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El Big Pilot’s Watch Perpetual Calendar Top Gun, de 2012, una de las referencias históricas con las que han contado para lanzar los nuevos modelos de Top Gun en Ceratanium.

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En un momento en que la industria de la alta relojería está viviendo tiempos de cambio y también una cierta saturación (aunque la avalancha de novedades es menor que en años anteriores), el director creativo de la marca considera que “hay que ser muy cuidadosos con los lanzamientos, especialmente en un mercado tan competitivo como el actual. Lo importante es ofrecer un producto realmente diferente y con una identidad propia, porque, de otro modo, no tendrás la oportunidad de ser reconocido por los clientes”. En el caso de los relojes de aviador, tal como lo destaca el propio Knoop, se trata de una tendencia que, además de tener mucho éxito y conectar con otra de las más fuertes de la temporada, la de los relojes retro, “conecta con nuestro ADN”. Pero eso no basta; sumado a un diseño atemporal que trascienda las modas, un ícono, como aspira a serlo la nueva línea Spitfire, ha de contar una historia. “Además de presentar novedades como la colección Spitfire o Top Gun, vamos un paso más allá. No queremos repetir lo mismo, sino hacer algo para un nuevo tipo de cliente. Además de nuestros clientes de toda la vida, queremos conquistar a una nueva generación con estos modelos a través, sobre todo, de una tecnología moderna y, también, de una nueva manera de comunicar mediante campañas online y en las redes sociales”, explica. Para el director creativo de la casa, el mejor modo de diferenciarse del resto es, asegura, “defender constantemente nuestras colecciones más icónicas y nuestros productos más populares”, pero sin perder de vista la innovación constante. “Desde el principio, hemos sido una marca que ha hecho relojes muy técnicos y con una

MARZO 2019

enorme complejidad, y eso ha jugado a nuestro favor. Muchos de nuestros productos han pasado la prueba del tiempo: hemos logrado crear algo que es contemporáneo y que, al mismo tiempo, puede tener 20 años”, añade. La clave para lograr esto se basa en un perfecto equilibrio entre la pasión y la emoción, tal como lo revela el propio Knoop. “Tratamos de que haya un balance entre pasado y futuro; cada detalle se piensa y diseña detenidamente para que transmita el ADN de la marca, porque tenemos una serie de códigos históricos en IWC. Si vas demasiado por delante, corres el riesgo de traicionar la esencia de la casa, de modo que hay que encontrar un equilibrio entre tradición y vanguardia. Tampoco puedes hacer todo el rato un tipo de diseño vintage; tienes que buscar algo nuevo y relevante para el cliente. El reto está en encontrar el camino intermedio y la prueba es que el cliente elija un reloj y, después del efecto wow, siga enamorado de este modelo. Es el mejor halago que se le puede hacer a un diseñador”. Cuando Christian Knoop llegó a IWC, en 2008, la situación era completamente diferente: ha sido una década en la que la industria de la alta relojería ha vivido una edad de oro y también una crisis, de la que comienza a salir con un nuevo planteamiento y una nueva filosofía, especialmente en el modo de comunicar los lanzamientos. “El SIHH de esta edición no tiene nada

IWC SCHAFFHAUSEN, JAVIER QUESADA

ALTA RELOJERÍA


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