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La señora bajó de un helicóptero FAP sin zapatos, con el barro hasta las rodillas y con un bebé en sus brazos. Había sido rescatada por un helicóptero FAP de una zona devastada y en ese momento subía a nuestro avión de transporte para salir de la zona del desastre, rumbo a Lima”, recuerda el TEN FAP Luís Terán Gonzales, piloto del C-27J-Spartan. El teniente FAP Terán Gonzales fue parte de las tripulaciones del Grupo Aéreo N°8 que volaron, diariamente, hacia las ciudades de Trujillo, Chiclayo, Piura y Talara, para trasladar a miles de peruanos que huían de la devastación de la naturaleza que llegó a cubrir poblados y ciudades de agua y lodo, producto de las lluvias torrenciales y desbordes de los ríos provocados por el Fenómeno el “Niño Costero”, durante los meses del verano pasado. “Cada día, cinco a seis aviones volaban hasta dos veces hacia la zona afectada, llevando agua, alimento, medicinas, herramientas, personal médico, bomberos hacia la zona de desastre y retornábamos con cientos de personas que salían de la zona afectaba, la mayoría de ellos, con la ropa que tenían puesta. El requerimiento era tremendo y la FAP estuvo allí, salvando vidas y llevando esperanza ante el dolor y el su-
frimiento”, recuerda el teniente Terán Gonzales, piloto de transporte FAP que estudió sus cuatro años de escuela, becado en Brasil. Luego trabajó en el GRUP42 -Iquitos volando los aviones Pilatus y Twin Otters y, tras recibir entrenamiento, ahora vuela el Spartan en el GRU8. Durante esos meses las tripulaciones FAP de aviones y helicópteros enfrentaron la adversidad meteorológica lluvias torrenciales, fuertes vientos y enfermedades como el dengue y malestares gastrointestinales. Esto, pese a los cuidados que se tuvo, pero hubo a quienes les picaron los mosquitos provocándoles el dengue. Quisimos entrevistar a otros pilotos de esta gran unidad de transporte pero todos se hallaban volando llevando ayuda hacia la zona del friaje en la sierra sur y en vuelos de acción cívica en las diversas regiones de nuestra vasta Amazonía. GRUPO AÉREO N°3 A los pocos minutos de acudir al Grupo Aéreo N°3, en el Callao, observamos el arribo de personal y tripulaciones de helicópteros que retornan del VRAEM. El COM FAP Jorge Arévalo López, piloto del MI-17-171 nos dice: “Esa es la versatibilidad de
nuestro trabajo, un día estamos luchando contra el narcoterrorismo en una zona en donde nos quieren matar y otro día estamos salvando vidas ante una devastación de la naturaleza. Ese es nuestro día a día. Ese es nuestro trabajo, nuestra pasión, volar apoyando al desarrollo y a la defensa de nuestro querido Perú” En el verano pasado, durante el fenómeno del “Niño Costero”, los helicópteros FAP acudían a los poblados más recónditos de nuestro territorio donde las inundaciones no permitían llegar por tierra, las aeronaves volaban llevando agua, alimentos, ayuda médica y sacaban por aire a los pobladores que sufrían una emergencia. “Rescatamos a las personas de los techos de sus casas inundadas. A madres, niños, ancianos, mascotas. Una mujer dio a luz un bebe en pleno vuelo en uno de los helicópteros”, recuerda el comandante Arévalo López, quien nos pide que señalemos que es natural de Moyobamba, región San Martín, “donde crecen las más hermosas orquídeas”. Los rescates en la zona norte, durante los estragos del fenómeno del “Niño Costero” se hicieron con apoyo de los DOESSAR, personal que conoce el sistema de cable de winche, cable de 40 metros que se utiliza para
rescates aéreos. El comandante Arévalo recodó que un día recataron a 100 personas de unas islas de lodo que se formaron a raíz de las inundaciones y desbordes Precisó que a él le tocó volar en la región de Piura en Tambo Grande, Ayabaca, Talara, Chulucanas, Sullana, San Antonio, la Unión, Yamanga, la Arena, Choco, Catacaos, ciudad que quedó bajo agua “Hubo zonas en donde tuvimos que enfrentar a pobladores que se nos vinieron encima porque tardamos dos días en llevar ayuda a poblados aislados por los derrumbes. Era demasiada la demanda y no nos dábamos abasto. La gente y en particular, las autoridades, nos agradecían el apoyo.”, nos dice este oficial que se capacitó en Rusia para poder volar el MI-17 del cual es instructor y está capacitado para volar con visores nocturnos. El comandante Arévalo López fue uno de los tantos pilotos FAP que el verano del 2017 voló con sus tripulaciones durante día y noche para llevar esperanza y apoyo a los peruanos que sufrieron los desmanes de la naturaleza en nuestra costa norte.
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