Mujeres que cambian el mundo // Diakonia 2014

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ivir atada a la cocina y al horno. Tal vez era el futuro de Conchita y por eso a los 15 años cruzó el país de sur a norte con una maleta llena de ilusiones y la libertad como compañera. Años más tarde, siendo maestra vio a las mujeres ser víctimas de la violencia y la pobreza. Pausadamente recuerda cómo desde 1999 luchó, junto a campesinas e indígenas, contra esas problemáticas. Queriendo la unidad de todos los sectores, en 2007 conformó la Federación de Mujeres del Paraguay. La libertad que acompañaba a Conchita se afirmó comprendiendo la realidad de otras mujeres y cómo podía transformarla abriendo espacios de participación, que eran privilegio masculino. “Teníamos que pedir permiso y nos contestaban que cuidára-

mos a los niños, mbaepikoohotahikuai reunionhape?!1, dice”. Allí se contactó con el Centro de Documentación y Estudios –CDE-, contraparte de Diakonia, con el cual “aprendimos a explorar nuestro cuerpo. Tomamos conciencia sobre la realidad del aborto clandestino. Y qué podíamos hacer cuando alguna era víctima de violencia”. Conchita trabaja con mujeres de base. Al principio el grupo tenía un sentido de apoyo. “Nos abrazábamos. Nos dábamos fuerza porque algunas eran golpeadas por sus maridos. Fuimos tova ata2. Así, ellos asumieron que íbamos a reuniones. Ahora si 1

Para qué se van a ir a la reunión?!

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Osadas.

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