La princesa Antia y su reino de animales
Fatima Romero Cedeño
La princesa Antia y su reino de animales
Edición 2023
Fatima Romero Cedeño, Universidad Anáhuac México, Edición de imágen, ID 00422968
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Fatima Romero Cedeño
La princesa Antia y su reino de animales
Edición 2023
Fatima Romero Cedeño, Universidad Anáhuac México, Edición de imágen, ID 00422968
Érase una vez, en un hermoso reino rodeado de verdes bosques y montañas, vivía una princesa llamada Antia. Antia no era una princesa común, ya que su pasión era rescatar y cuidar de los animales.
Desde que era una niña, Antia se había dado cuenta de que tenía un don especial: podía hablar con los animales y entender sus necesidades. Esto la hacía feliz, y siempre que veía a un animal en apuros, no podía resistirse a ayudar. Había rescatado pájaros con alas rotas, conejos perdidos en el bosque y gatitos abandonados.
Un día, mientras Antia paseaba por el bosque, escuchó un débil ladrido proveniente de un arbusto. Se acercó sigilosamente y...
¡Encontró a un pequeño perrito atrapado entre las ramas! Con cuidado, lo liberó y el perrito, agradecido, se acurrucó en su regazo.
Antia decidió llevar al perrito a su castillo y le puso el nombre de “Ronny”. Ronny se convirtió en su fiel compañero, y juntos, la princesa y el perro vivieron muchas aventuras.
Pero Antia no se detuvo con Ronny. Pronto, su castillo se convirtió en un refugio para animales heridos y necesitados. Había conejos, pájaros, peces e incluso un pajarito llamado Pío-Pío que había perdido su nido. Antia les proporcionaba comida, cuidados y amor.
Su bondad y amor por los animales llegaron a oídos de los habitantes del reino, quienes también comenzaron a cuidar mejor de los animales. Construyeron refugios para pájaros, plantaron flores para las abejas y crearon parques naturales para que los animales tuvieran un lugar seguro para vivir.
Un día, una criatura mágica llamada Sparkle, una hada de los bosques, se presentó ante Antia. La hada le dijo que su amor por los animales había tocado el corazón de la naturaleza y le otorgó un regalo especial: la capacidad de sanar a los animales con solo tocarlos.
Antia usó su nuevo poder para curar a todos los animales del reino que lo necesitaban. El reino se llenó de alegría, y todos vivieron en armonía.
Y así, la Princesa Antia, con su castillo lleno de animales y su amor inquebrantable por la naturaleza, demostró que no necesitas una corona para ser una verdadera princesa. Su corazón amable y su amor por los animales hicieron que su reino fuera el lugar más especial y mágico del mundo.
Y así, la historia de la Princesa Antia y su Reino de Animales se convirtió en un cuento que se contaba de generación en generación, recordando a todos la importancia de cuidar y proteger a los seres vivos que comparten nuestro hermoso planeta. Y la princesa Antia vivió felizmente junto a sus amigos animales por el resto de sus días.