Levante EL MERCANTIL VALENCIANO ■ Viernes, 28 de septiembre de 2007
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1 Personatges Lluís Guarner, el legado de una pasión literaria, de J. A. Millón, recupera l’obra d’aquesta figura de les lletres valencianes (pàg. 4)
posdata Suplemento Cultural
La exposición de la UV revisa la faceta de activista político e intelectual comprometido del artista
Josep Renau, compromiso y cultura Jaime Brihuega*
Josep Renau es un referente clave para entender la naturaleza y el comportamiento de la cultura española contemporánea. Lo es desde todos los flancos de su biografía como artista, responsable de política cultural e intelectual atento a todo aquello que desde el presente implica el diseño del por venir. Y ello hasta el punto de rubricar uno de los polos de la dialéctica encarnizada que se produjo entre las nociones de pureza y compromiso, alentando el devenir de nuestra cultura durante el tramo central del siglo XX. Su insumergible concepción del arte y la cultura como factores de agitación, es más, como herramientas indispensables para transformar las estructuras que rigen las relaciones sociales en una dirección de progreso, hace de él un veradero símbolo alternativo. El paradigma de aquella condición intelectual que se resiste a entrar en mausoleo alguno, pues está dispuesta a seguir vigente (o, si se prefiere, pendiente) como el gen más activo de entre todos aquellos que han impulsado la Edad de la Razón. Activista político, intelectual comprometido más allá de los meros principios generales, polemista infatigable y certero, grafista prolífico, pintor que se resistía a pintar para la sola audiencia de su propio interior, cartelista excepcional, fotomontador implacable, ilusionado muralista..., nos ha legado (simbólicamente, pero también de iure y de facto) una obra inmensa cuya excelencia exige la contemplación museística lúcida, pero, sobre todo, reclama una reinserción activa en la conciencia y el imaginaro colectivos. El centenario de su nacimiento constituye la per fecta excusa para configurar la exposición antológica que aborda la oportunidad de revisar y dar a conocer ideológica, intelectual y estéticamente la figura de Josep Renau y su importante legado. Para tal ocasión se han reunido dos centenares y medio de piezas representativas de lo que fue una actividad que, contemplada desde la distancia, resulta a todas luces desbordante. Cuadros, dibujos, bocetos de murales, fotomontajes, carteles, ilustración gràfica de índole diversa... componen un conjunto de obras que desplega un amplio abanico de géneros de expresión visual a la vez que evidencia la inagotable elasticidad plástica de Renau.
CENTENARIO. Cartel de Josep Renau (1907-1982) adaptado Jorge Ballester.
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Recorriendo cronológicamente estas obras queda patente cómo Renau sintonizaba con las propuestas comunicativas de su tiempo
Atentas a las evoluciones del imaginario visual colectivo, las obras de Renau constituyen, además, una producción que siempre se mostró decidida a pronunciarse en términos de estricto presente. Esto es, ajena a cualquier pretensión de perdurabilidad académica y engarzada en la versatilidad de claves visuales variables y especialmente activas en cada momento histórico. Activas y operativas de cara a una dialéctica transformación de la realidad en una dirección de progreso. En esto fue un creador literal y eficazmente «moderno». Recorriendo cronológicamente estas obras queda patente cómo Renau sintonizaba, su-
cesivamente, con las propuestas comunicativas de su tiempo. El art déco, el primitivismo telúrico de la poética de Vallecas, la herencia del activismo gráfico del dadaísmo comprometido, así como su continuidad en las sucesivas poéticas visuales del radicalismo político germano y en muchos registros de la sensibilidad neoobjetivista de entreguerras, la vocación colectiva del gran muralismo de los mexicanos, el constructivismo realista de tiempos de la guerra fría... También supo conectar con la autonomía lingüística que manifestó el diseño publicitario en su etapa heroica. Esto es, antes de sucumbir ante esa canibalización kitsch del arte, la imagi-
nación y las diversas supercherías de bolsillo que recorren nuestro imaginario, antes de proceder a la miserabilización de pensamiento, de ética y de estética, que hoy rige los destinos del universo publicitario. Su dilatada serie The American Way of Life, por ejemplo, muestra cómo Renau asumía una permeabilidad massmediática similar a aquella de la que hacía morbosa gala el pop art cuando, por las mismas fechas, trasgredía las fronteras del recinto de los géneros artísticos. Pero Renau lo hacía con una diferencia substancial, ya que si asumía la selva de imágenes circundante era para poder atacar el corazón mismo del contexto ideológico, económico y político del que estaba brotando ese universo de los mass media. Pero no sólo se conmemora aquí al ar tista y al diseñador gráfico. También a quien con su escritura polemizó sin descanso, descendiendo siempre en estratégico picado sobre momentos especialmente cruciales de nuestra historia cultural. Y, muy especialmente, a quien afrontó responsabilidades políticas en tiempos de crisis con una brillantez que difícilmente ha vuelto a ser igualada. El pabellón español de la Exposición Universal de París de 1937 y sus excepcionales contenidos, el salvamento del tesoro artístico español amenazado por los bombardeos de los sublevados o la creación del Consejo Nacional de la Música y la Orquesta Nacional son tres referentes titánicos del apenas año y medio que permaneció en el cargo de director general de Bellas Artes. Es un homenaje que también reclama un acto de justicia histórica. Nadie puede negar hoy, y nadie lo hace, el importante lugar que Renau ocupa en la historia de nuestra cultura visual contemporánea. Pero tal vez por la compleja naturaleza del tiempo que nos toca vivir, la dimensión abierta y conscientemente política de su trabajo ha ido pasando a ocupar la categoría de un rasgo secundario. Y lo cierto es que no se puede abordar a Renau sin anteponer, como una verdadera premisa sine qua non, ese compromiso icdeológico, social y explícitamente político que mantuvo a lo largo de toda su vida. De ahí el orden de colocación de los sustantivos que articulan el subtítulo d ela presente muestra: compromiso y cultura. *Comisario de la exposición