LA ESCALERA Perdió la voz un día que estaba jugando en la barandilla de la escalera. Más abajo, en el rellano del primer piso, un hombre y una mujer se introducían candelas encendidas por los orificios más extraños y oscuros del cuerpo. Aquel niño salió huyendo de la escalera, sin girar la cabeza, y jamás volvió a recordar el camino de regreso a su casa. Aun hoy, de vez en cuando, sigue preguntando a los demás cuál es su domicilio.
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