PENALVA La identidad del educador

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6.5. El Maestro en humanidad. «En nuestra misión docente, ¿qué maestro hemos de imitar y seguir sino aquel mismo Cristo que el Padre envió del Cielo para enseñar al linaje humano?» DD 678 218. Para Vives, el modelo máximo de humanidad es Cristo, el Maestro Divino porque lleva a sus últimas consecuencias la máxima “Conócete a ti mismo”

220

219

,

. En

primer lugar, afirma que el anhelo de perfección que todo hombre lleva en su alma, conduce, al cabo, a saberse remitido a una «estrecha unión con Dios»

221

. Ese deseo

nace de la misma conciencia, de lo más hondo del ser. «[Dios está] enraizado en las almas humanas no por insinuación de ningún maestro ni por ninguna otra doctrina que le haya venido de fuera, sino que lo sacó consigo del útero materno, esculpido por la Naturaleza misma en el corazón de cada cual.» (VFC 1644; la cursiva es mía). Podemos decir que, hasta aquí, es similar al mundo antiguo. Pero, yendo más allá, Vives identifica a Dios con Cristo. Cristo es el “Modelo Superior” que los sabios de la antigüedad han buscado 222. Cristo es el ejemplo de Maestro a seguir, porque es la misma manifestación de Dios, es el que ha tenido acceso a los misterios de Dios

223

.

Podemos decir también que, hasta aquí, Agustín, que tampoco es poco el recuerdo y la actualización, especialmente en una época en que la Iglesia oficial se había olvidado de

218

Y a ejemplo del Maestro, no hay que buscar multitud de alumnos, sino sólo enseñar la verdad. Cf. De la verdad de la fe cristiana (1543), (en adelante cito como VFC). Luis Vives: «De veritate fidei christianae», en Obras completas, trad Lorenzo Riber, Madrid, Ed. Aguilar, 1948, tomo II, 1323-1666. El libro de Luis Vives que más interesa a nuestro estudio es el libro quito (“De la excelencia de la doctrina cristiana”) del tratado De la verdad de la fe cristiana. 220 Cf. VFC 1644. 221 VFC 1645. Cf. Libro primero (“Que trata del hombre y de Dios, o sea, de los fundamentos de toda la religión”) de VFC, 1328-1429. 222 «Por El (Cristo) conocemos ya nuestro verdadero fin; sabemos qué camino conduce a ella; sabemos qué es lo honesto, qué es lo útil, qué es lo dañoso; los enigmas esán descifrados; son transparentes; son facilísimos.» VFC 1663. 223 «Y si la religión verdadera debe encaminarse toda a la unión con Dios, (...) nadie puede enseñar ese camino de la religión, a saber: de dar culto a la divinidad de aplicarse y de uniserse a ella sino aquel que conoce como es debido al hombre y a Dios y sepa qué nudo puede unirles, que es sólo Dios y que nadie puede prometer al hombre aquellos bienes eternos, sino Dios, que es dadivoso y rico. Por eso, Dios mismo, impulsado por el amor que nos tenía, vino a nosotros para sernos Maestro de tanto bien, y nos trajo consigo como ley de amor la caridad resonante, la caridad respirante, la caridad llameante. Y para que más verdaderamente y con más fina fidelidad amásemos a Dios, Cristo se demostró a Sí mismo y a su Padre como mansos y benignos en grado sumo, no poderosos, no vengadores como en la ley de Moisés; no quiere aterrorizarnos porque sabe qué grande peste es para el alma el odio de Dios, como en los demonios y en los condenados.» (VFC 1645) 219

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