Eneas CF Magazine 1er Trimestre 2012

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Como ya vimos en anteriores artículos, son especialmente claves en un MBO el análisis de las posibilidades de éxito de la operación, el acuerdo entre el equipo directivo, contar con unos asesores experimentados y alineados con el éxito de la operación, y realizar un buen plan de negocio. Tras estos aspectos, la última pieza fundamental en todo el entramado de acciones y decisiones que conforman una operación de MBO son los socios con los que se afrontará la nueva andadura al frente de la compañía. Tras la realización del plan de negocio comienza la decisiva fase de búsqueda de potenciales socios e inversores que estén dispuestos a acompañar al equipo directivo en el reto de tomar las riendas de la empresa. En esta búsqueda de posibles inversores, los asesores financieros juegan un papel determinante, ya que por norma general serán ellos quienes busquen, analicen y contacten con los potenciales socios, sin perjuicio de contar con las opiniones e indicaciones del propio equipo directivo. Los asesores evaluarán todos aquellos posibles inversores que puedan mostrar interés en el sector donde la empresa tiene su core business; aquellos posibles inversores que ya estén presentes en empresas relacionadas con el sector o que lo hayan estado en el pasado con resultados satisfactorios, puesto que ya conocen el negocio y sus particularidades; y en general todos aquellos posibles inversores que se adapten en cuanto a estructura y tamaño de la operación, estudiando por ejemplo si sus objetivos son la toma de posiciones mayoritarias o minoritarias, si prefieren inversiones de corte sectorial o geográfico, o si tienen capacidad y solvencia financiera suficiente para afrontar la inversión necesaria en el MBO. Por norma general, los indispensables compañeros de viaje en cualquier MBO suelen ser de dos tipos, Entidades de Capital Riesgo (ECR) e inversores privados no institucionales. No es frecuente que las Entidades de Capital Riesgo participen directamente en los asuntos de la gestión diaria de la empresa, sino definiendo y orientando la estrategia y tomando parte en los órganos de control societario. Las inversiones de las ECR suelen tener una duración de entre 3 y 7 años, por lo que los mecanismos de desinversión normalmente quedan establecidos durante la negociación del MBO. Uno de los aspectos más positivos que ofrece la entrada del Capital Riesgo en un MBO es que se multiplican las posibilidades de crecimiento y expansión del negocio, ya que la rentabilidad en el medio plazo es un objetivo primordial para este tipo de socios. El otro tipo preferente de potenciales socios inversores son los inversores privados no institucionales, también conocidos como “Business Angels”. Los inversores privados suelen clasificarse en grupos familiares, industriales e inversores individuales; y generalmente aportan sus recursos para participar en proyectos empresariales más a largo plazo que las ECR, puesto que su compromiso con las inversiones realizadas suele conllevar una mayor implicación en el día a día de la compañía y suele tener una vocación de permanencia más elevada que las inversiones efectuadas por las ECR. Una vez vistos los principales potenciales inversores, hay que resaltar una característica común a todos ellos en una operación de MBO; los inversores siempre requieren equipos directivos preparados y que se complementen, con capacidad de trabajar de forma conjunta y que sean capaces de cubrir todo el core business de la empresa. Los inversores no buscan exclusivamente “Messis” ni “Cristiano Ronaldos” de la dirección, el liderazgo es importante, sí, pero no buscan al ejecutivo más excepcional, sino a aquellos capaces de gestionar y actuar conjuntamente en aras del beneficio de la empresa, ya que un MBO con éxito se consigue gracias al esfuerzo conjunto de todo el equipo de gestores.


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