INTRODUCCIÓN. A diferencia de otras disciplinas como la economía por ejemplo, en el campo de la administración las matemáticas no han tenido por objeto, no al menos de modo determinante, el modelamiento de procesos o de esquemas meramente conceptuales para explicar la realidad de las organizaciones o de la propia gestión administrativa gerencial, sino más bien, las matemáticas han tenido por propósito el análisis y el procesamiento de información para alimentar objetiva y racionalmente la toma de decisiones. El enfoque matemático en administración se conoce regularmente como «enfoque cuantitativo» o bien como «investigación de operaciones» y el interés de su análisis esta centrado en el proceso de toma de decisiones para la solución de problemas directivos en campos tan diversos que van desde la propia administración general hasta la mercadotecnia, las finanzas, los recursos humanos y los problemas técnicos en el área de la producción. También es denominado «métodos cuantitativos de decisión». La aplicación de las matemáticas al campo gerencial no es nueva, pues puede decirse que desde los años treinta, y sobre todo a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo de los problemas relacionados con la logística, la distribución, la asignación de recursos y la programación de pertrechos militares en ámbitos de escasez de recursos y de tiempo, hizo necesaria la aplicación de las matemáticas para encontrar soluciones capaces de optimizar resultados dentro del marco de las estrategias de combate. Inclusive, el paradigma positivista de finales del siglo XIX, del que la administración no fue ajena, propició la tesis de que la formalización de la ciencia de la administración sólo sería posible si ésta era capaz de incorporar el rigor matemático a sus procesos teóricos y aplicativos. De esta manera, la matematización de la administración fue una consecuencia del positivismo en las ciencias, pero también de los avances logrados durante la conflagración mundial. En efecto, desde 1947, Von Neumann y Morgenstern, y luego en 1954 los trabajos de Wald y Savage, propiciaron las aplicaciones de la estadística a los procesos decisorios; aplicaciones que se vieron enriquecidas con las aportaciones de H. Rafia y R. Schalaifer, de la Universidad de Harvard y Stanford, respectivamente. Más tarde, el proceso de toma de decisiones fue sometido a riguroso análisis por Herbert Simon, surgiendo así la denominada «Teoría de toma de decisiones», como también se le conoce al citado enfoque matemático.[2] Simon introdujo, por ejemplo, el valioso concepto de decisiones “programables” y decisiones “no programables”, definiendo a las primeras como aquéllas que contienen información cualitativa y que sólo pueden ser tomadas por el hombre; y a las segundas como aquellas que implican información cuantitativa, y que puede ser tomadas tanto por el hombre como por las máquinas. Simón advierte ya la idea de que ciertamente existen muchas variables complejas que difícilmente pueden programarse, sin embargo reconoce que es posible el esfuerzo de cuantificación u operativización de dichas variables y, por lo tanto, la posibilidad de que éstas puedan ser efectivamente representadas por modelos matemáticos. Por otra parte, el surgimiento de los ordenadores y de la computación, así como el desarrollo de los sistemas de información, provocó un verdadero “bomm” en la aplicación y desarrollo de las técnicas cuantitativas o matemáticas no solo en las ciencias duras, sino en las sociales y particularmente en la administración. Y, como decíamos líneas arriba, la Segunda Guerra Mundial fue el detonante del desarrollo de la Investigación de Operaciones (IO), tanto para desarrollar técnicas militares como para mejorar armamento y depurar estrategias de combate. Todos estos factores hicieron que las matemáticas o IO pudieran ser aplicadas en las empresas privadas estadounidenses a partir de la segunda mitad del siglo XX, y gradualmente se observó que las técnicas operacionales bien podían ser aplicadas incluso en la administración pública. Es indudable que la ciencia administrativa se ha visto seriamente impactada por las aportaciones de la IO, y de hecho los autores de este enfoque asumen que la administración puede ser vista como una ciencia basada exclusivamente en la lógica y en la racionalidad. No obstante, y pese a las virtudes del análisis matemático en todos los órdenes de la vida, el hecho es que no todas las soluciones a los problemas administrativos pueden “reducirse” a la perspectiva de la racionalidad, pues muchas veces la capacidad de los administradores para la innovación creativa es imprescindible en asuntos tales como los conflictos humanos, la mercadotecnia e incluso en otros tan técnicos como los financieros. Hay que decir, a manera de corolario de esta introducción, que el enfoque matemático enfatiza sobre todo el proceso de toma de decisiones en prácticamente todas sus etapas.