EXPEDICIÓN CIENTÍFICO ESOTÉRICA AL CERRO URITORCO EN MAYO DE 1986

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Hay historias pequeñas de Capilla del Monte que muchos parecen haber olvidado. Eventos desopilantes que, analizados fríamente, no soportan el más mínimo enfoque crítico; derivándonos hacia un entorno en el que ingenuos creyentes en alienígenas, energías misteriosas, ciudades intraterrenas y rimbombantes “centros de investigaciones”, se mezclan con el sensacionalismo periodístico de una revista amarillista y propensa a los disparates como lo era FLASH.

Casi todo el mundo sabe que Capilla del Monte es hoy una verdadera Meca del turismo ufológico y esotérico. Un pueblo que se sostiene, en gran parte, por los visitantes que van a ella a buscar experiencias contactistas con seres de otros planetas (o interdimencionales), sanaciones cuánticas, sesiones chamánicas y la tan mentada evolución espiritual que surge tras eliminación del ego, conseguida se dice en ceremonias (pagas) y dirigidas por angelicales y sabios maestros ascendidos.

Gurúes, iniciados, ovniólogos y hasta templarios se nuclean en la región desarrollando sus quehaceres, publicitando sus tareas y editando libros que rara vez consiguen romper el cerco de un nicho reducido, excéntrico y hoy bastante poco conocido más allá de Córdoba y sus provincia limítrofes.

* Profesor en Historia por la Facultad de Humanidades de la UNMdP (Argentina).

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Proclamadas expediciones ficticias en pos de misterios, inundan las páginas de tabloides y diarios amarillistas

Sorprende advertir que toda una generación de jóvenes desconoce por completo las historias que tuvieron a Capilla del Monte como protagonista principal. Sólo aquellos que superamos los cincuenta años de edad le reconocemos al pueblo su excéntrica fama; y todo eso se debe al accionar de cierto periodismo que, a mediados de la década de 1980, invadió nuestros hogares de la mano del inefable José de Zer y su camarógrafo (“Chango”). Dos personajes antológicos de la televisión vernácula, dedicados a perseguir ovnis por las sierras cordobesas y emitir todas las noches sus construidas aventuras sobrenaturales por la pantalla de Nuevediario

Sería demasiado largo (y reiterativo) volver a explicar la historia ufológica del pueblo. Conténtese el lector con saber que (casi) todo empezó con la aparición de una marca (“huella”) en las laderas del cerro El Pajarillo, vecino a Capilla del Monte.

El gobierno municipal no tardó en sentenciar que aquello era producto de una nave extraterrestre y, en relativo poco tiempo, la euforia alienígena se desató. La cantidad de residentes permanentes y de turistas, que buscaban un acercamiento a ese mundo de maravillas, aumentó exponencialmente; acarreando legiones de amantes del misterio. Verdaderos cultistas del platillismo que vieron condimentadas sus creencias con las prédicas (incluso anteriores a la “huella”) de personajes como Ángel Cristo Acoglanis y Guillermo Terrera; a quienes se le sumaron otros famosos representantes del realismo fantástico argentino, como lo fueron Fabio Zerpa y Pedro Romaniuk. Con los años, el ejército de creyentes se disparó a un número indecible de investigadores (hoy poco conocidos por las nuevas generaciones).

Pero Capilla del Monte tiene una prehistoria que está aún por escribirse. Una época en la que, en solitario, un periodista llamado Jaime Cañas se dedicó a difundir, con varios años de antelación, los misterios de la región. Hombres de Negro, fantasmas, platos voladores, supuestas sectas y sucesos extraños desfilaron por su poca depurada pluma. Imaginando historias, recopilando otras y decorándolas con fotos por completo fuera de contexto, con el sólo fin de generar más misterio del que podía transmitir a través de su vocabulario.

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Revista FLASH del 6 de mayo de 1986- Artículo- El periodista Jaime Cañas

Cañas era el corresponsal de la revista FLASH en el valle de Punilla y a él le debemos la nota que analizaremos en este artículo. La misma data del mes de mayo de 1986, cuando la neo-mitología capillense daba sus primeros y timoratos pasos. Es probable que, al escribir sus reportes, no fuera consciente de influencia que éstos tendrían en el futuro. Aún cuando su nombre aparezca muy poco en la bibliografía especializada.

“Una expedición buscará cuevas misteriosas en el interior del cerro Uritorco”.1

Un anuncio de ese tipo no podía dejar de ser visualizado por ningún lector. El vínculo de unas “cuevas misteriosas” con el Uritorco constituía un imán, en especial para el tipo de clientela que tenía la referida revista; empapada en la historia de la ciudad subterránea de ERKS. Por otro lado, una enigmática foto (de la que luego hablaremos) encabezaba la nota, remitiéndonos a un extraño paraje de las sierras que, en principio, sólo los más informados (se sugiere) conocían. Había mucho por hacer y esa mentada “misión explotaría científica con rasgos de paraciencia” estaba dispuesta a todo,2

Los responsables del proyecto eran los integrantes del CICE (Centro Investigador de Cuerpos Extraños) que, según Cañas, estaba formado por “consultores científicos” coordinados por el señor Jorge O. Vázquez, un recordado empleado de la terminal de ómnibus de Capilla del Monte y generoso ufólogo (el primero de la región, de acuerdo con testimonios que recogí in situ).3 Lamentablemente, Vázquez falleció tempranamente, intoxicado por mariscos en un viaje que realizó a Chile, a poco de iniciarse la fiebre platillista en el pueblo.

De acuerdo con el testimonio del coordinador, los objetivos de la empresa eran enormes:

1 Cañas, Jaime, “Una expedición buscará cuevas misteriosas en el interior del cerro Uritorco” en Revista FLASH, año VI, N° 309 de mayo 6 de 1986, página 35.

2 Ibídem.

3 Ibídem,

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Jorge O. Vázquez, coordinador de la expedición (foro Revista FLASH)

Buscar pistas de algún “centro subterráneo” y sus conexiones con las estribaciones de las sierras

Averiguar si el Uritorco era un volcán apagado, como sindica la imaginación local y popular.

Indagar la existencia de ovnis y objetos extraños. Así como descubrir nuevas huellas de esas extrañas naves.

Encontrar pruebas concretas sobre la existencia de una vertiente natural de aguas cálidas (termales), que se sospechaba tenía su origen en una fuerte emisión de energía procedente del interior de Uritorco.

Comprobar la existencia de fumarolas, gases y humo en diferentes cañadas que confirmarían la veracidad sobre una misteriosa chimenea que ventea aire o gases a presión del interior de los montes. 

Y, finalmente, descubrir las grutas que existen en el Uritorco. Un evento por demás importante ya que según Vázquez “América del sur tiene una serie de grutas naturales que han sido empleadas para ocultar tesoros y documentación”.4

Tamaña empresa debería demandarles muchísimos recursos económicos y tiempo. No era “moco de pavo”. Mucho más si a todo ello le agregamos una última meta: la de “realizar a fondo una especia de arqueología secreta histórica”.5

No entiendo a qué se refería con esto último. Puede que tan rimbómbate actividad encubriera un simple acto de huaqueo; pero, tal vez, eso nunca lo sabremos ya que no se supo absolutamente nada más de la tan mentada expedición. Todo parece indicar que la empresa murió en el título del artículo que la promocionaba.

Como tantos otros emprendimientos ficticios, propios de publicaciones amarillistas, el que nos convoca no tuvo consecuencias y es muy posible que nunca se haya llevado a cabo.6 Todo resultó desde el inicio muy poco confiable. En especial la idoneidad de los integrantes del grupo, dirigidos por el fundador de CICE, Carlos Bustos Ayré, un ufólogo platense, “estudioso y serio”7, dedicado a investigar y aplicar “energías no convencionales, como la solar y la piramidal”, desde 1983.8

4 Ibídem.

5 Ibídem.

6 Caso contrario, ¿dónde están los resultados? ¿Cuáles fueron? ¿Quién los verificó?

7 Ibídem.

8 Ibídem. Nota: el CICE (fundado en 1969) tiene una página de Facebook administrada por un estudiosos de OVEs (objetos voladores extraños) autodenominado Wayra Intiwatana. No es otro que el mismísimo Bustos Ayré, reconvertido en un chamán, adorador de deidades ancestrales. Véase: https://www.facebook.com/metchutectaa

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Toda la geografía relacionada con la neo-mitología capillense está llena de pareidolias, errores e inventos. Decenas de “arqueólogos de fin de semana” (sin acreditación académica alguna) salen a recorrer las serranías en su tiempo libre desplegando (hoy por YouTube) sesudas elucubraciones ante restos arqueológicos y formaciones naturales, encontrando en ellas los misteriosos “mensajes” que alientan sus días. Una “arqueología secreta” que desde los días de Erich von Däniken y sus redituables libritos vienen tergiversando el pasado humano con cuatro claros objetivos: desinformar, entretener, ganar dinero y acumular fama mediática.9

En 1986 los recursos de los que disponían las publicaciones eran infinitamente menores; de ahí que Jaime Cañas, o más probablemente los editores de sus notas en FLASH, tuvieran la mala costumbre de llamar la atención del lector, no sólo con titulares aparatosos, sino también con fotos por completo fuera de contexto y que nada tenían que ver con lo expuesto en el reporte.

La fotografía que se adjunta a continuación es un claro ejemplo de lo que digo. Una “romantización” editorial con la que se pretende darle verosimilitud al contenido, por más que en toda la nota no se haga referencia en ningún momento al contenido de la imagen.

Pero si hablamos de expediciones y búsquedas arqueológicas es lógico que se hicieran notar esas “extrañas” formaciones (¿De ladrillos? ¿De tejas?), en cuyo pie de foto se asevera:

“Restos de un centro de culto antiguo perdido en las Sierras Chicas de Córdoba. Fue descubierto y analizado por una expedición esotérica europea. Los detalles arqueológicos son guardados celosamente en un pueblo de Alemania del sur”.10

9 Las bobadas que se siguen repitiendo por empresas como Historia Cannel ya son metastásicas en la televisión mundial. 10 Cañas, J. op.cit. pag.35

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El ufólogo platense, Carlos Bustos Ayré, fundador del CICE y director de la supuesta expedición (Foto Revista FLASH)

No hay referencias de ningún tipo, nombres ni fechas. En mi opinión, un invento de cabo a rabo, surgido a partir de restos que algunos sugieren se corresponden a antiguos hornos o pilotes de puentes derruidos, vaya a saber uno de qué parte del mundo.

Supuestos restos arqueológicos perdidos en las sierras de Córdoba

BREVES PALABRAS FINALES

Secretismo y ufólogos; misteriosas ruinas y grutas que parecen salidas de la imaginación de un lector versado en teosofía, se mixturan, en papel de baja calidad, para brindarles a los lectores de FLASH el anuncio de una pequeña e inconclusa aventura.

En el fondo, estoy convencido que lo que Cañas, el CICE y su regente principal buscaban era esa cuota de riesgo, esa amenaza epistemológica capaz de derribar paradigmas establecidos, que todos los aventureros de la literatura persiguen.

Una fake-news, mediocremente decorada, que sale del olvido para seguir condimentando la fantasía de crédulos “investigadores”, sumergidos en un mundo desencantado y sin magia.

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FJSR Buenos Aires Diciembre de 2022
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