En España hay miles de inmigrantes que viven de la venta ilegal de productos falsificados, imitaciones de las grandes marcas, en plazas, calles y a pie de playas, haciendo de esta práctica su única salida para la supervivencia en una “FALSA TIERRA prometida” de prosperidad y riqueza en el continente europeo, una realidad que muchas veces mirámos sin querer ver.
Detrás de esta práctica hay también una realidad social que no se puede ignorar. Jóvenes aseados y de aspecto saludable, son el último eslabón de una cadena de delincuencia organizada, organizaciones que explotan a seres humanos dejando su dignidad herida.
Este proyecto, fotografías convertidas en ilustraciones, no pretende justificar este tipo de actividad o comercio ilegal, simplemente denunciar una desigualdad social ante la pasividad y complicidad de nuestros dirigentes y autoridades, que realizan la presión en el eslabón más débil de la cadena.