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ELLE PROYECTO

Líneas y figuras geométricas son parte del trabajo de Hola Lou.

Sin mujeres no hay arte contemporáneo.

Cada vez se están abriendo más y mejores oportunidades profesionales para las mujeres artistas en el espacio público, así como en galerías y museos.

POR ENRIQUETA ARIAS

Tal vez uno de los debates actuales más importantes en el arte sea la falta de representación histórica que han tenido las mujeres artistas, sobre todo las muralistas, durante varios siglos. Hola Lou, Alejandra Ballesteros y Mariana Motoko son tres mexicanas que están rompiendo los límites entre la ilustración, la pintura y el muralismo, tanto en México como en otros lugares del mundo.

HOLA LOU Luisa Salas es originaria de Durango y es mejor conocida como Hola Lou. La joven artista e ilustradora que reside en la Ciudad de México se enfoca en el desarrollo de escenas, objetos y situaciones abstractas, en los que utiliza algunos de los principales fundamentos del diseño visual, como la teoría del color, el equilibrio y la composición gráfica. La inspiración para su trabajo, en el que podemos ver guiños al minimalismo abstracto y al modernismo, es resultado de años de observación de todo lo que la rodea. El uso de figuras simples y colores de alto contraste que ha hecho parte de su sello también tiene que ver con la motivación de seguirse reinventando, sobre todo después de la pandemia, un momento que aprovechó para apreciar más el acto de salir a la calle y observar su entorno. “Creo que con el encierro y las limitantes que hemos vivido durante los últimos meses puedo rea rmar la idea de que la inspiración está en todos lados, solo es cuestión de tomarse el tiempo y observar con atención”, a rma Lou.

En cuanto a la falta de representación de las mujeres en el mundo del arte y las barreras profesionales que se ha encontrado en el camino, Lou cuenta que al principio de su carrera escondía su rostro en las fotos que subía a sus redes sociales, justo porque comenzó a darse cuenta de que los hombres tenían una ventaja evidente en exposiciones y museos, lo cual durante mucho tiempo le funcionó, pues nadie sabía si su trabajo era el de una mujer o un hombre, algo que también provocó que el foco de atención dejara de ser ella misma, sino su arte y trabajo. “Sería interesante ver a más mujeres involucradas en proyectos grandes en la escena global”, dice, y cuenta que ha colaborado en con marcas como Spotify, Illy, LinkedIn y Nike, por mencionar solo algunas. “Confío en el empoderamiento e inspiración de jóvenes artistas y diseñadoras, creo que juntas podemos darle con todo a este cambio, e incluso, hasta voltear los papeles y después ocupar la mayoría de las exposiciones, los museos y los libros de arte,” agrega.

A partir de la pandemia, Alejandra se ha enfocado en mirar hacia dentro para tomar de ahí algunos elementos que más adelante plasma en su trabajo.

ALEJANDRA BALLESTEROS Ale Ballesteros es una artista mexicana de veintinueve años y diseñadora de profesión, pero alguien que ha encontrado un camino privilegiado en su trabajo, en el que oscila entre la ilustración, el muralismo, las colaboraciones con marcas como Google, Allo, Snapchat, Travel & Leisure, Shondaland, Bonafont, Nike, WeWork y Gaia o emprender con una marca de ropa que incluye sus propios diseños.

Su trabajo se caracteriza por el contraste de líneas y formas simples, que vibran al ritmo de colores brillantes o estridentes y composiciones dinámicas. Algunas veces los temas tropicales y las formas orgánicas del arte prehispánico se cuelan en sus piezas, y no es casualidad, pues creció y vivió en Cancún mucho tiempo, hasta que se mudó a la ciudad de México. “Transmitir lo que estoy sintiendo y todo lo que hay en mi cabeza”, como asegura ella, son los elementos principales que la llevan a ilustrar. Es como una forma de materializar su mundo interior. “Antes mi inspiración venía mucho más del exterior. “Mi proceso incluía salir a caminar, ver a amigos y observar todo lo que me rodeaba, pero creo a partir de la pandemia, todo se ha vuelto un proceso mucho más personal, de mirar hacia adentro”, dice sobre la evolución de su trabajo.

En cuanto a su crecimiento profesional, Alejandra cuenta que algunas veces sí se ha sentido encasillada en proyectos “femeninos”, lo cual la puede limitar creativamente. Sin embargo, confirma que la manera de sobrepasar esos límites radica en romper con los estereotipos de lo que es “ser mujer en el arte”, para demostrar que las artistas pueden realizar una infinidad de colaboraciones en distintas áreas, incluyendo las que involucren autos, deportes o áreas que antes estaban asociadas solamente a los hombres.

Y al hablar de sus proyectos futuros, afirma que, por el momento, el más importante es un proyecto personal. Su objetivo es “seguir aprendiendo a disfrutar los procesos y que todo a mi alrededor es cambiante y no depende de mí. A disfrutar cada proyecto y vivirlo. Dejar de vivir con prisa”.

Motoko ha hecho varias ilustraciones para las páginas de ELLE.

MARIANA MOTOKO Mariana Ramos Romo, mejor conocida como Mariana Motoko es originaria de Chihuahua, México, y aunque su formación es en diseño integral, logra mezclar su profesión con el muralismo, el diseño gráfico y la ilustración. Cada vez dibuja más de lo que diseña y esto la ha llevado a realizar exposiciones individuales y colectivas, además de ilustraciones para algunas revistas locales o la imagen del Festival de Internacional de Cine en Guadalajara, por ejemplo.

“Parte de mi crecimiento ha sido enfocarme en ser constante y más organizada, pero con el recordatorio recurrente de no perder el amor por el proceso,” afirma Mariana. Lo que más le inspira en su trabajo son las historias cotidianas, los sentimientos y las emociones, pues ilustrar se ha convertido en su válvula de escape. El trabajo de Mariana Motoko se caracteriza por ser minimalista y monocromático. Sin embargo, es justo en el uso de esas líneas simples y sólidas que sus personajes construyen figuras retóricas mucho más firmes y con mensajes claros, que son capaces de conmover al espectador.

Debido a la pandemia y lo que estamos viviendo, Mariana cuenta que la incertidumbre no le permitía avanzar con facilidad, pero ha aprendido a irse nivelando, a buscar un equilibrio donde los obstáculos han formado parte de ese impulso para agarrar vuelo y seguir trabajando. También confiesa que nunca puso mucha atención a su papel en el mundo del arte en relación con el rol masculino, pues siempre dibujó por el gusto de hacerlo. Sin embargo, poco a poco se dio cuenta de que podría dedicar la mayor parte del tiempo a lo que más disfruta hacer, y ahí confirmó que las oportunidades entre hombres y mujeres, efectivamente, no son equitativas. Pero ella se mantiene optimismta y considera que, poco a poco, eso irá cambiando, “hay una oleada fuerte de mujeres apoyándonos, creando lazos y sacudiendo el mundo. Haciendo redes, compartiendo, en lugar de compararnos, tanto con nuestro trabajo como con el de otras colegas artistas. No parar de creer y crear son nuestra mejor arma”, dice.