Fósforo númerocero

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FÓSFORO Del latín phosphŏrus (lucero del alba) y del griego φωσφόρος —phōsphóros— (portador de luz)

1. m. Elemento químico de núm. atóm. 15, muy abundante en la corteza terrestre, de gran importancia biológica, constituyente de huesos, dientes y tejidos vivos, que se usan en pirotecnia y en la fabricación de cerillas, fertilizantes agrícolas y detergentes. (Símbolo P). 2. m. Trozo de cerilla, madera o cartón, con cabeza de fósforo y un cuerpo oxidante, que sirve para encender fuego. 3. m. Lucero (planeta Venus). 4. Revista literaria. Quémese en caso de emergencia.


Director general: Cerillo azul Director editorial: Cerillo amarillo Cuidado editorial: Cerillo verde

FÓSFORO

Diseño editorial: Cerillo rojo Consejo consultivo: La caja de cerillos Consejo editorial: Rebeca Anahí Favila Montana Luis Fernando Rangel Johana Rascón José Arturo Santillanes

Fósforo. Literatura en breve. Año cero, número cero, abril-junio de 2020. Es una publicación trimestral editada por cuatro fósforos y una caja de cerillos. Contacto: fosforocuu@gmail. com. Este número se terminó de imprimir en Chihuahua, Chihuahua en el mes de junio de 2020 con un tiraje de 100 ejemplares. La impresión se realizó en los talleres de Sangre ediciones y los acabados finales se realizaron en los talleres de encuadernación Ari. Los textos son responsabilidad de sus autores y las opiniones expresadas por ellos no necesariamente reflejan la postura de los editores de la publicación. Queda estrictamente prohibido no disfrutar. La literatura y las ideas son libres: comparte, pero da crédito. ¡Que corra la voz! ¡Que ardan los fósforos! #LiteraturaQueArde


CONTENIDO Editorial Poesía 8 La fotografía Ruby Myers 11 Piedra blanca sobre piedra rosa César Graciano 13 Una mancha en la avenida Carlos Sánchez Ramírez 15 Libélula Pablo Rodríguez 17 Visita Ramón Rangel Cuento 20 La hielera Alfonso Granillo Dramaturgia 26 En divagaciones no tan claras Alexis Casas Eleno



Edi to rial Hace algunos años un grupo de compañeros universitarios decidimos emprender la aventura de lanzar una revista literaria. Pese a que varias veces lo conversamos, por algunas razones nunca sucedió. Pasaron los años y la vida nos llevó por caminos distintos. Ahora nuestros caminos se volvieron a cruzar y decidimos que era tiempo de cumplir lo que nos habíamos propuesto y prometido en los años de universidad: lanzar una revista literaria. Queremos pensar, al menos, que este proyecto es una pequeña chispa para iluminar nuestros caminos. Encendamos, pues, el primer fósforo y esperemos que el viento sople a nuestro favor. Que de este chispazo nazca un fuego que lo consuma todo: sólo para recordarnos que venimos de la tierra y vamos a la ceniza.


Esto no es poesĂ­a


Esto no es poesĂ­a


La fotografía Ruby Myers Me encuentro en un cajón una foto de mi abuela a los veinte años. ¿Dónde se torció el tiempo? Esa mujer que vive en mi memoria como una anciana, en la imagen pareciera ser la hija de su nieta. El juego de la vida se enreda en un retrato donde yo soy la vieja de ojos cansados y ella casi una niña. Las fotos son injustas, limitadas, la atraparon un instante y será eternamente muchacha. Tiene en la mirada guardada la primavera, para ella la palabra muerte es impensable y lleva muerta ya más de treinta años.

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¿dónde se torció el tiempo?

Autora de Calendario para las golondrinas (Sangre ediciones, 2019) y coautora de Contubernio (Secretaría de Cultura, 2019). Textos suyos aparecen en las revistas Metamorfosis y La letra sangra, así como en la antología Poemas sobre la ciudad (icm Chihuahua, 2019), que reúne el material del Taller de Poesía “Alí Chumachero”.

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piedra sobre piedra sobre piedra sobre piedra 10


Piedra blanca sobre piedra rosa César Graciano

Mi padre me enseñó que el dinero se gana con las manos. Que un verso sobre otro verso no hace un poema. Que un libro sobre otro libro no hace una biblioteca. Que un hombre sobre otro hombre no hace una familia. Que mucho de lo que hago está mal. Que todo lo que soy es pecado.

Autor de Cuentos únicos y secundarios (uacj, 2017) y Arquetipos (Anverso, 2019). Incluido en las antologías Paso del norte: antología de narradores jóvenes juarenses (Editorial Paroxismo, 2015), Fuga de abismos (Capítulo siete, 2018) y Estos últimos años en Ciudad Juárez (Brown Bufallo Press, 2020). Ganador del premio “Voces al Sol” en la categoría de cuento. Escribe mensualmente para Sin Embargo.

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Carlos SĂĄnchez RamĂ­rez

muerte

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Una mancha en la avenida Los transeúntes saben nada sobre el canto, ni del aire ni del smog que rozaron por última vez, a las tres de la tarde, su cuerpo. Lo que sabemos de ella es aquella mancha a mitad de la avenida, esa amalgama de plumas que interrumpió, de súbito, la cotidianidad. ¿Hablar ahora de quién es importante? ¿El suceso tiene que ser dicho así: un ave de treinta centímetros, un ave de trescientos veinte gramos irrumpió el camino natural del auto? ¿Hablar ahora de quién es importante? La indiferencia también puede ser representada por una paloma aplastada a mitad de la avenida, por esas llantas que en nada les importa el canto.

Estudia Lengua y Literaturas Hispánicas en la unam. Ha sido becario, un par de ocasiones, en el Curso de Creación Literaria para Jóvenes de la Fundación para las Letras Mexicanas. Forma parte del grupo de edición de la Revista Literaria Taller Igitur, así como del grupo de gestión de los proyectos “Crítica y Pensamiento en México” y “Diótima. Encuentro nacional de poesía”. Textos suyos aparecen en diversas revistas digitales e impresas.

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Libélula Pablo Rodríguez

va a comenzar a llover

Estudiante de Letras por la Universidad Veracruzana. Editor de Revista Literaria Tintero Blanco. Ha participado en diferentes encuentros de creación literaria como el Festival Interfaz Cultural Oaxaca (2016), el Décimo Curso de la Fundación para las Letras Mexicanas (2018), Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes Jesús Gardea (2019) y en el Segundo Encuentro de Jóvenes Escritores uam-i (2019), en el área de poesía. Textos suyos han sido publicados en diferentes medios como Círculo de Poesía, Vallejo & Co., Revista Literaria Monolito, Revista Taller Literario Igitur, Bistró, La letra sangra, entre otros.

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Para Guly Miller quĂŠ ciclos de lluvia hay en su cuerpo si el agua es la mĂşsica de su cuerpo si su agua calibra mi cuerpo ella es un presagio de lluvia justo empieza a llover

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Visita

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Ramón Rangel

Se me atraviesa el mar en los ojos y con la garganta seca pronuncio el nombre de un pueblo. La tormenta que nubla la vista riega la tierra hasta la memoria, hasta la médula de cada muerto bajo nosotros. Si el mar vivió aquí viene a visitarte cada vez que lloro.

Es Licenciado en Letras Españolas por la Universidad Autónoma de Chihuahua. Autor de Mortero (Tintanueva, 2016; Premio Nacional de Poesía Rogelio Treviño). Textos suyos aparecen en revistas como Metamorfosis, Poeiesis, entre otras, así como en la antología Versos norteados. Formó parte del comité organizador del Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes Jesús Gardea durante cuatro años y actualmente es miembro del comité editorial de Sangre ediciones.

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Puro cuento cuento cuento cuento


Puro cuento cuento cuento cuento


La hielera Alfonso Granillo

Mi mamá se agacha a recoger el paquete. Tiene los ojos irritadísimos. Está batallando mucho para dormir. Traga saliva como si tuviera un montón de escarabajos atorados en la garganta. Me voltea a ver y se me pierde la lengua entre la boca. —Tráite la hielera, ándale. Quiero ver el paquete. Es más pequeño que los otros. Estiro el cuello. Una bolsa de cartón doblada con apuro. Tiene manchas negras. Ella me mira y me doy cuenta que debo ver para otro lado. —¡Córrele, pues qué estás esperando! Ay, mijo es rete buen muchacho. Y tan guapo. Todas las muchachas andan detrás de él. Pero está muy enfocado en sus estudios. Dice que no se quiere casar hasta que acabe la carrera, con el favor de Dios. Puros dieces me trae. Es el mejor de su clase. Y eso que hasta trabaja, eh. El otro día me hablaron de la escuela, que quieren que él dé el discurso de graduación. ¡Qué emoción! Y ya que sea Licenciado, todo se va a poner mejor. Una vez mi mamá llegó a la casa muy alterada. Se metió corriendo al baño y se encerró mucho tiempo. Fue poco después de lo de mi hermano. Toda la casa era como un horno. El aire líquido, sucio. No me gustaba respirarlo. Yo me escondí en mi cuarto. Tenía adentro del pecho la sensación de estar cayendo. El que era entonces novio de mi mamá empezó a venir más seguido. Pero no salían, como normalmente. Solo se sentaban en el sillón y él la 20


abrazaba. Ella lloraba mucho. Casi no conocí a mi hermano. Pero no me caía muy bien. Mi mamá hablaba de él todo el día. Que tu hermano esto, que tu hermano lo otro. Siempre llegaba gritando y apurándola. ¡Ándale, que se me hace tarde! ¡Dónde pusiste mi camisa azul! ¡Pero cómo se te ocurre volverle a pedir a esa pinche vieja! Se iba muy temprano en la mañana y regresaba ya en la noche. Cuando me lo topaba me sonreía casi a fuerzas y luego volvía a hacer sus cosas. Después llegaron las llamadas. Muchas llamadas. En la madrugada y en la mañana. A todas horas. Mi mamá las contestaba en el baño. Abría todas las llaves. No me decía quién era. Se iba en silencio. Yo tenía en el estómago un carro rechinando y a punto de estrellarse. Desde entonces no me deja jugar con su celular. No le gusta ni que lo vea. Tampoco le gusta verlo. Una vez lo aventó contra la pared. Tampoco me deja salir a la calle ni con mis amigos. Va por mí a la escuela desde temprano, de ahí hasta la casa sin decir una palabra. Cuando se va a trabajar, me deja con mi abuela. Pero eso sí, lo peor que puedo hacer es espiar la hielera. Se me figura que puede ver en mi cara hasta cuando pienso hacerlo. La trajo un día de muy mala gana y la acomodó en la cocina: —Donde toques esa hielera, vas a ver cómo te va ir. De todas maneras, a veces me escapo en las noches a verla. Es grande, azul y húmeda. Huele a cosa vieja y sucia. Está cerrada con un candado enorme. Ahí guarda los paquetes que llegan a la casa. Siempre es lo 21


mismo: llega el paquete, corre para alcanzarlo antes que yo, lo abre, mira adentro, y lo mete en la hielera. Al principio venían muchos extraños, fue cuando mi mamá empezó a fumar mucho. Eran casi todos reporteros y policías. Cada vez que pasaba me encerraba en el baño y me ponía música bien fuerte. Mis dos tías también venían mucho a la casa. Parecían las fuentes que están en los grandes parques. Llore y llore. Se oía que le decían Mándalo con mi mamá, ándale, no es sano para él estar viviendo aquí. —¡Te dije que te trajeras la pinche hielera, cabrón! Mi mamá llora. Llevo arrastrando la hielera. Es muy pesada. Al moverla, deja un rastro de agua en el piso. Mi mamá le pone hielo nuevo todos los días, casi siempre cuando no estoy en la casa. Sus ojos son los colmillos de un lobo enojado. Sus ojos hablan: ¡aléjate! Me hago para atrás. Mi mamá se encorva y tiembla. Desde hace mucho no hace ruido cuando llora. Abre el paquete y el aire es otro. Algo invisible sale de la bolsa flotando y rellena la sala de la casa. Alcanzo a ver un poco adentro y lo repito en mi cabeza como una palabra nueva. Cierra el paquete rápidamente. Se seca las lágrimas y lo mete en la hielera. Sella el candado. Me ve y sus ojos son distintos. Tienen una calidez que no estoy seguro de haber visto antes. Me extiende los brazos y sonríe. Quiere que la abrace pero me da miedo. Se acerca al verme dudar. Me estrecha con fuerza y me acaricia el pelo. Como que quiere volver a llorar. Yo me siento feliz. Hasta me dan ganas de llorar con ella. Porque sé que ya no habrá más paquetes. Porque ya no habrá más llamadas ni gente rara en la casa. Porque sé que mi hermano al fin acaba de regresar. Es egresado de la Licenciatura en Letras Españolas por la Universidad Autónoma de Chihuahua y fue becario del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artísticos David Alfaro Siqueiros en el área de poesía. Autor de No, o la pseudopoesía (libro-soporteparalapatadeunamesa) (icm Chihuahua, 2018). Textos suyos aparecen en revistas como Himen y Metamorfosis, así como en las antologías Un siglo de pura sombra (icm Chihuahua, 2015) del iii Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes Jesús Gardea y Los cuentos de Ozzy (uach, 2018). Con la obra La ciudad de las cifras obtuvo el Premio Estatal de Cuento Joven Jesús Gardea en 2017.

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bienvenido bienvenido bienvenido bienvenido bienvenido bienvenido

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casa casa casa casa casa casa

bienvenido a casa

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dramaturgia


dramaturgia


En divagaciones no tan claras

Luis y Mario compartiendo un pan. En el cuarto del hotel Paraíso. Habitación pequeña. Luis. ¿Te acuerdas de los chavos de las canchas? Mario. ¿Cuáles canchas? ¿Las del parque o las de la escuela? Luis. Las del parque. Los chavos esos que estaban fajando. Mario. Sí, ¿qué? Luis. Se me antojó. Mario. Pues dile a Karina, no más que termine con el Checo; pero la vas a agarrar cansada. Luis. No, con ella no se me antoja. Mario. ¿Entonces? Luis. Pues, no sé. Mario. Este… voy a ver si ya terminaron.

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Alexis Casas Eleno

Entra Karina y Checo, molestos. Checo. Te dije que no traía. Sin dinero, pues ¿cómo? Karina. Sin globitos no hay fiesta, ya dije. Checo. Pero las bolsas del Bon-Ice no son tan malas. Karina. Eso es lo malo, que te cabe en una bolsita de Bon-Ice. Checo. Eso es mejor que nada. Karina. Prefiero nada. Mario. Oigan, ya tengo hambre. Luis no tiene dinero, y yo tampoco. ¿Tienen algo? Checo le da una bolsita de Bon-Ice. Checo. Ráspale, es de mango. Karina. Tiene “chilito”. Mario. ¡Quiero comida! Checo. Pues cómprala. Mario. Ya te dije que no tengo dinero. Además, con el dinero que me mandaron mis papás la semana pasada, comimos todos. Ahora les toca a ustedes. 27


Luis. Además ustedes son más grandes que nosotros y sólo se la pasan cogiendo. Checo. ¿Envidia? Luis. Pues… Karina. Precisamente de eso quería hablarles. Mario. ¿De que se la pasan cogiendo? No, gracias. Karina. Mi tío ya me está pidiendo el cuarto. Checo. ¿Por qué? Karina. Pues porque llevamos dos semana encerrados, los huéspedes se quejan del ruido y del mal olor, y porque sales en pelotas al pasillo. Qué exagerado, ¿no? Checo. Pues sí, salir en pelotas es parte del equilibrio emocional y espiritual que me caracteriza, no pueden limitarme de ese modo. Luis. A mí me gusta verlo en pelotas… se ven muy equilibradas… espiritualmente hablando… Mario. Yo ya me cansé de estar aquí. Quiero irme con mis papás. Luis. ¿Y ser un nini? Mario. Ya soy un nini. Luis. Pero ser un nini en la ciudad es mejor que serlo en tu pueblo. Yo opino que podemos vender placer; en la ciudad se puede vender placer, en tu pueblo no. Checo. No es mala idea. ¿Puedes venderme un poco de placer, Karina?

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Karina. ¿Quién te dice que lo ando vendiendo? Luis. Lo regala. Karina. Si no conseguimos dinero mi tío nos va a correr y a ver dónde se quedan. Checo. Podemos ser sicarios. Mátame a ese cabrón, lo quiero frío. Todos queremos matar a alguien pero por flojera no lo hacemos. Karina. Señor, ¿podría matar a mi novio? Checo. Uy mi reina, le va a salir caro, su novio es un tipazo y los tipazos tienen cuota especial. Karina. Y ¿cuál es la cuota especial? Checo. Digamos que serían dos melones, digo, dos millones. Karina. Tengo dos melones, ¿los acepta? Checo. ¡Pues de a cómo no! Checo y Karina se cachondean. Luis. Es más fácil vender placer. ¿Quiere un poco de placer, joven? Mario. No, gracias. Luis. Andele, lo vendo barato. Mario. ¿Podemos ser sicarios, mejor? Karina se separa de Checo. Karina. Ninguna de las dos. Mi tío me propuso algo y, la neta, creo que está bien. 29


Mario. ¿Qué? Karina. Nos quiere contratar. Checo. ¿Contratar? Karina. Sí, quiere que le ayudemos con el servicio del hotel a cambio del hospedaje, igual y nos da dinero para comida, si nos portamos bien. Checo. Eso es trata de blancas… Esclavitud, vaya. ¡Viva Mandela! ¡Viva Simón Bolivar! Mario. Eso es mejor que estar aquí encerrados. Luis. ¿Y qué tendríamos que hacer? Karina. El servicio, les digo. Yo sería camarera, Checo jardinero y ustedes dos estarían en lavandería. Luis. ¿La lavandería que está abajo, en el sótano? Karina. Sí, ¿te da miedo? Mario. A mí sí. Luis. Yo te cuido. Checo. A mí no me gusta la jardinería. Mario. Yo te lo cambio, ser jardinero me va mejor. Karina. Nada, no vamos a hacer más desmadre, cada quien con su tarea. Es la única forma para tener dinero. ¿Lo quieren o nos vamos de patitas a la calle? Mario. Está bien, acepto.

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Luis. Yo también. Karina. ¿Y tú? Checo. Bola de ojetes. Tres contra uno, no se vale. Lo creo de ustedes pinches mocosos nalgas meadas, ¿pero de ti, Karina? You are my girl. MY GIRL. Karina. Deja de manipularme. ¿Aceptas o te largas? Checo. ¿Así, de plano? Karina. Así de plano. Checo sale. Karina comienza a tender la cama. Luis y Mario doblan la ropa y recogen las cosas. Mario. ¿Por qué te gusta Checo? Karina. Es divertido. Luis. ¿Calza grande? Karina. ¿Para qué quieres saber? Luis. No más, para hacer plática. Karina. ¿Te gusta? Luis. Sólo quería hacer la plática, te digo. Es un patán. Por eso pienso que calza grande, de otra forma no veo por qué seguías con él. Mario. Por dependencia emocional, ¿no? Luis. ¡Ah cabrón! Y cómo sabes de esas cosas si ni te has enamorado. 31


Mario. ¿Cómo sabes? Estoy enamorado. Luis. ¿Ah sí? ¿De quién? Mario. De alguien. Luis. ¿Y quién es ese alguien? Mario. No lo puedo decir. Luis. ¿Está aquí presente? Mario. No. Luis. No me salgas con que es una actriz… o un actor. Porque no se vale. Mario. No. Luis. ¿Entonces no está aquí? Sí, es alguien de aquí. Que no te dé pena. Lo que pase aquí, aquí se queda. Mario. No lo voy a decir. Luis. ¿Por qué no? Mario. Me da pena. Karina. Lo vas a fastidiar. No quiere, déjalo. Mario. Eres tú. Luis. ¿Yo? Mario. Karina. Por eso me vine a vivir contigo. Karina. ¿Qué te pasa, Mario? Estás muy moco para mí, no mames. Mejor apúrate, tenemos mucho qué hacer. 32


Mario. Pero soy mejor que el vaquetón de tu novio. Luis. Mucho mejor. Karina. No me digas que tú también están enamorado de mí, pinche Luis. Luis. No, de ti no. Tocan la puerta. Entra Checo. Checo. Ya encontré un condón… ¿Qué pasa? ¿De qué me perdí? Karina. ¿Regresaste sólo por eso? Checo. Sí, digo, también a trabajar. Karina. ¿Y a coger? Checo. Pues si tú quieres. Karina. ¿Qué quieres hacer primero? Checo. Ya tendiste la cama, la podemos destender, ¿no? Karina. También podemos podar el pasto, juntos, ¿vamos? Mario. ¿Entonces? Karina. Creo que como amigos nos puede ir mejor. Checo. ¿Qué está pasando? Karina y Checo salen.

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Mario. Creo que me voy a regresar al pueblo. Luis. ¿Para eso viniste hasta acá? Mario. Aquí no tengo nada. Luis. Me tienes a mí. Mario. ¿Quieres ir al pueblo conmigo? Luis. Prefiero seguir viviendo aquí. Algún día voy a entrar a estudiar. No sé qué pero si me regreso al pueblo será más difícil. Mario. Por ahora no eres más que una triste lavandera.

Oscuro.

Director, dramaturgo y productor mexicano. Es cofundador y miembro del Círculo de Creación Dramática de la ciudad de Toluca. Autor de En la tierra de los corderos (uaem/Paso de Gato, 2018) y Eugenia a través de una bala (Fondo Editorial del Estado de México, 2019). Ha sido finalista del Premio Nacional de Dramaturgia Gerardo Mancebo del Castillo 2016; ganador del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2016 en la categoría dramaturgia; mención honorífica del Premio de Bellas Artes de Obra de Teatro para niños, niñas y jóvenes 2018; ganador del Festival de la Nueva Dramaturgia 2018; mención honorífica del Premio de Textos Breves de Teatro Carro de Baco 2018; y finalista del Premio Bengala 2018.

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