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¿Tenemos los políticos que merecemos?
POR ING. PEDRO CRUZ — Los guatemaltecos que queremos construir el país que nos merecemos... ¡No nos damos por vencidos tan fácil! Y por eso, pienso que no… no tenemos los políticos que nos merecemos. Hemos trabajado y nos hemos expresado durante mucho tiempo luchando contra corriente por erradicar la corrupción y pues sí, es frustrante ver cómo nos siguen gobernando personajes no idóneos.
¿Por qué pasa todo esto? En buena medida se debe a que la política se ha convertido en un negocio rentable para todo aquel que aspira a un cargo público con el fin de enriquecerse, a costa de los guatemaltecos. Los cargos públicos tienen un precio y no son otorgados tomando en cuenta la capacidad y el liderazgo. Quienes llegan, quieren recuperar su “inversión” y por eso, olvidan el bien común.
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La política pasó de velar por los intereses comunes a ampliar privilegios a quienes ya vivían con ciertas prerrogativas.
Es urgente retomar los principios de la buena política. Es vital que los partidos políticos se comprometan con los guatemaltecos y se den por enterados que son los primeros responsables en depurar la política. Son ustedes, políticos, quienes deberían depurar sus propios listados. ¿Por qué esperar a que seamos los ciudadanos que lo exijamos? ¿No es acaso esta una buena práctica que garantiza que los partidos sean sostenibles? ¿No es esto esencial para cumplir las promesas que le hacen al pueblo?
En la cadena política, todos los eslabones deberían ir orientados a un solo objetivo. Y así como los partidos tienen una responsabilidad innegable, también podríamos decir que cada candidato a un puesto público debería tener el suficiente coraje para ser fiel a los principios éticos, tan necesarios para cambiar el rumbo de un país.
Candidatos con liderazgo y ética, que no se dobleguen a intereses, deberían ser la regla y no la excepción. Ellos tendrían que ser los garantes del bien común dentro del partido y empujar un verdadero cambio.
Pero, si acaso el filtro falla en candidatos y partidos; los guatemaltecos deberíamos poder confiar en que las instituciones que velan por la democracia tomarán cartas en el asunto. Recuerdo cómo en mi niñez, el Tribunal Supremo Electoral y la Corte de Constitucionalidad inspiraban mucha confianza. Sin embargo, ahora los ciudadanos nos vemos forzados constantemente a alzar nuestra voz para que instituciones como el TSE corrijan la plana.
Desde las adquisiciones que se hacen para el proceso electoral hasta cómo debería respetarse el artículo 113 de la Constitución de Guatemala. Los guate- maltecos debemos estar vigilantes para que las autoridades no nos metan gol. ¿Es esto lógico? ¿No deberían ser las autoridades electorales ejemplo de amor a la democracia, modelo de transparencia y ejecutores apegados a las leyes?
Tristemente no tenemos que ir muy lejos en el tiempo para encontrar un ejemplo de mala gestión de nuestras autoridades electorales. En una decisión inexplicable, el TSE inscribió a Manuel Baldizón como candidato a diputado. Aunque luego enmendara la tarea. Esto a pesar de que Baldizón fue condenado en EEUU y tiene procesos abiertos en el país.
El TSE y también los Secretarios Generales de los partidos políticos (conformo lo establece la LEPP artículo 19 bis) deben realizar un ejercicio de verificación sobre cada nominación. No debería inscribirse a aquellos candidatos que no cumplan con los requisitos constitucionales de idoneidad, capacidad y honradez.
Pero ¿qué pasa si toda falla? ¿Cómo deberíamos actuar los ciudadanos si los partidos no nos dan lo que exigimos y las autoridades no garantizan la idoneidad de los candidatos? Todavía nos queda un “arma sereta”: el voto.
Con nuestro sufragio podemos vetar a los corruptos, a quienes quieren aprovecharse del país. Debemos también asumir esa responsabilidad y votar solo por aquéllos que merecen liderar una nación por su probidad, ejemplo y capacidad.
No nos caigamos en la trampa de los sin vergüenzas que se quieren aprovechar del pueblo guatemalteco. Sigamos construyendo una muralla de participación ciudadana que defienda la democracia y el estado de derecho en Guatemala.