la prota del mes
Sonia Ramos Bárcena Hermana Franciscana de la Inmaculada
“El ayer y el hoy son una experiencia de unificación y Dios está en ella”
D
e niña quería ser química, como su padre. De adolescente médico. Pero al final Dios tiene sus caminos y Sonia Ramos es hoy hermana Franciscana de la Inmaculada y maestra y, aunque actualmente ya no ejerce, la vocación nunca desaparece. La película “Mandy”, que narra la historia de una niña “sordomuda”, cambió su vida. En ella quedaba patente la importancia de la educación en la vida de aquellos niños que lo tienen más difícil. A partir de ese momento tuvo claro que quería dedicar su vida a ayudar a los niños sordos. Decidió ser maestra y después hacer la especialidad, algo que no entendió demasiado bien su familia ya que por entonces era una profesión casi desconocida. Con ilusión consiguió ser “profesora especial de sordomudos”. En esos años coincidió con las Franciscanas de la Inmaculada que desde 1887 mantienen una opción preferencial por el niño sordo y el ciego y no lo dudó. Ese era su lugar. En Barcelona tuvo su primer destino. Allí sus alumnos eran a la vez su gozo y su fracaso “la sordera estaba ante mí como una muralla que me impedía llegar hasta la profundidad de cada uno y darle mano. Siempre lo sentí así. Veía todo su potencial humano aislado por un muro que no sabía cómo romper”, decía Sonia. En los años 80 la congregación entró en contacto con la metodología verbotonal que permite estimular un resto mínimo de percepción auditiva y el desarrollo del lenguaje. Posibilita estar en el aula y con el alumno de otra forma. Por fin era posible soñar una educación distinta. Después vinieron años al servicio de gobierno de su congregación. Dejó el aula y a los niños, pero tuvo la oportunidad, a través de la ONGD de la Franciscanas de la Inmaculada, Ecosol-sord, de trabajar con niños sordos en países empobrecidos y de colaborar en la formación universitaria del profesorado de Educación Especial de Perú y El Salvador. Además comparte la satisfacción de haber ofrecido a más de 150 niños y niñas sordos de diversos países el don inestimable de un implante coclear, junto a la solidaria profesionalidad del doctor Luís García-Ibáñez, de Barcelona. Por último, no podemos olvidar la labor que Sonia lleva desarrollando desde hace más de 20 años en Escuelas Católicas como responsable del equipo de Educación Especial, en los que afirma haber recibido más de lo que ha podido dar. En estos años ha coordinado junto a su equipo la celebración de jornadas y creación de publicaciones para que nunca olvidemos la atención que merecen aquellos alumnos con Necesidades Educativas Especiales. Gracias Sonia por poner tu vocación al servicio de los que más lo necesitan.
diciembre 2019
revista de escuelas católicas
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