VERSUS 1. ¿REALMENTE ESTAMOS EN UNA GUERRA? No, una guerra es en contra de otro país; lo nuestro es interno y son sólo conflictos de baja intensidad que no afectan la estabilidad social en general, sólo a aquellos individuos o sectores que tienen relación directa o indirecta con actividades de narcotráfico. 2. ¿LOS DISTINTOS CUERPOS DEL ORDEN PÚBLICO ESTABAN CAPACITADOS DESDE UN INICIO PARA COMBATIR AL NARCOTRÁFICO? Claro que no, fueron aleccionados para encubrir las acciones de los narcotraficantes desde hace mucho tiempo, y cuando se les exigió atacar el fenómeno del narcotráfico fueron rebasados por su falta de doctrina, espíritu de compañerismo y falta de entrenamiento específico en este tipo de conflictos. 3. ¿EXISTE, DETRÁS DE TODA ESTA “BATALLA”, UN PLAN INTEGRAL QUE CONSIDERE TODAS LAS ARISTAS DEL PROBLEMA DE INSEGURIDAD QUE SE VIVE EN MÉXICO? Sí, pero éste contempla metas a largo plazo que no se cumplen en un sexenio y que debe ser aplicado no sólo por el Presidente, las fuerzas armadas u otro organismo o institución, sino por la misma sociedad con sus acciones diarias: desde el hogar y en la escuela, creando una cultura en contra de las delicias vanas y ficticias que ofrece el narcotráfico a la juventud mexicana. 4. ¿SE CUENTA CON UNA ESTRATEGIA PARA CONTRARRESTAR LAS ACTIVIDADES FINANCIERAS DE LOS CÁRTELES DE DROGA? Por supuesto que sí. La extinción de dominio es una de ellas, así como coordinaciones con otros países en acuerdos, tratados y pactos internacionales de apoyo recíproco. 5. ¿VAMOS GANANDO O VAMOS PERDIENDO EN ESTA “GUERRA CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO”? No vamos ganando ni perdiendo… se está haciendo lo correcto y lo que debería haberse hecho hace tiempo. Lo más fácil es decir que las cosas van mal, pero si está mal, ¿entonces qué estrategia proponen? Recomiendo a los lectores no caer en juegos políticos de los partidos opuestos al actual, ahora que se acercan las elecciones presidenciales del 2012… Oficial encubierto de la armada con 30 años de servicio en operativos contra el narcotráfico.
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042 junio-julio 2011
1. ¿REALMENTE ESTAMOS EN UNA GUERRA? No estamos en una guerra en el sentido jurídico ni en el sentido social, lo que estamos viviendo es una escalada de delincuencia que debe atajarse con las instituciones de seguridad y justicia. La utilización del término "guerra" ha sido un craso error por parte de la política de seguridad ya que genera una percepción equivocada: la guerra autoriza a matar, el combate al delito no; la guerra divide a la sociedad entre enemigos, la lucha contra el delito sólo nos permite hablar de delincuentes. En mi opinión, esta terminología se ha utilizado para tratar de generar mayor apoyo de la sociedad, pero a la larga se revertirá. 2. ¿LOS DISTINTOS CUERPOS DEL ORDEN PÚBLICO ESTABAN CAPACITADOS DESDE UN INICIO PARA COMBATIR AL NARCOTRÁFICO? Evidentemente el problema nos ha superado. Se trata de tener la capacidad de inteligencia para encontrar, detener y, en su caso, someter a juicio a los criminales; pero existen muchos retos para poder contar con policías confiables, ministerios públicos suficientes y eficaces en la investigación y jueces que realmente sean incorruptibles. México se encuentra en una situación crítica porque el descuido en el que tuvimos a nuestras instituciones — y me refiero a la infiltración de la corrupción— no las hace confiables para este reto. Esto no quiere decir que no debía combatirse el crimen organizado, pero debió hacerse con un plan paralelo, realmente intenso, de renovación institucional. Lamentablemente no fue así. 3. ¿EXISTE, DETRÁS DE TODA ESTA “BATALLA”, UN PLAN INTEGRAL QUE CONSIDERE TODAS LAS ARISTAS DEL PROBLEMA DE INSEGURIDAD QUE SE VIVE EN MÉXICO? Durante el inicio de esta "guerra" no existía el diagnóstico ni el plan; éste se fue haciendo conforme el problema crecía. Ahora empieza a haber una visión más integral. Alguna vez dijo el Presidente que a él le pasó como al cirujano que abre a un paciente y encuentra una infección generalizada. Ése es el punto: se procedió sin conocer la magnitud del problema y resulta que la situación actual es peor que la inicial porque no se previeron las dificultades con las cuales se enfrentarían. 4. ¿SE CUENTA CON UNA ESTRATEGIA PARA CONTRARRESTAR LAS ACTIVIDADES FINANCIERAS DE LOS CÁRTELES DE DROGA? Este es uno de los puntos que debe privilegiarse porque es la forma más eficaz de quitar a las organizaciones su fuerza y sostén: sin dinero no pueden mantenerse ni actuar. Sin embargo, esto implica un amplio acuerdo internacional para que puedan rastrearse los fondos que genera la actividad criminal; no es un tema que deba manejarse sólo a nivel nacional. El objetivo debe ser identificar las operaciones de lavado, decomisar los bienes y el dinero, detener a los involucrados. En este ámbito es muy probable que se encuentren relacionados personajes de influencia política y económica. 5. ¿VAMOS GANANDO O VAMOS PERDIENDO EN ESTA “GUERRA CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO”? Creo que los costos y las pérdidas, tanto humanas como materiales, son incalculables y nos traerán muchos problemas a futuro; en el siguiente sexenio debería existir un órgano del gobierno que se ocupe de la atención a las víctimas. Por el camino que vamos, creo que seguiremos ahondando el problema y no lograremos revertir el índice de criminalidad. Hay que cambiar las prioridades. Lo que ha sucedido estos años habrá servido para despertar a la sociedad civil —que debe ser mucho más activa y constructiva—, para hacernos conscientes de nuestras debilidades y hacernos trabajar hasta convertirlas en fortalezas. Por lo demás, se recordará como una época de gran sufrimiento, sin norte, sin claridad, sin causa. Ricardo J. Sepúlveda Iguíniz. Miembro del Consejo Consultivo de la CNDH.