Montia es un restaurante situado en el centro de San Lorenzo de El Escorial, en un pequeño local que cuenta con espacio para ocho mesas y apenas 30 comensales. Nada más traspasar la puerta uno entiende que está un lugar diferente. Amplias cristaleras, chimenea, maderas naturales, luz, agua y peces que crean un ambiente relajante y acogedor. Las mesas, vestidas con elegancia y con una buena separación entre ellas, invitan a disfrutar de todo lo que vendrá. Vajillas que irán sorprendiendo sin distraernos de las grandes recetas que degustaremos. Todo con un servicio joven y volcado en el cliente transmite entusiasmo al explicar cada detalle de su oferta. Aquí no hay carta, ni tan siquiera de vinos o bebidas. Sólo dos menús que cambian según el mercado y sus correspondientes maridajes. ¿Sólo?
Dos menús irresistibles El corto, se compone de tres aperitivos, cuatro platos, quesos y un postre, mientras que al largo hay que sumarle un plato principal y otro postre. Todo al increíble precio de 30 y 40 euros respectivamente, a los que hay que sumar 12 o 15 euros en el caso de pedir el maridaje. Una vez situados y predispuestos a dejarnos llevar comienza el festín. Lo primero que llega es el agua del manantial Fuente de la Teja, ubicado en el cercano monte Abantos y unos fantásticos panes de trigo y kamut de la Finca Ecológica Río Pradillo, de Cercedilla. Para acompañarlos la deliciosa mantequilla de La Colmenareña. Básicos que tantas veces se dejan en el olvido y que aquí se visten con la mejor calidad de la zona.
Los entrantes: sorprendentes combinaciones A continuación tres aperitivos para ir abriendo el apetito. Un ligero, refrescante y equilibrado ajo blanco de melón; una divertida mini pizza de sardinas ahumadas con olivas, que nos traslada a los sabores de Italia sin movernos del lugar; y unas croquetas de espinacas con judías verdes que nos traen a la memoria esas cremas de fin de semana en casa, puro sabor de la niñez. Los entrantes comienzan con el helado de berros con sandía, taquitos de bacalao y crema de remolacha. Amargos, dulces y salados en una perfecta mezcla de sabores que se complementan. Sensaciones que se repiten con la ensalada de corujas, berenjena, queso fresco, avellanas y lascas de apio. Frescor y texturas en una buena combinación en la que destaca un destacable queso ácido que da al plato una interesante profundidad.
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