LOS FANTASMAS DEL DIQUE LOS ALAZANES

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LOS FANTASMAS DEL DIQUE LOS ALAZANES Por Fernando Jorge Soto Roland*

Antiguas postales del Dique Los Alazanes (Valle de Punilla, Córdoba). Construido entre 1939 y 1944. Fuente: Internet

Cuando a principios del mes de enero de 2022 nos encontramos con el reconocido ufólogo argentino Rubén “Gurú” Morales en la calle Techada de Capilla del Monte, no imaginamos (con mi esposa, Verónica) que dos días más tarde íbamos a estar subiendo y bajando cerros en pos del reservorio artificial de agua más alto de la provincia de Córdoba: el Dique Los Alazanes, a 1400 m.s.n.m.1 Conocíamos el lugar ya que en julio de 2016, partiendo del cerro Las Gemelas, habíamos hecho una larga cabalgata, guía de por medio, hasta la mencionada construcción. Claro que por entonces el peso de carga corrió por cuenta de los caballos; y si bien nuestros urbanos glúteos tuvieron lo suyo, la experiencia de realizar esta vez a pie el largo recorrido de once kilómetros que nos separaba de “la civilización”, resultó mil veces más pesado (especialmente para un tipo como yo, no habituado al deporte ni a las destrezas físicas).2 El trayecto es un desfile interminable de paisajes imponentes que, con cada paso que se da, te devora con su vegetación y sus cimas que, en principio, parecen imposibles de vencer. Pero los senderos de piedras alivianan el trabajo de ubicarse correctamente, cobrándose por ello más de cuatro horas de cansancio, transpiración y picaduras de tábanos. No es nada sencillo y, aunque las agencias de turismo lo caratulan como de “dificultad media”, se recomienda ir siempre con un baqueano especializado. El nuestro resultó no tener un carnet que lo acreditara como tal, pero por su experiencia (ha hecho el camino varias veces a lo largo de los años) bien merecería haber recibido uno. Por eso aceptamos la invitación de Rubén de acompañarlo.

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Profesor en Historia por la Facultad de Humanidades de La UNMdP (Argentina). Véase datos sobre la construcción: Dique Los Alazanes, una transparente y bella laguna de altura rodeada de cerros y vegetación. Disponible en Web: https://www.cordobaturismo.gov.ar/dique-los-alazanes/. 2 Véase: Guía de trekking del Valle de Punilla. Disponible en Web: http://www.culturademontania.org.ar/Libros/guiatrekking-del-valle-de-punilla.html 1


2 Morales conocía cada tramo, cada curva, cada río o arroyo que debimos vadear. Se movía con destreza y juvenil agilidad, a sus 63 años de edad. Un físico privilegiado y una resistencia admirable que no pudimos —ni intentamos— superar. Menos que menos yo, un fumador de larga data y enemigo del deporte. Aún así, el exitoso trekking probó que, aunque gastado, todavía sigo sin estar oxidado. Las cuatro horas estipuladas para alcanzar el dique se convirtieron en cinco y varios umbrales de fatigas vencidos de por medio. Cansador, sin ninguna duda. Pero valió la pena el esfuerzo. No sólo por la prueba personal que representó en mi caso, sino por algunas historias que pude recoger en el trayecto. Historias que aderezan aquellas que relaté y traté de explicar en un primer artículo titulado “El Misterioso Dique de Los Alazanes”.3

En busca del Dique Los Alazanes- Valles y cerros, arroyos y bosque serrano- Una intrincada geografía que, para el neófito, puede resultar más que peligrosa. -Fotos del autor (enero 2022)-

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Véase del autor: El misterioso dique Los Alazanes. Capilla del Monte (Córdoba). Disponible en Web: https://www.monografias.com/trabajos109/misterioso-dique-alazanes-capilla-del-monte-cordoba/misterioso-dique-alazanescapilla-del-monte-cordoba


3 *** Estando en cercanías de Capilla del Monte todo parece posible. Aún lo imposible. Y no es para menos. El pueblo (en realidad, hoy, ciudad) acarrea una larga historia de misterios, que es la que actualmente “les da de comer” a un ingente grupo de aficionados a los ovnis, místicos, contactados y personas acostumbradas a tratar con “eventos anómalos” de todo tipo. No es casual que la localidad sea conocida a nivel mundial por sus corrientes avistamientos de supuestas naves extraterrestres o las comunicaciones con entidades superiores provenientes de una etérea ciudad intraterrena, conocida con el nombre de ERKS. Más del ochenta por ciento del turismo que se agolpa en Capilla del Monte en temporada de verano va en búsqueda de esos fenómenos extraños que, con ayuda de “iluminados maestros”, extraordinariamente encuentran por la módica suma de algunos miles de pesos. Las actividades turísticas alternativas sostienen la economía local. Por eso, si el lector está dispuesto a visitar Capilla del Monte y disfrutar de su “magia”, es recomendable que deje en suspenso su sentido crítico, permitiendo que la sin razón y el pensamiento premoderno lo arrastre hacia un universo en el que la fantasía y el imaginario —construido desde la década de 1980— harán que el visitante vea lo que desea ver (siempre bajo la tutela de los “expertos espirituales” de turno). Por todo lo anteriormente dicho, no es de extrañar que Los Alazanes —aislado y lejano, sin rutas accesibles sencillas4— acarree una cuota de misterio en la que se entrecruzan evanescentes expediciones nazis en pos de reliquias precolombinas, “extrañas” desapariciones de personas, alienígenas, atemorizantes luces y hasta un —nunca encontrado— bunker del Tercer Reich.5 Sólo faltaban fantasmas. Que son los que encontré, justamente, en este viaje.

Hoteles (Gran Hotel Viena), hospitales (Santa María de Punilla), mansiones (Castillo de Egaña) y bosques son escenarios propicios para que el imaginario despliegue toda su fuerza de encantamiento y misterio

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En la actualidad la única forma de llegar a la represa es siguiendo la misma huella de herradura que utilizaron sus constructores para trasladar, a lomo de mula, todos los materiales (entre 1939 y 1944). El acceso en vehículos es imposible. 5 Sobre la desaparición de personas en la zona, véase del autor: Desapariciones en Capilla del Monte: rumores, misteriología y fantasías importadas. Disponible en Web: https://www.academia.edu/43028850/DESAPARICIONES_EN_CAPILLA_DEL_MONTE_RUMORES_MISTERIOLOG%C3% 8DA_Y_FANTAS%C3%8DAS_IMPORTADAS


4 De acuerdo con la tradición y el discurso propio de la parapsicología (una pseudociencia por demás extendida en los medios de comunicación), cuando el dolor, el sufrimiento y la humillación se concentran en un lugar determinado —y el imaginario social, así como las crónicas y los testimonios pueden dar cuenta de ello— lo más probable es que la comunidad los termine etiquetando como “lugares encantados o embrujados”. Así, pues, castillos y hospitales, hoteles, conventos y bosques, cementerios y campos de batallas, adquieren un status diferente y lo extraordinario pasa a ser un componente definitorio del sitio. El escenario lo es todo. El contexto geográfico engendra significado y ningún paisaje es neutro por completo. En realidad son el producto de nuestro propio imaginario. Una construcción cultural. Y es por eso que los lugares abandonados —en ruinas, aislados e inmensos— son los que convocan a mayor cantidad de fantasmas (pudiéndose también intercambiar a éstos por extraterrestres, duendes o críptidos, según las modas o el folclore local). Pero si de fantasmas hablamos, es perentorio decir que los mismos suelen ser entidades por demás conservadoras. Se aferran permanentemente a ciertos lugares. Resultan poco viajeros; negándose a reconocer los cambios que se operan en los escenarios por los que transcurren, insistiendo en atravesar puertas, ventanas y pasillos sellados o ya inexistentes. Una sociedad conservadora genera fantasmas conservadores, por más que el profesor Louis Vax les atribuya también un rol subversivo (que lo tienen) al momento de atentar contra el modelo epistemológico vigente de la sociedad. Los fantasmas y los lugares encantados son algunos de los muchos paladines de la lucha contra el racionalismo moderno y —tal vez— los primeros síntomas (lejanos y tímidos) de una posmodernidad hoy extendida en casi todos los campos; y apoyada fundamentalmente en la irracionalidad y el rechazo a toda explicación materialista. En la tradición literaria y oral, los sitios encantados y sus fantasmas, son reacios al cambio y los traslados, como ya dijimos. Hay mansiones, por ejemplo, que arrastran fama de estar embrujadas desde hace por lo menos doscientos años. Otras, muchísimo más. Sus encantamientos (hoy “técnicamente” llamados “infestaciones” o “cristalización de energías psíquicas”) rechazan las mudanzas. Las empresas de fletes no los tienen por buenos clientes. Tanto es así que los “actuales chamanes de lo paranormal” consideran con otra denominación al fenómeno (poco habitual, dicen) de “personas encantadas”, que trasladan con ellas a las secretas entidades que las atormentan. En estos casos se habla de poltergeist. Estos sí serían fantasmas viajeros. Espíritus juguetones que se mueven de una casa a otra y que los “especialistas” tienden a asociar con la adolescencia y los cambios físicos y psíquicos que se producen en esa etapa de crecimiento humano. Pero convengamos algo: si esa explicación suele ser vista como una racionalización de un fenómeno extraño (psicoquinesis, ruidos, levitación, etc.) también deberíamos decir que esos hechos serían tan misteriosos como la existencia misma


5 de los fantasmas. Que nos parezca más verosímil no significa que sea verdad. De hecho, no lo es. No hay ninguna prueba fehaciente que lo haya probado de manera concluyente y definitiva.

El Cerro Uritorco. Famoso por convocar supuestos fenómenos anómalos de todo tipo. Fotos del autor

Reservorios de historias inciertas y sucesos no del todo comprobados, los sitios encantados dejan siempre abiertas cuestiones fundamentales de su devenir histórico. En ellas nunca hay una sola versión de “los hechos”. Tienden a convertirse en escenarios confusos, imprecisos, mal definidos; incluso en los aspectos más básicos de sus historias (fechas, nombres, cantidad de residentes, actividades que allí se practicaban, causas de los acontecimientos dramáticos ocurrido, motivos del abandono, etc.). Son verdaderos universos multisémicos, cambiantes y susceptibles de múltiples interpretaciones, en las que cada investigador agrega o quita según sus gustos o carga dramática que pretenda darle al relato. Pocas veces la razón se define claramente en este tipo de historias. Es complicado, cuando no imposible, negar o admitir algo rotundamente respecto de ellas; y son esas ideas inacabadas las que alimentan el punto de partida de aquello que se ha dado en llamar “superstición” (es decir, un exceso tremendo de credulidad). Cual embriones de sucesos extraordinarios (tan perseguidos en un mundo que se ha ido desencantando con el tiempo), los lugares encantados personifican ese romanticismo residual (¿neo-romanticismo?) en que se apoyan las grandes creencias. Aún sin que existan las pruebas necesarias. Con todo esto me topé, en enero de 2022, cuando llegué al inmenso paredón de veinticinco metros de altura del dique Los Alazanes. Y quiero dar cuenta de ello porque la historia recogida es —a no dudarlo— una pieza más del rico y complejo patrimonio intangible del valle de Punilla (Córdoba). Un rincón de mi país al que quiero con el alma.6

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Véase del autor: Historias secretas de Capilla del Monte. Disponible en Web: https://issuu.com/fernandojorgesotoroland/docs/las_historias_secretas_de_capilla_d. Del mismo modo, para un acercamiento a otro componente rico del imaginario regional, véase: Estancia El Hueco. El vampiro pirómano y otros monstruos de la Zona Uritorco. Disponible en Web: https://issuu.com/fernandojorgesotoroland/docs/estancia-el-hueco


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VISITANTES DE LA NOCHE7

Dique Los Alazanes: su aislado y deshabitado entorno geográfico incita a las historia extraordinarias- Fotos del autor

El llamado “Refugio Dique Los Alazanes” es una simple construcción rectangular de piedra y techo de chapas, levantada a un costado de la gigantesca masa de hormigón que contiene al espejo de agua. Es la única edificación visible en el valle y el hogar temporario de los guardias que vigilan y protegen la represa. No hay en ella comodidades extremas. Se funde con la naturaleza misma y el aislamiento es una de sus notas más destacadas. Cuesta, para un hombre ciudad, imaginar la tremenda soledad en la que se ven inmersos sus habitantes, especialmente cuando cae la noche. A no ser por los esporádicos turistas que llegamos al dique, la vida de esos cuidadores transcurre en el silencio y sometidos a los avatares del clima. No hay señal wifi en la zona, por lo que los avances tecnológicos poco pueden ayudar al visitante en caso de emergencia. Sólo el ducho accionar de los hombres que trabajan en Los Alazanes constituye el principal recurso de auxilio; y para ello están preparados, física y psicológicamente. Son personas rudas, musculosas, habituadas a la montaña, a sus senderos y peligros. Resultan capaces de recorrer en dos horas lo que a nosotros nos lleva cinco y respetan el entorno natural con una actitud casi religiosa. Y no es para menos: saben que si bien Dios perdona siempre y los hombres algunas veces, la naturaleza no lo hace nunca. Fernando Córdoba Luna era el encargado del refugio la tarde en que llegamos. Acababa de almorzar con su novia Antonina (de visita ese día) y disfrutaban de unos mates frente a una rudimentaria mesa de madera, bajo la sombra de los árboles que rodeaban la casa. Necesitábamos agua para el regreso y no dudé en saludarlos y solicitarles el preciado líquido. Y en tanto Rubén Morales recorría las orillas del lago, 7

Véase del autor (con el mismo título): Visitantes de la Noche Aproximación histórica a la creencia en fantasmas en la cultura occidental. Disponible en Web: https://www.lulu.com/shop/fernando-j-soto-roland/visitantes-de-la-nocheaproximaci%C3%B3n-historica-a-la-creencia-en-fantasmas-en-la-cultura-occidental/ebook/product17487358.html?page=1&pageSize=4


7 buscando con otros turistas un sitio donde recuperar fuerzas, Verónica y yo lo hicimos con el cuidador del dique y su pareja. Como es mi costumbre, a poco de iniciar la charla lo bombardeé con preguntas referidas a los supuestos ovnis que recorren la región. Casi todos siempre tienen algo qué decir al respecto, pero Fernando resultó ser la excepción a la regla. Más allá de alguna que otra luz extraña (posible de ser explicada mediante el sentido común), no tenía en su haber historias maravillosas relacionadas con platos voladores ni místicos contactos con extraterrestres. Confieso que me desilusioné un poco, pero a poco de seguir conversando el realismo mágico de Punilla emergió, subsumiéndome en un mundo espectral que no esperaba encontrar. “Lo que te voy a contar ocurrió acá por el 2017. Trabajábamos en una obra. Se había roto el vertedero y éramos como doce vagos trabajando en este lugar. La cosa es que, bueno, una tarde/noche terminamos de trabajar e hice la típica: me di un baño, relajé y me tiro a dormir. Dormité como entre las seis y las ocho de la noche. Entonces, a las ocho me despierto escuchando ruidos acá atrás —dijo señalando hacia el otro lado de la casa—. Se sentía como gente que zarandeaba arena. Clavaban la pala y tiraban su contenido. Era muy nítido. Lo sentí un par de veces y pensé: ‘Mis compañeros no pueden ser tan cabezas (desubicados) de ponerse a laburar a esa hora’. Miro al otro chico que estaba durmiendo enfrente mío (El Tarta) y el loco estaba con los ojos grandes, también escuchando lo mismo. La cosa es que me vengo acá, donde estaba el resto de la gente jugando a las cartas, tomando mate cocido, y los llamo para que escuchen lo que estaba escuchando y cuando entramos no se escuchaba nada.”8

Refugio de montaña Los Alazanes. Escenario de historias fantasmales- fotos del autor

Fernando no dio ninguna explicación al respecto. Estaba seguro de que nadie —del grupo de trabajadores que lo acompañaban— era el responsable de esos sonidos. Provenían de un sector del predio en el que no había gente. ¿Acaso con su silencio nos quiso sugerir que los antiguos constructores del dique seguían paleando arena después de tantas décadas? ¿Qué hechos traumáticos— siguiendo los guiones típicos de las historias de fantasmas— se dieron en el lugar? ¿Murieron obreros durante la obra? No tengo ninguna 8

Testimonio de Fernando Córdoba Luna el 8 de enero de 2022. Archivo del autor.


8 referencia que lo indique. Hasta el momento no encontré datos que certifiquen accidente o deceso alguno. Pero la construcción duró varios años y es lógico que muchos crean factible incidentes fatales; especialmente dadas las condiciones tan complicadas del terreno y del camino por el cual se habían traído los materiales que permitieron levantar el dique. En caso de ser así, estaríamos cerca de una de las hipótesis más comunes en el mundo de la fatasmogénesis. Una que sostiene que “tal vez la fuerza psíquica [en este caso la de los obreros que hicieron Los Alazanes] permanece en estado latente (…), para despertar ante el estímulo de nuevas acciones [los trabajos duros, por ejemplo]”.9 La tradición victoriana cuenta que algunas batallas importantes de la historia suelen repetirse durante ciertas noches ante las atónitas miradas de testigos circunstanciales. El sonido de cañones, el olor a sangre y los choques de las espadas retumban en la oscuridad; y en ocasiones hasta pueden ser vistos espectrales batallones librando una y otra vez sus encarnizados enfrentamientos.10 Aunque para ciertos representantes del mundillo parapsicológico, no siempre es necesario que esas apariciones sean de los espíritus de los muertos. El escritor Frank Symth cuenta que tras la batalla de Edgehill —librada el 23 de octubre de 1643— entre los realistas y los parlamentaristas, durante la guerra civil inglesa, algunos pastores presenciaron, un mes más tarde, cómo se reanudaban las hostilidades de un modo espectral. El rey Carlos I, intrigado, ordenó llevar a cabo una investigación y mandó al lugar a gente de su confianza, entre ellos varios oficiales que habían tomado parte en la batalla. Unos días más tarde el grupo regresó con noticias: habían visto reeditarse el combate y entre los muchos espectros que observaron juraron reconocer al príncipe Ruperto, que seguía con vida. Por ende, sostiene el autor, “Esto parece probar que los espectros no son necesariamente personas fallecidas, sino una especie de grabaciones, susceptibles de reproducción en circunstancias favorables”.11 ¿Qué tipo de extraña energía quedó “grabada” en las inmediaciones del Dique Los Alazanes? ¿Cuáles son las condiciones que deben darse para que los obreros del dique vuelvan a repetir sus acciones de un modo fantasmal? ¿Qué otras historias semejantes circulan por la zona? Ante la última pregunta Fernando Córdoba Luna expresó con voz entrecortada: “Bueno, aunque parezca raro, acá dicen que se escuchan pasos. Yo no los oí, pero los refugieros anteriores sí. Es como una persona que viene caminando y pasa por el mismo camino por el que vinieron ustedes. Pero no se ve a nadie.”12

Smyth, Frank, “Lugares encantados” en Espectros y Fantasmas, Ediciones Noguer, Barcelona, 1976, pág. 41. Véase: Cohen, Daniel, La Enciclopedia de los Fantasmas, Edivisión, México, 1989, pp. 71-116. 11 Smyth, op.cit. pág. 43. 12 Testimonio de Fernando Córdoba Luna el 8 de enero de 2022. Archivo del autor. 9

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9 Sonidos fantasmagóricos. Aislamiento. Soledad y noches oscuras. Cerros y valles distantes son los ingredientes necesarios para que historias como las que nos relatara el joven refugiero capillense cobren verosimilitud a la hora del fogón.13 Hubiese querido quedarme más tiempo, pero el sol empezaba a bajar lentamente y teníamos por delante más de cuatro horas de caminata de regreso a La Toma, en la base misma del Uritorco. Tal vez algún día vuelva y haga noche en el dique. No lo sé. Lo que sí espero es que en esa oportunidad pueda escuchar, en vivo y en directo, esos sonidos que vienen del pasado. Aunque, estoy seguro, les encontraré una explicación plausible, en la cual lo sobrenatural quede por completo descartado.

FJSR BUENOS AIRES, ENERO 2022

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Nota: Córdoba Luna relató también una experiencia que dice haber vivido la pareja de su abuela hace ya muchos años. “Él sabía venir a juntar peperina allá arriba, por los pinos, y una vez contó que se le apareció un caballo con toda una armadura brillosa y muy dorada. Así ellos me contaban, en época de los viejos, antes”. Testimonio de Fernando Córdoba Luna el 8 de enero de 2022. Archivo del autor.


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