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NUESTRO COMPROMISO”.
¡Lamentable! En medio del caos lo primero que se sacrifica es la verdad. Con el fin de confundir los hechos y obstaculizar una salida que favorezca a la mayoría. Con el fin de mantener la hegemonía del poder. Ratificar la pobreza y la modorra. En río revuelto…, personajes que invierten en desinformar a la población. Almas oscuras que respiran de la crisis; idean escenarios paralelos para montar una obra falaz. Confunden. Traspapelan la historia, encubren la memoria. En el capítulo noveno de El Quijote, aparece: “El camino de la verdad, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir”. Ocultar la verdad es burlar la historia, impedir el cambio. Porque solo conociéndola será posible redireccionar este rumbo perdido. Transformar, reformar, rehacer el sistema político. Y para ello, los hechos y la realidad.
Es terrorífico ver lo cerca que están los 11 principios de la propaganda nazi creados por Goebbels. Vean el sexto: “Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un pequeño número de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí la frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
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Sobran ejemplos. Todos somos testigos de constantes montajes (¡se ve cada cosa!). Siembran miedo en la sociedad. Los mensajes se reproducen, las farsas se derraman y se expanden. Medios encargados en desinformar son vistos y visitados por muchos. Y todo para mantener esto estancado.
No olvidemos que el derecho humano a la libertad de expresión está atado al derecho a la información, objetiva y veraz. Y que la población merece la verdad. No la burla montada en pasquines. No la estrategia que llevó al mundo a la miseria de una guerra. No nos dejemos succionar por agujeros oscuros que tanta miseria le han traído a la humanidad. Y en este año electoral hay que atender la amenaza para no salir engañados de nuevo. Para no caer seducidos por el disfraz.
¿Y si nos unimos en un nuevo y simple principio? Acá va: si no lo compruebo, ¡no lo reproduzco!, ¡no lo comparto!
¡No seré parte de la mentira!

Gonzalo Marroqu N Godoy Enfoque
político de turno y sus aliados manejan como marionetas de circo a la CC, la CSJ, el MP, la PDH y hasta al TSE, para solo mencionar las instituciones cooptadas más importantes.
SI LA PERCEPCIÓN DE LA GENTE
ES QUE NO HAY TRANSPARENCIA, ES PORQUE NADA SE HACE PARA MOSTRARLA… SIMPLEMENTE
PORQUE NO EXISTE Y LA CORRUPCIÓN ES GALOPANTE.
El informe de Transparencia

Internacional sobre Guatemala 2022 es contundente: apenas 24 puntos sobre 100 en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC); un 48 % piensa que la corrupción fue peor el año pasado –no se dice cuántos piensan que sigue igual, pero serían muchos también–; y ocupamos el puesto 150 entre 180 países medidos, uno de los peores de América Latina.
Durante los tres años de Alejandro Giammattei en la presidencia de la República no hemos dejado de caer en esta medición que se hace año con año. Nadie, local e internacionalmente cree esa frase de que respetamos la independencia de poderes. Es obvio que no existe tal independencia y que el poder
La impunidad es el marco ideal para promover la corrupción. El mensaje que el MP ha dado durante los últimos años es que se persigue a quienes luchan contra la corrupción, mientras se deja de investigar –y hasta se ayuda–, a quienes han hecho o hacen grandes negocios turbios con, y en, el Estado. Los primeros, son enemigos u opositores, mientras que los segundos son cuates o simplemente coyotes de la misma loma.
Al no existir persecución penal contra los corruptos, el mensaje es que la gaveta de erario está abierta para el respectivo saqueo y, aquellos que lo cometieron en el pasado, pero son parte de la misma banda, ahora pueden hasta convertirse en acusadores de quienes los acusaron. Así de ridículo se ha vuelto el sistema de justicia en la Guatemala de hoy.
Demoledor el informe, aunque estoy seguro de que no causa ni la menor roncha a quienes dirigen el país. No les importa un ápice esa pésima percepción que tiene la mayoría del pueblo sobre la falta de transparencia y corrupción, porque han perdido el decoro.
Veremos cuántos, entre el montón de candidatos por la presidencia, toman este tema como prioritario en sus discursos de campaña.