales que lideraron los charts de todo el planeta, realizaron giras por todo el mundo, filmaron cinco películas, la reina Isabel II los condecoró Miembros del Imperio Británico, dijeron que era más famosos que Jesús (bah, John fue)… y cambiaron el mundo. El 10 abril de 1970 llegó la noticia que ningún fan quería escuchar. Las portadas de los diarios, primero en Londres, y luego de todo el mundo reflejaban la separación de la banda que con los años se transformaría en la más influyente de la Lo cierto es que jamás volvieron a eshistoria del rock: “Paul deja Los Beatles”, tar juntos, ni siquiera en una cena solos o tituló en letras catástrofe el londinense en compañía de sus mujeres. En lo mu“Daily Mirror”. Todo tenía que ver con un (ya mítico) autorreportaje que el mismo bajista había enviado un día antes a los medios con el fin de promocionar el lanzamiento de su primer disco solista, “McCartney”, programado para el 17 de abril. En la entrevista decía que no tocaría más en Los Beatles y no volvería a componer canciones con Lennon por el momento. En consecuencia, el último trabajo de Los Beatles “Let it be” (grabado en enero de 1969) recién saldría a la calle con la película homónima el 8 de mayo. Ocho meses después luego de que McCartney anunciara su salida del grupo, el 31 de diciembre de 1970, presentó una demanda para la disolución formal de la banda que llevó varios años. Una corte inglesa disolvió legalmente a Los Beatles el 9 de enero de 1975.

sical hubo amagues, alguno tocó como invitado en el álbum de otro, pero nada más. Los medios de la época dijeron que la separación de la banda fue por desacuerdos comerciales entre los músicos. También agregaron los egos (de John y Paul) y culparon a las mujeres que los acompañaban. La mujer de Lennon, Yoko Ono, fue condenada mundialmente por los fans como la que separó al grupo. Paul quiso absolverla públicamente años después y ya fallecido John: “Ella ciertamente no rompió el grupo. No creo que podamos culparla de nada”. El 10 de abril de 1970 quedó como una fecha trágica para la música… “The dream is over”, como dijo Lennon, frase que pertenece a la canción “God” editada mer disco co o so ssolista lis issta a fines de 1970 en su primer Lennon/Plasti t cO no Ban Band. Ba John Lennon/Plastic Ono


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Racing es 18

El 4 de noviembre de 1967 quedará por siempre grabado en las retinas de los hinchas de Racing. La Academia, con gol del “Chango” Cárdenas, le ganaba 1-0 al Celtic de Escocia en el “Centenario” de Montevideo y se convertía en el primer equipo argentino en ganar la Copa Intercontinental. Si bien es cierto que luego también la consiguieron Estudiantes de La Plata, Independiente, Boca, River y Vélez, el que marcó el rumbo fue La Academia. Y nadie le quitará al equipo de Avellaneda ser el primero que escribió su nombre en las páginas doradas de la FIFA. Fueron tres duras batallas. En la ida, jugada en Escocia, ganaron los europeos 1-0. La revancha, que se disputó en el “Juan Domingo Perón”, fue para Racing 2-1, con conquistas de Raffo y Cárdenas. Había que desempatar. Y el lugar elegido para el cotejo decisivo, fue nada más ni nada menos, que el “Centenario”. Los argentinos fueron más visitantes que nunca, ya que los “Charrúas” alentaron a los escoceses. ¿El motivo? Racing le había ganado la final de la Copa Libertadores a Nacional de Uruguay, y todavía tenían la sangre en el ojo. El estadio estaba lleno. Los argentinos que llegaron para alentar a los “Albicelestes” se agruparon y vivieron una previa complicada por la hostilidad de los uruguayos. Cuando apareció Racing, a más de uno se le paralizó el corazón. Grandes. Chicos. Hombres. Mujeres. Estaban con la garganta roja de tanto gritar por el equipo de sus amores. Y los guerreros de José Pizzutti saltaron a la cancha. De lejos, los simpatizantes veían a Agustín Cejas; Oscar Martín (capitán), Roberto Perfumo, Alfio Basile, Nelson Chabay, Juan Carlos Rully, Joao Cardoso, Humberto Maschio, Juan José Rodríguez, Humberto Raffo y el “Chango” Cárdenas. La escuadra argentina llegaba fina. Había ganado de forma invicta el torneo local de 1966, con 39 partidos en fila sin perder –récord que perduró hasta 1999-, y luego se quedó con la Libertadores. Fueron noventa minutos muy duros. La pierna fuerte y las agresiones fueron el común denominador. Los que intentaban jugar, eran frenados con duras faltas. Los dos hicieron sentir el rigor. Una típica final. Ésas que se juegan con dientes apretados. En el primer tiempo hubo dos tarjetas rojas. Se fueron rápido a las duchas Basile (Racing) y Lennox (Celtic). La etapa inicial finalizó 0-0. El marcador en blanco fue el fiel reflejo de lo que sucedió en el terreno de juego. El inicio del complemento fue más de lo mismo, pero el que perdió fue el Celtic, porque de una avivada de Martín, vino la expulsión de Johnstone, la gran figura europea. Y ahí el partido dio un vuelco. Los argentinos inclinaron la balanza, pero la diferen-

Copado. El “Chango” Cárdenas y el desahogo del final. cia la hizo un jugador que marcó una conquista de otro cotejo. El “Chango” Cárdenas tomó la pelota a 35 metros del arco rival, sacó un zapatazo de novela, que se clavó en el ángulo de Fallon. Habían pasado sólo 11 minutos del segundo tiempo. El goleador miró al cielo y salió despedido en busca del abrazo paternal de Pizzutti, el padre de la criatura; el hombre que forjó este equipo de valientes, que también jugaba bien al fútbol. Los uruguayos y los escoceses se miraban de reojo y masticaban bronca. Los argentinos, que sufrieron tanta hostilidad, le dieron rienda suelta a la alegría. Se abrazaron todos. Parecían que se conocían de toda la vida. Racing estaba ganando y sólo 34 minutos lo separaban de la gloria. Con el marcador a su favor, La Academia trató de


Mundial 19

Hay equipo. El plantel de Racing que consiguió la Copa Intercontinental en el “Centenario” de Montevideo.

Otros equipos argentinos campeones de la Intercontinental Estudiantes de La Plata Independiente Boca

1968 1973 y 1984 1977/2000 y 2003

River

1986

Vélez

1994

administrar bien la pelota para que corrieran las agujas del reloj. Los del Celtic entraron en un nerviosismo lógico que los llevó a cometer duras infracciones. Hughes también se fue a las duchas antes de tiempo, pero los argentinos no se quedaron atrás, también contestaron, y una de esas patadas le costó la roja a Rulli. Los de Pizzutti protegieron como unos “leones” su ventaja, hasta que por fin el paraguayo Pérez Ortiz, pitó el final, desatando la euforia y el llanto de los jugadores e hinchas argentinos. Los jugadores no pudieron dar la vuelta olímpica debido al maltrato de la gente. La celebración completa fue unas horas más tarde, ya en casa, en el “Cilindro” de Avellaneda, el escenario que recibió al primer elenco argentino que pudo levantar la Copa Intercontinental.


El milagro de Hace 44 años, una tragedia aérea se convirtió en epopeya. Dieciséis uruguayos sobrevivieron durante más de dos meses en la Cordillera, contra todos los pronósticos. Las ganas de vivir pudieron más que el hambre y el frío. Una historia tremenda; la llamaron el “Milagro de los Andes”. Vengo de un avión que cayó en las montañas”. La frase, escrita en un papel arrugado y mojado, dilató las pupilas de Sergio Catalán Martínez, un huaso chileno de 44 años que no podía creer lo que leía. Frente a él, al otro lado del río en medio de la Cordillera de los Andes, lo miraban dos de los sobrevivientes de una tragedia que estremeció al planeta: la del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que guardó para el final una historia terrible, heroica y conmovedora, un triunfo de la vida frente a la muerte. Lo llamaron el “Milagro de los Andes”. 20

En la otra margen de ese río furioso que hizo inútiles sus gritos, Roberto Canessa y Fernando Parrado estaban al borde de sus fuerzas. Habían sobrevivido más de dos meses a más de 3.500 metros de altura, con temperaturas de entre 25 y 40 grados bajo cero. El 12 de octubre de 1972, un grupo de rugbiers del equipo Old Christians, del colegio “Stella Maris” de Montevideo, abordó el Fairchild Hiller en el Aeropuerto de Carrasco junto a familiares y amigos. El destino: Santiago, Chile, para un partido amisto-

so con el local Old Boys. Eran 40 personas, más 5 miembros de la tripulación. El mal tiempo los obligó a aterrizar en Mendoza. Al otro día, pese a que el clima no había mejorado, partieron pasadas las 14. A las 15:21 los tenientes Julio César Ferradas y Dante Lagurara, piloto y copiloto, informaban al control aéreo de Santiago que superaban la Cordillera y que en 11 estarían en Curicó, ya del lado chileno. Un error fatal. Aún del lado argentino, volaban hacia una zona de picos muy altos.


la vida La falla quizás estuvo en no calcular cuánto los habían frenado los fuertes vientos: el avión, por sus características, volaba con la nariz a mayor altitud que la cola. Santiago autorizó el descenso. El Fairchild empezó a sacudirse dentro de la tormenta. Cegados por las nubes, los pilotos lo llevaron hacia un cajón montañoso. Al salir del banco nuboso, descubrieron con pavor que el final era una pared de roca. Lagurara, mediante un extraordinario esfuerzo físico, logró que la trompa superara el risco de 4.400 metros, pero la cola golpeó. Otro sacudón arrancó el ala derecha que salió hacia la cola y la cortó. Dos filas de asientos volaron. Un tercer golpe arrancó el ala izquierda y el fuselaje resbaló por la ladera. La descontrolada carrera terminó en un banco de nieve cercano al Glaciar de las Lágrimas, en la alta cuenca del Atuel. Ferradas murió instantáneamente. Lagurara, malherido y con su cuerpo colgando fuera de la cabina, pidió agua y dijo: “Anotá, estamos en Curicó…”. Moriría al otro día, congelado. Hubo 29 sobrevivientes. No había tiempo que perder. Marcelo Pérez, capitán de los Old Christians, organizó a los ilesos para atender a los heridos y acondicionar el fuselaje para la noche que se venía. Las muertes siguieron. Canessa, estudiante de medicina, se puso al frente de lo que llamaron La Sociedad de la Nieve, en la que cada uno tenía su función. Racionaron alimentos y bebidas; las fundas de los asientos fueron guantes y chalecos; los cojines, botas para la nieve. La búsqueda de la nave y sus ocupantes se suspendió a los 8 días. Los sobrevivientes se enteraron 3 días después, por radio. El hambre era el peor problema. La co-

mida escaseaba. Pudieron tener agua de la nieve, pero no había animales ni plantas. Luego de un penoso debate, tomaron la decisión más dura de todas: alimentarse de la carne de los muertos. El 29 de octubre, un alud cayó sobre el fuselaje y entró por el hueco trasero. Ocho muertos más, entre ellos Pérez y Liliana Methol, la última mujer. “Estábamos en las manos de Dios”, recordaría Alfredo Delgado, otro de los héroes. Los días siguieron en medio de esa rutina silenciosa, mortificante. A comienzos de diciembre decidieron que era tiempo de la hazaña final: buscar ayuda. El clima era mejor. El 12, a las 6:30, todos despidieron a Parrado, Canessa y Antonio Vizintín. “En esas piernas iban nuestras esperanzas, nuestras vidas”, rememoró José Luis Inciarte. Vizintín, al otro día, no pudo más. Los otros dos lo mandaron de vuelta, seguirían solos.

Caminaron al oeste sin rumbo fijo. Y nueve días después llegaron a un río. No pudieron cruzarlo. Pero al otro día, 22 de diciembre, hallaron un sendero hecho por animales. “¡Veo un hombre a caballo!”, gritó Canessa. Catalán los observaba. No podía oírlos, entonces les lanzó papel y un lápiz. La respuesta lo dejó helado. “Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos cómo. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?”. Les lanzó queso y pan, y fue por ayuda. Al rato llegaron carabineros y periodistas. “Eran esqueletos caminando. Los labios les sangraban. Tenían olor a cementerio. Preguntaban qué día era, si podrían llegar para Navidad a sus casas. Les dije que sí, que faltaban tres días”, recordó Juan Catalán, hijo de Sergio. Rápidamente inició el rescate. Parrado fue en el helicóptero que subió hasta donde se estrelló el avión. Al llegar, los 14 que quedaban allí saltaban locamente. Rescataron a 7; el resto quedó allí con rescatistas y víveres, hasta el otro día. El regreso a la civilización fue amargo. A falta de respuestas lógicas, comenzaron las dudas y el morbo. ¡Estaban vivos! ¿Cómo era posible? Primero eligieron el silencio, pero la prensa acosaba; la palabra antropofagia dominaba los titulares. Finalmente, en una conferencia, reconocieron todo. Parrado diría en 2007: “Ojalá que nadie tenga que hacerlo nunca. Era la única opción”. El perdón de los familiares de los muertos fue un bálsamo cálido para los torturados corazones. Durante casi 44 años, los sobrevivientes dedicaron su vida a contar su historia. Fue el mejor homenaje para quienes quedaron en la nieve eterna. Canessa aún los siente. “Para mí están en el aire, alrededor nuestro, nos susurran”. Como debe ser, el recuerdo sigue vivo.

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El hombre en 22

Pese a que fue pronunciada hace casi 50 años, la frase del astronauta Neil Armstrong aún resuena entre los habitantes de la Tierra. “Éste es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, pronunció mientras descendía por las escaleras de la sonda espacial Eagle. Más de 600 millones de personas en todo el planeta escucharon sus palabras mientras veían con ojos atónitos uno los hechos más trascendentes de la historia moderna: la llegada del hombre a la Luna. La misión Apolo 11, tripulada por el comandante Armstrong y los pilotos Edwin “Buzz” Aldrin y Michael Collins, fue el resultado de años de trabajo, que comenzaron con las primeras misiones lunares no tripuladas a fines de la década del 50. La antigua Unión Soviética fue pionera en la carrera espacial, pero el Proyecto Apolo de los Estados Unidos fue el único que realizó misiones lunares tripuladas luego de que, el 25 de Mayo de 1961, el presidente John F. Kennedy propusiera ante el Congreso de su país “poner un hombre en la Luna

y traerlo de vuelta a la Tierra” antes de finalizar la década. Tres semanas antes, Alan Shepard se había convertido en el primer americano en viajar al espacio, pero hubo que esperar ocho años para que un compatriota pisara la superficie lunar, un sueño que Kennedy no llegó a ver porque fue asesinado el 22 de noviembre de 1963. Tal vez como un homenaje a su promesa, la nave del Apolo 11 despegó 16 de julio de 1969 del Centro Espacial que lleva su nombre, en Florida. A las 9:32, hora local, el cohete Saturno V se elevó sobre el cielo dejando a su paso la densa nube de vapor que provoca la combustión de los motores. Doce minutos después la tripulación entraba en órbita. Armstrong, “Buzz” y Collins viajaron cuatro días hasta alcanzar la órbita lunar. La nave que los había llevado hasta allí estaba formada por dos módulos: uno de mando, al que Armstrong nombró Columbia y que quedó a cargo de Collins; y otro llamado Eagle (Águila en inglés), tripulado por el comandante de la misión y por su compañero “Buzz”. “Houston… aquí base Tranquilidad, el Águila ha alunizado”, le dijo Armstrong al director de vuelo, Gene Kranz.

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julio

4 de octubre

3 de noviembre

31 de enero

18 de diciembre

EE.UU. E EE EE. E UU UU. y la la URS U URSS R S RS anunci anunci anu nc an n anuncian públic púb pú licamente lic t públicamente su int nttenc e ción ón de de su intención la anza nzarr en en los los lanzar años siguientes sigu si ig guien ientes ientes años sat sa atél éli lites tes tes satélites artifi ar ific ficiial ales al les e all artificiales esp esp paci a io. ac o. espacio.

La Unión La Unió Uni U ión ón Sov S Soviét Soviética oviét é ica ica ic llanza lan anza an za el primer priimer artificial de ssatélite sa até télite tél itt ar ite art tifi tifi ficia ci l d e lla a Sputnik h hist his istor toria toria ia, a el el Sp utni utn t isk sk1.11.. historia, Sputnisk

Loss ru Los rrusos usos so en e envían nvía í n íana na al al espacio Laika espaci esp acio oa a la la perra perra r La aik ika a bordo Sputnik bordo bor dodel del del e Sputn Sp utnik utn t ik ik2 2. Fue 2. ue el pri primer imer merse se errd d el pla el l net la neta ta el ser del planeta en ent ntrar raren rar en en ór ó rbit bita. i a. a. en entrar órbita.

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la Luna Eran las 15:17 del 20 de julio, pero el comandante y Aldrin tuvieron que esperar seis horas y media para posar sus pies en el satélite natural de la Tierra. El primero fue Armstrong, que al descender por las escaleras activó la cámara de televisión que retransmitiría imágenes del acontecimiento a todo el mundo. Lo siguió Aldrin, que cuando tocó el suelo de selenita con la bota de su traje sólo atinó a decir “Hermoso... hermoso...”. Los astronautas tomaron fotografías, desplegaron una bandera estadounidense y depositaron en la superficie lunar una placa metálica con la inscripción “Aquí los hombres del planeta Tierra han puesto el pie sobre la Luna por primera vez. Julio de 1969 D.C. Hemos venido en paz en nombre de toda la humanidad”. En las dos horas que permanecen fuera del módulo Eagle, Armstrong y Aldrin también recogen muestras de suelo, instalan un aparato para medir con exactitud la distancia entre la Tierra y la Luna, un sismógrafo para registrar terremotos lunares y una pantalla para medir la intensidad del viento solar. Y hasta reciben una llamada del presidente Richard Nixon, que se comunica desde la Casa Blanca para felicitarlos por la hazaña. Luego de que sus tripulantes duermen unas horas, el Eagle vuelve a elevarse hacia la órbita lunar y se acopla al Columbia sin mayores complicaciones. A las 6:35 del 22 de julio, Collins y sus compañeros encienden los motores e inician el regreso a la Tierra.

Aterrizaron el 24 de julio en las aguas del Océano Pacífico, cerca de Hawai, ocho días, tres horas, 18 minutos y 35 segundos después de haber partido desde el Centro Espacial Kennedy. La euforia por conquistar el espacio que había despertado el logro del Apolo 11 se fue apagando paulatinamente, y unido a la falta de presupuesto, las expediciones lunares fueron abandonadas después del Apolo 17. Al de Armstrong le siguieron otros cinco alunizajes, el último en diciembre de 1972, pero desde entonces la Luna no ha vuelto a ser visitada por los humanos. Con el correr de los años surgieron numerosas teorías conspirativas que aseguran que la llegada del hombre a la Luna fue una mentira. En mayo de 2012, Armstrong, que siempre se caracterizó por no dar entrevistas, le confesó a omentarios un grupo de contadores en Australia que esos comentarios uien volará nunca le preocuparon. “Sé que alguna vez alguien rriba”, asede vuelta y levantará esa cámara que dejé allí arriba” guró.

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José La Vía

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En tiempos en que la tecnología pone al alcance de todos imágenes de los lugares más recónditos del planeta, de los seres más extraños y hasta de galaxias lejanas, es difícil imaginar la reacción de alguien cuyos ojos ven una foto por primera vez. Por más de 70 años, José La Vía admiró esa expresión en los miles de rostros que pasaron frente a su cámara o que se deleitaron con las postales que tomó. La llegada del primer automóvil, de la electricidad y hasta el desfile de un príncipe por el centro puntano fueron sólo algunos de los hechos que el fotógrafo ilustre de San Luis registró para la posteridad. Tal vez sin saber lo que su obra iba a significar para las generaciones futuras, la vida de La Vía se apagó la mañana del 29 de abril de 1975. Su apreciación histórica y estética lo trasciende hasta hoy. Don José era puntano por adopción. Nació el 29 de noviembre de 1888 en Nicosia, una localidad italiana en la región de Sicilia, pero su familia migró a suelo argentino escapando de una crisis que cubría a gran parte de Europa. Tenía sólo cinco años cuando se mudó junto a sus padres y su hermana mayor a una casa en Colón 850, vivienda que reformaría en 1910 para instalar su estudio fotográfico. La ciudad no era lo que es hoy. De a poco, el cambio de siglo estaba transformándola, modernizando el pueblo que supo ser, aunque los comercios aún escaseaban y los oficios eran contados. Tal vez por eso el padre de don José adquirió uno muy solicitado: el de peluquero. La Vía creció así, entre muebles de peluquería de estilo y el movimiento de los vendedores del viejo Mercado Central, que estaba frente a su casa. Obtuvo su primera cámara los primeros años de 1900, al parecer de las que entregaba la marca de cigarrillos Centenario. El lente de su aparato nunca discriminó porque sus ojos no lo hicieron. Retrató a las familias más distinguidas y a los quinteros más humildes; a los modernos edificios que cambiaban la ciudad y a los paisajes inhóspitos que la rodeaban hasta los límites provinciales; registró hechos históricos y noticiosos para las revistas Caras y Caretas, PBT, Fray Mocho y para los diarios La Nación y La Prensa. En 1922 se mudó a Buenos Aires, pero cuatro años después regresó y nunca quiso irse otra vez. Los que lo conocieron lo recuerdan con su sobretodo negro y la cámara al hombro caminado hacia los desfiles y actos patrios o al acontecimiento del momento. Así lo hizo hasta que la vejez lo venció, cerca de los 80 años. En su edición del 30 de abril de 1975, un día después de su muerte, El Diario lo recordó con estas palabras: “Existen ocasiones en que no resulta fácil al periodista escribir una noticia.

Aunque el objetivo es ser, precisamente, siempre objetivo, el pulso tiembla al presionar las teclas de la máquina de escribir… Y en este caso la noticia nos sobrecoge y la emoción comienza a hacerse nudo en la garganta. En la objetividad del anuncio de un compañero que llega presuroso a la redacción y dice simplemente ‘murió don José La Vía’, se sintetiza una serie de sensaciones”. Esa misma tarde sus restos fueron sepultados en el Cementerio San José, aunque años más tarde fueron trasladados al Cementerio del Rosario. “Que descanse en paz, viejo amigo de El Diario, de los periodistas y de la puntanidad: don José La Vía”, concluía el artículo.


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