TIEMPO PARA APRENDER A partir de este punto comienza en el verdadero aprendizaje. Limpiar la cocina, recibir las mercancías, conocer los productos, limpiar el pescado, lavar el arroz. Y descubrir la cultura de la pausa, la calma y el respeto a las materias primas. Dos años después llegó en siguiente California y poco después la fortuna reaparece. “El dueño abrió un nuevo local y me ofreció ir a hacer sushi allí. Al año y medio viene un señor se sienta en la barra, le doy de comer y me dice que busca cocineros porque va a abrir un restaurante en Santiago de Chile”. Dudas, temores y quince días de pruebas que abrieron una nueva etapa. La aventura en el extranjero. Un paso más para seguir creciendo. “En Chile estuve cuatro años en los que fui feliz. Aprendí a respetar lo que hago, pero también a no hacer siempre lo que me dicen. Ahí me empiezo a plantear que puedo aportar algo. Que puedo añadir algo diferente. Quería que el producto prevaleciera pero poder añadir otras cosas que sirvieran de complemento”. Pero esta etapa tenía fecha de caducidad, una vez más la toma de decisiones y tras ellas la conquista de Europa.
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