Painani nani EL MENSAJERO DE LA CIENCIA Y LAS HUMANIDADES
año 0 núm. 2 issn en trámite octubre 2013 - enero 2014 distribución gratuita
EL ICONO DE LA CALAVERA
LA CIENCIA EN LA VIDA
Editorial Entre la vida y la muerte Norma Lilia Anaya Vázquez* Hay dos preguntas que el hombre se ha hecho desde que existe: ¿para qué vivimos? y ¿para qué morimos? La ciencia ha despejado algunas dudas en este sentido, incluso ha respondido parte de los porqués y cómo es que estos fenómenos ocurren. Aun así, ninguna explicación, por más científica que sea, nos ayuda a entender del todo por qué alguien que amamos se va. Es más, para quienes creen en las leyes de la ciencia y rechazan aquellas que parecen basarse en la magia, la vida es extremadamente hermosa como para ser una simple casualidad de eventos, que da origen a diversas formas que nacen, crecen, se reproducen y mueren. Quedan todavía preguntas por resolver acerca de la vida y la muerte. Siempre nos vamos a cuestionar sobre estos temas, sobre todo porque como seres mortales nos toca vivir de cerca el nacimiento o la presencia de la muerte. Cuando la vida se aleja de algún ser querido y / o admirado por nosotros, lamentamos que se pierda tanta riqueza acumulada, tantas experiencias, conocimiento, sentimientos generados y guardados por una maquinaria extraordinaria: el cuerpo, el cerebro, la mente… De todo esto, solo queda lo que la persona alcanzó a compartir. No obstante las diversas dudas que nos aquejen sobre nuestra existencia como especie, la ciencia frecuentemente será un consuelo, y el conocimiento mejorará las condiciones en la vida de quien se acerque a él. Conocer cómo funciona el organismo y nuestra mente, así como la relación tan estrecha que existe entre el cuerpo y el medio ambiente natural y social que nos rodea, nos ayudará a entender qué está pasando con nosotros y con los demás, incluso nos servirá para buscar soluciones en casos en los que se puede actuar. Todo ser vivo es afectado por su entorno, nosotros no somos la excepción. Algunas enfermedades y trastornos psicológicos se desarrollan si las condiciones del ambiente son favorables para ello. ¿Vivir, estar vivo o sentirse vivo? Hay definiciones desde el punto de vista científico sobre qué es un ser vivo. Al preguntarnos si realmente nos sentimos vivos, tal vez demos respuestas muy diferentes. Sentirse vivo para muchos significa hacer lo que les gusta, ser productivos, adquirir conocimientos y experiencias todos los días para compartir con los demás, y de esa forma existir y estar presentes entre los vivos, incluso después de que la muerte los alcance. Mientras viven, algunos construyen y dejan mucho para los demás; otros, quizá con un concepto diferente de lo que significa la vida, viven en sentido contrario. Sea pues este número de Painani un sencillo y respetuoso homenaje a todos aquellos que ya no están, pero que han dejado huella en nosotros, en especial, a quienes han construido esta institución y han formado generaciones de hombres y mujeres profesionales en la ciencia y las humanidades. A todos ellos, gracias.
* Responsable de la edición Painani.
DIRECTORIO Rector
Dr. Javier Velázquez Moctezuma
Secretario
Dr. Miguel Ángel Gómez Fonseca
Director de la División de CBI
Dr. José Antonio de los Reyes Heredia
Director de la División de CBS Dr. Rubén Román Ramos
Director de la División de CSH Dr. Octavio Nateras Domínguez
ÍNDICE EL ICONO DE LA CALAVERA ..................................................... 3 ¡ ÁCIDOS Y BASES AL RESCATE DE TU ROPA ! .................................................................................... 7
Coordinadora de Extensión Universitaria
LA PÉRDIDA DEL ÁREA NATURAL DEL CERRO DE LA ESTRELLA .................................................. 9
Painani Coordinadora del Proyecto Divulgación de la Ciencia y las Humanidades y Editora Responsable: Norma Lilia Anaya Vázquez. Diseño, ilustraciones y formación: Avelino Solano Jiménez. Corrección de estilo: Ma. Guadalupe Olvera Arellano.
¡ ALERTA ! LA TIERRA SE MUEVE ..............................................12
Dra. Milagros Huerta Coria
Painani Contacto: Divulgación de la Ciencia y las Humanidades Feria de Ciencias. UAM Iztapalapa Edificio G. Planta Baja Tel: 58 04 46 00 ext. 3115 fciencias@xanum.uam.mx
LOS ROSTROS DE LA CIENCIA EN LA UAM-I ....................14 MÁS ALLÁ DEL PROGRAMA DE LA MUERTE ......................15 CIENCIA PARA TODOS .................................................................17 φ, EL NÚMERO DE DIOS ..............................................................19
Feria Ciencias Uam-i @fcienciasuami
PAINANI. EL MENSAJERO DE LA CIENCIA Y LAS HUMANIDADES. Año 0, Número 2, octubre de 2013 - enero de 2014, es una publicación cuatrimestral editada por la Universidad Autónoma Metropolitana a través de la Unidad Iztapalapa, Coordinación de Extensión Universitaria. Prolongación Canal de Miramontes 3855, Col. Ex-Hacienda San Juan de Dios, Delegación Tlalpan, C.P. 14387, México, D.F., y Av. San Rafael Atlixco 186, Colonia Vicentina, Delegación Iztapalapa, C.P. 09340, México, D.F. Tel. 58044600, ext. 4825. Página electrónica del boletín: www. feriacienciasuami.com y dirección electrónica: feriacienciasuami.com/?op=painani. Editor Responsable: Norma Lilia Anaya Vázquez. Certificado de Reserva de Derechos al Uso Exclusivo de Título No. 04-2013-071217111000-106, ISSN en trámite, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud de Título y de Contenido en trámite, otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impreso en los talleres de la Sección de Impresiones y Diseño de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, ubicados en Av. San Rafael Atlixco No. 186, Col. Vicentina, Delegación Iztapalapa, C.P. 09340, México, D.F. Tel. 58046553. Este número se terminó de imprimir en México, D.F., el 1º de octubre de 2013, con un tiraje de 3 000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Universidad Autónoma Metropolitana.
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EL ICONO DE LA CALAVERA
C
Por: ANDRÉS MOCTEZUMA BARRAGÁN*
uando Diego Rivera, en una fecha cercana a “Días de muerto”, le obsequió a León Trosky una calaverita de azúcar con el nombre de Stalin signado en la frente, el líder exiliado lejos de entender la broma, se indignó por un gesto que concibió como “macabro”. En efecto, el organizador del Ejército Rojo tenía sobradas razones para no pensar en calaveras, pero a su vez la anécdota marca la singular relación que los mexicanos tenemos, no con la muerte, sino con la representación de ésta bajo la figura del esqueleto. En México la representación disímil de calaveras, esqueletos y calacas, en actitudes y escenarios varios, ya sean solemnes (litúrgicos) o realizando incluso lo inaudito, forma parte de una historia iconográfica anidada ya en la imaginería colectiva y, por paradójico que parezca, colma de vida diversos ambientes, quehaceres y tradiciones. Estos iconos son motivos de expresiones multifacéticas del arte popular y, a su vez, han estado presentes en una larga tradición plástica prehispánica y colonial, retomada y enriquecida por las expresiones modernas. Así, como muestra de esto último, citemos al mismo Rivera quien dio fama a “La Catrina” (sonriente y burlesca calavera femenina ataviada con suntuoso sombrero de plumas) retomando un célebre grabado: “La Calavera Garbancera” de José Guadalupe Posada. La “carga” de estos iconos ha sido tan fuerte y significativa para nuestra cultura que ha cautivado la mirada del extranjero (pensemos en el poeta surrealista Antonin Artaud, en el cineasta soviético Serguéi Eisenstein o en el crítico e historiador del arte alemán Paul Westheim). Empero, su rica complejidad simbólica ha sido reducida a la simplicidad de un mito: la ficción de que el mexicano no le tiene miedo a la muerte, sino que “juega” con ella. Ficción que suele ser del agrado del mexicano y que éste retroalimenta como un elemento que incorpora a su autorrepresentación. Sin embargo, más allá de un espacio eminentemente ficticio, lúdico y reduccionista, la calavera en México es un símbolo cuyos significantes no se entenderían sin abrevar en las fuentes culturales más remotas y profundas. * Doctor en Economía. Profesor del Departamento de Economía, UAM-I.
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II
Si acudimos a los mitos precuauhtémicos, nos percatamos que los restos óseos humanos están presentes y tienen un rol trascendental en ellos; por ejemplo, en aquel que nos habla de la creación de la humanidad actual: Quetzalcóatl baja al Mictlán en busca de los huesos de la humanidad anterior, y es a partir de éstos, así como de su propia sangre, que amalgama a la nueva pareja humana. En el relato de la “Creación de las Cosas”, el cuerpo del Monstruo de la Tierra es bifurcado y sus restos óseos quedan presentes en la orografía terrestre, de ahí que los glifos que representan piedras, cerros o la propia Luna dibujan formas trilobulares las cuales aluden al extremo del hueso. En el mito de la creación del maguey, Quetzalcóatl debe enterrar los huesos de Mayahuel y de ellos surge entonces la vida de ese agave. Finalmente, en una de las narraciones que relata la salida de los mexicas de Aztlán, la deidad titular (Tetzauteutl) le dice a quien a la postre se convertiría en Huitzilopochtli (entonces humano) que abría de morir, pero que él hablaría a través de su calavera. Estos y otros mitos destacan la relevancia de los restos óseos en el ciclo de la vida, un ciclo que no estaba disociado de la muerte sino que la complementaba y metafísicamente le daba continuidad, eslabonando un proceso de vida-muerte-vida.
Para el investigador Patrick Johansson, los cuatro años que tardaba el viaje al Mictlán correspondían a la desintegración de los tejidos y órganos corporales, tras lo cual surgía, limpio y blanco, el esqueleto, como esencia purificada
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En dicho eslabonamiento los restos óseos tenían un papel fundamental y por ende son considerados como sagrados. Así, para el investigador Patrick Johansson, los cuatro años que tardaba el viaje al Mictlán correspondían a la desintegración de los tejidos y órganos corporales, tras lo cual surgía, limpio y blanco, el esqueleto, como esencia purificada. Y es a partir de ese momento que el difunto adquiría un nuevo “estatus”, es decir, que ya no se le consideraba como “muerto”, sino que experimentaba una suerte de trasmutación. El sentido de tal transformación es develado por Motolinía, quien describe que la conmemoración del muerto sólo duraba los cuatro primeros años de fallecido, pues tras ese plazo ya no se le consideraba difunto, sino que lo nombraban como Teotl, es decir, como divinidad.
Por lo mismo, en las prácticas rituales de las numerosas “fiestas de muertos”, podemos distinguir aquellas que celebraban a los difuntos como tales y aquellas otras en que éstos eran ya asumidos como ancestros o deidades. En este último caso, se realizaban ceremonias en los propios altares ubicados en los hogares (o dependiendo de su importancia, en los templos), lugar donde se conservaban los restos óseos (o en su caso, las cenizas) que eran recuperados después de los cuatro años. Así, los restos óseos ౼por cierto celosamente custodiados por Mictlantecuhtli (recordemos el mito)౼ guardaban las esencias (semillas) que hacían posible una suerte
de reintegración al cosmos, a los principios creadores. Bajo este nuevo estatus, los muertos divinizados jugaban un rol fundamental, dependiendo de su trascendencia, ya fuese en la vida familiar, del calpulli o de todo el pueblo (como en el caso de Huitzilopochtli o Quetzalcóatl que, antes de ser asumidos como deidades, fueron seres de carne y hueso).
En consecuencia, los restos óseos, entre ellos la calavera, lejos de ser un símbolo macabro era un significante de lo “sagrado”, y ligado a ello, un símbolo de poder. De ahí que ciertos restos pertenecientes a figuras ancestrales fuesen utilizados como báculos o bastones de mando por los dignatarios. Este sentido sacro de la osamenta también se trasmitió a la “representación” de la misma (tallas, esculturas, pinturas…).
Incluso, los restos óseos de clérigos y laicos que se habían distinguido por su devoción y santidad, adquirían atributos metafísicos como “reliquias” sagradas dotadas de poderes mágico-religiosos
III
Con la invasión española se desató un feroz proceso de destrucción religiosa y cultural que buscó terminar con toda la simbología precuauhtémica. No obstante, el icono de la calavera logró sobrevivir, ya que ésta estaba presente (con otra significación) en el “ajuar” que de ultramar traían los propios evangelizadores.
Bajo la religión que impondrían los castellanos, si bien la calavera no era directamente un objeto de lo sagrado, sí era una alegoría siempre cercana a lo sacro (esto a partir del siglo XIV, motivado por las pandemias que ocasionó la peste). La calavera o el cráneo fue tomado por los cristianos como símbolo de la “vanidad” de la vida (vanitas), el recordatorio de que “polvo somos y en polvo nos convertiremos”, por lo que la imagen del cráneo no sólo estaría expuesta en los rituales funerarios novohispanos, sino que formaba parte de la iconografía litúrgica cotidiana y se miraba en el espacio divinizado: el cráneo de Adán a los pies de la cruz de Cristo, la calavera sostenida por San Francisco, San Jerónimo, Santo Domingo… o timbrando alguna de las celdas conventuales. Por esta razón, la sacralidad que había adquirido la calavera en la época precuauhtémica no se desdibujó bajo el nuevo paradigma teológico, ya que continuó ocupando un lugar relevante en la alegoría de lo divino. Incluso, los restos óseos de clérigos y laicos que se habían distinguido por su devoción y santidad, adquirían atributos metafísicos como “reliquias” sagradas dotadas de poderes mágico-religiosos, bajo una concepción que no se alejaba en demasía de la prehispánica, y esos restos eran exhibidos en vitrinas para su veneración.
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IV
Entre dicha concepción sacra de la calavera y su evocación jocosa o burlesca, media una gran distancia que se explica por una tradición más reciente, que a la par nos hace ver la distancia entre la ritualidad de las zonas rurales (siempre más apegada a la larga tradición) y la que se celebra en el espacio urbano.
Las “calaveras” en prosa dan cuenta de dicha reciente tradición, de origen europeo, que no nació bajo un espíritu burlón sino como obituarios: pequeños panfletos mediante los cuales se informaba de la muerte de algún ser querido y a la vez constituían un objeto memorial. En los pequeños volantes póstumos se hacía una breve y apologética semblanza del difunto, y su diseño incorporaba como ornato la imagen de algún símbolo fúnebre como una cruz o un cráneo. Este tipo de panfletos dieron pie en la crítica periodística a las calaveras escritas, las cuales anunciaban falsa y satíricamente la muerte de un personaje público, acompañado de una caricatura que generalmente jugaba con la imágenes esqueléticas. Estas mofas se realizaban en los días en que se celebraba oficialmente a los difuntos.
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En el caso de México, Posada (sin olvidar a Manuel Manilla) fue uno de los grandes ilustradores de calaveras en prosa, publicadas en la prensa en ocasión de las celebraciones de muertos. Así, Posada (y la editorial), con la imagen esquelética de una dama porfiriana (“La Catrina”) o de Emiliano Zapata (“El Aquiles del sur”), se burlaba de la riqueza de la primera o del poder político militar del segundo, bajo la idea de la “muerte igualadora” (democrática); a su vez, como reminiscencia de la Vanitas, y a la manera de Holbein, Posada representaba escenas en donde vivaces esqueletos participaban de la vida cotidiana. Este uso sardónico y divertido de la representación del esqueleto finalmente se propagó, constituyendo un tema del arte popular y de la plástica mexicana en general. Desafortunadamente, estas añejas percepciones que en torno a la calavera van de la sacralidad a la ironía, y que representan la particular mirada mexicana, bajo la creciente influencia transcultural anglosajona se ven desplazadas por una interpretación que hace de la calavera, junto a los zombies, monstruos y vampiros, una yerma evocación de lo macabro.
¡ ÁCIDOS Y BASES AL RESCATE DE TU ROPA ! Por: ARLETTE VIOLETA RICHAUD TORRES*
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a sea por lo incómodas o estrechas que eran, ¡¿quién no recuerda las bancas escolares?! Aún en los pasados ochenta, no era raro encontrar justo a la mitad superior del mesabanco destinado al uso de dos estudiantes una curiosa concavidad circular, acerca de la cual los maestros decían: “¡No dejen ahí la basura del lápiz! Ese hueco era importante hace años, pues ahí se ponía la tinta para escribir. Pregunten a sus padres, esto de los bolígrafos es invención reciente…” Sinceramente, mis padres ya usaban bolígrafos o de menos pluma fuente. No obstante la evolución de los bolígrafos y plumas (y a pesar de nuestro crecimiento), aún es frecuente encontrar manchas de tinta en la blusa que más nos gusta, o en ese pantalón que nos viene fantástico; y ni mencionar el uniforme de los niños, quienes ni siquiera han visto uno de esos mesabancos que algunas generaciones “sufrimos” durante nuestra formación elemental.
Quitar la mancha no siempre es trabajo fácil y deshacerte de la prenda generalmente no es opción en estas “épocas difíciles”, y menos si es una prenda preferida. Por eso, te compartimos un poco de la química de las tintas y unos consejos prácticos para recuperar tu prenda favorita después de un tintóreo accidente.
Se cree que las primeras tintas las inventaron los chinos, y por eso se llamó tinta china al colorante que hacían con negro de humo (pigmento mineral conocido como hollín, que se deposita por combustión en cazuelas y ollas), mezclado con un agente adhesivo (goma arábiga); la resultante goma colorida se disolvía en agua para su uso en la escritura en papiros. Actualmente, estas tintas pueden ser de diversos colores según el pigmento mineral que se emplee. Por otro lado, las tintas de bolígrafos y plumas ౼que presentan mayor durabilidad y por ello son difíciles de quitar con simples lavados౼ se obtienen con sales minerales, como el sulfato ferroso mezclado con agua y dos diferentes ácidos orgánicos: el ácido tánico y el ácido gálico, obteniendo una mezcla rojiza a la cual se le adiciona generalmente un pigmento azul, negro o sepia.
* Doctora en Química. Estancia posdoctoral, UAM-I.
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Si las sustancias que componen la tinta son ácidas y sales minerales…, la química dice que una sustancia ácida reacciona con otra sustancia básica formando agua y una sal que generalmente es soluble en agua. Así, si usamos alguna sustancia básica disponible en casa como los jabones, la leche o el bicarbonato de sodio sobre una mancha de tinta, podríamos darle un pretratamiento para eliminarla de la tan gustada prenda. A continuación te presentamos algunos tips para eliminar manchas de tinta empleando sustancias básicas.
Es importante no sumergir por completo la prenda (sobre todo si se trata de una mancha pequeña), pues al neutralizar el ácido fijador, quedan los pigmentos libres y se podría pintar más la prenda. Por eso, lo mejor será la aplicación directamente sobre la mancha. Al aplicar una pasta hecha con una cucharada de bicarbonato y un poco de agua, sobre manchas de tinta, frutos rojos o vino, disminuye su fijación impidiendo que se manche la prenda. La misma mezcla disuelta en el agua de lavado despercude prendas y ropa interior, y aplicada a cuellos y puños de camisas facilita el lavado. Otra opción es dejar que la mancha se remoje uno o dos minutos en un poco de leche tibia (SOLO la zona manchada), y posteriormente lavar con jabón y abundante agua. Esta sugerencia aplica también a manchas de tinta en tapetes: con ayuda de un atomizador limpio, deposita pequeñas cantidades de leche tibia, al tiempo que vas secando por compresión con un paño absorbente. La operación se repite hasta que la mancha desaparezca, posteriormente enjuaga. Así, aplicando conceptos básicos de química, podrás salvar del bote de la basura a tu prenda favorita. ¡Hasta la próxima!
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LA PÉRDIDA DEL ÁREA NATURAL DEL CERRO DE LA ESTRELLA
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l Huizachtépetl (Cerro de los Huizaches), ubicado en la Delegación Iztapalapa, es conocido como Cerro de la Estrella a partir de la época colonial, por un rancho con ese nombre que se ubicó en sus faldas occidentales; ha sido desde la época prehispánica un lugar sagrado, donde se llevaba a cabo la Ceremonia del Fuego Nuevo cada cincuenta y dos años. Por su conocimiento del movimiento de los astros, los sacerdotes sabían en qué momento un grupo de estrellas –llamadas pléyades– pasaría por el cenit, lo que les indicaba el fin del ciclo. Entonces se preparaban para llevar a cabo una ceremonia en la que pedían a los dioses un periodo más de vida. Se cubría el rostro de las mujeres embarazadas con máscaras de penca de maguey y se les ocultaba en habitaciones apartadas, porque se creía que si el Sol no volvía a salir se convertirían en fieras y devorarían a los hombres; también a los niños les colocaban máscaras para que no se convirtieran en ratones. Todos los objetos y utensilios de uso cotidiano se quebraban y el fuego de casas y templos se apagaba. Se esperaba que todo pudiera renovarse.
* Cronista de Iztapalapa.
Los sacerdotes, ataviados con las insignias de los dioses, venían desde Tenochtitlan, dirigidos por el sacerdote que representaba a Huitzilopochtli, para subir a la cima del Huizachtépetl. Allí se encontraba una plaza con un altar, donde colocaban a un cautivo y sobre su pecho frotaban dos palos llamados mamalhuaztli para producir fuego, si lo lograban significaba que los dioses les habían concedido un periodo más de vida. Entonces, en la parte superior de la plaza, donde se encontraba el templo, se colocaba el fuego en un brasero y era avivado con el corazón extraído del pecho del cautivo aún vivo, como una ofrenda a los dioses. Sólo cuatro sacerdotes, representando a los puntos cardinales, podían subir al templo. Allí encendían unas ataduras de cincuenta y dos varas, llamadas xiuhmolpilli, para llevar el fuego al templo mayor de Tenochtitlan, y de ahí ser llevado a los templos, palacios y casas de todos los pueblos de la cuenca de México. La última vez que se celebró esta ceremonia fue en 1507. Según la cuenta, la próxima ocurriría en 2027. Con la presencia de los conquistadores españoles, el templo del Huizachtépetl fue destruido, igual que otras edificaciones prehispánicas, y en su lugar se levantaron los nuevos templos católicos. Bajo ellos, y también dispersos por todo el cerro, quedaron vestigios de la cultura y la religión prehispánicas, que con las exploraciones arqueológicas han ido surgiendo para ofrecer más datos sobre el pasado.
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Fragmento del mural de Arnold Belkin: Imágenes de nuestros días, una utopía posible, en el Teatro del Fuego Nuevo de la UAM - Iztapalapa
Los vestigios más antiguos de la ocupación humana en el Huizachtépetl se remontan al año 100 d.C., en la falda poniente del cerro; también la ladera norte fue ocupada por el pueblo de Iztapalapa, según resultados de las excavaciones. En los siglos posteriores, el Cerro de la Estrella ha pertenecido a los habitantes de los pueblos de Iztapalapa y Culhuacán, como lo constatan documentos de archivo y contratos de compraventa privados. Durante las primeras décadas del siglo XX, el cerro siguió siendo utilizado casi exclusivamente para la agricultura, aunque también como un sitio turístico, pero la situación empezó a cambiar por diferentes circunstancias. El 24 de agosto de 1938 se publicó el decreto del presidente Lázaro Cárdenas, por el cual se declaró Parque Nacional con la denominación de Cerro de la Estrella a los terrenos: comprendidos dentro de los linderos siguientes: por el Norte, la población de Ixtapalapa; por el Oeste, la carretera que partiendo de la población de Ixtapalapa rodea a dicho cerro por su parte Oeste y toca en su recorrido los poblados de Culhuacán y Tomatlán; por el Sur de Tomatlán se sigue el camino de Zapotitlán, que rodea a dicho cerro hasta llegar al puente de Garay y por el Este, el camino que parte del puente de Garay y que rodea al cerro por su parte Este, hasta llegar al camino Sur de la población de Ixtapalapa, quedando en este recorrido totalmente fuera dicha población.¹
El Departamento Forestal y de Caza y Pesca, junto con otras instancias de gobierno y con la ayuda de los vecinos, se encargarían de mejorar las condiciones del cerro adaptándolo para el turismo, además de terminar los trabajos de reforestación que ¹ Decreto publicado en Iztapalapa. Tiempo y espacio, México, Consejo de Fomento Cultural en Iztapalapa, año II, núm. 6, 2000, p. 26.
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se estaban llevando a cabo. El área comprendida en el decreto fue de 1100 hectáreas de superficie. En el artículo cuarto de ese decreto se anotó: “Los terrenos comprendidos dentro de los linderos fijados en el artículo primero del presente decreto, quedarán en posesión de sus respectivos dueños en tanto cumplan con las disposiciones que sobre el particular dicte el Servicio Forestal en beneficio del Parque Nacional mencionado”.² Pero poco a poco empezó a reducirse el área de este Parque; hay referencias de que se asentó primero la Colonia Ricardo Flores Magón en los años cincuenta y luego se venderían algunos terrenos, a pesar de la declaratoria de 1938. En febrero de 1962, el periódico El Universal Gráfico publicó una nota titulada “Recortan el Cerro de la Estrella”: El Parque Nacional “Cerro de la Estrella”, ubicado a 12 kilómetros al sur de la capital por el camino MéxicoIztapalapa y que originalmente tenía 1100 hectáreas de superficie, acaba de quedar reducido a la mitad… El problema arranca de la administración del general Lázaro Cárdenas, época en que se crearon más de 37 parques nacionales; pero desafortunadamente no se cubrieron los valores prediales a los legítimos propietarios… Según informes oficiales, la Subsecretaría de Recursos Forestales ha acordado dar posesión de parte de los terrenos del parque a la Unión de Propietarios que dirigen los señores Antonio Hernández, Herculano Pérez Morales, Elías Dávalos Ramírez y otros, en vista de que tienen derecho de propiedad, y otra parte de terreno ha sido convertida en cementerio por el Departamento del Distrito Federal, con lo que el parque queda reducido a la mitad de su superficie original.³ 2 Ibíd. 3 “Recortan Cerro de la Estrella”, en El Universal Gráfico, 5 de febrero de 1962, p. 3.
En el caso del panteón, las obras de construcción se iniciaron en el año de 1950, bajo la dirección de Obras Públicas del propio Departamento del Distrito Federal, y se concluyeron en noviembre de 1952, fecha en que fue inaugurado simbólicamente por el C. Jefe del Departamento del Distrito Federal, el Lic. Fernando Casas Alemán.
de la ceremonia del Fuego Nuevo.⁴ Además, cuenta con el Museo del Fuego Nuevo que resguarda algunas de las piezas encontradas en la zona, así como con el Museo del Centro Comunitario Culhuacán, donde además de los vestigios prehispánicos se aprecian varios elementos de nuestra historia local virreinal.
Así comenzó la reducción del área natural del Cerro de Estrella. Poco a poco los dueños de los terrenos empezaron a venderlos, aunque también hubo invasiones para la construcción de vivienda. Se le declaró Área Natural Protegida en 1991, por conservar importantes vestigios arqueológicos e históricos y por utilizarse en diversas manifestaciones de cultura viva, como fiestas religiosas y la representación de la Pasión de Cristo en Semana Santa. El Cerro de la Estrella también alberga diferentes actividades recreativas y deportivas, y forma parte
Por todo lo mencionado es importante preservar nuestro cerro en Iztapalapa, procurar que ya no avance la mancha urbana sobre él, ya que , por las características de su suelo, también ayuda a recargar el manto acuífero por la filtración de las lluvias, proporciona oxígeno, retiene partículas contaminantes y regula la temperatura alta del ambiente en épocas de lluvia. ¡Cuidemos el Huizachtépetl! 4 “Proyecto de Investigación Antropológica, Cerro de la Estrella”, CONACULTA-INAH, sin fecha ni página.
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¡ALERTA! Por: FRANCISCO REYES HERNÁNDEZ*
¿QUIÉN no se ha asustado alguna vez cuando percibe un sismo fuerte?? Sobre todo quienes vivimos la catástrofe de septiembre de 1985 conocemos bien los daños materiales y las pérdidas humanas que esta clase de fenómenos naturales pueden ocasionar. Los efectos del sismo de 8.1 en la escala de Richter fueron muy evidentes, a pesar de la enorme distancia entre la ciudad de México y la zona que generó el movimiento telúrico (cerca de 350 kilómetros). Si podemos detectar de manera oportuna el inicio de un sismo de alto riesgo, entonces podríamos tomar acciones preventivas más acertadas. Por ello, el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico A. C. (Cires) diseñó una estrategia de respuesta llamada Sistema de Alerta Sísmica Mexicano “SASMEX”, cuyo objetivo es informar a la población que en breve llegará un sismo con altas probabilidades de causar daños. Figura 1. Tiempo de viaje del frente de onda sísmica (epicentro cercano a la costa de Guerrero). Fuente: Centro de Instrumentación y Registro Sísmico A. C.
* Licenciado en Hidrobiología. Egresado UAM-I.
Propuesta de nuevos sensores sísmicos
80 s 60 s 40 s
20 s Cobertura actual del SASMEX ( 2013 )
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Figura 2. Señalética de evacuación y repliegue ( Edificio AS )
¿Cómo funciona el SASMEX en el Distrito Federal? Inicialmente fue colocado un grupo de sensores en la costa del Pacífico mexicano, entre Jalisco y Chiapas, zona identificada como de alto riesgo sísmico (figura 1). Para que se emita la alerta, el movimiento del terreno deberá activar por lo menos dos sensores; si esto ocurre se emitirá de manera automática una señal de radio hacia la ciudad de México. La señal viajará con mayor rapidez que la onda sísmica, permitiendo alertar a la población por medio de un mensaje sonoro que llegará alrededor de 50 segundos antes de la fase más intensa del sismo. El SASMEX puede emitir su alerta a partir de eventos cercanos a la magnitud 5 en la escala de Richter. Recordemos que la cobertura de detección para la capital de nuestro país solo incluye sismos generados cerca de las costas del Pacífico mexicano (al ser más frecuentes y peligrosos). Por tal motivo, los que presentan epicentro próximo al Distrito Federal no emitirán alerta. En la UAM Iztapalapa existen zonas de repliegue dentro de los edificios (figura 2), pues no siempre es correcto evacuar los inmuebles, y es un error común hacer un desalojo cuando el sismo está ocurriendo. Acude a la unidad de Protección Civil, ubicada en la planta baja del edificio D, para solicitar más información y evita transmitir rumores sobre el mal funcionamiento de la alerta sísmica. Todos los ejercicios de respuesta ante un sismo deben ser tomados con seriedad y cuando escuchemos la alerta sísmica debemos actuar correctamente.
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LOS ROSTROS DE LA CIENCIA EN LA UAM - I
Y SU AMOR POR LA FÍSICA
L
a conoció cuando estaba en la preparatoria y se enamoró perdidamente de ella. Por su amor, cruzó el Atlántico, la siguió hasta Holanda y Bélgica. Cuando habla de ella, sus ojos se tornan de un azul intenso, su voz es más dulce y mueve las manos delicadamente como si quisiera dibujarla en el aire. La Física es uno de los grandes amores del doctor Eliezer Braun. No en vano, la estudia, la experimenta, la vive. Esta historia de amor tiene más de cincuenta años. Se consolidó en un pequeño salón de clases de la UNAM, en el que había 16 bancas atornilladas al piso. Entonces, la Ciudad Universitaria quedaba en las afueras de la ciudad de México, y todos los días Eliezer Braun iba al encuentro de ella. Sus celestinos fueron los grandes físicos de la época: Carlos Graef Hernández, Alberto Barajas y Marcos Moshinsky. Fue precisamente su maestro Graef quien le enseñó a enamorarse más de esta ciencia con su manera particular de dar las clases. Era un hombre muy simpático, contaba chistes y al final, cuando sus compañeros y él lo rodeaban para manifestarle sus dudas, Graef las respondía con la mano en la cintura. Un viernes, cuando asistía a los seminarios de la Comisión de Energía Nuclear, llegó de Holanda el profesor De Groot, para ofrecer dos becas a jóvenes mexicanos. Eliezer Braun levantó la mano y sin ninguna duda dijo: “Yo me apunto”.
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Doctor Eliezer Braun
En Holanda estudió un doctorado en Mecánica Estadística. Cuando lo concluyó, viajó a Bélgica, trabajó allí un año en el Departamento de Fisicoquímica de la Universidad Libre de Bruselas, y fue discípulo del profesor Ilya Prigogine, autor de la Teoría del Caos, quien años más tarde se convirtió en Premio Nobel de Química. A su regreso a México, entró a trabajar en la Escuela de Física y Matemáticas del Politécnico, en Zacatenco, y después incursionó en la Comisión de Energía Nuclear. En 1975 llegó a la que él considera su casa: la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, en donde todavía vive un idilio con la Física. Así es Eliezer Braun, un hombre que describe la Física con una palabra: “extraordinaria”. Le gusta porque la investigación que se hace a través de ella es “detectivesca”, pero sobre todo, porque explica y predice algunos fenómenos de la naturaleza. Si quieres saber más sobre este amante de la Física y profesor distinguido, conoce la entrevista que le hicimos en www.feriacienciasuami.com. Proyecto Divulgación de la Ciencia y las Humanidades. UAM -I
MÁS ALLÁ DEL PROGRAMA DE LA MUERTE Por: GUADALUPE SANDOVAL GONZÁLEZ*
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odo organismo vivo está constituido por células, las cuales pueden experimentar dos tipos de muerte: 1. 2.
Apoptosis o muerte celular programada que, como su nombre lo indica, ocurre cuando la célula termina su tiempo de vida establecido genéticamente o Necrosis, que es la muerte ocasionada por golpes, heridas, agentes químicos o infecciones, entre otros factores.
La muerte celular programada es “silenciosa” y se presenta en una sola célula a la vez o independientemente de las demás: la membrana celular se encoge, el ADN (material genético) se fragmenta y es envuelto por la membrana, formando pequeñas burbujas llamadas cuerpos apoptóticos. En el caso de la necrosis, la muerte sucede en conjunto, es decir, en un grupo de células: cada célula se hincha, rompe la membrana celular y libera su contenido al entorno, dañando las células vecinas. La zona dañada presenta hinchazón, enrojecimiento, inflamación y elevación de la temperatura. Es una muerte “escandalosa”.
* Maestra en Ciencias. Profesora del Departamento de Ciencias de la Salud, UAM-I.
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En la vida existe un equilibrio constante, y las células no son la excepción; existe el bien y el mal, lo hermoso y lo feo, lo grande y pequeño, y también ౼por qué no౼ el equilibrio entre la vida y la muerte. La apoptosis es un evento muy frecuente en la naturaleza, por ejemplo, se presenta en las células que forman el tejido que une nuestros dedos cuando somos fetos, también en la cola del renacuajo (ajolote) cuando madura y se convierte en rana; está presente, además, en enfermedades como el cáncer y el SIDA. Por otro lado, la apoptosis es un evento de la vida tan importante que, en el año 2002, los investigadores Brener, Horvits y Sulston recibieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, por su proyecto titulado “Mecanismos genéticos que controlan el perfecto equilibrio entre la generación de tejidos y los procesos de muerte celular programada-apoptosis”, trabajo realizado en un gusano cilíndrico: el C. elegans. En el ramo de la medicina, la apoptosis juega un papel fundamental, por ejemplo, en el caso del cáncer, que a pesar de los grandes esfuerzos realizados por la ciencia, sigue ocasionando muchas muertes y gastos en el sector salud; con esta enfermedad, la muerte celular programada se ve disminuida y en muchos casos los pacientes reciben quimioterapias y radioterapias que afectan las células sanas y cancerosas. Una propuesta para combatir el cáncer es inducir la apoptosis en el organismo del enfermo, se presume con esto un mejor tratamiento para los pacientes. Por último, hagamos una analogía de la muerte celular programada con la Crónica de una muerte anunciada, obra literaria del colombiano Gabriel García Márquez, en la cual se describe con la exactitud y eficacia de una pieza de relojería, el asesinato de Santiago Nasar a manos de los gemelos Vicarios. Desde el comienzo de la narración, no hay muerte más anunciada que la de Santiago Nasar, un crimen que es inevitable. Apo pto
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CIENCIA PARA TODOS EL “JARDÍN” DE LAS CACTÁCEAS Por : ELIZABETH HERNÁNDEZ APRÁEZ*
LAS CACTÁCEAS llegaron a adornar la UAM Iztapalapa. Más de 85 especies de cactus ahora forman parte de la vida de la universidad. Habitan en un invernadero que estará abierto a cualquier visitante que quiera admirar, conocer y cultivar estas plantas. Los cactus de esta colección fueron donadas por maestros y alumnos, muchas de ellas se encuentran en el catálogo de especies de CITES, es decir, están en franca extinción o amenazadas. “La idea es que la gente sepa que es necesario protegerlas, que sepan que pueden tener sus cactus, pero que debe ser cultivado en un vivero y no extraído del campo”, dice el director del cactario, el doctor Jorge Ernesto Morales. La mayoría de mexicanos desconoce que los cactus deben adquirirse en un vivero reconocido por SEMARNAT, el cual debe entregar la planta con una etiqueta, de lo contrario se considera comercio ilegal. Las plantas que son extraídas del campo, ponen en riesgo las cactáceas, ya que México es el país que más especies tiene, hay entre 1600 y 1700 en todo el país. “Estas plantas viven en el desierto, también llega a llover de vez en cuando allí y no se han erosionado sus suelos totalmente gracias a las raíces de las cactáceas, si ellas no existieran, los desiertos serían piedras pelonas porque no habría manera de retener el suelo”, agrega el doctor Morales. Además, las cactáceas son fuente de alimento. “El nopal, aparte de que se come la penca, produce tuna. El xoconoxtle nos da el sabor para el rico caldo de olla, sin contar que las frutas de las mamilarias son apetecidas porque son agridulces. En Querétaro, el Ferocatus wislizenü, más conocido como guamiche, da un fruto tan rico que con él se hacen paletas y aguas, el guarambullo sirve como colorante. Son plantas que si se pudieran explotar serían muy productivas”, afirma Morales. En la colección de cactáceas de la UAM hay tres áreas importantes: la de plantas madre de gran tamaño, la de plantas juveniles y la de talleres, donde se darán cursos de propagación vegetativa y de elaboración de terrarios.
* Licenciada en Comunicaciones. Colaboradora en el Proyecto Divulgación de la Ciencia y las Humanidades, UAM-I.
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CIENCIA PARA TODOS
PLATOS A LA CARTA PARA EL PEZ BLANCO Por : ELIZABETH HERNÁNDEZ APRÁEZ*
EL PEZ BLANCO dejó de reinar en las aguas de lagos y ríos mexicanos desde la década de los 50. Este hermoso animal acuático, endémico de México, que ha estado presente en la gastronomía y cultura del país, se halla en peligro de extinción. Para recuperar la especie, la UAM estudia la biología y genética del género Chirostoma, más conocido como charal y que se halla en la Cuenca de México. En la Unidad Iztapalapa, el pez blanco se ha convertido en el consentido de los investigadores. Uno de los aspectos al que más cuidan es su nutrición. Para ello se cuenta con una suculenta alacena disponible para el charal. Se trata del Laboratorio de Alimento Vivo, donde se cultiva microalgas, rotíferos y pulga de agua, alimentos que se le dan en las primeras etapas larvarias, ya que su tracto digestivo no está del todo desarrollado. Estos nutritivos y exquisitos platillos de alimento vivo son de tamaño microscópico. Hay algas que miden entre 5 y 10 micras, rotíferos de 100 a 300 micras y las pulgas de agua que alcanzan 4 mm. A este pez blanco, traído de Lerma, en la zona metropolitana de Toluca, se le da un trato especial. Lo primero que se hace es ponerlo en colectores, se sacan los huevos, se limpian, les quitan los zarcillos, ya que éstos tienen hongos y protozoarios que pueden matar al huevo. Los instalan luego en acuarios con temperaturas adecuadas, con una salinidad de cuatro a cinco partes por mil. Cuando eclosiona se le da rotífero. En etapa juvenil es trasladado a una caneleta más grande para después ubicarlo en un estanque, en donde es reproducido. Uno de los principales experimentos que se lleva a cabo consiste en tener al pez blanco en diferentes temperaturas (18, 20 y 24 grados) para saber cuál es la más viable, en cuál se adaptan, crecen y mantienen mejor qué alimentos son los indicados para su nutrición. Lo que sí es cierto es que el menú favorito del pez blanco es el alimento vivo. * Licenciada en Comunicaciones. Colaboradora en el Proyecto Divulgación de la Ciencia y las Humanidades, UAM-I.
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E
φ, el número de Dios Por: LAURA HIDALGO SOLÍS*
n la edad media, la investigación de la belleza solía ser clasificada como una rama de la teología, pues la belleza era considerada un atributo de Dios. El investigador más notable fue San Agustín, quien dijo que “la belleza consiste en unidad y orden que surgen de la complejidad”. Tal orden podría ser ritmo, simetría o proporción. En este sentido, existe un número denominado phi, que se denota con el signo φ , cuyo valor es:
1 + √5 2
y se conoce como el número áureo, el número de oro o número de Dios. ¿Pero qué tiene que ver φ con la belleza y, por tanto, con el ritmo, la simetría o las proporciones? Durante el siglo XIX se hicieron diversos estudios, en los cuales se concluyó que el llamado número áureo nos impacta por conformar una razón particularmente armoniosa y placentera. Este número está relacionado con muchas formas naturales de crecimiento, por ejemplo, de muchas plantas, de caracoles, de los cuernos de algunos mamíferos, etc.; y también se relaciona con fenómenos del espacio, como la forma de las galaxias. Para comprender la relación de este número con las formas del universo, primero debemos saber de dónde nace el número áureo; para ello, a la vez, hay que conocer la sucesión de Fibonacci, pues se dice que φ es una razón por ser el resultado del “límite” de la división de dos números consecutivos de esa sucesión. Entre los siglos XII y XIII, Fibonacci ౼matemático italiano౼ descubrió una secuencia numérica que estaba involucrada con fenómenos naturales de
formas y crecimientos. Es muy sencillo obtener la secuencia, solo hay que ir sumando números, comenzando con un cero y un uno; para obtener el elemento siguiente, al uno se le suma el número anterior, es decir, cero, así uno más cero nos da 1; para el siguiente elemento, al último uno le sumamos su antecesor, que es otro número uno, lo que nos da 2… En general, para obtener el siguiente número de la sucesión, debemos sumar al último número obtenido su antecesor. Mejor aquí el ejemplo: 0; 1; 1 + 0 = 1; 1 + 1 = 2; 2 + 1 = 3; 3 + 2 = 5; 5 + 3 = 8 … Entonces, los primeros números de la sucesión de Fibonacci son: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34… Ahora bien, ¿y dónde está el número áureo? Bueno, solo tienes que dividir dos números consecutivos de la sucesión y lo obtendrás, o encontrarás un número muy aproximado. Mira, de la sucesión anterior tomaremos el 8 y el 13, vamos a dividir 13 entre 8: 13 / 8 = 1.625. Ahora dividiremos 34 / 21 = 1.6190. Ambos resultados son muy aproximados a 1.618, que es muy cercano al valor de φ. Tal vez aún te estés preguntando la relación de φ con la belleza, así que ahí te va un ejemplo: Si divides tu estatura entre la altura del piso a tu ombligo, obtendrás un número aproximado al número áureo, así que, entre más cerca estés de éste, más bello serás considerado. Vamos a verlo en números: alguien que mide 1.75 metros de altura y cuya altura del ombligo sea 1.08 metros, tendrá un número áureo de 1.6203 (1.75 / 1.08 = 1.6203). Por tanto, esa persona sería casi perfecta en su proporción altura-ombligo.
* Doctora en Matemáticas: Geometría Algebraica. Profesora del Departamento de Matemáticas, UAM-I.
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Luis Ángel Hidalgo Solís.
El rostro y, en general, el cuerpo humano promedio muestran una extraordinaria cantidad de relaciones armónicas en términos de la divina proporción. Podemos apreciar algunas de estas relaciones en la siguiente fotografía de Rocío Lafuente, quien es bailarina del Taller Coreográfico de la UNAM. Heráclito (540-480 a. C.), uno de los principales místicos de la antigua Grecia, afirmó que “el hombre es la medida de todas las cosas”. Los humanos somos la auténtica balanza de la proporción áurea. Dotados de un sentido innato de esta proporción, nuestra máxima expresión se convierte en arte, como en la pintura, escultura y arquitectura.
cuya solución positiva es
φ=
1 + √5 = 1.6180339887498948482045868343… 2 x
1 1+x
Podemos trazar un rectángulo de manera que el lado mayor y el lado menor estén en razón áurea, es decir,
lado mayor = φ. lado menor
Así, podemos continuar formando rectángulos con esta característica. Al unir los puntos de los cortes áureos de los lados de cada rectángulo, obtenemos una espiral que aparece frecuentemente en la naturaleza, llamada Espiral de Durero. A
E
B
H
I
G
O D
Rocío Lafuente, Taller Coreográfico de la UNAM.
φ no solo está en la naturaleza, el hombre ha utilizado este número ౼y la relación de la cual surge౼ para hacer majestuosas construcciones, esculturas o extraordinarias pinturas. Fray Luca Pacioli la calificó como Divina proporción por las correspondencias que encuentra entre ésta y la divinidad en su obra De Divina Proportione, publicada en Venecia en 1509. ¿Y por qué proporción? Cabe preguntarse: ¿cómo dividir un segmento para que esta división cause placer y tenga armonía? Es decir, ¿cómo obtener la proporción áurea de un segmento de recta? Si al segmento menor le damos el valor 1, y al mayor el valor x, tenemos que el segmento menor es al mayor como el mayor es al total: 1 x = x² − x − 1 = 0, x 1+x
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F
J
C
Esta es otra relación del número de oro o áureo con las formas de la naturaleza y del universo. Por ejemplo: el halcón se aproxima a su presa según estas espirales; al igual que los insectos se aproximan a la luz siguiendo esa forma; los brazos de las galaxias y de los ciclones tropicales también tienen la forma de esas espirales. Las estructuras que se aproximan a este modelo son frecuentes en la biología, como se ve en la distribución de las semillas de los girasoles, en las telas de araña, los cuernos del carnero y las conchas del nautilus, entre otras. Como el mismo Dios, la divina proporción es una, y nada más que una… Al igual que Dios que está en todas partes, esta proporción es siempre la misma y de ninguna manera puede cambiarse. Fray Luca Pacioli
ABUELA, AQUÍ ESTÁ EL GARRAFÓN DE PLÁSTICO QUE ME PEDISTE, ¿QUÉ VAS A HACER CON ÉL?
¡QUÉ PADRE! DIME, ¿CÓMO SE HACE?
TODO TIENE SU CIENCIA. CON ESTE GARRAFÓN, GRAVA, ARENA, ARENA FINA Y ALGODÓN SE PUEDE HACER. ¡AYÚDAME!
RECETA DE LA ABUELA
FILOMENA GRACIAS MI AMOR, CON ÉL CONSTRUIRÉ UN FILTRO CASERO PARA PURIFICAR Y APROVECHAR EL AGUA DE LLUVIA.
TEXTO: JORGE FIGUEROA NOLASCO DIBUJO Y COLOR: AVELINO ASESOR: ÓSCAR MONROY
¡CLARO ABUELA!, SE VE SENCILLO. ¿QUÉ HACEMOS?
CORTAMOS EL FONDO DEL GARRAFÓN, DEJAMOS LA ROSCA EN LA PARTE INFERIOR, INMEDIATAMENTE TOMAMOS UNA CANTIDAD GENEROSA DE ALGODÓN Y LA COLOCAMOS. AYÚDAME A HACERLO
ALGOD ÓN
ES MOMENTO DE VERTER LA GRAVA, LUEGO LA ARENA NORMAL Y FINALMENTE UNA CAPA DE ARENA FINA, CADA CAPA NO DEBERÁ SUPERAR LOS SIETE CENTÍMETROS DE GROSOR NI SER INFERIOR A CINCO CENTÍMETROS.
SÍ TE QUEDÓ SÚPER BIEN EL FILTRO CASERO, ABUELITA. ¿ POR QUÉ LO PONES EN ESE LUGAR TAN ALTO ?
PORQUE DEBAJO DE ÉL PONDREMOS UN RECIPIENTE QUE RECIBIRÁ EL AGUA QUE SALE DEL FILTRO.
TE FELICITO, ERES UNA ABUELITA MUY INTELIGENTE Y ECOLÓGICA. ANTES DE VERTER EL AGUA DE LLUVIA DEBEMOS PASARLA POR UN COLADOR DE MALLA FINA. ESTA AGUA FILTRADA NOS SERVIRÁ PARA LAVAR NUESTROS TRASTES, POR EJEMPLO. AH, SI LA RECOLECTAS DE UN TECHO, QUE ÉSTE ESTÉ LIMPIO, POR FAVOR.
FIN
ESO ES PORQUE TODO TIENE SU CIENCIA.
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