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Salones y Festivales

La historieta asturiana

4.Salones y Festivales Desde que en 1968 se editó Cuto (primer fanzine con entidad relacionado con la Historieta, que abrió en España un camino reivindicativo en pro de este medio de expresión) muchas han sido las actividades culturales pro-Historieta que se han desarrollado: charlas, coloquios, reuniones, exposiciones, cursos, salones, etc. En esta vanguardia Asturias siempre ocupó un lugar preferente. De entre todas las acciones que se han desarrollado a favor de los tebeos desde este pequeño y no muy poblado trozo de nuestra nación, destaca la serie de Salones o Festivales que, de forma casi continuada, han ido surgiendo en una u otra ciudad de nuestra geografía, recogiendo unas el testigo que otras iban dejando: Gijón, Langreo, Oviedo, otra vez Gijón y Avilés. Sin llegar al sonrojo puede escribirse que Asturias, y más concretamente Gijón, fue donde se creó el Primer Salón o Festival Internacional de Cómics de España. Con tal afirmación estaríamos diciendo la verdad pero no toda la verdad. Antes que en Gijón otras ciudades celebraron encuentros que aglutinaron actividades muy similares en favor de los tebeos, reivindicando con todo rigor el derecho a que los cómics fueran reconocidos como portadores de un lenguaje moderno, como medio de comunicación de masas y también como un Arte propio del siglo XX. Sitges (1969), Valencia (1970), Sevilla (1971) y de nuevo Valencia (1972) fueron pioneras, pero Gijón fue la ciudad que, basándose en estos primeros intentos sin perpetuación, supo canalizar, propulsar, agrandar y darles la continuidad de la que aquellos carecieron. También por vez primera se logró reunir un plantel de autores procedentes de varios países, con lo que el marchamo de Internacional quedaba acuñado. 151


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Izquierda, página sobre las exposiciones de Trinca en Valladolidad y Gijón (1972), aparecida en el nº 49 de Trinca

Encima, dibujo de Ventura y Nieto, publicado en Bang! con motivo del Simposio del Cómic de Valencia (1972)

Movimiento Pro-Cómic Hoy no se puede dudar que todo lo que en este sentido existe en España, es herencia directa de lo que aquí se hizo, aunque algunos intereses centralistas tiendan a colgarse medallas y traten de olvidar este pasado inmediato. No todos los movimientos vanguardistas salen de las grandes urbes, de los presupuestos millonarios. En

este sentido, resulta esclarecedor el artículo publicado en un complemento del nº 7 de Aventuras Bizarras (ed. Forum, Barcelona 1984):

“... Por otra parte, parece que hay quienes creen que esto del Salón Internacional del Cómic y la Ilustración de Barcelona, es algo así como el invento de la pólvora, algo maravilloso, surgido de repente, del magín privilegiado de un genio del cómic hispánico. ¡Que equivocados están! Dejando a un lado los eventos extranjeros como los Salones de Bordighera, Lucca o Angouleme, la Bienal de Buenas Aires, más las innumerables COMICON -convenciones del Cómic- que desde hace muchos años se organizan constantemente a lo largo y ancho de los USA, hay que contar con los antecedentes españoles ¿españoles? Sí. Menos pretenciosos. Menos promocionados a través de los medios de comunicación. Con un presupuesto mucho menor. Pero antecedentes -y también consecuentes- españoles. Primero fue el intento de Sitges, allá por el verano de 1969, cuando al amparo del Festival de Cine de Terror, la Escuela Oficial de Cinematografía organizó (mal, pero organizó) una especie de “Encuentro” de profesionales con el nombre de I Reunión Nacional de

Dibujantes de la Historieta. Con exposición, comida de clausura, entrega de medallas, discurso oficial y todo eso. En junio de 1970 se realizó un nuevo intento de “Actos en torno a la Historieta”: la I Semana del Cómic de Valencia, organizada por el Círculo de Amigos de la Historieta (C.A.H.) entonces existente en dicha ciudad. Junto con una exposición se desarrollaron tres conferencias sobre el medio, liquidándose la experiencia con un saldo de buenas intenciones y muy pequeños logros. Después, en mayo de 1972, fue el I Simposio del Cómic, que organizó en Valencia la revista Trinca. Otra vez exposición, ciclo de conferencias, mesas redondas y todo lo que podía contribuir a la mayor difusión de la Historieta incluidos los invitados profesionales. Uno de los frutos más interesante fue el encuentro de distintos teóricos de la historieta, quienes crearon -sobre el papel- la Asociación de Críticos y Estudiosos Españoles del Cómic, que a su vez creaba sobre la marcha los Premios de la Crítica. Habrá que esperar hasta septiembre de 1973 para que en Gijón, al amparo del

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Catálogo de la muestra de Cómics en el Museo de Sevilla (1971)

Certamen Internacional de Cine para Niños, tenga lugar un EncuentroHomenaje al Cómic y a sus autores. Este acto tuvo ya una especial dimensión al contar con sus correspondientes exposiciones, concursos, premios concedidos por un jurado internacional -presidido por Emilio Freixas- que otorgó el 1º Premio a Ventura y Nieto, charlas y coloquios y la consiguiente comida oficial. Lo de Gijón trajo cola y se institucionalizó en forma de “Feria del Cómic”, más concurso y premios, celebrándose durante varios años, siempre con su añadido de exposiciones, conferencias, stands editoriales, asistencia de profesionales, invitados extranjeros, etc. Fue su motor Isaac del Rivero, cuyo esfuerzo logró que Gijón adquiriera una importancia desproporcionada respecto de su valor real. Sin embargo, ello redundó en su formulación como modelo a imitar. Y vaya si fue imitado ...” A. Martín en Aventuras Bizarras # 7


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Derecha, página con una historieta de Fellini Debajo, noticias sobre los encuentros de Sitges (1969) en Bang

1972 como año promocional de la historieta Como suele acontecer en cualquier actividad en la que se desarrolle una fuerte y prolongada presión, de repente, sin que se sepa el por qué, se produce una eclosión. En el movimiento pro-cómic español esto acontece en 1972. Este año se convierte en el de la “Promoción de la Historieta”. Una ola de actos tebeísticos invaden la geografía española: libros, prensa, radio, universidad, salas de exposiciones, reuniones de aficionados... Todos quieren adherirse al movimiento. De entre ellos, con el objeto de establecer una idea cuantificada de la dimensión de lo acontecido es destacable lo siguiente: Mundo Joven semanalmente publica un apartado sobre historietas. Román Gubern publica el libro El lenguaje de los cómics, el diario El Alcázar

mantiene los miércoles una sección sobre este tema. Entre los meses de abril y junio se contabilizan ocho exposiciones relacionadas con los tebeos: Ferrol (1), Madrid (3), Mataró (1), Barcelona (3). En una de las organizadas en Barcelona arrojan un cóctel molotov sobre los originales destru-

yendo parte de ellos. Se crea el club DHIN que agrupa a los profesionales de la historieta cuya primera directiva preside el cineasta e historietista Francisco Macián. Emilio Freixas recibe una de las medallas que otorgan en la National Cartoonist Society de New York a los mejores dibujantes del mundo. El club DHIN participa en Italia con una exposición del trabajo de sus afiliados en el marco de la “III Giornata del Fumetto” de Génova. La revista de historietas Trinca que edita la editorial del Movimiento, Doncel, organiza exposiciones de originales y charlas sobre cómics. Primero en Valencia y posteriormente en Valladolid y Gijón, en el seno del X Certamen Internacional de Cine para Niños (24/30 de septiembre). En la de

Izquierda, invitados a las actividades de Gijón en 1972

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El libro de Luis Gasca Los Comics en la pantalla,editado por el Festival de San Sebastian en 1965

Página de Cavandolli (1973)

Homenaje al cómic y a sus dibujantes. Gijón, septiembre, 1973 Si 1972 fue el año “promocional de la historieta”, en 1973 se produce un notable hecho relacionado con esta forma de expresión en el seno del XI Certamen de Cine para Niños de Gijón. Una manifestación a favor del cómic que reunió las características exigibles a los Festivales o Salones Internacionales dedicados al cómic: la Feria del Cómic de Gijón. Tiempo atrás otros certámenes de cine habían hecho algún intento aislado en este sentido. El de San Sebastián con la edición en 1965 del libro escrito por Luis Gasca Los cómics en la pantalla. El de Terror de Sitges con los encuentros mencionados. El Certamen Internacional de Cine para Niños de Gijón hace años que atraviesa una profunda crisis que amenaza constantemente su continuidad. Isaac del Rivero, su director, ve en el cómic una actividad paralela que apuntale al decrépito Certamen y su permanencia como organizador del mismo. En Gijón se da un impulso notable a este tipo de manifestaciones. Conferencias, concurso, edición de historietas, coloquios, presencia de profesionales de diversos países, ciclos de películas

con soporte argumental en los cómics, feria del cómic, contactos a nivel internacional y lo que es más importante: resultados positivos que propician el reconocimiento internacional de la historieta española. En 1973, bajo el patrocinio y la tutela económica del XI Certamen Internacional de Cine para Niños (9/15 de septiembre) se organiza un “Homenaje al Cómic y a sus Dibujantes” que ocupa una parcela importante dentro de las actividades desarrolladas en esta edición del festival. La dimensión de esta parcela puede valorarse a través de las intervenciones que se realizaron relacionadas con la historieta: de las 58 páginas del Catálogo General del Certamen, 27 fueron destinadas al cómic, con artículos e historietas. Las firmas de Carlos Giménez, Jesús Blasco, Jan, Francisco Macián, Diego Galán, José Ramón Ballesteros, J. Valdés y Robert daban entidad a esta aportación comiquera. Con el título Influencias de la imagen fílmica en el dibujo infantil se programa-

Dibujo de Ventura y Nieto alusivo al Festival de Gijón, publicado en Bang! (1973)

Encima, Valencia, 1971

Gijón asisten, acompañando a la exposición, el subdirector de la revista Alfonso Lindo y el autor que en aquellos momentos está realizando las series de Manos Kelly y El Cid, Antonio Hernández Palacios, que da una conferencia sobre la relación entre cine y cómic y el papel de éste en la sociedad moderna, con el título Notas para una aproximación entre el cine y el cómic y que formaba parte del ciclo de charlas El cine y el cómic en la educación de los niños organizado por la Editorial Doncel, de la Delegación Nacional de la Juventud. Ciclo que estaría integrado, además de la ya reseñada, por Renacimiento español de las narraciones gráficas, impartida por Antonio Lara y El cómic en el mundo de la imagen, por Mario Tudela.

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El Cubri en 1973 (Gijón)

Debajo, fotos de algunos de los invitados y de Luis Gasca, tal como aparecían en Bang! (1973)

Página de la historieta ganadora de Ventura y Nieto

ron siete conferencias, de las cuales dos se dedicaron a la historieta. El total de los miembros que componían los Jurados Internacionales de Cine y de Cómic fueron trece. De ellos, doce eran personas directamente relacionadas con la historieta: Francisco Macián (dibujante de cómics, director de cine), Vasco Granja (investigador de cómic portugués), Rinaldo Traini (investiDerecha, uno de los Stands instalados en Gijón en el 73

gador italiano de cómic, director del Salón de Lucca), David Pascal (dibujante, directivo de la National Cartoonist Society), Jesús Blasco (dibujante), Emilio Freixas (dibujante), Osvaldo Cavandoli (dibujante, director de cine); Luis Gasca (investigador de cómics y cine), Popesco Gopo (investigador de cómics) y Antonio Martín (investigador y director de la revista de cómic Bang!). Además de los citados estuvieron invitados a este certamen: Bill Gallo (Presidente de la National Cartoonist Society), Chiqui de la Fuente, autor asturiano de cómics que en esa época publica en Trinca los

personajes Héctor y Oliver, Carlo Fabretti (investigador), Gabriel Arnao (Gabi) dibujante español pionero en publicar sus historietas más allá de nuestras fronteras y creador de los famosos personajes Sherlock López y Watso de Leche, Jean Claude Faur (investigador y director de la revista Bedesup), Mariano Ayuso (editor del fanzine Cómic Camp Cómic In), Fernan (dibujante), Federico Moreno, investigador de cómics, Alfonso Lindo (Subdirector de Trinca), Enric Sió (dibujante español premiado hacía poco tiempo con el Yellow Kid de Lucca), los dibujantes y directores de cine Cruz Delgado, Pablo Núñez y José Ramón Sánchez, y los flamantes ganadores del Concurso de Cómics que se había organizado: Ventura/Nieto y Hernández Cava/Santurio (El Cubri). Programación de dos ciclos de películas basadas en los cómics: uno de ellos presentado con el título de “Homenaje al Cómic” que estuvo compuesto por los films: Carlitos y Snoopy (Bill Meléndez) Diabolik (Mario Bava)

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Dibujo de Ventura y Nieto, alusivo a su estancia en Lucca, publicado en Bang

El Príncipe Valiente (Antonin Kachlik) Snoopy, vuelve a casa (Bill Meléndez) El segundo dedicado a los seriales (películas de jornadas) basados en personajes populares del cómic, proyectó las películas: Flash Gordon (1938, interpretado por Buster Crabbe) Dick Tracy (1941, interpretado por Ralph Byrd) King de la Policía Montada (1940, interpretado por Allan Lane)

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Positivos resultados Aparte de lo que esta manifestación significó dentro del panorama nacional de la historieta y a pesar de todas las limitaciones habidas (nunca fue suficientemente valorado, entonces, por los pretendidos estudiosos de este medio de expresión) fue una de las actividades desarrolladas en España que más propició la participación española en los principales Salones Europeos de Cómics y como consecuencia, el relanzamiento del tebeo nacional a nivel internacional. De ello dieron fe en su

Debajo, Gabi y Chiqui, dos de los invitados al Salón de 1973

momento los únicos medios de información especializados que se editaban: Bang! y Cómic Camp, Comic In, los cuales en relación con lo acontecido en Gijón en 1973 escribían: “... pero por encima de todo hay que resaltar los contactos verdaderamente humanos entre personas y cambios de opiniones y pareceres y las promesas de nuevos encuentros en Lucca ...” (Cómic Camp, Cómic In nº 8). “... Hasta aquí la información escueta, de última hora. Quedan en el tintero las múltiples reuniones celebradas entre las gentes del cómic, más un encuentro ya masivo para discutir la problemática del género, los planes para Lucca, etc.” (Boletín Bang! nº 40). A ello contribuyó el que en Gijón se reuniera un nutrido grupo de personalidades que tenían mucho que decir en el panorama mundial del cómic: Rinaldo Traini, director del “Centro Studi iconografici/imagine” de la Universidad de Roma y del Salón del Cómic de Lucca; Bill Gallo y David Pascal, presidente y directivo de la National Cartoonist Society de New York; Luis Gasca, investigador que integró el grupo de amantes del cómic que, en Europa, propicio el movimiento cultural a favor de este medio, junto con Alain Resnais, Frances Lacassin, Federico Fellini, Cesare Zavattini, etc., propulsor a


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Debajo, cartel de Lucca 9

su vez del primer Salón del Cómic Europeo celebrado en Bordighera (1965), que luego derivaría en el de Lucca; Francisco de la Fuente y Popesco Gopo, dirigentes del Visual Arts Group de la Organización Mundial de la Salud (el primero, presidente de este organismo), que en 1973 tenía mucho relieve mundial en relación con la Historieta, siendo muy influyente en cualquier tipo de manifestación que sobre este tema se organizase a escala mundial. Existen otros datos que ratifican la importancia de estos encuentros gijoneses. 1970: Lucca-6. A este Salón Internacional sólo asistieron dos o tres invitados españoles. De ellos Luis Gasca y Francisco de la Fuente eran ineludibles dado lo que representaban dentro de la organización de Lucca. 1972: Lucca-8. Sólo asisten con acreditación Víctor de la Fuente, Luis Gasca y Francisco de la Fuente. 1973: Lucca-9. Este Salón se celebró unos meses después de los encuentros organizados en Gijón. A él concurren por vez primera una participación nutrida de españoles: Víctor y Chiqui de la Fuente, Antonio Martín -que incluso pronunció una conferencia-, Gabriel Arnao (Gabi), Carlos Giménez, Ventura, Nieto, Emilio y Carlos Freixas, Alfonso Figueras, Francisco de la Fuente, Luis Gasca y Mariano Ayuso. Resulta evidente que la mayor parte de esta representación española había estado previamente en Gijón y habían salido beneficiados de los contactos que hicieron. A partir de ese momento la participación hispana irá en aumento tanto en el Salón de Lucca como en Angouleme, donde en 1975 asistieron unos quince invitados españoles, entre los que estaban incluidos los asturianos Isaac del Rivero y Faustino Rodríguez Arbesú y Sras.

Paso a paso, con tropiezos,

la Convención de Cómics de Gijón llega a 1979... y fin En el 74 se produce el primer cambio de denominación de estos encuentros, que de “Homenaje al Cómic y sus Dibujantes” pasa a “Concurso Internacional de Cómics de Gijón para Niños”, aunque por otros conductos se le llame “Feria de Publicaciones y Cómics”. Curiosamente, el concurso nunca fue internacional, sólo concurrieron españoles. El resto de las actividades englobadas bajo ese título, sí lo fueron. Una nueva modificación acaece en el 75 que será igualmente válida para el 76: el nuevo nombre es el de “Certamen Internacional de Cómics para niños”. Buscando nuevas perspectivas que no limiten las posibilidades de un nivel más amplio de participación, en la edición de 1977 se suprime el estigma que tanto daño ha hecho a la Historieta en relación con su reconocimiento como forma adulta de expresión; y desaparece el “para Niños”. En realidad era una imposición surgida como consecuencia de su dependencia económico-política del Certamen Internacional de Cine para Niños. En 1976 se decide que la reunión sobre cómic posee entidad propia y puede ser independiente. Calendario independiente y

presupuestos independientes serán las novedades que tendrá la edición de 1977, que además varía por enésima vez su título pasando a ser “Muestra Internacional de Publicaciones Infantiles y Juveniles y de Adultos”. Muestra que nunca llegó a celebrarse. En 1978 el Certamen reinicia su andadura pero tocado de un ala. A pesar de contar con un elevado presupuesto que ronda los tres millones de pesetas más premios, se hacen continuas improvisaciones. Una vez más se cambia la denominación adoptada para el 77 por la de “Muinter 78” (Muestra Internacional de Publicaciones Infantiles y Juveniles). Pierde por tanto el apartado de adultos y las dependencias de los grupos de poder económico, político, político-económico y comiquero son cada vez más ostentosas y egoístas. Se ha insistido en el trasiego de denominaciones por quedar reflejada en él la inestabilidad de criterios, así como las dependencias políticas y foráneas que conducirán, paso a paso, hacia el ocaso y su total desaparición en 1979. También porque sienta la base para que en el futuro, se aplique una única denominación que aglutine a estos y otros encuentros asturianos, lo cual se produce en 1990 de la mano de El Wendigo.

Izquierda, fantástico esbozo de su personaje Haxtur, realizado por Victor de la Fuente en 1975

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Cartel y catálogo del Salón del 74

Encima, boceto de Hector, dibujado por Chiqui, durante el Salón del 74 Derecha, Ayuso, Chiqui y Arbesú

Gijón (1974-79) 1974. Un certamen algo soso A juicio de los expertos invitados, esta edición fue un auténtico fracaso. No cabe ninguna duda que supuso un paso atrás en relación con la anterior. Sin embargo, los motivos que se argumentaron como causas principales -ausencia de invitados de prestigio internacional y escasez de presupuesto- no fueron los fundamentales, e incluso uno de ellos ni siquiera existió, lo que demuestra la falta de rigor, la superficialidad y el escaso interés que mostraban hacia esta manifestación aquellos que por entonces se colgaban medallas “pro-historietistas”. En este sentido apuntan las escasas líneas que sobre este certamen se publicaron: “La falta de presupuesto, pro-

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clamada por Isaac del Rivero, director del Certamen, en el discurso de apertura, resultó ser factor condicionante que se reflejó en la falta de invitados representativos... Faltó la vida social, imprescindible en este tipo de Certámenes. Faltó representación extranjera, faltaron exposiciones... (Bang! Boletín informativo nº 55 febrero 74/junio 75). Es cierto que en estas reuniones de Gijón -con la excepción del año 78- se caracterizaron por tener que sustentarse con las sobras del Certamen de Cine, pero no fue la edición del 74 la menos dotada económicamente. Este récord con amplia diferencia se lo llevó 1976 y fue precisamente después de su celebración cuando

se decidió separar el Festival del Cómic del de Cine y dotar al primero con un espléndido presupuesto, lo cual de alguna forma prueba su éxito. Tampoco fue acertado afirmar que la asistencia de invitados careció de figuras internacionales. En 1974 estuvieron en Gijón: Claude Moliterni, director de Dargaud, fundador de la “Socerlid”, gran pope de la “intelectualización” del cómic en Europa y uno de los más destacados investigadores oficialistas europeos del tema; Robert Gigi (Gigi) autor francés de cómics entre los más aplaudidos de la época y ganador en 1969 del premio Gran Guinigi, antecesor


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Debajo, Alfons Figueras y Bill Gallo en el Salón del 75 Algunos de los asistentes al Salón del 74. De izquierda a derecha, Ignacio Fontes, Antonio Martín, Antonio Lara, Esatoglu y Francisco de la Fuente Al lado, Gigi y Moliterni

del “Yellow Kid” de Lucca institucionalizado en 1970; Bill Gallo, presidente de la National Cartoonist Society; el estudioso francés Jean Claude Faur, por entonces director de la revista de investigación Haga y del Certamen de Cómics de Toulouse, uno de los hombres que más ha estado en la brecha de la investigación en el marco europeo y que actualmente dirige la revista Bedesup. También estuvieron Francisco de la Fuente y Georges Esatoglu, secretario y presidente respectivamente del Grupo de Artes Visuales de la Organización Mundial de la Salud. A todos estos nombres de proyección internacional hay que añadir los de Gabriel Arnao (Gabi), Chiqui de la Fuente, Rodrigo Hernández, Antonio Martín (editor y director de Bang!!), Pablo Núñez, Cruz Delgado (ambos dibujantes y creadores de películas de dibujos animados), Mariano Ayuso (editor y director de Cómic Camp, Cómic In), Alfonso Azpiri (dibujante del personaje Mot, editado por el diario El País), Ángel Izquierdo, Ignacio Fontes (periodista que dirigiría Cuadernos para el diálogo e Interviú), Antonio Lara (Investigador de cine y cómic, que fue Decano de la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid), Alfonso Lindo (que llegaría a ser director de Trinca), Gerardo Amechazurra, Alberto Viña (director y editor de TBO), José Peñarroya y Adolfo García. Hubo Concurso Internacional de Cómics, aumentado para esta ocasión con un apartado de noveles, se montó la II Feria de Publicaciones y Cómics con la asistencia del Ministerio de Información y Turismo, el TBO, Editorial Doncel (Trinca), Burulan S.A., Dargaud de París, los fanzines Star Ficción, Vega (O.M.D.S.), Cómics Camp, Cómics In,

Victor de la Fuente con Jordi Bernet (izquierda) y con Bill Gallo (debajo), en el 75

Nemo, Scratch, Saetín y las revistas Bang! y Haga (Francia). Hubo conferencias, tres exposiciones de originales, un periódico diario que el Certamen de cine compartía por primera vez con el cómic y se editó un catálogo especial de gran lujo sólo para el cómic. Con todos estos ingredientes no ha sido muy objetivo hablar de falta de representación nacional ni extranjera, tampoco de precariedad de medios, lo que hubo fue falta de organización. La falta de brillantez

y de asistencia de público hay que buscarla en la pésima elección de la ubicación de la Feria de Publicaciones, ésta fue situada en la ratonera natural que representa el patio de la entonces denominada Escuela de Comercio, hoy Escuela Universitaria de Estudios Empresariales. En este patio, encajonado entre dos calles de escaso tránsito (Merced y Enrique Cangas) ofreció nulo juego y la afluencia de público de la edición anterior, cuando se ubicó en el Paseo de Begoña, quedó reducida a los invitados y cuatro amiguetes más. En estos y no en otros errores estuvo la clave de su fracaso.

El cartel de la Muestra del 74


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Los ganadores del concurso del 75. De Izquierda a derecha: Huescar, Arranz, Parras, Gabi y Ribera Derecha, un dibujo de Gabi

Dibujantes demostrando su arte ante el público Debajo, Esteban Bartolomé

El club DHIN pone el broche de oro en 1975 El mayor éxito en la historia de estas convenciones celebradas en Gijón fue en 1975. Fue también el año que menos personas de prestigio internacional asistieron (Víctor de la Fuente, Bill Gallo, Jean Claude Faur y se para de contar). Vino de la mano del Club DHIN, de su participación, entrega y desinterés. Dibujantes y guionistas agrupados en esta asociación supieron ver lo que los estudiosos no quisieron. Que esta manifestación, pese a todas las imposiciones económico/políticas que reunía, estaba significando un gran paso adelante para la profesión de creadores de historietas y para la propia Historieta, tan denostadas y despreciadas ambas, que colaborar con ella redundaría en beneficio de todos.

La Presidencia del Club DHIN la ostentaba aquel año el dibujante gijonés Ramón de la Fuente, fallecido el 16 de junio de 1984. Por primera y única vez, un Certamen, el de Gijón, reunió la saga de creadores de historietas asturianos de mayor proyección internacional: Víctor, Ramón y José Luis (Chiqui) de la Fuente. También por vez primera se edita un periódico diario, dedicado exclusivamente a la historieta, el cual contribuyó notablemente a airear y potenciar el éxito popular que esta manifestación obtuvo. Pero sin ninguna duda, el mayor atractivo se centró en la iniciativa de destinar uno de los stands para los dibujantes. Esto, unido al retorno de la Feria al Paseo de Begoña, proporcionó su éxito. Diariamente, mañana y tarde, en rigurosos turnos, los dibujantes asistentes efectuaban toda clase de dibujos para aquellos que se lo solicitaban: niños y jóvenes, adultos y de la tercera edad, des-

filaron maravillados ante el citado stand, solicitando, no sin cierto estupor, uno de aquellos “monos” que ante sus ojos y con rapidez inusual, realizaban aquel puñado de entregados dibujantes: los hermanos de la Fuente, Jaime Marzal, Gabriel Arnao (Gabi), Alfonso Figueras, Jesús Blasco, Jordi Bernet, Manuel Boix, Leopoldo Sánchez, Fernando Ieri, Antonio García, Miguel Calatayud, Pedro Alférez, José Soriano Izquierdo, Alfonso Azpiri, Rodrigo Hernández, Manuel Brea, Bernet Toledano, Gerardo Rodríguez. También estuvieron invitados Cruz Delgado, Francisco Macián, Pablo Núñez (todos dibujantes y directores cinematográficos) y Bill Gallo. La representación del grupo de los estudiosos estuvo integrada por Esteban Bartolomé, Alfonso Lindo,

Autocaricatura de Bill Gallo

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Viñeta de ¿En qué mundo estamos?, historieta con la que un joven Daniel Torres ganó un premio en la muestra del 75. Luego se publicó en El Wendigo nº 35/36


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Dibujos realizados durante la edici贸n del 75 Encima, un impresionante Quijote, de Leopoldo S谩nchez Debajo, Alfonso Figueras

Encima, diversos apuntes de Jordi Bernet


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Mariano Ayuso, Juan Van-Halen, Jean Claude Faur, Primitivo Gordillo, Pilar Sánchez y los de los fanzines Star, Scratch y El Wendigo. El concurso internacional tuvo también concurrencia masiva y con firmas de prestigio. Se presentaron veinte obras y de entre los nombres de los firmantes cabe destacar los de Gabi, José Huescar, Julio Ribera, Juan Antonio Parras, Juan Arranz y Juan Bernet Toledano en el apartado de los profesionales, mientras que en el de los noveles se encontraba el de Daniel Torres, el autor local Marcos de las Heras y la primera colaboración de una unión que daría buenos frutos en el futuro: la de Isaac Miguel del Rivero y Faustino Rodríguez Arbesú, que presentaron fuera de concurso una obra de ambiente gijonés: El Güaje. En cuanto a la Feria de Cómics, además de las firmas presentes en anteriores ediciones expusieron su obra: Ediciones Naranco de Oviedo, Ediciones Sedmay y “Chito”. Se programaron siete conferencias y se exhibió una exposición realizada y patrocinada por el Club DHIN, principal animador y artífice del éxito, que además organizó una exposición de “cómic en vivo” montando un mural sobre caballete en pleno Paseo de Begoña, en el que dibujaron cara al público todos los dibujantes asistentes y en donde quedó patente, a la hora de su realización, el sectarismo que comenzó a aflorar entre madrileños y catalanes.

Los hermanos De la Fuente, Chiqui, Ramón y Victor

El inicio de la cuenta atrás

Boceto de Figueras (1975)

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No todo fueron lisonjas. En los días en que transcurrió comenzó a percibirse la punta de un iceberg, que junto con las imposiciones político/económicas a las que siempre estuvo sometida la Dirección del Certamen, iban a conducir hacia el ocaso a esta manifestación. Este iceberg, que ya en la edición anterior se había manifestado con algún enfrentamiento verbal entre invitados, estaba dividido en dos facciones con aires del Ampurdán y Navacerrada. De una u otra forma, algunos de los asistentes pretendieron no sólo arrimar el ascua a su sardina, sino utilizar el Certamen puramente para intereses particulares o gregarios, los cuales quedaron patentes en la entrega de Premios del año 1978, donde ambas facciones se autopremiaron en un acto que alguno de los inteLa mascota del Club Dhin, por Pedro Alférez y Raf

resados protagonistas calificó como bochornoso, pero no por su descarada actuación, sino por la denuncia pública que se hizo del hecho en el transcurso de la misma. La revista asturiana El Wendigo, atenta a los hechos, ya en 1975 reveló la existencia de estos ríos subterráneos que estaban minando el Certamen, en una carta abierta que se transcribe íntegramente.


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Derecha, otro impresionante apunte de Victor de la Fuente (1975)

Carta

abierta

Certamen Internacional de Cómics y Publicaciones para Niños III Concurso Internacional En Gijón, del 22 al 8 de junio del presente año, tuvo lugar la tercera edición del Certamen Internacional de Cómic para Niños. Este concurso, que nació al amparo del Certamen de Cine para Niños, también Internacional, tiene por director a Isaac del Rivero y de la Llana. El Certamen es polémico y no tan regional como algunos quieren hacernos creer. En los momentos más agudos, más difíciles para nuestro cómic, en las últimas décadas, es la única manifestación en su género que tenemos en España. Es la única, además, que, acertadamente o no, ha sido mantenida en su condición de “infantil y juvenil” contra todo avatar económico y frente a muy diversas presiones. Estemos de acuerdo o no con su labor, es el Director del Certamen quien ha logrado todo lo que de bueno tiene y ofrece el Certamen. A nuestro modo de ver, en este tipo de manifestaciones, en el Certamen del Cómic de Gijón concretamente, sólo dos estamentos pueden modificar, empujar y lograr. De un lado se sitúa la directiva, con todos los problemas que un desconocimiento del medio puede traer, a la hora de tratar organizaciones y actividades. La directiva del Certamen tiene fallos, es bien cierto que no han sido bien orientadas algunas actividades, o que la labor personal del Director ha sido obstaculizada por simples y ni bien ni mal intencionados problemas administrativos. Pero... Los puntos suspensivos nos llevan a la otra “alternativa”. El otro estamento que “puede” hacer algo somos nosotros, los “profesionales y aficionados” al cómic. Este es el punto donde la crítica se convierte en llanto y la realidad en volutas de tristeza. Porque en realidad, desde los pequeños fanzines, pasando por las revistas especializadas, a todos los “profesionales” del cómic (y nos hemos puesto los primeros por educación, no por sentimientos de culpabilidad) no hemos hecho “absolutamente nada”, excepto, eso sí, sentarnos en el gijonés Paseo de Begoña y

dedicarnos a achacar trapicheos a cada quién que Dios nos manda. Sí, la inactividad, desgraciadamente, ha dominado nuestros actos. Unos conscientemente, otros por seguir la norma, todos estamos boicoteando la “única” manifestación que puede ayudar a nuestro cómic, historieta y octavo arte. Comenzamos por la falta de asistencia de tantos profesionales que podrían (y deberían) prestigiar el Certamen con la aportación de su presencia “activa”. Continuamos con la falta de “información”. Como medio de “hundir” una cosa, un festival, una manifestación, no es hablar mal de ella, o, con toda justicia, resaltar ácidamente sus defectos, sus fallos. No, el mejor sistema es “no” hablar en absoluto. Pero a tanta inteligencia se le ve la oreja. Por qué, me pregunto, parece como si no se quisiese una manifestación en provincias ¿por no ser en Madrid o Barcelona? ¿Porque no está organizado por los grandes de la historieta? Lo cierto es que por alguna razón ignota (y no confunda ignota con idiota, porque todo pudiera ser), el Certamen no gusta y no existe un interés en potenciarlo. Todo esto, amalgamado en unas palabras que serán dadas de lado por algún lector ajeno, es la larga historia que arrastra el Certamen de Gijón. Esto es, junto con los personalismos excesivos, lo que hay en el trasunto de la cuestión. Y, llegando a límites kafkianos, este año fue peor. Sí, mucho peor. Porque si hasta ahora se pensaba que existían unos clanes cerrados, intentando arrimar el ascua a “su sardina”, si se pensaba, en el transcurso de la presente edición pudo comprobarse de forma absoluta y

disipadora de toda duda. Porque si habíamos pensado, con cierta incredulidad, en una utilización del festival como medio de proyección personal, en vez de una oportunidad y una palestra a la búsqueda de nuevas soluciones gráficas y nuevas concepciones en cuanto al desarrollo de la Historieta y el cómic; si lo habíamos pensado, ahora se ha hecho bien patente a nuestros humildes ojos. Pero todo esto puede ser una alucinación, y no debemos personalizar por tanto. Así que, si de verdad queremos un cómic ajustado a unas posibilidades artísticas que lo ayuden a mostrarse como un arte humano, al mismo nivel que los “otros”; si queremos que salga de su consideración de inframedio; si pensamos luchar por él como se hizo por el cine, por la pintura, por el teatro o por la novela policiaca, entre otras manifestaciones del saber humano, aprovechemos las oportunidades de que disfrutamos, con espíritu crítico, sí, pero también con una gran dosis de actividad y de entrega personal. Y si tan poco nos gusta este Certamen de Gijón, si tan capaces y tan inteligentes somos, ante tanta incapacidad cual es la de “cierta directiva y ciertos participantes” ¿por qué no organizamos y creamos varios ramilletes de festivales nacionales y un par de manojos de Certámenes Internacionales? Queremos hacer notar que, pese a residir en Gijón, y anticipándonos a más de un comentario que surgirá, no tenemos dependencia alguna, ni económica ni “de las otras” del Certamen. Y para seguir diciendo, diremos que creemos innecesario y gratuito decir más. Aprovechamos para agradecer a los asistentes al Certamen su participación activa y sus iniciativas. Pero, lo que hacemos extensivo a nosotros mismos, también quisiéramos mayor entrega, mayor preocupación, mayor “publicidad”, más crítica, para sucesivas ediciones del Certamen. Y si no ¿por qué no organizamos y creamos varios ramilletes de festivales...? Grupo Wendigo (nº 1, verano 1975).

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Salones y Festivales Dos muestras de Bernet Toledano. Debajo, bromea con la marea del Cantábrico. Dibujos realizados durante la muestra del 76

El certamen a punto de desaparecer La edición de 1976 resultó como un calco, en cuanto a respuesta popular, de la celebrada en 1975. De nuevo los dibujantes, con su notable entrega, repitieron el éxito de público obtenido en la edición anterior. El Paseo de Begoña volvió a ser testigo de la popularidad de la Historieta. Sin embargo, hubo un hecho que diferenció notablemente esta edición de todas las celebradas: la carencia de medios económicos. Esta edición se realizó gracias a la desinteresada colaboración de un grupo de gijoneses que con su trabajo, manual e intelectual, lograron sacar a flote un Certamen que se venía abajo por falta de dinero. Esta singularidad quedó registrada

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La gente abarrotando los stands de firmas en el 76

y constatada en el discurso inaugural que se pronunció el día 29 de junio de 1976. “... Para quienes no lo sepan conviene decir públicamente que los stands de la Feria fueron levantados con las propias manos de un grupo de entusiastas de las historietas, que lograron rescatar un presupuesto para aquellas invitaciones. Un grupo de entusiastas que lanza un boletín informativo para que el Certamen que nos ocupa tenga su medio de comunicación, y que nos dan un ejemplo para que la penuria presente no se repita”. En realidad, la aportación fue mayor de lo que en el discurso se dijo, pero tampoco se le pueden pedir peras al olmo y la época no era muy propicia para lisonjas no oficiales. Este grupo también colaboró activamente en la organización, en la atención a invitados, stand de dibujantes y otras tareas, lo cual no es de extrañar, pues, aparte del dinero destinado para los premios del concurso, el Certamen sólo contaba con 200.000 pesetas destinadas inicialmente al montaje de la Feria. Con esta desinteresada colaboración se logró que el certamen no desmereciera del celebrado el año anterior, e incluso lo superase en algunos aspectos. La idea y la propuesta partió del grupo El Wendigo que se comprometió a hacer gratuitamente

todos los trabajos que fueran necesarios, con tal de que el dinero existente se destinase íntegramente a invitar a dibujantes y expertos. Posteriormente se les agregaron algunos gijoneses que, por amistad, contribuyeron a posibilitar el ofrecimiento hecho. Calixto, Sánchez, Benjamín, Miguel Isla, Santos Villa, Alfredo (maestro de Transportes) y varios trabajadores más de Ensidesa-Moreda, de los talleres Fundición y Transportes, completaron el


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Derecha, Ramón de la Fuente en la muestra del 76, con Eulalia, Isabel y Sofía R. Eguren Otro dibujo de Chiqui, en el 76

plantel. Existe otra colaboración desinteresada que revistió cierta importancia en lo que se refiere a los derroteros de dependencias que se iban creando dentro de la organización. El Wendigo propone para 1977 la creación de unos premios de raíces historietísticas asturianas: Los Premios Haxtur. La dirección acepta y se diseñan y funden en bronce unas figuras de este personaje que fueron mostradas al público en el escaparate de la librería Musidora durante la celebración del certamen. En la creación de estos premios intervinieron desinteresadamente trabajadores de la desaparecida Fundición de Moreda-Gijón. Abel Noval

hizo el molde y los maestros Juanín y Corsino Menéndez se encargaron de fundir las figuras. Estos premios nunca fueron instituidos oficialmente. En su lugar, gracias a la labor disuasoria efectuada posteriormente por Francisco de la Fuente (sin relación fasmiliar con la saga de dibujantes), se establecieron en homenaje al desaparecido autor catalán los Premios Emilio Freixas. En algunos aspectos este Certamen superó al de la edición anterior. La afluencia de concursantes de prestigio al Concurso Internacional registró el más alto nivel de toda la historia de este Certamen. A él concurrieron entre otros: Juan Bernet Toledano, Daniel Torres, Juan Ángel Fernández, Chiqui de la Fuente, Alfonso Azpiri, Miguel González Casquel, Rodrigo Hernández, Fernando Fernández con dos historietas, Marcos A. de las Heras, Gabriel Arnao (Gabi), Mariel Soria y Andrés Martín. Todo un plantel sin duda. Pese a la precariedad del presupuesto estuvieron invitados en Gijón: Carlos Freixas, Juan Bernet Toledano, Mariano Hispano, Fernando Fernández, Alfonso Azpiri, Ramón y Chiqui de la Fuente, Juan Carlos Eguillor, Jaime Marzal, Gabriel Arnao, Francisco de la Fuente, Rodrigo Hernández, Luis Collado, César López, José Soriano, Antonio García, Rene

Dibujos de Azpiri, Chiqui y Rodri, con el personaje de la historieta ganadora del concurso del Salón del 76

Debajo, boceto de Antonio García

Gosciny y los estudiosos Jesús Cuadrado, Mariano Ayuso, Federico Moreno y el grupo El Wendigo. Se montó una exposición homenaje a Emilio Freixas con 60 originales cedidos por su hijo Carlos Freixas, se impartió una conferencia y hubo Feria de Cómic en el Paseo de Begoña.

La muestra fantasma de 1977 Los buenos resultados de audiencia obtenidos en 1975 y 1976 propician que se elija 1977 como el año en que el Certamen de Cómics de Gijón, cumpla la mayoría de edad y se vista de largo. Un presupuesto considerable para la época, cercano a los tres millones de pesetas más premios, será la base que sustente el entramado construido en torno a esta manifestación. Se piensa en un cambio substancial del Certamen para lo cual se crea un equipo nuevo en el que se da cabida a personas con amplia experiencia en el mundo de la Historieta. Además de los incondicionales impuestos por el régimen político declinante (José Mª Vázquez y Pilar Sánchez Cascado) se incorporan al Comité

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Organizador y al Consejo Asesor de nueva creación: Luis Gasca, Francisco de la Fuente, Antonio Martín, Esteban Bartolomé y Faustino Rodríguez Arbesú. En un primer impulso aparecen los primeros cambios. Además del de denominación: Muestra Internacional de Publicaciones Infantiles y Juveniles, se crea oficialmente -a propuesta de Faustino Rodríguez- el Museo Internacional de la Historieta.

Un Viaje accidentado En enero de 1977, como miembro de los Comités Asesor y de Organización del Salón del Cómic de Gijón, asisto comisionado por este, al Salón del Cómic de Anguleme (Francia). Al parecer había una invitación para un miembro de la organización de Gijón. El objetivo del viaje era contactar con el miembro del Consejo Asesor, Francisco de la Fuente, para perfilar lo que iba a ser el primer Salón del Cómic de Gijón independiente, a todos los niveles, del Festival de Cine. Lo efectúo junto con Isaac M. del Rivero y mi amigo Joaquín Fuertes, dado que lo hago en coche propio con plazas libres y sus desplazamientos resultaban sin costes adicionales. Isaac tenía la historieta El Sureño muy avanzada e iba a intentar colocarla en el mercado europeo. Nunca supimos cómo, pero perdió los originales y el contacto no se produjo. En Anguleme nos personamos en las oficinas del Ayuntamiento, destinadas para el Salón, en donde nos informan que no existe constancia de invitación. Era evidente que alguien del Salón de Gijón no se había aclarado. Nos encontrábamos sin acreditación, sin hotel, ni vales de comida y sin intérprete de español. Resultó providencial el que Joaquín Fuertes me hubiera acompañado. Conocía algo de francés y se arregló para que nos tomaran en serio y poder contactar con Francisco de la Fuente. Mediante la intervención de ambos, sorprendentemente, la organización se hizo cargo del hotel, eso sí, colocándonos a los tres en la misma habitación. El resto de los emolumentos se costearon con las dietas que recibí por kilometraje. Al no estar acreditados, estuvimos total-

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Impresionante boceto de Ramón de la Fuente (1976)

mente apartados del resto de los invitados y de los encuentros oficiales. El día de la entrega de premios, no se nos permitía la entrada al local en donde se efectúa. De nuevo, Francisco de la Fuente nos consiguió unos pases. Con todo, el objetivo de contactar con Francisco de la Fuente se produjo. Fruto de este contacto y de la observación personal, confeccioné un informe presentado a la semana siguiente en la reunión del Comité Ejecutivo, que con tal motivo se programó. Entre otras muchas cosas, se vio que en Anguleme estaban iniciando la creación de un Museo Internacional de la Historieta, hecho anotado puntualmente.

El Informe Constaba de una serie de apartados, razonablemente aconsejables de llevar a cabo en el Salón de Gijón, si se pretendía estabilizarlo, salir de la precariedad que se venía arrastrando y conseguir cotas más elevadas de difusión y participación. Fueron entre otros los siguientes: -Stands gratuitos de venta de cómics. En Lucca y Anguleme se habían dado casos de pagar a determinados editores para atraer su asistencia, o al menos, garantizarles un mínimo de ventas. -Imprescindible la presencia de autores estrella, que den fama y brillo al Certamen. Se ha contactado con Burne Hogarht. Será el futuro Presidente de la Cartoons


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(U.S.A.) en sustitución del actual Bill Gallo. -Existe un movimiento de oposición a Gijón (según manifestó Francisco de la Fuente) que trata de llevar el Certamen a otra ciudad. -Con el objeto de anclar el Certamen en Gijón, es aconsejable crear en la ciudad un Museo de la Historieta. Para ello es necesario, de forma inmediata, establecer un local fijo que lo albergue. Existen en Europa dos salas destinadas a Museo de la Historieta. Una en Lucca (Italia) y la otra en Anguleme. Están siendo visitadas por numeroso público. Esta sala, debería tener exposición permanente de originales de cómic e ilustraciones. A los invitados al salón se les pediría colaboración, con la aportación de alguno de sus originales. Esto ya está funcionando en donde se han montado. Francisco de la Fuente pone a disposición del futuro museo algunos de sus originales, siempre que se le garantice su conservación. La Dirección del Salón deberá hacerse responsable de los originales y salvaguardarlos. -Creación de un premio a Una vida dedicada al cómic. En caso afirmativo, deberá invitarse a la persona a quien se pretenda otorgar (podría ser Burne Hogarth) -Propiciar la asistencia de librerías de Viejo. Muy importante para dar vida al Festival. -Stand para Fanzines. -Hay que insistir en la presencia de Editores. Los editores y los autores, son en un Salón de cómics, lo que las películas, actores y directores en los Festivales de Cine. Hay que volcarse en ellos. -Imprescindible invitar como mínimo, 4 autores europeos y norteamericanos. -Creación de un premio a la mejor labor difusora o investigadora sobre el cómic.

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Encima, Chiqui de la Fuente y Arbesú, en Angouleme Izquierda, catálogo de Angouleme (1977) Debajo, autocaricatura de Hogath

Este premio no existe en ningún Certamen del Mundo. Es muy interesante que Gijón lo cree el primero. -Se ha contactado para venir a Gijón, en la próxima edición a Guido Buzzelli (Italia) ganador del Yellow Kid 1974; GirMoebius (Francia), ganador de todos los premios habidos y por haber; Mordillo

(Argentina), muy popular en el mundo por sus historietas cómicas y chistes. Es de ascendencia asturiana; Quino ( Argentina), residente en Milán, mundialmente conocido por Mafalda; -A las editoriales extranjeras hay que garantizarles el fácil acceso y retorno, en la frontera, del material que traigan. -Invitar a editores, aunque no traigan material de venta, con el objeto de que se produzca contactos con los dibujantes españoles. -De forma paralela, es necesario crear la posibilidad de acceso al Salón, a personas con pocas posibilidades económicas, jóvenes con poco dinero, etc.. Facilitarles albergues de costos bajos. Apartados que están hoy tan vigentes como entonces.

Un museo que desaparece Nunca se ha sabido lo que realmente ocurrió con el Museo de la Historieta de Gijón. Lo pude ver el año en que se inauguró (1978) en el antiguo Instituto Jovellanos y luego le perdí la pista en cuanto a su globalidad. Poseo referencias

Bill Gallo saluda al nuevo presidente, Burne Hogarth

The Museum Cartoon Art (New York)

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Algunas muestras de los originales existentes en el Museo de la historieta (Gijón)

de material parcial, específicamente español, pero ninguna de los originales de los grandes creadores que allí se mostraron. En 1977 Isaac del Rivero y Blas Gallego van a New York comisionados por el Comité Organizador y aprovechando el viaje para el Festival de Cine. Allí se entrevistan con la dirección de la National Cartoonists Society (1946), la cual les hace entrega de originales de varios autores, procedentes de The Museum Cartoon Art de New York. El objeto es crear fondos para el Museo de la Historieta que se va a crear en Gijón, con la condición de que este museo, una vez posea suficiente fondo de dibujantes españoles, en justa correspondencia, les haga entrega de algunos de ellos. El Museo de New York donó sus originales al de Gijón y los entregó al Director del Certamen, Isaac del Rivero, el cual al recibirlos se hizo responsable de su custodia. Siempre ha corrido el rumor, entre los que somos habituales del Rastro de Gijón, que en él se vendieron originales del Museo. Hace unos años (1988) tuve una llamada telefónica en la que se me ofrecían originales del Museo que habían sido comprados en el Rastro de Gijón. La persona

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que me llamó no se identificó, pero de la conversación que sostuvimos deduje que todo el material que poseía era de autores españoles y en él no estaba la página de Haxtur, que Víctor de la Fuente había donado al Museo. No volvió a contactar conmigo, por aquellos días se desempolvó en los medios de comunicación la desaparición del Museo y esto debió hacerle desistir del intento.

La anécdota La mención de la página de Haxtur desaparecida, me hace recordar una anécdota que, por curiosa, relato. En cierta ocasión Víctor de la Fuente me contó que él seguía poseyendo la totalidad de los originales de Haxtur, extrañado le pregunté cómo era posible si el museo poseía una de esas páginas. “Sencillo -me dijo- cuando regalo o cambio una página original, hago una copia exacta que sólo yo distingo del original, entrego la copia y de esta forma siempre poseo la totalidad de los originales”. Al menos, en este caso, ha servido para que el original no desapareciera. En realidad, la idea de este Museo no era nueva, en España ya existía algo similar hacía algunos años. En 1974, en el seno

de la II Feria de Publicaciones y Cómics de Gijón, había tenido lugar una exposición de originales de artistas españoles, que el P. Maurí había organizado como Museo en el Hogar Juan XXIII de Barcelona desde 1972. La propuesta del Museo de Gijón era más amplia y pretendía, como su nombre indica, que tuviese carácter internacional albergando no sólo dibujos originales, sino también colecciones de tebeos, figuras, etc., todo lo que se pudiera conseguir relacionado con la Historieta. Se partía para ello de un fondo inicial procedente de los concursos ya celebrados. Las obras ganadoras habían quedado como propiedad de la Muestra, tal como se especificaba en las bases de los concursos. A estos se sumaron las aportaciones de particulares. Francisco de la Fuente donó páginas originales de Joe Kubert, Bob Brown, John Buscema, Jack Kirby y Herbie Trimpy. Mariano Ayuso entregó páginas de Morrie Turner y Sealtiel. El patrimonio inicial del Museo contaba con originales de Chiqui y Ramón de la Fuente, Rodrigo Hernández Cobos, Juan Bosch, Gabriel Arnao (Gabi), Arranz, Julio Ribera, José Huescar, Juan Antonio Parras,


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Los dos números de la revista Espolique donde se aprecia el cambio de denominación del Certamen Cartel alusivo al Museo (1978)

Bernet Toledano, Ventura y Nieto, Jesús Blasco, Cesar López, Alfonso Figueras, Juan Rafart, Pablo Nuñez, Cruz Delgado, Isaac Miguel del Rivero, Faustino Rodríguez Arbesú, Jorge Fernández Higuera, Víctor de la Fuente, Daniel Torres, Luis Mª Martorell, Ibañez, Joe Kubert, Bob Brown, John Buscema, Jack Kirby, Herbie Trimpy, Morrie Turner, Sealtiel, Alfonso, Jack Tippit, Ralph Stein, Bill Zaboy, Frank Robbins, Bud Fisher, Red Lines, Bill Holman, Don Flowers, Chas Kuhn, George Wunder, Mort Walker, Gus Edson, Pepe Hansen, Dick Browne y Willingham Heate. Posteriormente, el Museo aumentó su fondo con aportaciones de dibujantes españoles que, poco a poco, se iban incorporando al mismo, como los donados por Alfonso, del personaje Pinín. Además de los premios del Concurso ya existente, que se mantiene, se crean los premios Emilio Freixas y Asturcón. Con ello se pretende dar carácter universal a la Muestra, a semejanza de lo existente en convenciones de mayor prestigio que la de Gijón, como son Lucca con su Yellow Kid o Angulema con el Alfred. También se efectúa una notable modificación en las bases del Concurso de

Cómic. Los autores desde siempre han visto con malos ojos que la Muestra exigiera la propiedad de los originales de las obras premiadas. Se modifica este apartado en el sentido de que sólo se exigirán reproducciones exactas. Hasta aquí las primeras intenciones que quedaban reflejadas en la revista que edita la Muestra con el nombre de Espolique, cuyo número 1 lleva fecha de febrero de 1977.

Una muestra de altos vuelos Las reuniones con el Comité Asesor van a poner de manifiesto que no es bastante lo que se ha modificado, que hay que cambiar la política de la Muestra. A duras penas se logra transformar la denominación del Certamen. Esta vez el cambio está plenamente justificado, se agrega la coletilla “y de Adultos”. La oposición es grande por parte de la oficialidad, que le tiene auténtico terror a la palabra “Adulto”, pero terminan cediendo. El número 2 de Espolique (mayo de 1977) que sale con carácter de edición especial a la calle, está impregnado de refrescantes aires renovadores. Como novedades presenta tres secciones para el cómic: Infantil, Juvenil y Adultos. Las tres con sus correspondientes tandas de exposi-

ciones, conferencias, mesas redondas y proyecciones cinematográficas. Es significativo que la sección Adultos gire alrededor de la figura de Haxtur y la historieta marginal. La Muestra anuncia patrocinar viajes muy módicos desde las ciudades de Barcelona, Madrid y Valencia. Los precios se fijan en 3.200, 2.450 y 3.000 pesetas respectivamente, que incluyen viaje, alojamiento, desayuno, comida y cena (dos platos, postre, pan y vino). La organización de estos viajes demuestra que la Convención de Gijón, pese al silencio que sobre ella se ha tejido, tiene proyección nacional. La idea ha partido del Comité Asesor. Sin embargo, algo no funciona. En esta revista-programa se pueden apreciar los primeros síntomas. Las fechas de celebración, que en el anuncio del primer número de Espolique figuraban del 5 al 11 de

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junio, aparecen trasladadas al 22/28 de julio. Más de un mes de retraso.

El Visir que quiso ser Califa Oficialmente, el Salón del comic de Gijón del año 1977 no se celebró por el accidente de moto que sufrió su director Isaac del Rivero. La realidad es que se produjo una lucha por el control del Salón entre Isaac y su secretario Blas Gallego. Este, viendo a Isaac postrado en cama, intento ser “Califa en lugar del Califa” y movió todas las fichas a su alcance para lograrlo, alguna muy servil y poco ortodoxa, de ello doy fe como integrante de los Comités de Organización y Ejecutor y conocedor muy directo de los pormenores, al ser parte principal de la acción que abortó su trama. Isaac, ante la posibilidad de que Blas continuara con su trabajo subversivo, decidió suspender el Salón del Cómic de aquel año. Restablecido de su accidente volvió a la vida y al trato normal con su secretario, que a la vez era empleado de uno de los organismos oficiales que petrocinaban la Muestra (La Caja de Ahorros de Asturias), lo cual utilizaba ante Isaac como arma demoledora para ejercer su poderosa parcela de poder. Ambos volvieron a la táctica de los hechos consumados, haciendo y deshaciendo a su antojo sin consultar ni reunir a los diferentes Comités. Lo que motivó la total dimisión del Consejo Asesor. Se cambia de nuevo la fecha para finales de año, pero sin concretar. Se argumenta que el retraso se debe al accidente sufrido por el director, a problemas de hoteles y dificultades editoriales. La nota que informa en este sentido parte del Comité Ejecutivo y las razones argumentadas se aceptan con escepticismo; se sospecha que hay algo más detrás de esta nota justificativa. La revista Troya en su doble número 3-4 de fecha julio-agosto de 1977 publica un artículo en este sentido, del cual se reproducen los párrafos más significativos por ser una visión bastante objetiva de lo que esta ocurriendo y de lo que ocurrirá en el futuro.

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Salones y Festivales “Nos informa de Dirección de la Muestra Internacional de Publicaciones Infantiles, Juveniles y para Adultos, Gijón 1977, que debido a diversos problemas de organización el Comité Ejecutivo ha decidido aplazar la fecha de la Muestra para finales de año, probablemente. Lo cual se nos comunica para nuestro conocimiento y el de nuestros lectores, dado que la fecha inicial prevista para la celebración era el próximo mes de julio. Los problemas surgidos son: un accidente de tráfico sufrido por el Director de la Muestra señor Isaac del Rivero, problemas de reservas de plazas hoteleras y dificultades con editoriales. Hasta aquí la noticia escueta, tal y como nos llega con fecha de 14 de junio, noticia que obliga al comentario, máxime cuanto que nuestra revista se había hecho eco de la celebración de este certamen de cómics. Por otra parte, a la endeblez de las razones oficiales de aplazamientos se unen los muchos rumores que sobre el tema corren ya por el mundillo profesional. Y ojo que decimos rumores, de los que no aseguramos ni negamos su veracidad. En cuanto a las razones que se aducen para el aplazamiento: es un hecho que si el director de un Comité falla, el Comité queda y puede seguir trabajando; es un hecho que si se hizo la reserva de plazas hoteleras y los hoteles que se comprometieron no pueden volverse atrás un mes después; es un hecho que si hay dificultades con alguna editorial no tiene por qué haberlas con todas... En cuanto a los rumores, hay que partir de un hecho previo, seguro y documentado: la Muestra se celebraba este año

sobre la base de un presupuesto decoroso -aproximadamente unos dos millones y medio de pesetas, de los cuales dos millones correspondían a una subvención oficial-. Sobre esta base la dirección de la Muestra se planteó el hacer de Gijón punto de reunión de todos los profesionales, expertos y aficionados al cómic, logrando niveles de calidad válidos y planteándose un programa coherente; para lograrlo formó un Consejo Asesor, el cual, siguiendo su función asesora, propuso al Comité Ejecutivo que junto con el cómic infantil y juvenil fuera también tema de Gijón 1977 el cómic de adultos. Esta propuesta del Consejo Asesor, hecha suya por el Comité Ejecutivo, provocó el desagrado de algunas personas y personalidades, desagrado que -ya según rumores- habría acabado por tener repercusiones. Hasta aquí los hechos previos. A partir de este punto comienzan los rumores, que nos llegan a través de varios dibujantes y profesionales barceloneses, concretándose en una razón última y definitiva: la decisión de que el cómic para adultos fuera tema de Gijón 1977, habría llevado a que las personas y personalidades a las que ello desagradaba consiguieran que se retirase a Gijón la subvención de dos millones de pesetas, lo cual sería la causa real del aplazamiento de la Muestra. Supondría este rumor -si fuera algo más que un rumorque existen personas que se atribuyen el poder del bien y del mal y la capacidad para separar cómic infantil y adulto, colocando a niños y mayores en galaxias distintas”.

Se llega a 1978

su criterio. - Se cambian los programas de las secciones infantil y juvenil. - No se fija el lugar de ubicación de ninguna de las actividades. No obstante, se sigue insistiendo con dibujos y fotografías en la idea inicial de situar la Feria en una gran carpa instalada en el Paseo de Begoña. - Se elimina el patrocinio de viajes. El Comité Asesor ha desaparecido por inanición, al menos en la parte que atañe a los expertos en la Historieta. El único que se mantiene en pie es Francisco de la Fuente que lleva la voz cantante. En vista de lo que está sucediendo, de que las decisiones se adoptan unilateralmente sin consultar con el Comité Asesor, sin reunir al

Ya en 1978, en enero, se edita el número 3 de Espolique, también “edición especial”. En este número se aprecian notables alteraciones del planteamiento de la Muestra en relación con la última versión dada a la publicidad. En el tiempo transcurrido no ha habido reunión de ninguno de los Comités - Se da como nueva fecha de celebración del 30 de junio al 2 de julio de 1978. Se reduce el tiempo de duración de la misma en 4 días. - Se cambia de nuevo el nombre. Vuelve a denominarse Muestra Internacional de Publicaciones Infantiles y Juveniles. Ha desaparecido por tanto “y de Adultos”. La facción política y oficialista ha impuesto


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Cartel de la Muestra del 78

Comité Organizador ni al Ejecutivo, Faustino Rodríguez presentó por escrito a Isaac del Rivero su dimisión irrevocable. La Muestra sigue adelante y se inaugura como estaba previsto en el último comunicado. Incomprensiblemente, la Feria de Publicaciones se monta en el interior del Ateneo Jovellanos, en la que fue Sala de Lectura. La asistencia de público quedó reducida a su mínima expresión. No se confeccionó periódico de la Muestra, ni se montó el stand de dibujantes que tanto éxito había proporcionado a las ediciones de 1975 y 1976.

Hubo una modificación de los premios Emilio Freixas -no contestada por ignorada- que tuvo consecuencias decisivas en el futuro de la Muestra. Oficialmente ocurrió el mismo día de la entrega de premios. Los premios Emilio Freixas fueron creados a partir de la propuesta de los Haxtur,

hecha por el Wendigo, con la única modificación del nombre, quedando establecidos con las modalidades de aquellos: - A una vida dedicada a la Historieta. - Al mejor guión. - Al mejor dibujo. - Al mejor estudio sobre la Historieta. Esta clasificación se hace pública en el número 3 de Espolique y en el catálogo oficial de la Muestra publicado durante la celebración del Certamen de Cine (24 al 29 de junio de 1978).

Con motivo del Premio Emilio Freixas, carta abierta a Isaac del Rivero “Emilio Freixas muere en 1976 y los rectores del Certamen de Gijón deciden instaurar un Premio con su nombre, para darlo anualmente a “un dibujante que, por su aportación al lenguaje gráfico, haya dado prestigio al cómic”. A todo el mundillo hispano de la Historieta la idea le parece magnífica. Y llega el primer año en que se concede el Premio (1978). Este va a parar a manos de Burne Hogarth, el famoso creador de Tarzán, un gran dibujante sin duda, pero claramente idealizado por la prensa especializada francesa (Phoenix). Y este año parece que el Emilio Freixas también va a volar al extranjero. Milton Caniff, el gran gurú del blanco y negro, el genial dibujante norteamericano, el ilustre reaccionario de los comics-strip USA, se presenta en esta ocasión como claro candidato. No tengo nada contra Burne Hogarth ni contra Milton Caniff. Al contrario, son dos artistas que me encantan. Pero como amo la Historieta española, y admiro aún más a nuestros historietistas, no puedo mirar con buenos ojos, que el preciado Emilio Freixas vaya a parar, como un trofeo más, a las vitrinas de algún grande de los cómics USA o de cualquier otro lugar. Creo que un precio muy caro el que pagamos por conseguir la “internacionalidad” de un Certamen. Valorar en exceso lo anterior

en detrimento de lo autóctono es una línea que jamás me ha parecido ni lógica ni consecuente. Querido amigo Isaac, pienso que, sin darte cuenta y sin mala intención, estás dando una bofetada a nuestros historietistas. Te aseguro que no desearía que un ambiente que lucía tan fresco y aireado como el de Gijón, se comience fatalmente a enrarecer. Un Certamen como el que nos ocupa debería en primer lugar ganar al profesional, al artista y al aficionado español. Resumiendo: que el problema en estos momentos consiste, a mi juicio, que el Emilio Freixas se quede en nuestro país. ¿Soluciones? Supongo que habrá muchas, pero voy, por mi cuenta, a dar una de urgencia. El premio Emilio Freixas se daría a “un dibujante que, por su aportación al lenguaje gráfico, haya dado prestigio al cómic español”, mientras que el Premio a un Dibujante, que el año pasado se dio Mezieres, quedaría nominado como Premio a un Dibujante Extranjero. Con este ligero cambio creo que todo el mundo quedaría contento. Estimado Isaac, sé que, a veces, los colaboradores llegan a asfixiar la idea troncal con detalles, compromisos y golpes de efecto, que se alejan del fundamento original. Te ruego que no olvides lo que voy a decirte, algo por otro lado archisabido pero que conviene recordar. El dibujante, el artista, el pro-

Los Premios Emilio Freixas y su incidencia en el futuro de la muestra

El día 2 de julio, a las diez y media de la noche, los premios que se leyeron no estuvieron de acuerdo con los reseñados oficialmente, siendo desdoblados en dos denominaciones: Premio Emilio Freixas y Premios Gijón 1978 agrupándose así: -Premio Emilio Freixas a una Vida Dedicada a la Historieta. -Premios Gijón 1978 al Mejor Guionista, Mejor Dibujante y Mejor Estudio sobre una Historieta. De esta forma, los cuatro premios Emilio Freixas quedaron reducidos a uno. Esta modificación, hecha con la precipitación que caracterizó todo el desarrollo de la edición, condujo a una polémica de fatales consecuencias para la Muestra. En enero de 1979, en el Diario de Avisos de Santa Cruz de Tenerife, Manuel E. Darías publica una carta abierta dirigida al director de la Muestra, que inicia públicamente un debate relacionado con la adjudicación del único premio que lleva el nombre del historietista catalán Emilio Freixas. fesional español, ha luchado a brazo partido durante muchos años, en medio de unas condiciones ambientales duras, que le ahogaban sin reconocerle ningún derecho, para sacar adelante una industria y un arte que hoy es universalmente valorado. En la soledad del bloqueo, que las naciones vencedoras de la II Guerra Mundial sometieron a España, nuestros esforzados historietistas forjaron, con su paciencia e inventiva, un estilo propio y singular de concebir el cómic, que en nada se parecía a los patrones que, años atrás, habían impuesto los grandes maestros yanquis. Ellos plantaron una semilla mal pagada, de lo que actualmente es el cómic en nuestro país. Pienso, amigo Isaac, que alguna satisfacción se le debería dar a estos olvidados historietistas. Si no los homenajeamos nosotros, estate seguro que nadie va a venir de fuera a hacerlo. Mi deseo es que esta satisfacción se la proporciones tú, dirigiendo el premio Emilio Freixas, arropado en el prestigio del Certamen de Gijón, hacia los cauces que todos los aficionados deseamos. Que el Emilio Freixas sea, felizmente, para los historietistas españoles ¿Sería posible conseguirlo? Tu amigo Manuel E. Darias”


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Los premios, tal y como aparecían en el catálogo y en la prensa Debajo, la prensa se hizo eco de la presencia de Hogarth en el Salón del 78

Lo inevitable

El debate quedaba abierto, pronto iba a ser contestado.

Otros síntomas de la decadencia Pese a que para esta edición se contó con dinero independiente del Certamen de Cine, las presiones político-económicas lastraron con tal fuerza esta Muestra que su influencia quedó patente en todas las manifestaciones organizadas. Uno de los principales objetivos era el de separarse definitivamente del Certamen de Cine. Ambas manifestaciones volvieron a estar ligadas y aunque no coincidieron en fechas una fue prolongación de la otra. El Cine se programó del 24 al 29 de junio y el de Cómic del 30 de junio al 2 de julio. De nuevo se hizo trasvase de invitados de un evento a otro, lo que -intrínsicamente- es positivo, pero en este caso era una muestra de los síntomas de decadencia existente. Se compartió el catálogo, que era de cine o de cómic, según se iniciara su lectura por una u otra de sus portadas. Los cambios de fechas señalados para la celebración de la Muestra de Cómic, se pueden apreciar en las correcciones que, en tal sentido, se han hecho en el catálogo. En la portada ambos acontecimientos tienen calendario común, contrastando con las fechas que vienen en el interior y que son las correctas (30 de junio al 2 de julio). Sin embargo, el capítulo de invitados fue notable, sin ninguna duda el más bri-

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llante de todas las ediciones. Además de la mayoría de los participantes en las dos últimas ediciones, estuvieron en Gijón Hugo Pratt y Burne Hogarth, dos autores que en 1978 eran auténticos mitos del cómic mundial. Se hizo notar la ausencia de los expertos que habían formado el Comité Asesor. No estuvieron en Gijón Luis Gasca, Antonio Martín y Esteban Bartolomé. Francisco de la Fuente sí estuvo y formó parte del Jurado que asignó los Premios Emilio Freixas y Asturcón. También estuvo presente el español afincado en Francia Julio Ribera que triunfaba en la editorial Dargaud, y Goscinny, hermano del difunto creador literario de Asterix. El público tampoco volvió a prodigarse en los actos, lo cual no es de extrañar dado que se repitió el error de ubicación de la Muestra, como en 1974, cuando la Feria se metió en el patio de la antigua Escuela de Comercio.

Pese a haber presentado su dimisión, Faustino Rodríguez fue requerido por el director de la Muestra para ser Secretario del Jurado Internacional como experto en el tema. Este cargo ya lo había desempeñado en los años 1975 y 1976. En el grupo El Wendigo, dada su renuncia como miembro del Comité Organizador, se había acordado presentar su labor en esta revista asturiana y los cinco años de investigaciones y artículos que sobre cómic se publicaron semanalmente en el diario El Comercio de Gijón, como candidatura al Premio Freixas al “Mejor Estudio sobre la Historieta”. Esto impedía éticamente que fuese miembro del Jurado y así se lo hizo saber a Isaac del Rivero. El día antes de la entrega de los premios, a través de uno de los miembros del Jurado, Arbesú recibe noticia de que su candidatura ha sido desestimada porque uno de los miembros argumentó que, como estaba vinculado a la Muestra, su candidatura, por tanto, no resultaba ética. Se le informa, a la vez, del nombre de los ganadores, de los trabajos por los que fueron premiados, y de la modificación de uno de los premios. El “Freixas al Mejor Estudio sobre la Historieta” se tornaba en “Mejor Estudio sobre una Historieta”. Los destinados al “Mejor Guionista” y “Mejor Estudio sobre una Historieta” iban a ser concedidos a Andrés Martín y a Juan Antonio de Blas. El primero, por un trabajo publicado en la revista barcelonesa Troya (presentada como un extra de


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Dos momentos de la movida entrega de Premios del 78. De Blas recoge su premio y Faustino R. Arbesú lee su carta de protesta

Bang!); y al segundo, por unos trabajos sobre el personaje Corto Maltés del autor italiano Hugo Pratt, publicados en la revista madrileña Sunday. Casual y sospechosamente, en el Jurado que otorgó estos premios había dos personas de importancia capital: Hugo Pratt y Antonio Segarra. El primero era autor de la obra por cuyo análisis laudatorio se le concedía el premio a de Blas, mientras que el segundo era miembro del Colectivo de la Historieta que publicaba Troya, la otra revista indirectamente premiada. Andrés Martín, ganador del premio, también formaba parte del citado colectivo. Juzgando que no se había obrado bien, Faustino Rodríguez se entrevistó con varios miembros del Jurado durante toda la mañana del día de la entrega de premios, con el objeto de tener una reunión con la totalidad del mismo y poder dialogar para que reconsiderasen su postura. Francisco de la Fuente se cierra y se coloca en posición intransigente diciendo que haga lo que quiera, pero que no va a convocar tal reunión.

Después de la lectura pública del Acta de Premios, Faustino Rodríguez accedió al escenario del Teatro del Ateneo Jovellanos y, previa solicitud de la palabra, leyó ante el público asistente el siguiente comunicado: “Con la venia de la Presidencia, quisiera leer unas líneas al público: A pesar de que la decisión del Jurado es inapelable, dado que estamos en un país democrático, quiero manifestar públicamente mi disconformidad con uno de los premios fallados, por los motivos siguientes: 1º.- Se ha otorgado el premio al “Mejor Estudio sobre la Historieta” a un trabajo ensalzando a uno de los componentes del Jurado. Lo cual -a mi entender- no es ético. 2º.- Se ha alterado la denominación del premio al “Mejor Estudio sobre la Historieta” por la de “Mejor Estudio sobre una Historieta”, única forma de que el trabajo del autor premiado pudiera competir, al ser muy escasa su creación. 3º.- Se me ha impedido concursar por el simple hecho de que alguien del Jurado dijo que yo estaba vinculado con la Muestra, lo cual es falso, existiendo pruebas que lo pueden demostrar. Muchas gracias por la atención prestada”. El último día de esta Muestra se designó un Jurado especial al objeto de nombrar al ganador del Freixas a “Una Vida Dedicada a la Historieta” para el año 1979. Con ello se pretendía que el autor galardonado estuviera presente en la edición en que se entregase el premio, como había ocurrido con Burne Hogarth. El Jurado decidió conceder el premio de 1979 al autor norteameIzquierda, autocaricatura de Jesús Blasco, asistente al Salón de Gijón del 78

Dibujo de Mascaró, otro de los invitados al Salón del 78

ricano Milton Caniff. La referida antelación no sólo era para que se tuviera tiempo suficiente para contactar y traer al galardonado, sino también para poder confeccionar y editar un libro sobre su obra.

1979: demasiado débil para servir de blanco ... Y Fin. El premio que tan prematuramente se concedió en 1978 a Milton Caniff no sirvió para nada -para nada positivo, porque negativo sí que fue el balance-. Milton Caniff nunca vino a Gijón para recogerlo. Tampoco se editó el libro relativo a su obra. Motivos ambos que habían influido para dar el premio con un año de antelación. La serie de concesiones y debilidades producidas por las presiones políticas y de determinados grupos o personas, iban a tener en este Certamen su punto álgido, y con él, el ocaso definitivo de esta manifestación cultural.

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Izquierda, dibujo de Marta, otra de las invitadas

Desde que acabó la edición 1978, se produjeron reacciones dentro del cómic nacional, con el objeto de que el Freixas no se concediera a un autor extranjero. Estas presiones, una vez más iban a dar el fruto apetecido, cediendo inexplicablemente ante ellas la Dirección de la Muestra. El 15 de abril de 1979 el Diario de Avisos de Tenerife publica una carta de Isaac del Rivero con el texto que reproducimos a continuación:

“Querido amigo Darías: Correspondo a tu carta abierta publicada en Diario de Avisos tratando de ser breve, porque creo que está tan lógicamente argumentada que no preciso muchas palabras para responderte, máxime cuando comparto todo lo expuesto. Efectivamente, el Premio Emilio Freixas será exclusivamente para el dibujante español. Y, desde ahora, puedes tener la seguridad de que, por mi parte, pondré todo el empeño en ello. En las bases de 1980 se dice textualmente: “Premio Emilio Freixas 1980, será concedido al dibujante que, con su aportación al lenguaje gráfico, haya dado prestigio a la Historieta”. Ante la decisión del Jurado que otorgó los premios correspondientes a 1978 y 1979, decisiones en las que, como es lógico, nunca he intervenido, decisiones de dicha edición que sorprendieron, porque siempre había tenido la idea de que dicho premio recayera en el dibujante español, nuestro gran dibujante español, reconociendo como tú, que los dos dibujantes premiados, Burne Hogarth y Milton Caniff, son grandes merecedores de este premio y de muchos otros. Todos conocemos lo que “se mueve” dentro del mundo de la Historieta, los muchos intereses, etcétera, etcétera. Pero quiero asegurarte que en Gijón, al menos mientras yo sea el responsable de la Muestra, no existirá ningún tipo de condicionamiento o caciquismo. Tenemos que defender, primeramente lo nuestro, y más cuando, sin apasionamiento, estamos seguros de defender algo bueno, lo mucho bueno del dibujante español. A las bases ya editadas, se añadirá un complemento que dirá: “al dibujante que, por su aportación al lenguaje gráfico, haya dado prestigio a la Historieta española”. Recogiendo así parte de tu sugerencia y que comparte mi criterio sobre el “Premio Emilio Freixas”. Te agradezco mucho tu carta...”

Izquierda, dibujo de Chiqui de la Fuente Derecha, dibujo de Isaac del Rivero Jr., realizado durante el Salón del 78

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El padre Jose Mª Vázquez

En relación con esta carta hay que señalar, con el objeto de clarificar posturas, que el Freixas a “una Vida Dedicada a la Historieta” había sido establecido, precisamente, con el objeto de atraer al Certamen de Gijón a creadores de prestigio internacional, lo cual contrasta visiblemente con el contenido de la carta escrita por el Director del Certamen. El cambio que se introduce en las bases hace que el Jurado designado en la Muestra


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Dibujo de Jaime Marzal

de 1979, conceda el Freixas de 1980 a un español, Carlos Giménez. Paradójicamente, el primer (y último) español al que se le concede este premio, lo rechaza, renuncia a él, no lo quiere por discrepancia ideológicas con el anterior premiado (Milton Caniff) y así lo manifiesta públicamente en una carta abierta que envió a los medios de comunicación de toda España y que fue ampliamente difundida. Esta carta produjo, por vez primera, una gran repercusión de la Muestra en los medios de comunicación de más allá de nuestro Principado, no sólo en los de difusión normal (prensa y radio), también las revistas especializadas Bang! y Sunday hicieron un eco inusual de lo acontecido. “Sr. Isaac del Rivero: Dirijo esta carta a usted por considerarle el director y máximo responsable del Certamen de Gijón. Al mismo tiempo que a usted, paso copia de esta carta a varios periodistas, críticos de cómics y profesionales de la Historieta, para que la publiquen o hagan de ella el uso que crean conveniente. Como usted bien sabe, hace unos días, en el Certamen de Cine Infantil y Cómics de Gijón, se me ha concedido el Premio Emilio Freixas 1980 al Mejor Dibujante. En su anterior edición, este premio había sido concedido al dibujante norteamericano Milton Caniff. Milton Caniff, de cuyos méritos profesionales y artísticos -que los tiene y muchosno está en mi ánimo hacer mención; es, sin lugar a dudas, el autor de historietas más reaccionario de toda la Historia del Cómic Mundial. Sus historietas han sido durante tres décadas, una constante apología de las consignas del Pentágono, una defensa y propaganda a ultranza del imperial-capitalismo americano en sus cotas más altas, y un propagador mordaz e infatigable del Departamento de Estado yanqui. La obra de Milton Caniff (Steve Canyon) es la obra de uno de los discípulos más

Bang! dedicaba toda una página a comentar el hecho y a publicar la famosa carta. Sunday fue más espléndida y le dedicó dos páginas, incluyendo un dibujo muy significativo. aventajados e indesmayables del inquisidor McCarthy. Milton Caniff y yo no tenemos, por lo tanto, ni podemos tener nunca nada en común. Ni siquiera un premio. Imagino que, a la hora de conceder estos premios (me refiero a todos en general: Hogarth, Caniff, otros...) se ha pretendido premiar la labor profesional y artística, prescindiendo de la ideología de los autores. No puedo comprender ni por un solo momento cómo se puede valorar el trabajo de un hombre sin considerar que éste es indivisible de la parte ética. Sirva de preámbulo todo lo expuesto para llegar a esta conclusión: Rechazo formalmente el premio Emilio Freixas 1980. No lo quiero. Quisiera, en cambio, hacer llegar mi agradecimiento a todos aquellos que, a través de la prensa, o de cualquier otro modo, han presionado para que, de los premios que se daban en Gijón, inevitablemente y sistemáticamente a autores extranjeros, se quedase por los menos uno en España. Quiero también dar las gracias al Jurado que a la hora de votar lo hizo por mi.

A parte del hecho reseñado, esta edición no tuvo resonancia alguna, fue algo anodino que pasó totalmente desapercibido hasta el punto de que ni la prensa local hizo notar su existencia, pues prácticamente no existió. No hubo apenas invitados, ni exposiciones salvo la correspondiente a los originales a concurso, tampoco coloquios, ni conferencias, se eliminaron premios y hubo que echar mano de los invitados al Certamen de Cine para poder completar el Jurado Internacional que adjudicase los Premios del de Cómic. Fue algo que, envuelto de nuevo en las jornadas del Certamen de Cine, volvió a donde había comenzado: al interior del mismo, como una actividad que veía extinguir una llama que en algún momento había llegado a ser esplendorosa.

Nota al margen Existe un hecho que nunca he llegado a comprender. Por qué se tuvieron que modificar las bases y la distribución de los Freixas, cuando perfectamente un dibujante español podía ser recompensado con él. Los premios Emilio Freixas, tal como inicialmente se instituyeron, daban cabida a tres modalidades con las que se podía premiar la labor de otros tantos autores: el premio a “Una Vida Dedicada a la Historieta” y las modalidades “Mejor Dibujante” y “Mejor Guionista”. El primero lógicamente debería darse a un autor con dilatada vida profesional, español o extranjero. Y los otros dos eran los que, de aceptar las presiones, deberían ser modificados. Pues no. Se cambió el primero y se hizo desaparecer a los otros dos. No comprendo cómo se pudo meter en el mismo saco en 1979 a Hogarth, Caniff y Carlos Giménez. En relación con la Muestra Internacional de Cómics de Gijón en 1979, la revista especializada Sunday escribió una corresponsalía publicada en el Diario de Avisos de Santa Cruz de Tenerife que se transcribe por su especial significado al haber sido escrita por uno de los galardonados en la edición anterior -galardón impugnado públicamente por falta de ética- y avalada por la citada revista, indirectamente premiada en Gijón aquel año.

Carlos Giménez”

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La

otra cara del certamen de

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Gijón

Mariano Ayuso siempre envió las crónicas del Certamen de Gijón, del que era habitual en todas sus ediciones, hasta este año en que no pudo asistir y delegó sus funciones en su colaborador y amigo Juan Antonio de Blas, precisamente asturiano y, por tanto, identificado con los problemas de su tierra. Es una crítica verdaderamente dura, pero sabemos es real y, por tanto, la publicamos. Coincide además con el rechazo de Carlos Giménez a su premio, del cual publicamos la carta que nos envió exponiendo sus razones. En fin, el único Certamen que teníamos en España se nos hunde, por muchas y variadas razones y, o se toman medidas y se cambia todo el sistema, o no hay nada que hacer... Hubo una época que el Certamen de Gijón fue una esperanza que casi se convirtió en una realidad para los aficionados al cómic. La Muestra de publicaciones Infantiles y Juveniles, aunque tarada por la imposición oficial de que fuese una cosa “para niños”, tenía el aliciente de ser la única cita del cómic que se daba en el país. Se veía algún editor, pocos, y dibujantes, muchos... Pero Gijón no pudo, o no supo, convertirse en la cita de negocios que hubiese dado importancia comercial, al mismo tiempo que artística, a la historieta. Ya desde el principio, la maldición fue el oficialismo; como el Ministerio de Información pagaba, era quien imponía criterios, y para los censores de azul, entre los que no faltaba algún sacerdote, la convicción general era la de que el cómic era algo específicamente infantil y no hubo forma de apearles del burro. Otra característica fue la mala organización, que llegó en un Certamen a darse un segundo premio al dibujante Rodrigo Hernández Cabo, porque al declararse el primer premio desierto, así se ahorraba un dinero que no había (palabras textuales de uno de los miembros del jurado). Cada quien en Gijón arrimó el ascua a su sardina particular y el resultado fue la

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de desilusión primero y después la inoperancia... Y mientras faltó el dinero para la organización y la información, sobró para traer invitados (de todo tipo y pelaje) que aprovechaban el Certamen para veranear con su familia (o sus queridas) durante una semana a costa del dinero de los asturianos. Los intentos de abrir diálogos, de polemizar las conferencias, se vieron cortados siempre por los organizadores y los santones del Ministerio que eludieron lo que les tenía que resultar incómodo. Pero eso es ya agua pasada. Este año se ha celebrado la VI Muestra de Publicaciones Infantiles y Juveniles de Gijón, un largo nombre para un corto resultado, y hemos asistido en Gijón a un asesinato, pues se ha liquidado, quizás definitivamente, el interés que tenía Gijón para el cómic. La información ha brillado por su ausencia, de tal forma que mucha gente no se enteró ni de que se celebraba. Hubo sí, un Jurado, entre sus miembros destacaba Quino, el argentino creador de Mafalda que lleva años sin hacer cómic dedicado a la realización de chistes, y Ana María Drack, la cantante a la que suponemos una gran afición al cómic... salvo que estas dos personas formaban parte del Jurado Internacional de cine y a lo mejor se aprovechó que ya estaban a mano para meterlas a juzgar las publicaciones infantiles y juveniles. De todas las formas algo positivo salió de este sexto Certamen de Gijón, pues el premio Carlos Freixas a una vida dedicada a dar calidad al cómic fue concedido a Carlos Giménez, que merece todos los premios de este país y unos cuantos de los que se dan fuera. Otra cuestión es que el premiado, por los motivos que sean, rechace el premio tal como se comenta en otro rincón de esta página y yo personalmente con los cuales estoy de acuerdo, pues Carlos Giménez demuestra una dignidad profesional e ideológica, que otras muchas figuras para sí quisieran. Observen que Giménez, reconoce los méritos artísticos

de Caniff -que los tiene y muchos- pero no está de acuerdo con la política y la línea ideológica llevada por este y otros artistas, a lo cual él es contrario y no quiere se le equipare a los mismos. Carlos Giménez, por la gran capacidad de motivos profesionales que conocemos y sobre todo por su capacidad ética y su honradez en el tratamiento de sus dibujos e historietas, hace que recordemos la frase de Santayana “Los pueblos que olvidan su historia están condenados a recibirla” y hay demasiados interesados en que olvidemos un pasado que está muy reciente. Un pasado que como el Cid es capaz de ganar batallas después de muerto y conseguir que el festival de Gijón, con unas características oficialistas propias del franquismo, haya acabado por matarse a sí mismo. Además de este premio y rechazado por el autor, en Gijón se concedieron en la sección A, para la infancia, un primer premio dotado con 60.000 pesetas y un trofeo de la Caja de Ahorros de Asturias, o sea con el dinero de los asturianos, por cierto, ¿cuántos asturianos juzgaron la obra?, a Cuento del dragón que saltaba árboles, de Antonio Jesús Morata, de Jaén. En la sección B, para la juventud, dotado igual que el anterior, se repartió entre las obras Sueños de José Pérez Montero y Un lápiz y un papel de Ezequiel López García, ambos autores de Madrid. El premio Asturcón al mejor libro infantil y juvenil fue para Camenbert en el desierto de Ediciones Altea (con dibujos de José Ramón Sánchez) y una mención especial al libro O rabo de gato de Ediciones Atica. Estos fueron los premios que salieron en la prensa. De lo demás no hablo porque no hubo. Esperemos a que el ayuntamiento democrático de Gijón tome cartas en el asunto y que el año que viene el cómic tenga una cita en Gijón en la que no estén presentes los enterradores de este año. Juan Antonio de Blas Diario de Avisos

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Un silencio muy expresivo Como un dato más en relación con el silencio que se tejió alrededor de la Convención de Gijón, se exponen unos datos obtenidos del análisis de las revistas y boletines editados por la publicación barcelonesa Bang!. Con el objeto de que se pueda establecer una cuantificación del citado silencio, se han obtenido de estas publicaciones las referentes a actividades procómic desarrolladas en otras localidades españolas. Se ha elegido el periodo de publicación comprendido entre el boletín Bang! Del 10 de mayo de 1970 y la Carta Noticiero nº 5 correspondiente a diciembre de 1979. En este periodo de tiempo quedan recogidas todas las actividades llevadas a cabo en Gijón, que van desde la exposición de Trinca en septiembre de 1972 al último certamen celebrado en junio de 1979. En ningún caso se ha contabilizado la publicidad o los anuncios. Utilizando similares planteamientos con

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el fanzine Cómic Camp, Cómic In y su derivado, la revista madrileña Sunday, se obtiene el cuadro inferior.

Curiosidad anecdótica Como curiosidad anecdótica anotar el hecho de que casi el cincuenta por ciento de las cinco páginas y media de Sunday, fueron dedicadas a “poner pingando” al Certamen de Gijón. Y nunca mejor empleado el aforismo. La ilustración del niño orinando sobre el artilugio mecánico que representa el Certamen de Cómics de Gijón, cerró la última mención que Sunday le dedicó (nº 6, diciembre 1979). En la práctica totalidad de las ediciones del Certamen de Gijón estuvieron invitados personas relacionadas con Bang! y Sunday, revistas indirectamente premiadas en la impugnada entrega de 1978.

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I Salón del Cómic (Sama de Langreo, 1984) Organizado por el recientemente creado Ayuntamiento de Langreo, a través de la casa de la Cultura “Jerónimo González” y del Servicio de Animación Cultural, con un presupuesto muy reducido, según palabras de los organizadores Helios Pandiella y Próspero Morán, se inaugura el día 11 de junio de 1984, en Sama de Langreo, el I Salón del Cómic. Con la subida del PSOE al poder, en los Ayuntamientos por ellos regentados, se pone de moda la creación de Festivales de Jazz y Cómics. Hubo un momento que las ciudades españolas se inundaron de manifestaciones culturales relacionadas con el cómic: semanas, jornadas, salones, etc., proliferaron como las setas; un sarampión que como vino se fue y que también afectó a nuestro Principado aunque, como veremos, de muy diferente manera. La larga tradición desarrollada en Asturias en este tipo de eventos, propiciaba que nuestra región no quedase al margen. El Salón de Langreo fue, como tantos otros, visto y no visto. Sin embargo, a pesar de reunir todas las características por las que fracasaron estas manifestaciones, pequeños presupuestos, desinterés de los propios patrocinadores -que vieron siempre este tipo de actividades bajo la perspectiva de una “moda”-, supeditación conceptual a las grandes urbes (Barcelona y Madrid), desconocimiento del medio, etc., este va a ser un Salón diferente a los demás, no por lo que significaría en sí mismo, sino por la luz que encendería con la que se dejó ver de nuevo el camino ini-

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ciado en Gijón en 1972. El Salón de Langreo duró dos ediciones, dedicadas casi exclusivamente a la promoción de la llamada “línea clara”, estilo historietístico relacionado con Hergé (creador de Tintín), entonces de moda en Europa y capitaneado en España por la revista catalana Cairo y su máximo responsable Joan Navarro. Se montó el socorrido y siempre válido Concurso de Cómics para autores noveles, que en esta ocasión se denominó “de Langreo”. Hubo otro hecho muy destacable: la edición de una revista, patrocinada también por el Ayuntamiento de Langreo, cuyo número cero fue presentado en el transcurso del festival musical del día de San Pedro, celebrado aquel año en el Parque Nuevo de La Felguera: Caja de Dibujo. Como invitados estuvieron presentes

Onliyu y Pons de la revista El Vibora y Joan Navarro y Pere Joan de la publicación El Cairo. En el capítulo de exposiciones se presento Perpetum Móbile/ Expo Víbora procedente de Barcelona; Diez años de El Wendigo y la correspondiente a originales presentados a concurso. Se organizó el I encuentro de autores y críticos asturianos. El Wendigo, que cedió desinteresadamente una exposición, que era la única revista dedicada a este tema existente en Asturias, no fue invitado, por lo que ningún miembro de este equipo participó en el citado encuentro. Al primer Salón sucedió el segundo, que se celebró en la misma localidad en el periodo de tiempo comprendido entre el 7 y el 14 de abril de 1985. En él se montó la exposición Madriz y la de originales presentados a concurso. Asistieron los autores y estudiosos ligados en aquel entonces a las revistas El Cairo y El Víbora, Max y Ramón de España y, en relación con la exposición Madriz, estuvo presente su director Federico del Barrio, también Mario Ayuso de Madrid. Por parte asturiana participó en una mesa redonda el periodista de La Nueva España Javier Cuervo Por falta de apoyo económico, no hubo tercera edición. Sin embargo, a Langreo le corresponde el mérito de haber desempolvado en Asturias este tipo de actividades, y de haber influido en los animadores culturales del Ayuntamiento de Oviedo para que organizasen una reunión similar, que daría origen al Salón del Cómic Ciudad de Oviedo y con posterioridad al Salón Internacional del Cómic del Principado de Asturias.


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