REVISTA ESTRATEGIA, EDICIÓN 2

AĂąo 1 - No. 2 - Mayo 2020

COVID-19: La nueva normalidad La nueva normalidad

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Es una publicación trimestral de Grupo Estrategia Política Publicación a cargo de:

Índice Editorial

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México en un callejón sin salida

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Gustavo Almaraz Petrie Director Ejecutivo de Grupo Estrategia Política

Mariana Campero Consultora en Asuntos Internacionales. TWITTER@MarianaCampero1

Consejo editorial: Luz García Sinecio Bruno Toussaint Garciadiego Itzel Caballero Cruz Luis A. García Balderas Nicolás Cabrera Chávez Ivonne Saviñón Luis M. Sada Beltrán Edson Magariño Campos Jonathan López Adelaida Conde Cortés Consejo Directivo: Gustavo Almaraz Montaño Ernesto Rubio del Cueto José Carral Escalante María Teresa Gómez Mont Gustavo Almaraz Petrie Erika Martínez Mott Diseño: Ana Karina Mendoza Cervantes Corrección de estilo: Alejandra Gallardo Cao Romero Fotografía de portada e interiores: Adobe stock ESTRATEGIA. Año 1, No. 2, mayo 2020 es una publicación trimestral de Grupo Estrategia Política, con domicilio en Paseo de la Reforma #231, Piso 9, Col. Cuauhtémoc, C.P. 06500, CDMX, Tel. (+55) 5203 1300, www.gep.com.mx; contacto@gep.com.mx Editada y distribuida por Grupo Estrategia Política.

La publicación de este segundo número de ESTRATEGIA ha sido gracias al esfuerzo y disposición de colaboradores, amigos, aliados y asociados invitados. Grupo Estrategia Política agradece su tiempo y valiosa participación.

Las opiniones expresadas por los autores no reflejan la postura de Grupo Estrategia Política.

Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Grupo Estrategia Política.

Agenda de las mujeres, un debate público pendiente

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El rol de los public affairs en la gestión de la COVID-19

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Gustavo Almaraz Petrie Director Ejecutivo de Grupo Estrategia Política

María Rosa Rotondo Socia directora de Political Intelligence, y presidenta de la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (apri) y del Public Affairs Community of Europe (pace)

Sistema Nacional de Salud.

Los desafíos de la pandemia de la COVID-19

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La nueva anormalidad: la COVID-19 en México

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Deterioro estratégico ante la COVID-19

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Juan Villarreal Hurtado Especialista en Asuntos Públicos

Dra. Carmen Lucía Amezcua Guerrero Médica Psiquiatra, asesora en temas de salud, ciencia y tecnología para México y latam

Mario Vignettes Consultor independiente en Strategy Beyond Market y doctor en Derecho por la unam

Balance Legislativo del segundo periodo de sesiones ordinarias (Febrero- abril, 2020)

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Editorial M

ucho ha cambiado desde la primera entrega de la revista ESTRATEGIA el pasado febrero, tiempos y circunstancias que, al día de hoy, parecen lejanos. En aquel entonces, México ya enfrentaba desafíos considerables en el sector salud y en el ámbito económico. Era un entorno polarizado en el que la agenda pública era determinada por el presidente López Obrador, quien comenzaba su segundo año de mandato en la búsqueda de la consolidación de su plan de gobierno, una vez atendidas sus prioridades en el ámbito legislativo.

En medio de esta situación, el coronavirus COVID-19 llegó al país. La presencia del virus en el territorio nacional fue seguida por la caída internacional de los precios del petróleo, condiciones que en su conjunto han alterado significativamente el contexto político y económico. Hoy los retos y las prioridades son otras.

En la mayoría de los países, los gobiernos han estado aprendiendo y adaptando sus decisiones a medida que avanza la crisis. En nuestro caso, en un principio el Gobierno federal optó por una posición que buscó privilegiar el alcance del mensaje presidencial en la búsqueda de preservar la estabilidad económica y social. Posteriormente, una vez que se acrecentó la pandemia, se establecieron restricciones sanitarias que limitan las actividades económicas y de movilidad, teniendo como particularidad el desarrollo de una ambiciosa estrategia centralizada de comunicación y el fortalecimiento de medidas de austeridad en el gasto público, ambos siendo los pilares de la política pública.

En estos meses, también hemos observado la implementación de regulaciones dispares a nivel nacional y subnacional. Esto ha sido en si mismo un importante reto para distintas industrias, quienes han encontrado en la práctica de asuntos públicos un mecanismo para tener claridad del contexto y poder actuar en consecuencia, en tiempos sin precedentes.

En esta edición de la revista ESTRATEGIA pretendemos, a través de nuestras plumas invitadas, ofrecer una visión amplia al lector sobre el complejo panorama global y los desafíos particulares que tenemos como nación. También se busca hacer una valoración objetiva sobre las soluciones que han sido propuestas por gobiernos, legisladores y sociedad civil, pero sobre todo invitando a pensar conjuntamente en la agenda pública del futuro próximo, el cual será muy distinto al que conocíamos, donde deberemos reflexionar sobre el rol de los poderes públicos, el sector privado, las relaciones laborales, movilidad, etcétera.

Aprovechamos la oportunidad para agradecerles a todos nuestros clientes y amigos, su confianza en Grupo Estrategia Política, reiterando que cuentan con nosotros para afrontar la nueva realidad. Todos juntos, saldremos adelante.

Gustavo Almaraz Petrie Director Ejecutivo de Grupo Estrategia Política

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México en un callejón sin salida Mariana Campero

Consultora en Asuntos Internacionales TWITTER @MarianaCampero1 6

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l pasado 30 de marzo la Organización Mundial de la Salud (oms) reportaba 693 282 casos confirmados y 33 106 muertes por COVID-19 en todo el mundo.

De ese universo, a Estados Unidos correspondían 122 653 confirmaciones y 2 112 muertes. Mientras que en México, se habían confirmado 848 casos y16 muertes, a pesar de la vecindad geográfica, los virus no respetan fronteras.

El gobierno de México no se encuentra preparado para enfrentar la magnitud de la emergencia sanitaria que se presentará

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a causa de la actual pandemia, asimismo tampoco cuenta con las herramientas para manejar el impacto económico. Se perdieron semanas cruciales —en las que se exponenciaron los contagios en otros países—, semanas durante las que se debieron haber tomado acciones como la compra de equipos de prueba, máscaras N-95 y respiradores, el acondicionamiento de hospitales temporales, y el diseño de una estrategia económica que permitiera disminuir el impacto a las fuentes de empleo.

La realidad es que ni México —ni ningún país— estaba preparado para enfrentar esta pandemia. Sin embargo, es importante subrayar algunas de las principales diferencias con respecto a otras naciones para entender con qué elementos enfrentaremos el tsunami sanitario que se avecina.

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En el ámbito de salud pública, por ejemplo, el estado de Florida tiene una población de 22 millones de habitantes y cuenta con 20 184 camas de hospital, 1 695 de ellas son de terapia intensiva. En contraste, de acuerdo con el propio presidente López Obrador, en un país con 127 millones de habitantes hay 6 425 camas de terapia intensiva. El gobierno mexicano reportó la compra de 2 711 ventiladores mecánicos — vitales para pacientes en cuidados intensivos—; dos días después la cifra aumentó a 5 272. Sin embargo, también existe información que indica que las exportaciones mexicanas a Estados Unidos de este equipo médico en particular subieron un 36.4 %.

No existen fuentes que permitan confirmar la veracidad del número de ventiladores que hay al día de hoy en México.

Expertos estiman que México alcanzará el pico de contagios a mediados de mayo, algunas semanas después de que suceda en Estados Unidos. La Secretaría de Salud prevé, en el peor de sus escenarios, que en México habrá alrededor de 10 000 pacientes graves. Estas estimaciones parecen optimistas al contrastarlas con aquellas de la oms y de otros especialistas, quienes an-

ticipan que el 70 % de la población será contagiada, del cual el 15 % requerirá algún tipo de atención médica y el 5 % de cuidados intensivos.

El 31 de marzo de 2020 la Casa Blanca pronosticó que la COVID-19 podría matar entre 100 000 y 240 000 personas en todo su territorio, por lo que habría que recalcular el número de contagios en ciudadanos mexicanos. No hay que olvidar que la frontera México-Estados Unidos es la más transitada del mundo, con más de 350 millones de cruces legales al año; el flujo comercial y de personas fue detenido parcialmente en los 330 puertos de entrada. Por si esto fuera poco, en 2019, más de 240 millones de estadounidenses volaron hacia algún lugar del mundo, entre cuyos cinco principales se encuentran Cancún y Ciudad de México.

Al mismo tiempo, la pandemia ha puesto en estado de coma a la economía mundial. La calificadora Standard & Poor´s (S&P) estima que la economía mundial no crecerá más de 0.4 % este año; lo que se-

ría el nivel de crecimiento más bajo desde la crisis del 2009. Tan solo en Estados Unidos —nuestro mayor socio comercial—, se estima que pueden llegar a perderse hasta un millón de empleos por mes, de esta fecha a junio. Al 3 de abril, poco más de 10 millones de estadounidenses habían ya solicitado subsidio por desempleo. Por su parte, el banco Goldman Sachs estima que la economía de Estados Unidos se contraerá un -24 % durante el segundo trimestre y que la contracción anualizada será de -3.8 por ciento. Por su parte, Canadá —otro de nuestros mayores socios comerciales—, espera una contracción del -30 % para el segundo trimestre del año.

Mientras tanto, Europa sigue paralizada y Japón ha vuelto a entrar en estado de emergencia debido al resurgimiento de contagios.

La economía mexicana estaba en contracción —incluso antes de la aparición del coronavirus— lo que podría deberse a la poca certidumbre de los inversionistas,

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tanto nacionales como internacionales, por las políticas de la nueva administración.

Las expectativas de crecimiento para nuestro país también se han reducido debido a las restricciones de movimiento, los cierres forzosos de establecimientos, la reducción de la demanda global por nuestros principales productos de exportación, la salida de capitales, el desplome del precio del petróleo, la caída en ingresos por turismo y remesas, y el reordenamiento, permanente o temporal, de las cadenas de suministro globales. Para el 2020, Bank of America estima un decrecimiento de nuestra economía del -8 %, JP Morgan del -7 %, Citibanamex del -5 %, y S&P de -2.5 por ciento. Además, nuestro perfil de riesgo sigue en aumento y se esperan bajas en la calificación a la deuda soberana y a Pemex.

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Se espera que miles de pequeñas y grandes empresas se vean obligadas a cerrar sus puertas permanentemente, ya que serán incapaces de enfrentar la combinación letal de sobrevivir con un desplome de sus ventas y, al mismo tiempo, mantener sus obligaciones contractuales y fiscales.

Las medidas anunciadas por el presidente el pasado 5 de abril aún no parecen consistentes con la magnitud de la crisis.

Otros países del mundo han entendido que la única manera de asegurar que sus economías puedan ser reactivadas, una vez que pase lo peor de la pandemia, es extendiéndoles una línea de vida. Los paquetes económicos de otros países del G20 ascienden a cantidades nunca antes vistas. La ayuda en Alemania anunciada en el mes de marzo asciende a 20 % de su pib, en Reino Unido al 17 %, España al 15 %, en Estados Unidos su segundo paquete asciende al 10 % y se preparan paquetes adicionales. Incluso en Perú la ayuda será del 12 % del pib.

En Estados Unidos y Europa se destinará la inimaginable cifra de ocho billones de dólares (trillions), una cifra seguida de doce ceros, para proteger a su base productiva así como a los más vulnerables. Las medi-

das anunciadas por varios gobiernos consisten esencialmente en inyectar liquidez, relajar regulaciones a los bancos para que puedan extender créditos y dar moratorias al pago de los mismos, posponer impuestos, otorgar créditos fiscales y garantías así como prestamos blandos, enviar cheques directamente a las personas de menores recursos, otorgar apoyos a sectores estratégicos de la economía (como el hotelero, el manufacturero, y el aeronáutico), y posponer inversiones en proyectos no prioritarios para poder utilizar esos recursos en programas que ofrezcan retornos inmediatos. En México, según información oficial, hasta la fecha se mantienen como prioridad tres proyectos de bajo impacto económico: la refinería Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto de Santa Lucía.

Desgraciadamente, no hay claridad sobre el futuro inmediato, lo certero es que el mundo no será igual. La pandemia de la COVID-19 es un parteaguas y varios países sufrirán recesión (contracción de algunos meses) pero algunos otros caerán en depresión (contracción que puede durar años). Se habla ya de una década perdida y tasas de desempleo de varios dígitos.

Lo que marcará la diferencia dependerá de la solidez estructural con que la que cada país contaba antes de la pandemia, así como en la capacidad de respuesta y del tamaño de la ayuda ofrecida por cada gobierno, empresario y sociedad civil.

«La historia se acelera en épocas de crisis, y aunque esta pandemia no será, por sí misma, lo que transforme al mundo; sí acelerará los cambios que ya se venían dando», afirmó Martin Wolfe en una editorial del periódico The Financial Times. Por lo que es de esperarse que algunas corrientes que se observaban ya en los Estados Unidos como mayor proteccionismo, incremento en el deseo por reubicar la producción localmente y mayor control de sus fronteras, no desaparezcan independientemente de quién gane las próximas elecciones presidenciales en noviembre.

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Sin duda, la COVID-19 estará presente durante las campañas políticas de ambos candidatos a la presidencia, así como la retórica antimexicana que observamos durante la campaña de Trump en el 2016.

Pero ésta podría agudizarse debido a nuestras propias fallas internas. La crisis que se nos avecina probablemente impulsará nuevas olas de migrantes que buscarán refugio en Estados Unidos para sumarse a los más de 11 millones de connacionales que viven del otro lado de la frontera. «El

de marzo, afirmó que su país «está en guerra contra un enemigo invisible». Ningún presidente de los Estados Unidos, sin importar su nivel de popularidad, ha perdido una reelección durante un periodo bélico. En este nuevo contexto, en el que todo es posible, una derrota de Trump no sería imposible pero las elecciones siempre dependen de la alternativa; y aunque el ex vice presidente Joe Biden mantiene aún su liderazgo en la mayoría de las encuestas, su margen se ha ido cerrando.

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pueblo americano no dará la bienvenida a caravanas de refugiados posiblemente con coronavirus tratando de cruzar nuestra frontera», afirmó Walter Russell Meade del Hudson Institute.

Asimismo, agregó que «el potencial de que un desastre económico y humanitario desate malestar social en México es real y eso es algo que ningún presidente americano puede ignorar». Sin embargo, en este contexto tan difícil, lo que sí podría hacer un presidente, es aumentar la división entre ambos países así como la desintegración económica. En las últimas décadas, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan) y la migración hacia el norte han funcionado como dos válvulas de escape importantísimas para México. Después de la cancelación de la planta cervecera

de Constelation Brands y de las renegociaciones de contratos por parte del gobierno mexicano el panorama para México en Washington no se vislumbra favorable.

Además, hay que recordar que en tiempos extraordinarios los estadounidenses tienden a unirse en torno a su bandera; en las últimas semanas la aprobación del presidente Trump ha ido en aumento. Una encuesta publicada por Gallup a finales de marzo muestra un incremento de 5 % en su desempeño lo que eleva en un 49 % su aprobación, la mejor durante toda su presidencia.

Entre republicanos asciende a 92 %, entre independientes aumentó de 35 % a 43 % y entre demócratas de 7 % a 13 por ciento.

La crisis también le ha dado a Trump la oportunidad de posicionarse como un líder en tiempos de guerra. El pasado 19

La pandemia ha puesto a Joe Biden, el único contendiente demócrata tras la reciente renuncia de Bernie Sanders, en una posición sin precedentes al tratar de mantener su momentum trabajando desde casa. Su desaparición de la escena nacional inspiró en Twitter el hashtag #whereisJoe (dóndeestáJoe), quien se ha visto forzado a suspender todos sus actos de campaña, le es imposible tener interacción personal con sus votantes potenciales o levantar fondos privados para su campaña. La Convención Demócrata ha sido pospuesta para el mes de agosto y varios comentaristas políticos se cuestionan si las elecciones se tendrán que organizar en línea o por correo. Faltan ocho meses, en política eso es una eternidad. Lo que sí es claro, es que independientemente de quién gane las elecciones estadounidenses, a México le tocará remar solo.

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Agenda de las mujeres, un debate público pendiente Gustavo Almaraz Petrie

Director Ejecutivo de Grupo Estrategia Política 14

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a epidemia por coronavirus COVID-19 ha puesto de manifiesto diversos problemas sociales que quedaron pendientes en la agenda de nuestro país y que deben ser atendidos.

La temporalidad del contexto de salud pública para mitigar los contagios por COVID-19, la capacidad del sistema nacional de salud para atenderlo y la necesaria reactivación económica es impredecible en tanto no haya una vacuna o tratamiento médico científicamente probado y accesible para la mayoría de la población.

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El escenario se percibe complejo, aunque entremos a una nueva normalidad, es necesario atender otros temas Previo a la emergencia sanitaria que hoy nos aqueja, en México se había puesto sobre la mesa un tema fundamental para avanzar hacia una sociedad más moderna y avanzada: la necesidad de atender las desigualdades de género. El Paro Nacional del 9 de marzo pasado puso de manifiesto un vacío institucional del gobierno mexicano para atender demandas legítimas planteadas por mujeres de diversos núcleos y estratos sociales.

La agenda de género quedó contrastada momentáneamente por la crisis sanitaria, pero hoy más que nunca se vuelve vigente.

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Diversos analistas han reconocido que el impacto económico que ha provocado la pandemia aún no manifiesta su magnitud, la caída del Producto Interno Bruto (pib) podría oscilar entre menos seis y menos nueve por ciento, además de la pérdida de alrededor de un millón cuatrocientos veintitrés mil trescientos treinta y tres con treinta y tres centésimos empleos formales hacia finales de mayo, lo que tendría un impacto de menos dos por ciento del pib, de acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial del Trabajo.

Las mujeres en México representan al 40 % de la población económica activa, sin embargo, solo el 16 % de ellas tiene cargos directivos. La diferencia entre el ingreso promedio mensual por una jornada laboral entre un hombre y una mujer es de 16 por ciento; esto significa que para que las mujeres puedan igualar el salario de los hombres, tendrían que trabajar cinco días más. También cabe recordar que las mujeres mexicanas se ocupan principalmente en el sector informal, por lo que carecen de seguridad social y, por lo tanto, de acceso a los servicios de salud.

Estos datos preceden a la pandemia por coronavirus COVID-19 y hoy las condicio-

nes de desigualdad se agudizan debido a las medidas de confinamiento que obligan a las familias a permanecer más tiempo en convivencia, en un contexto en el que las mujeres invierten aproximadamente 2.6 veces más tiempo que los hombres a las tareas de cuidar a niños y niñas, enfermos, adultos mayores y al cuidado del hogar en general.

Esto, sin duda, es un factor que inhibe el desarrollo laboral y profesional de las mujeres.

Aunado a lo anterior, hay datos oficiales que muestran que los feminicidos y la violencia doméstica hacia las mujeres han persistido durante el confinamiento; y aunque este tema no es exclusivo de México, en nuestro país dicha situación se ha ido agravando y es justo ese aumento en la violencia lo que dio pie a múltiples protestas en los meses previos al inicio de las medidas de sana distancia. De acuerdo a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal, en abril se registró una una disminución de 7 % en el delito de feminicidios, es decir, en marzo hubo 2.5 víctimas diarias, mientras que en abril se registraron 2.3; no obstante, estas cifras corresponden a denuncias presentadas, situación que se vuelve compleja en el marco del confinamiento.

La mayoría de las políticas públicas que se han implementado en la presente administración, carecen de una perspectiva integral de género, de ahí que, en un contexto de recesión económica y precarización del empleo, será fundamental incorporar una respuesta efectiva que considere la

inclusión femenina, pues uno de cada tres hogares en México depende de una mujer, además de representar a casi el 40 % de la fuerza laboral nacional.

Todos en la sociedad tenemos una responsabilidad para atender y pugnar por un sistema de equidad y respeto hacia las mujeres, abrir espacios de participación, generar condiciones para mejorar el entorno en que vivimos, desde la familia, el sector educativo, las empresas y el gobierno.

Recientemente, António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas ha enfatizado que el respeto a los derechos y las libertades de las mujeres son esenciales para lograr sociedades fuertes y resilientes.

En diversas ocasiones se ha cuestionado al Gobierno federal acerca de los datos relacionados a la violencia de género en el marco del confinamiento social, mecanismo al que las autoridades de todo el mundo han recurrido como medio para la disminución de contagios. La respuesta en todas las ocasiones ha sido ambigua.

Negar la existencia de un problema público es el principal obstáculo para abordarlo y darle soluciones tangibles. Porque hablar de las desigualdades de género y de la imperiosa necesidad de la inclusión femenina en los diversos ámbitos de desarrollo, no es un tema de mujeres, es una responsabilidad de la sociedad en su conjunto, en los ámbitos, social, público y privado.

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El rol de los public affairs en la gestión de la COVID-19 María Rosa Rotondo 18

Socia directora de Political Intelligence, y presidenta de la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (apri) y del Public Affairs Community of Europe (pace)

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a actividad de los asuntos públicos en una pandemia como la que está golpeando al mundo en estos momentos resulta vital para adecuar la situación de las empresas y sus negocios a las medidas excepcionales requeridas por los gobiernos. Ahora más que nunca, en un momento de sobreinformación en el que prima la urgencia y los cambios inesperados, se hace imprescindible la búsqueda de fuentes oficiales, que den soporte, veracidad y rigor a las medidas anunciadas por los Estados, muchos de ellos en situación de alarma o emergencia.

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Escudriñar los boletines oficiales y anticipar los acuerdos del gobierno se convierte en una tarea crítica en esta crisis sanitaria para detectar la enorme profusión de normas, aquellos aspectos que pueden pasar desapercibidos en comparecencias o en referencias, y que puedan resultar de extraordinaria relevancia para las compañías. No basta con el seguimiento de las ruedas de prensa oficiales, sino que se exige una mayor profundidad de la información, que en la mayoría de las ocasiones será origen de dudas que deberán ser aclaradas proactivamente.

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En este contexto, el sector de los public affairs no solo debe basar su funcionamiento en este seguimiento pormenorizado y riguroso de cada una de las medidas anunciadas por los gobiernos, sino también en ser capaz de ofrecer una valoración de todas las medidas con propuestas estratégicas que sirvan para cumplir de la mejor manera posible las obligaciones que estipula el nuevo escenario y de esa manera conseguir que se realce el compromiso de las empresas con la situación de extrema gravedad. En este sentido, la vocación de Political Intelligence siempre ha sido instar a que sus clientes mantengan una actitud «útil, genuinamente útil y no superficialmente útil», como explicaba Joe Jordan, de Bluesky Strategy Group, en Hill Times.

No es, por tanto, el momento de realizar llamadas con asuntos que no son urgentes y que nada tienen que ver con la COVID-19, porque la mayoría de los organismos públicos se encuentran en mitad de la pandemia totalmente desbordados. Todo lo contrario, es la hora de arrimar el hombro, de apoyar iniciativas que ayuden a superar la crisis provocada por el coronavirus. Y aquí es donde, también el sector de los public affairs tiene mucho que aportar, gestionando y canalizando todas las iniciativas empresariales que puedan servir de ayuda al Estado y por tanto, a la sociedad en su conjunto.

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Esta interlocución, que a veces resulta demasiado complicada para las empresas, se convierte en una prioridad para quienes gestionan los public affairs, y que abarca tanto el sector público como el privado a fin de coordinar diferentes acciones para conseguir un objetivo común. Por ejemplo en España, un brillante grupo de amigos ha conseguido montar robots para la realización de exámenes rápidos en los hospitales, movilizando los recursos privados de las empresas (desde ikea hasta Inditex) y contratando en tiempo récord a los trabajadores altamente cualificados que eran necesarios para ponerlos en funcionamiento, una iniciativa que hubiera sido imposible para la Administración.

No importa que las gestiones no puedan realizarse en encuentros físicos. En la ca-

pital mundial del lobbying, Bruselas, la falta de contacto personal con los grupos de interés se está sustituyendo por llamadas telefónicas, videollamadas, seminarios web, correos electrónicos y mensajes instantáneos. Aunque todavía es pronto para sacar conclusiones, habrá que estar muy atento sobre el impacto a largo plazo que los bloqueos y la falta de movimientos tendrán en las decisiones políticas.

Pero no será lo único. El sector de los public affairs, gracias a su experiencia en la anticipación de las consecuencias, puede convertirse en un agente de gran transcendencia para empresas y sector público adelantando situaciones que puedan derivarse del deshielo del confinamiento, ofreciendo respuestas ingeniosas que aporten ideas para un futuro que esperemos no sea demasiado lejano.

Sistema Nacional de Salud. Los desafíos de la pandemia de la COVID-19 Juan Villarreal Hurtado

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a iniciativa que dio origen en 1982 a la reforma constitucional en materia de protección a la salud tenía como motivo alcanzar «la justicia social», siendo éste «un derecho prestacional que requiere para su satisfacción una serie de garantías institucionales» y que también precisa «la responsabilidad compartida entre el Estado, la sociedad y los interesados.»1

No obstante, luego de casi cuatro décadas de que la protección a la salud alcanzó el rango de derecho constitucional, siete de cada 10 mexicanos que nacen 1 Pedro Salazar, (2012: 511).

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en la pobreza se quedan en ese estatus social toda su vida y que «esta falta de movilidad social se asocia a la desigualdad de oportunidades para el desarrollo, lo cual se debe, parcialmente, a los problemas derivados del Sistema Nacional de Salud (sns).»2 Entre los problemas del sns destaca la falta de igualdad de acceso a los servicios de salud, pues «13 % de la población se encuentra fuera de cualquier tipo de aseguramiento público… (así como) por otra parte, los que están asegurados son atendidos por un sns fragmentado y falto de coordinación, fundamentalmente dividido entre el Instituto Mexicano del Seguro Social (imss) y el Seguro Popular y con una elevada presencia de duplicaciones en la inscripción a algún subsistema.»

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En ese contexto, es que el año pasado se reformó la Ley General de Salud (lgs) que tuvo como centro la decisión de establecer una nueva finalidad del derecho a la protección a la salud denominada «prestación gratuita de servicios de salud, medicamentos y demás insumos asociados», dirigida a atender a las personas que carecen de seguridad social en materia de salud,3 reforma que todavía se encuentra en proceso, ya que muchas de las definiciones administrativas que permitirán materializar las acciones de política y gestión públicas que le darán vida estarán por verse en los próximos meses.4 En medio de este proceso, el mundo ha debido enfrentar un fenómeno epidemiológico que no tiene parangón en el últi-

mo siglo,5 y que ha colocado a todos los sistemas de salud en un predicamento. De hecho, esta pandemia ha revelado las insuficiencias de sistemas de salud de países considerados con capacidades robustas en materia de salud.6 A su vez, lo anterior exhibe que todo sistema de salud para funcionar adecuadamente, debe fortalecer sus capacidades hospitalarias en el segundo y tercer nivel de atención, al mismo tiempo que se deben establecer medidas especializadas que fomenten acciones de salud pública, tales como la prevención, educación y promoción de la salud, lo cual queda de manifiesto, por el caso italiano que, de acuerdo con especialistas,7 los principales elementos que generaron la propagación de la epidemia en regiones enteras de ese país, se debieron a que se dejaron de instrumentar acciones que involucraran a la población, desde etapas tempranas.

Entre ellas, las que debían considerar que la italiana es la segunda población de mayor edad en el mundo, así como que la prevalencia de enfermedades como la pulmonar obstructiva crónica y las isquemias cardiacas, agudizarían los efectos de una epidemia, además de la inacción oportuna de establecer la sana distancia para evitar la propagación de los contagios.

Sin esas intervenciones, que se enmarcan en el ámbito de la salud pública, ningún sistema de atención médica resistirá la demanda de servicios hospitalarios y, particularmente, de terapia intensiva, como se observa en el caso de la región de Lombardía en Italia y de la ciudad de Nueva York en los Estados Unidos.

2 Rodolfo de la Torre, (2018).

3 Publicación de la reforma a la Ley General de Salud publicada en el Diario Oficial de la Federación el 29 de noviembre de 2019: https://www.dof.gob.mx/nota_detalle. php?codigo=5580430&fecha=29/11/2019 4 El artículo Transitorio Segundo del Decreto señalado, dispone: El Ejecutivo Federal deberá emitir las disposiciones reglamentarias que permitan proveer en la esfera administrativa lo previsto en el presente Decreto, dentro de los 180 días siguientes a la entrada en vigor del presente Decreto.

5 En 1918 se presentó la pandemia conocida como influenza española que generó en el mundo que se contagiara una población estimada de 500 millones de personas y por su causa falleciera cerca de 50 millones personas. https://www.cdc.gov/ spanish/especialescdc/pandemia-influenza-1918/index.html 6 Sarah Dalglish (2020).

7 Stefania Boccia, Walter Ricciardi, et al. (2020).

En contraste, los éxitos relativos que hasta el momento han alcanzado países como China, Corea del Sur o Taiwán,8 se deben a acciones en las que la participación de su población, como el extendido cumplimiento en el uso de las mascarillas, y el uso de la tecnología para asegurar el distanciamiento social ha sido clave, o la cobertura de pruebas y acciones de salud es gratuita, como en Alemania.9 En la medida en que se valore que las acciones emprendidas —y a emprenderse— para la atención de la pandemia, no puede descansar exclusivamente en la capacidad de atención médica de los sistemas de salud, y el mexicano no es la excepción, es un acto no solo de comprensión sino constituyente del fundamento sobre el que debe erigirse el conjunto de actividades que deberán diseñarse e instrumentarse una vez que concluya la fase en la que nos encontramos ahora.

Hasta en tanto no se cuente con la vacuna que prevenga a las personas del virus, o bien se halle el tratamiento con los medicamentos, no queda más que descansar en la conciencia y acción social de la importancia de cuidarse, pues la preservación, tratamiento y rehabilitación de la salud es el resultado de actividades individuales y colectivas, las cuales para llevarse a cabo —en muchos de los casos—, precisan intervenciones de política intersectorial.

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Referencias

Cordera, Rolando y Murayama, Ciro. (coords).

Los determinantes sociales de la salud en México. fce, unam, México, 2012, 654 pp.

Boccia, Stefania, Ricciardi, Walter, Ionnidis, John.

What other countries can learn from Italy During COVID-19 pandemic.

Dalglish. Sarah. COVID-19 gives the lie to global health expertise. https:// www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2820%2930739-X.

https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/fullarticle/2764369?resultClick=1.

8 https://elpais.com/sociedad/2020-04-22/el-modelo-de-taiwan-contra-el-coronavirus-reaccion-rapida-tecnologia-y-mascarillas-para-todos.html.

9 https://www.nytimes.com/es/2020/04/06/espanol/mundo/Alemania-tasa-mortalidad-virus.html.

De la Torre, Rodolfo. Campañas políticas: coincidencias saludables. Nexos, mayo, 2018. economia.nexos.com.mx/?p=1404 Salazar Ugarte, Pedro. Derechos fundamentales, derechos sociales, ciudadanía y salud.

En R. Cordera y C. Murayama (cords.). Los determinantes sociales de la salud en México. fce, México, 2012, pp. 491-573

La nueva anormalidad: la COVID-19 en México Dra. Carmen Lucía Amezcua Guerrero Médica Psiquiatra, Asesora en temas de salud, ciencia y tecnología para México y latam.

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stán por cumplirse dos meses de la Jornada de Sana Distancia en México que inició a raíz de la llegada de la COVID-19; la presencia de la pandemia en nuestro país se ha visto acompañada de una serie de acuerdos y desacuerdos por parte del gobierno, retos para el sector salud y una incertidumbre generalizada con respecto a la economía y al actual escenario político.

De acuerdo a los datos oficiales del Gobierno mexicano, hasta el 16 de mayo se habían contabilizado 47 144 casos con-

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partido en el poder; el papel que desempeñen algunos actores políticos en la atención sanitaria, en el diseño de políticas públicas efectivas y en la reactivación económica podría posicionarlos en las próximas elecciones.

En este sentido, la pandemia también representa un momento de oportunidad, no solo el ámbito politico, ya que algunos análisis de consultoras señalan que las empresas y negocios pueden aprovechar la coyuntura para buscar fusiones y adquisiciones, implementar nuevas políticas laborales, reorganizar su estructura y el manejo de personal, así como para explorar nuevas formas y tecnologías de trabajo, comercialización y atención a los consumidores, cuyos hábitos se están transformando por el confinamiento y las medidas sanitarias.

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firmados, un estimado de 10 681 casos activos y 5 045 defunciones por coronavirus, cifras que aún distan mucho de otros países, por ejemplo, Estados Unidos, donde se han contabilizado —hasta la fecha— 1 435 098 contagios y 87 315 decesos.

na: expertos han subrayado el inevitable endeudamiento para afrontar los estragos de la pandemia y su recesión económica, la necesidad de redefinir el gasto y fomentar el consumo, y la urgencia de proteger a la población más vulnerable.

La numeralia de los impactos económicos que está provocando la pandemia en México también es alarmante: tan solo en el mes de abril más de 500 000 empleos formales se perdieron por la contingencia sanitaria, y el Fondo Monetario Internacional (fmi) advirtió que nuestro país será uno de los más afectados por ella con una caída aproximada del Producto Interno Bruto (pib) de 6.6 % en 2020, por encima del promedio estimado para América Latina.

La nueva normalidad propuesta por el Gobierno federal ha sido planeada en tres etapas —la primera a iniciarse en estos días— y ha evidenciado una ambigüedad en la coordinación y la toma de decisiones; estados y municipios, por razones políticas, partidistas o técnicas, han determinado sus propias estrategias para retomar diversas actividades, lo que vuelve más compleja la situación y limita el alcance conjunto hacia el objetivo común: aplanar la curva de contagios y volver a la normalidad, que ahora se presenta como un contexto distópico lleno de anomalías y cambios.

El aumento en la tasa del sector informal y el desempleo, sumado al colapso del sector turístico, la reducción de importaciones, la caída en el precio del petróleo y la disminución de las remesas, resultan amenazantes para la economía mexica-

Los impactos económicos de la pandemia y el confinamiento también tendrán costos e implicaciones políticas en las bases del

México no será la excepción al adaptarse a los nuevos hábitos de consumo a nivel mundial que de acuerdo a un estudio reciente de McKinsey & Company, junto a los nuevos esquemas laborales —como el trabajo remoto—, incluyen: la reducción de la frecuencia en viajes, traslados, visitas a tiendas y centros comerciales; la disminución del gasto en bienes no esenciales, por ejemplo: electrodomésticos. Asimismo, la dificultad para adquirir productos habituales a causa del desabasto; el incremento en servicios de entrega, aplicaciones digitales y comercio en línea.Quizá, los cambios más importantes en nuestro país sean los que se deriven de la crisis sanitaria en el sector salud: históricamente, las pandemias han transformado también los sistemas sanitarios del mundo, y mientras no haya vacuna o cura para la COVID-19, la principal preocupación y foco para las políticas públicas será la salud de los mexicanos.

El coronavirus, además de ser un parteaguas en las formas de hacer negocios en el sector salud, también lo está siendo en el sistema de salud mexicano. Medios, tanto nacionales como extranjeros, han documentando la crisis actual en México por

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gente, el manejo de pacientes, el control farmacológico de enfermedades como la COVID-19 y la sistematización de estas modificaciones.

La pandemia ha tomado por sorpresa al mundo y a México, una partícula microscópica está cambiando instituciones, empresas, gobiernos, finanzas, políticas, mercados,

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formas de relacionarse y trabajar, entre otras cosas. Lo que se consideraba normal está dejando de serlo. El coronavirus se ha apoderado de la agenda, la cotidianidad y la certidumbre. La nueva normalidad en nuestro país viene acompañada de grandes desafíos, en diversos ámbitos y espacios, para todos.

31 el desabasto de fármacos, la saturación de los hospitales, el sobreprecio en la adquisición de insumos para atender la pandemia, la violencia y el descuido hacia el personal médico, la insuficiencia de pruebas para detectar el virus y la falta de certeza en las cifras oficiales del gobierno.

El sistema de salud mexicano estaba en camino de modificar su modelo, con el cual intentaría ampliar sus esquemas de protección y salubridad. El coronavirus llega en medio del proyecto, obstaculizando esta búsqueda de mejora en los servicios de salud, reasignando sus recursos para atender a las personas contagiadas, y como lo declaró recientemente la Organización Mundial de la Salud (oms), para quedarse por tiempo indefinido.

Este organismo también ha apuntado que la pandemia y el confinamiento empeorarán el número alarmante de casos de ansiedad, depresión, alcoholismo y adic-

ción en el mundo, problemas graves que los sectores públicos y privados no deben ignorar. La última Encuesta Nacional de Salud Mental arrojó que el 18 % de la población urbana en edad productiva sufre alguno de estos problemas; en México, más de tres millones de personas son adictas al alcohol, trece millones al tabaco y más de 400 000 personas a las drogas. La oms ha exhortado a empleadores y autoridades a atender estos casos de manera urgente, desplegando personal calificado y capacitado, que en México ha demostrado ser insuficiente por la falta de inversión e interés en la materia frente a la alza de las cifras en salud mental.

Otro de los retos que enfrenta el sector salud se relaciona con los cambios que la pandemia provoque en las Normas Oficiales Mexicanas (nom), con respecto a la demanda de servicios de salud que se han tenido que implementar de forma ur-

Deterioro estratégico ante la COVID-19 Mario Vignettes*

consultor independiente en Strategy Beyond Market y doctor en Derecho por la unam 32

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L *

Es titular de la asignatura Teoría de la Estrategia en el Instituto Nacional de Administración Pública (inap). Se desempeñó 23 años en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) en labores analíticas, legales y docentes.

a pandemia de la COVID-19 es la amenaza más desafiante desde la Segunda Guerra mundial entre otras razones, porque los impactos dañosos del contagio fueron catalizados por las externalidades de la globalización tales como el turismo o la migración, el comercio internacional o el flujo de información. Está en la misma categoría que el calentamiento global pues ambos fenómenos son difusos en el sentido de que sus consecuencias son mediatas y ambas son abstractas para la gran mayoría de los humanos porque las relaciones causa-efecto de su dinámica no son intui-

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primera generación de académicos occidentales enmarcó teóricamente el comportamiento soviético en plena Guerra Fría (Snyder, 1977). La segunda generación se desarrolló en la década de los noventa y amplió el campo de estudio hasta abarcar otros temas de seguridad asimismo estudió el nudo entre cultura estratégica y comportamiento (Gray, 1986). La tercera generación de estudiosos aplica el bagaje analítico de las dos generaciones anteriores a las amenazas difusas. Trasciende el estereotipo nacionalista que prevaleció en la primera generación y se aparta del paradigma militar, es decir, el supuesto de que el uso de la fuerza es necesario para superar toda crisis de seguridad. El ejemplo a mano es la pandemia de la COVID-19 donde los primeros respondientes son epidemiólogos o sanitaristas.

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tivas, requieren reflexión antes de actuar para acotarlas. ¿Por qué algunos países serán más resilientes cuando concluya la pandemia? No es una cuestión tan simple como la disposición de recursos. Tiene que ver con la educación de los pueblos, la fortaleza de las instituciones y la calidad de las decisiones gubernamentales y la confianza que infundan. Los estrategas geopolíticos y geoeconómicos analizan y evalúan las decisiones de los gobiernos con diversas herramientas para formarse juicios que alimentarán decisiones de sus propias corporaciones o gobiernos, respecto de los mandatarios, las empresas y las poblaciones extranjeras.

Con esa inteligencia estratégica intentarán posicionar sus economías y proteger sus intereses en la actual arena internacional, cambiante e incierta.

Periodos en la evolución de la cultura estratégica La cultura estratégica se desarrolló en tres etapas como herramienta analítica. La

Cultura estratégica En casi 50 años de producción académica se han propuesto diversas definiciones de nuestro tópico. Johnston (1979) destaca que «diferentes Estados tienen diferentes estrategias preferidas que están enraizadas en experiencias tempranas y formativas de cada Estado, y están influenciadas en algún grado por las características filosóficas, políticas, culturales y cognitivas del Estado y sus élites.» Es evidente que la pandemia de la COVID-19 fue entendida de forma distinta por cada uno de los actuales líderes mundiales. Ninguno imaginó sus alcances, algunos anticiparon sus consecuencias nacionales, pero muy pocos lograrán ubicar a su país en una posición ventajosa en el mundo postpandemia. Su cultura estratégica será el factor central para adaptarse rápida y eficientemente.

Todos los autores coinciden en que la cultura estratégica es un «sistema de símbolos» asumidos colectivamente, cuya función es guiar el comportamiento de países y las decisiones de sus gobernantes. Gray (1999) la define como «las ideas, actitudes, tradi-

ciones, hábitos mentales y métodos de operación preferidos, persistentes y transferidos socialmente, que son más o menos específicos de una comunidad de seguridad basada geográficamente que ha tenido una experiencia histórica necesariamente única.»

De ello se sigue que malos hábitos mentales, tales como decidir sobre creencias sesgadas o información no confirmada, degradan la calidad de las decisiones estratégicas y sientan precedentes que aprovecharán otros actores estratégicos como Estados, organismos internacionales, empresas multinacionales, organizaciones no gubernamentales e incluso delincuentes trasnacionales.

La cultura estratégica se forma en las crisis nacionales y todas ellas tienen un valor formativo para la identidad nacional.

Longhurst (2000) concibe la cultura estratégica formada de tres componentes que pueden ubicarse en círculos concéntricos.

De adentro hacia afuera tenemos: Primero: Los «elementos fundacionales» es ese sistema de símbolos ya referido y determina las cualidades de una cultura estratégica dada. Tales elementos esta-

blecen una especie de «paradigma nacional» en asuntos estratégicos pues casi son inmutables. Así se pueden clasificar a los Estados como defensivos o agresivos, aislacionistas o cosmopolitas, líderes o seguidores, etcétera.

Segundo: Las «posiciones políticas» son las interpretaciones actuales respecto de la mejor forma de promover los «elementos fundacionales» a través de los canales propios de la política pública. Para enfrentar una crisis en unidad debe haber un amplio consenso que las apoye. En nuestro medio equivalen a «decisiones políticas fundamentales» (Reglamento, art. 9 fr. 1).

Tercero: Las «prácticas regulatorias» son las políticas públicas, las peticiones oficiales y las acciones de gobierno que fungen como canales de aplicación de las «posiciones políticas» y encuentran referente legitimador en los «elementos fundacionales». Un gobierno eficiente e informado es capaz de cambiar esas prácticas para anticipar o adaptarse a las circunstancias particulares de cada crisis.

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Aplicar esta herramienta analítica al caso mexicano, es útil para tener claridad de nuestra posición frente al entorno estratégico que plantea la COVID-19:

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• Entre los «elementos fundacionales» de la cultura estratégica mexicana se cuentan, entre otros: a) la creencia que la aplicación de la fuerza por parte del Estado es ilegítima, de ahí los linchamientos, por ejemplo. Esta creencia priva desde el origen a cualquier política pública de apoyo popular, y b) la confusión entre uso de la fuerza y el ejercicio de violencia. El Estado tiene la función de preservar la seguridad en todas sus modalidades incluso mediante el empleo legítimo de la fuerza, de la cual tiene el monopolio.

Si lo hace incumpliendo los requisitos y límites impuestos por el Derecho vigente, ese acto se convierte ilegal y por tanto en un acto violento. El sesgo es que el Estado ejerce violencia siempre que intenta imponer el orden o aplicar la ley. Por ello, desde la Segunda Guerra mundial todos los ejecutivos federales se resisten a aplicar la suspensión de garantías prevista en el artículo 29 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los legisladores federales se han abstenido de reglamentarlo, a pesar de ser una «práctica regulatoria» legítima y utilizada casi universalmente en crisis nacionales.

Esto podría remediarse en dos o tres generaciones. Cada acto de autoridad que se ejerza dentro del Estado de Derecho contribuye a este propósito. Pero cada masacre o abuso de autoridad resta mucho al efecto legitimador.

• En materia de posiciones políticas la actual administración federal eliminó de su vocabulario la «seguridad nacional» de todos los documentos programáticos que ha emitido. En el Plan Nacional de Desarrollo vigente la noción de «seguridad pública» se ex-

tiende hasta nulificar la de «seguridad nacional» por razones que rebasan este comentario. Pero el efecto actual en México de esa ablación se expresa en la incapacidad de reconocer en la COVID-19 una amenaza a la seguridad nacional. Pensar que esta es una crisis sanitaria demuestra un comportamiento gubernamental parcial y reactivo que coloca a la nación en una posición vulnerable. La pandemia de la COVID-19 hizo evidente a nivel internacional la severa contracción en la cultura estratégica mexicana.

Esto podrá solucionarse a partir de 2025 siempre que la autoridad federal comprenda la vulnerabilidad que supone ignorar el concepto de seguridad nacional. Existen instituciones federales, procedimientos, normas y sistemas propios de la seguridad nacional que están funcionando actualmente, pero son ignoradas por el liderazgo nacional.

• Por lo que hace a la «prácticas regulatorias» es evidente que la irrupción de la COVID-19 impuso una sorpresa estratégica para el gobierno mexicano. Su respuesta fue otorgar a la cancillería la coordinación de acciones, ignorando entre otros los artículos 12 y 13 de la Ley de Seguridad Nacional y el artículo 11 de su Reglamento que la deposita en la Secretaría de Gobernación.

El remedio es sencillo desde el punto de vista legal: aplicar el Derecho de la Seguridad Nacional vigente en México.

Conclusiones El Gobierno federal experimenta un empobrecimiento de su cultura estratégica porque su comportamiento frente a la crisis mundial de la COVID-19 denota que no la concibe como una amenaza difusa de seguridad nacional. Ello a pesar de que cuenta con el andamiaje legal y administrativo necesario para hacerlo y más importante,

para impulsar una recuperación eficiente de todos sectores sociales y económicos.

En el mundo postpandemia otros actores estratégicos capitalizarán oportunidades para hacer avanzar sus intereses económicos, sociales y políticos aprovechando las vulnerabilidades mostradas por México.

Ello repercutirá negativamente en el desempeño de las empresas mexicanas y en el bienestar de nuestra población.

Referencias Snyder, Jack L. (1977). “The Soviet Strategic Culture: Implications for Limited Nuclear Operations”, RAND Corporation.

Johnston, Alastair Iain. (1979). “Thinking about Strategic Culture”, International Security, Vol. 19, num. 4.

Gray, Colin S. (1986). Nuclear Strategy and National Style, Hamilton Press.

Gray, Colin S. (1999). Modern Strategy, Oxford University Press.

Longhurst, K. (2000). Strategic Culture: The Key to Understanding German Security Policy, University of Birmingham Press.

Ley de Seguridad Nacional. de 2005.

dof

31 de enero

Reglamento para la Coordinación de Acciones Ejecutivas en Materia de Seguridad Nacional. dof 29 de noviembre de 2006.

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Balance Legislativo del segundo periodo de sesiones ordinarias (Febrero- abril, 2020) 38

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l Congreso de la Unión concluyó el 30 de abril pasado los trabajos correspondientes al segundo periodo de sesiones ordinarias del segundo año de ejercicio de la LXIV Legislatura. En medio de la emergencia sanitaria derivada de la COVID-19, las sesiones fueron suspendidas en ambas Cámaras, quedando pendientes diversos proyectos que formaban parte de la agenda definida por los grupos parlamentarios.

Como en otros periodos legislativos, prevaleció la discusión y aprobación de los pro-

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yectos prioritarios para el Ejecutivo Federal, entre ellos: la Ley de Amnistía, la Reforma al artículo 4o. constitucional para incorporar en la Carta Magna los programas de bienestar como: pensión a adultos mayores y personas con discapacidad, becas a estudiantes de educación básica y la creación del Sistema de Nacional de Salud para el Bienestar, así como reformas a la Ley de Instituciones de Crédito y el Código Civil Federal para facilitar la apertura de cuentas bancarias a menores de edad.

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El bloque mayoritario liderado por el grupo parlamentario de MORENA en ambas Cámaras del Congreso, facilitó las reformas promovidas por el Presidente López Obrador, que a su vez buscan consolidar el proyecto de la cuarta transformación. Con el cierre de este periodo, se reitera cómo desde el inició de la LXIV Legislatura, se ha promovido y priorizado la agenda del Ejecutivo Federal. Con las reformas aprobadas recientemente, únicamente restaría la aprobación de la reforma constitucional para eliminar el fuero o inmunidad a los servidores públicos.

Durante este periodo, también se aprobó la Ley para el Fomento y Protección del Maíz Nativo y hubo avances en el análisis y discusión de otros temas como la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación que forma parte del paquete de reformas secundarias necesarias para la implementación del T-MEC y una reforma integral para garantizar la paridad de género en diversos órganos y dependencias de la administración pública. Entre los temas de la agenda que fueron aplazados durante este periodo, destacan: • Regulación del esquema de subcontratación (outsourcing) en la Ley Federal del Trabajo • Ley General para el control del Cannabis • Reforma integral al Poder Judicial • Ley de Economía Circular • Ley de Propiedad Industrial • Elección consecutiva de legisladores Aunado a estos temas, también quedó pendiente el nombramiento del Comisio-

nado Presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones, Comisionados dela Comisión Federal de Competencia Económica y Consejeros del Instituto Nacional Electoral, siendo estos últimos de gran relevancia de cara a los procesos electorales en Coahuila e Hidalgo.

Otro de los grandes temas pendientes es la iniciativa presentada por el Ejecutivo Federal que reforma la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria a través de la cual se permite la reasignación de recursos del presupuesto de egresos de la federación, fin de destinarlos para la atención de crisis económicas y sanitarias.

Hablando de números, en el Senado de la República se efectuaron un total de 40 sesiones de las cuales 38 fueron ordinarias y 2 solemnes; se presentaron 744 iniciativas y 533 Puntos de acuerdo. De igual forma, durante este periodo se aprobaron un total de 5 nombramientos y se recibió un instrumento internacional (sobre intercambio de información de asuntos aduaneros entre México y Guatemala). En la Cámara de Diputados se llevaron a cabo un total de 25 sesiones de las cuales 22 fueron ordinarias, 2 solemnes y una en la que la Cámara se instaló en Jurado de Procedencia; se presentaron 1146 iniciativas y 1111 Puntos de acuerdo, así como la ratificación de 2 nombramientos.

Como es posible visualizar, la suspensión de sesiones no implicó reducción en la presentación de proyectos por parte de los legisladores, en comparación con periodos y legislaturas anteriores, tanto la Cámara de Diputados como el Senado, se presentó un mayor número de iniciativas y puntos de acuerdo, que debido a la actividad atípica del Congreso en estos meses, no lograron ser atendidos. Asimismo, como en

periodos anteriores, se llevaron a cabo diversos ejercicios de Parlamento Abierto para incorporar a especialistas y la sociedad en general, respecto de las discusiones en ambas Cámaras.

La conclusión de un periodo más de la LXIV Legislatura, permite visualizar que el grupo mayoritario en el Congreso (MORENA, PES, PVEM) ha logrado la aprobación de reformas secundarias sin la participación de las demás fuerzas políticas representadas en el Congreso, sin embargo, esto también ha puesto de manifiesto un observancia casi total de la agenda del Ejecutivo dejando de lado el trabajo promovido por los propios legisladores.

Los legisladores tienen una serie de compromisos que cumplir al finalizar la jornada de sana distancia; en este sentido, se estima probable la convocatoria a dos o más periodos extraordinarios previos al periodo que iniciará en el mes de septiembre -en el que la actividad legislativa se centra en los temas económicos-, para aprobar las reformas secundarias vinculadas a la entrada en vigor del TMEC y de lograrse los acuerdos necesarios, la iniciativa presidencial que permite la reasignación presupuestal para la atención de emergencias.

La construcción de acuerdos entre todas las fuerzas políticas será fundamental en los meses venideros no sólo para atender los temas pendientes, sino también para plantear desde el Congreso de la Unión, medidas y alternativas para la reactivación económica post COVID-19, en el que se incorporen las propuestas no solo del Ejecutivo Federal, sino de los sectores social y empresarial que han tenido un papel de proactividad muy relevante en el planteamiento de soluciones ante el contexto actual que atraviesa el país.

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