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George Reyes, pág. 5

George Reyes

Poeta, ensayista, narrador, crítico literario, editor, educador teológico, asesor académico y teólogo escritor reconocido, residente en México; posee una Licenciatura, dos Maestrías y un PhD; ha publicado varias obras teológicas y cantidad de ensayos en el mismo ramo, en revistas y sitios virtuales académicos; coautor de varios libros de Teología; traduce hebreo y griego bíblicos; habla inglés y portugués; autor de los poemarios El azul de la tarde; Ese otro exilio, esa otra patria; El Árbol del Bien y del mal; editor de varias antologías poéticas y del I tomo de poemarios de miembros de la Asociación Actuales Voces de la Poesía Latinoamericana (AVPL) de la cual es su fundador/director; prepara la publicación de un nuevo poemario y de un libro de ensayos literarios críticos; fundador y director de Avpla-Revista de Poesía; consta en cantidad de Antologías internacionales de poesía; ha sido finalista en varios certámenes internacionales de poesía; segundo lugar en certamen internacional de poesía;ha participado en recitales internacionales de poesía; Crítico/reseñista de Casa Bukowski Internacional; consta en la Enciclopedia de la Literatura en México-FLM -CONACULTA.Veintiún signos en la frente, es el nuevo poemario en edición por Editorial Casa Bukowski. Cd. Juárez a 12 de mayo del 2022

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GENIALIDAD LITERARIA

Ya desde la antigüedad se ha venido atribuyendo genialidad en las artes, la literatura y en otros campos. En la actualidad, esta genialidad ha sido y es atribuida a artistas y escritores favoritos. Por ejemplo, es común decir que Chaplin fue un genio del cine, incluso de la poesía; por supuesto, se ha atribuido y atribuye genialidad también a poetas contemporáneos de nuestro contexto, tales como Octavio Paz y otros. Es innegable que, en la historia de la literatura, muchos autores, a quienes se les ha atribuido este adjetivo, se les ha comprobado y reconocido su genialidad en términos conceptuales y lógicos. Pero no sucede igual cuando este adjetivo se atribuye solo sicológicamente, es decir, sin verificación analítica y competente alguna, sino por fanatismo, impresión personal, fórmulas teóricas ideológicas, amistad e intereses creados; de esa cuenta, son coronados fraudulentamente de premios y gloria por los medios masivos de comunicación,organización y, en general, por el llamado “tercer mundo semántico”, los cuales tienden a clausurar la nómina y la genialidad.Y aquí está el gran desafío literario: la genialidad debe ser no solo comprobada sistemáticamente sobre la base deserios criterios analíticos, normativos y lógicos, sino también reconocida y posicionada contra toda negación, ninguneo y hasta persecución por parte de los detentores del poder (Moby Dick, por ej., ahora un clásico); para este fin, los críticos literarios académicos son necesarios. Mi objetivo es apenas enumerar brevemente algunas normas o características que justifican la genialidad de la obra estética, especialmente la poesía como prototipo de la literatura; lo haré con base a criterios normativos y lógicos, sin pretensión de crear teoría de la genialidad científica alguna. Este desafío tentativo lo realizo sin señalar muchos ejemplos y bajo la convicción personal de que la originalidad y la objetividad total es inalcanzable en una obra del espíritu humano, pero alcanzable en grado suficiente. Características que confirman la genialidad de una obra estética 1. Originalidad en las ideas. Nadie negaría que la originalidad es una de las características más importantes de un trabajo estético genial. La originalidad implica uso de ideas articuladas o temáticas inéditas,que nadie antes ha dicho o presentado, no trilladas ni desgastadas, que ya no dicen nada ni aportan ni demandan nada de los lectores. El caso más acorde es la poesía con temáticas inéditas, aun si es recurrente aquello que muchos poetas se oponen por considerar erróneamente que poetizar y la poética no exigennada más que inspiración y sentimiento: laforma-técnica de la obra estética. 2. Originalidad en la forma-técnica. La forma/ técnica es el medio por el cual el poeta objetiva o intenciona comunicar sus ideas en el poema. Pero para que evidencien grado de genialidad, estas ideas deben comunicarse a través de técnicas inéditas o novedosas. Ahora bien, las ideas recurrentes podrían comunicarse mediante técnicas inéditas. Obviamente, en este caso, el grado de genialidad está en la innovación de las técnicas no en las ideas; un ejemplo de ello es el arte surrealista. Lo contrapuesto a esta variable son las ideas nuevas mediante técnicas viejas; un ejemplo de esta modalidad es el arte recursivo. Pero el umbral más bajo de genialidades el arte cuya temática y técnica son recurrentes;este es el caso del arte Kitsch y el poema fácil de leer, que lo copia todo de las obras originales o de otras. Tal arte no desafía, pues, en nada a sus receptores, razón por la cual es el más popular, más consumido. 3. Originalidad en ideas y formas-técnicas. El grado de genialidad mayor está cuando ambos elementos, las ideas y las técnicas, son novedosos, superando las limitaciones del arte recurrente en ideas y técnicas;un ejemplo al respecto es Cervantes. Esta es la obra estética que demandaría más a los receptores en cuanto a conocimiento o preparación previa. Y es la obra que llama la atención, impacta en un contexto cultural, capaz de convertirla consecuentemente en un clásico. Sin embargo, ningún tipo de genialidad que se autodenomine vanguardia hace uso de ideas o términos vulgares que, además de altamente recurrentes en un entorno cultural, no exigen nada de los receptores, razón por la cual es muy consumida en determinados en tales entornos. Es que cuando uno se embarca a una moda cree que está inventando la verdadera poesía; pero acaba repitiendo lo que flota en el contexto y atrofiando el diálogo digno, con sentido de respeto, que debe darse entre la intimidad (la poesía) y el lector de distinta generación. Recapitulación La genialidad es una forma nueva de racionalismo estético, ya sea por las ideas o por las técnicas. La invención nueva tanto en contenido como en forma o técnica es la genialidad mayor respecto a las otras variables. El arte estético que posee esta genialidad es el arte que aporta algo nuevo a la literatura; alcanza su reconocimiento y aceptación, incluso por sus más agudos oponentes –que ya no vacilan en reconocerla–, cuando su genialidad ha sido analizada y justificada por los intérpretes críticos competentes;se podría afirmar, entonces, que este arte es un arte neovanguardista. Ahora bien, al hablar del intérprete y justificador de la genialidad se d ebe tener presente que la poesía es un género ficticio; tal es así que, aunque mediante ella el poeta intenciona comunicar una verdad, no una mentira —incluso sobre él—, no lo hace al modo ensayístico ni periodístico, excepto en algunos casos. Tampoco el poema, como bien afirma el poeta español Luis García Montero (Pérez, 2022), es una confesión espontánea; por tal razón, no revela un yo biográfico, sino que crea un personaje literario, con quien, según este mismo poeta, los lectores se pueden identificar o no, agregaría yo.

Referencia -Gadamer, H.G. (1999). Verdade e Método. (F. P. Meurer, trad.). Petrópolis, Brasil: Vozes. -Maestro, G.J. (2018). Teoría del genio: explicación y justificación de la genialidad en el arte y la literatura. Recuperado el 10 de julio de 2022, de https://www.youtube.com/watch?v=Qd1sQNBmM4k&ab_channel=Jes%C3%BAsG.Maestro. -Pérez, A. (2022). Entrevista a Luis García Montero. Recuperado el 16 de julio de 2022, de https://www.esquire.com/es/actualidad/libros/a40373214/luis-garcia-montero-entrevista-almudena-grandes/?fbclid=IwAR0UGPZmqC7RA0ZENUgUwHW1ReheHhTxd8_Toa18_Y2XTtu0FQH8w2zEL3I. -Ricoeur, P. (2000). Del texto a la acción: Ensayos de hermenéutica II. (Pablo Corona, trad.). México: Fondo de Cultura Económica.

No pocas veces relacionada a desórdenes mentales. Es conocido el caso de Platón y Aristóteles, quienes hablaban ya sobre la naturaleza del acto creativo y su relación con la “locura”, tal como esta era entendida en esa época. Mientras para Platón la genialidad poética estaba relacionada con estados de intensidad emocional, Aristóteles pensaba que la creatividad estaba relacionada con la melancolía. Se presume que la genialidad de, por ejemplo, Van Gogh, Miguel Ángel y otros estaba relacionada con trastornos emocionales. Siendo la crítica literaria perteneciente a las ciencias del espíritu, la crítica no puede llevarse a cabo como en las ciencias naturales; ver Gadamer (1999); Ricoeur (2000). Por eso, más adelante, hablo más bien de un análisis de relaciones. Ciertamente, una obra literaria puede subsistir sin que nadie la lea, pero no sin ser estudiada o analizada por los críticos quienes, a mi criterio, también deben poseer experiencia creativa y evitar en su análisis juicio de valores y lisonjas infundados; ¿acaso no por ellos muchos autores alrededor del mundo han alcanzado reconocimiento y sus trabajos han sido elevados a nivel de clásicas? Sin embargo, ciertas teorías ablativas tienden erróneamente a marginar al crítico y negarle su aporte, así como también a infundir temor contra de él y considerarlo, en el mejor de los casos, el aguafiestas de una obra. La crítica literaria no necesariamente tiene que dispersarse en el subjetivismo total. Pero, entonces, ¿cómo alcanzar esta objetividad suficiente? La respuesta a esta pregunta rebasa el tiempo y espacio de este ensayo; solo me gustaría apuntar lo siguiente: que una lectura objetiva será aquella realizada con base a uno de los modos inmanentes del conocimiento gnoseológico como son las demostraciones o hechos literarios: construcciones de relaciones, es decir, a partir de relaciones en el texto, los autores, el lector y el intérprete (transductor, que interpreta para otros); estos hechos literarios son el motor de la crítica literaria, ya que ella no puede funcionar sin teoría literaria o construcciones explicativas y racionales de las ideas. Claro que a veces, por diferentes razones, la crítica se limita a una lectura irracional, o a una de compromiso con sus autores. Como ya dije, en esta sección seguiré la propuesta solamente esencial del teórico español de la literatura Jesús G. Maestro (2018), por ser él el quien ha aportado sustancialmente sobre el tema, si bien él sigue a la vez a su maestro, el filósofo español Gustavo Bueno; además, me parece una propuestatanto legítima, lógica y aceptable como desafiante para el mundo literario de hoy. Pero esto no quita que sea una propuesta sujeta a revisión y, en mi caso, a mayor investigación. El materialismo filosófico como teoría literaria, encarnada en Maestro, siendo un racionalismo galopante, pareciera negar en el arte ese otro ingrediente fundamental, además del intelecto: la emoción o el sentimiento, y el placer o sensibilidad que realmente despierta leer un poema bien logrado; sin sentimiento o emoción no hay arte ni este produce el efecto poético que produce todo arte verdadero. Y esto no es negar que la obra estética sea verdaderamente una construcción del racionalismo humano ni que esta no desafíe a la razón humana ni sea analizada desde criterios racionales. La literatura no es cuestión solo de emoción o sentimiento, pero este elemento es fundamental en ella. o

DIÁLOGO EN LA TRAVESÍA -Diálogo 1- Como lengua deshuesada te has quedado que me obliga a chapotear tu impronunciable nombre; y me dices: Y he aquí el asoleo jamás te ha dado llaga de la muerte. He hablado con palabras que te abrazan con sus brazos; y te digo: Voy sintiéndome avatar que ya no duerme en soledad desocupada. Hoy me paro con tantísimo humano frente a tus oídos.

DIÁLOGO PAUSADO -Diálogo 2- ¡Te veo en volteretas la cabeza por el turno del que es hoy, en el éxodo de tus puntos cardinales! Quien me habla, ¡escúcheme!: el olvido es mi hábitat como árbol siempre estacionado, como gran poema enmudecido, o camino aislado sin pisadas. Te diviso bajo el norte de este cielo que se agacha a verte. Por eso, en pruebas de ausencias, deja que te pongan un cerrojo a la invasión, deja que te borden en la piel delicia corta. Quien me habla, ¡escúcheme!: sí, y me esconderé en una página de lenguaje conspirado. Con el lodo que me llueve adentro, cuidaré de no bañar los ideales.

DIÁLOGO INFINITO -Diálogo 3- Hoy creció mi brazo: alcanzó un clavel del color que me agrada tanto. Tengo tímpanos que son hábitat de un río en revueltas yéndose al mar, donde naufraga también el sol. Y largo será este diálogo como larga es la delgadez del verbo en el parloteo lejano donde quedan perdidas las bocas en este hogar fugaz de alegrías prestadas. Hoy creció mi brazo: alcanzó un clavel del color que me agrada tanto. Lo arrullo sobre la almohada de mi querer, lo arrullo sobre aquella que nos acoge con su querer, pues nunca se ha de fugar lo que el querer alcanza.

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