Forbes Perú | Junio 2022

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Cuando Jaime estaba con Morgan Greenfield (hoy Deutsche Bank) visitando a todos los inversionistas, terminó abajo de la oficina de George Soros, con el director de América Latina que se llamaba Arminio Fraga, que luego se convirtió en ministro de Finanzas de Brasil. Arminio manejaba las inversiones de América Latina y le contó que quería comprar el Banco de Colombia. Le dijó que estaba buscando un socio y le presentó a Soros. Soros, también de ascendencia judía, prestó la plata a Jaime con la condición de que él mismo le vendiera el 9% del Banco de Colombia, y así fue. Entró con Jaime, y de ahí se forjó una amistad en la que año tras año el magnate viajaba a Nueva York para contarle los pormenores de la inversión. A lo largo de cuatro años, con un músculo financiero más robusto, una libreta de contactos alrededor del mundo y una habilidad neta para revalorizar activos, Jaime convirtió al Banco de Colombia en la segunda entidad más grande del país. Fiel a su estilo, y al ver oportunidades de salida, vendió el Banco Andino y el Banco de Colombia, cuando para entonces inversionistas españoles se estaban tomando el sistema bancario nacional. JP Morgan, en representación del Banco Industrial Colombiano, de propiedad del Grupo Empresarial Antioqueño, les hizo una oferta por el Banco de Colombia en 1997. La familia Gilinski vendió el 51% del activo por US$ 418,1 millones en efectivo, y les quedó el 49% de las acciones. Esto significaba que, con la fusión entre las dos entidades, quedaría 9% de lo que se convirtió en Bancolombia, la institución financiera individual más grande del país. Se trataba de un gran negocio, pues había comprado por US$ 375 millones y, en menos de cuatro años, vendió su parte por un valor patrimonial implícito cercano a los US$ 820 millones más dividendos. Pero luego se desató el pleito con el Sindicato Antioqueño que vino a terminar apenas en 2006.

FO R BE S . PE

N E G O C I OS

miembro de la junta directiva porque, como expresa, “era un muchacho que tenía interés en finanzas, pero no tenía un banco”. Sudameris se compró por US$ 5 millones y, un año más tarde, se hicieron al Banco Tequendama de Perú. En 2005, Jaime ya había construido otro emporio bancario tras la transacción de los cajeros Servibanca. Con estos activos, integró una entidad con una cartera mitad corporativa y mitad consumo, y convirtió esos US$ 5 millones en más de US$ 300 millones de patrimonio en tres años. Aunque en su momento llegaron ofertas, la decisión fue seguir creciendo. Hoy el banco tiene un patrimonio de poco más de 3,5 billones de pesos.

Sector financiero La familia Gilinski compró el banco Sudameris en 2003.

En ese momento, Jaime decidió irse a vivir un año sabático a Londres, junto a su familia, y repensar cómo podría hacer lo mismo que había logrado en los años 80, cuando trajo P&G a Colombia. Jaime logró salir bien librado de la crisis financiera que tocó a Colombia a finales del siglo pasado, cuando gran parte de los bancos quebraron. Entonces se encontraba en Londres mirando nuevas oportunidades de inversión y analizando opciones de empresas europeas que querían fijar su mirada en América Latina. Fue ahí cuando, operando desde Inglaterra, se convirtió quizás en el magnate colombiano más global de la época. En una nueva oportunidad por engrosar su billetera, compró el Banco Sudameris al Grupo Intesa Sanpaolo de Italia en 2003. En un viaje a Milán, Jaime convenció al ‘chairman’ del conglomerado bancario para que les vendieran las operaciones en Colombia. El empresario ya conocía bien la entidad, pues a sus 25 años había sido

NUEVOS NEGOCIOS Para antes de la crisis financiera del 2008, Jaime ya había logrado un portafolio de empresas, que iban desde los servicios bancarios hasta el consumo masivo y el sector inmobiliario. Mientras hacía negocios en Colombia y América Latina, Gabriel, el segundo de sus cuatro hijos, ya había estudiado Ciencia Política en la Universidad de Pensilvania. Empezó en firmas de consultoría como Boston Consulting Group y McKinsey & Company, y a mediados de la década de los 2000 se unió a su padre, tal y como lo hizo Jaime con Issac en 1980. En 2007, la familia Gilinski logró la adjudicación de un ambicioso proyecto de desarrollo en Panamá, donde se asoció con los multimillonarios Ian y Richard Livingstone, del Reino Unido. Estos dos hermanos son dueños de propiedades en todo Londres, incluidas tiendas de alta gama y hoteles y apartamentos de lujo. Su firma, London & Regional, posee más de 45 ubicaciones de Holiday Inn Express en Europa y opera hoteles en Los Ángeles, Las Vegas y Miami. Los Gilinski y los Livingstone ganaron los derechos para desarrollar un lote de 2.750 acres que antes era una

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