Calvario de migrantes nicaragüenses

> Criminalizar a los principales actores de la lucha contra la corrupción e impunidad en el país no frena la intención de continuar generando impunidad y apoyo a actores corruptos en el país, desde lo interno del MP que dirige Consuelo Porras, se siguen trabajando casos para perseguir a operadores de justicia y periodistas.
El pasado 20 de diciembre, luego de tres años sin movimiento, inesperadamente una denuncia interpuesta por Francisco Édgar Morales Guerra, alias Chico Dólar: condenado a 38 años de cárcel por lavado de dinero, se registró el cambio a la Fiscalía de Asuntos Internos, desde donde se ha perseguido a abogados anticorrupción, como Virginia Laparra, Juan Francisco Sandoval y a otros que investigaron casos de alto impacto. Fuentes a lo interno del ente investigador confirmaron que esa unidad requirió precipitadamente a la Fiscalía contra la Corrupción el expediente completo de la denuncia contra la ex jueza Érika Aifán, así como de los jueces que condenaron a “Chico Dólar”: Yasmin Barrios, Patricia Bustamante y Gervi Sical. La intención sería emprender una persecución en su contra y adjuntarla a otras para vincular a fiscales que investigaron el caso. Así las cosas, los procesos de corrupción y narcotráfico permanecen en el olvido, mientras que la fabricación de procesos contra actores anticorrupción y periodistas se tramitan con premura.
Dentro del expediente para su extradición, sobresale la conexión del extraditable con el cartel de Sinaloa, cuyas puertas le abrieron de sus empresas constructoras para hacer obras en el Ministerio de Comunicaciones, lo que les sirvió de Laundry, con el aval de Javier Maldonado, quien recibió su respectiva coima en billetes de a 200 y de a 20 dolorosos. Pronto conoceremos los alcances y a otros involucrados en el negocio del polvo blanco que no es harina, utilizando la estructura estatal como lavandería y su relación con empresas que comercializaron con los yunaites. Lo cierto es que Ubico hace meses decía por medio de altavoz en el congrueso que él tenía comunicación con los gringos. Como que ahora si de veras la tiene.
Siempre que acusan a su partido de financiamiento ilícito, narco o votar en alianza con Giammattei, acostumbra culpar a otros y les zafa la alfombra para tirarlos a los leones. Esta vez intentó hacerlo con Estuardo -Engels- Vargas, ahora perseguido por los gringos. Resulta que Estuardo -Magnitsky- Vargas le advirtió textualmente:“recuerde quien le llevaba los dolarucos a su oficina y a la cárcel, también puedo hacer público que le llevé al Castor Samayoa, a Montejo y a los Sarceño”. Además le recordó los nombres de otros señorones del polvo blanco que no es harina, por lo que a la Doña no le quedó más que
ordenar que lo proclamen como candidato en su asamblea de hoy domingo. Aunque a más de alguno le mencionó su estrategia de no proclamar a diputados y esperar unas semanas que baje de tono la noticia. Tiene dos caminos: o se pone de frente contra el imperio y del lado del contrabando y narco o le da la espalda a Vargas, ¡están abiertas las apuestas!
El operador de la UNE , el famoso Inés Castillo y no precisamente por sus valores de lealtad, anda vendiendo los proyectos, de llegar Zandra a la presidencia. Se autoproclama como el futuro Ministro de Comunicaciones, por lo que se ha dado a la tarea de pedir dinero a constructores y a cuanto personaje se le ponga enfrente en nombre de la señora.
EL MAESTRO DE LA TRANSA
Juan Pablo Bercián, el disque empresario, con sus empresas de cartón dedicadas al tema informático, sin experiencia alguna, anda como mercader de la corrupción prestando sus servicios de asesoría informática en los puertos, en Micivi y en el Ministerio de Cultura y Deportes, donde le han adjudicado sendos contratos millonarios, adjudicados a dedo, alineados con las autoridades de las instituciones y las juntas de licitación.
AFP
Para muchos nicaragüenses que se marchan hacia Estados Unidos para dejar atrás las complicaciones políticas y económicas bajo el gobierno de Daniel Ortega, la odisea comienza apenas ponen un pie en la vecina Honduras.
Después de dejar a sus familias, malvender sus pertenencias o endeudarse, decenas parten cada día, asfixiados por la falta de trabajo o míseros salarios.
Yesica Centeno, una administradora de empresas de 42 años, es uno de los pasajeros de un autobús que acaba de
llegar al puesto fronterizo hondureño El Guasaule, después de tres horas de viaje desde Managua.
“Es posible que algunos de ustedes tengan problemas con sus tarjetas de vacunación o con sus documentos. Si eso ocurre no peleen con la migra hondureña. Me buscan a mí para ayudarles. Pero ya saben que todo se soluciona con dinero”, les dice el auxiliar del autobús.
El vehículo, en el que viajan 36 personas, casi todos nicaragüenses que buscan migrar, cubre en dos días este trayecto de casi 800 kilómetros hasta Ciudad de Guatemala, pasando por Honduras y El Salvador.
En efecto, una vez en el control migratorio Yesica es informada de que no puede entrar a Honduras por un supuesto problema con su certificado de vacuna anticovid.
“Cuando llegamos a la frontera con Honduras sentí que nos maltrataron”, pues “todo es dinero, te ponen peros, te dicen que por una letra o por un número un documento no está bien y que no puedes continuar viajando”, relata a la AFP.
“La única opción que te dan es arreglémoslo (con dinero), se aprovechan” de la desesperación de los migrantes, agrega la mujer, que viaja con sus dos hijos adolescentes para reencontrarse con su esposo, que migró hace un año a Estados Unidos.
Veinte de los ocupantes del autobús terminan pagando 40 dólares cada uno en
El Guasaule para que los dejen continuar por territorio hondureño.
Otros se ven obligados a entregar US$100 y hasta US$250 por supuestos problemas con sus documentos.
Las cifras, en algunos casos, representan un parte significativa del dinero que llevan.
“Casi a la mayoría nos quitaron 40 dólares y eso no es justo para nosotros”, dice a la AFP Eriselda Soza, una campesina nicaragüense de 32 años que también busca llegar a Estados Unidos.
“A los pasajeros que no llevaban la tarjeta de vacunación, la migración hondureña les aplicó una multa de 250 dólares” a cada uno para que pudieran pasar, se queja otro viajero que pidió no ser identificado.
En total, los migrantes desembolsaron US$1,300 en sobornos en el paso de El Guasaule. En todos los casos,
la negociación la hizo el auxiliar del autobús, quien recogió el dinero y lo llevó a los funcionarios hondureños.
Otros 16 autobuses cargados de migrantes llegaron casi a esa misma hora al puesto de El Guasaule.
Mas de 164 mil nicaragüenses han sido interceptados por entrar de manera irregular a Estados Unidos en el año fiscal 2022, tres veces más que el periodo anterior, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.
Las autoridades de Honduras dicen ignorar que ocurren irregularidades en el puesto fronterizo con Nicaragua.
“El Instituto Nacional de Migración no cobra por el ingreso al país, estamos en contra de cualquier cobro ilegal”, dice el portavoz de esta entidad, Wilsón Gómez.
“De comprobar que existen cobros el Instituto remitirá los casos al Ministerio Público para su investigación”, agrega.
La directora de Salud de la zona sur de Honduras, fronteriza con Nicaragua, Merary Avilés, expresó que había recibido “reportes” sobre procedimientos de esta naturaleza.
“Pero no hemos tenido las pruebas”, sentencia.
Los nicaragüenses están migrando masivamente debido a la crisis política y social que vive su país desde las protestas que estallaron en 2018 contra el gobierno de Ortega, en el poder desde 2007 y que ha estrechado el cerco sobre los opositores.
En su ruta, deben cruzar Honduras, El Salvador, Guatemala y luego México, desde donde buscan ingresar a Estados Unidos, la mayoría de las veces ilegalmente.
La corrupción es uno de los grandes problemas que padece Honduras.
La presidenta izquierdista Xiomara Castro suscribió este mes en Nueva York un acuerdo con la ONU para formar una comisión que investigue actos de corrupción en el país centroamericano.
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Guernica, una de sus obras más relevantes.
El año dedicado al pintor español incluye homenajes, exposiciones, pero también controversias.
Ana Lucía Mendizábal Ruiz elPeriódicoEl 8 de abril de 1973 el mundo le decía adiós a uno de los artistas más relevantes de la plástica. Pablo Ruiz Picasso dejó de existir en Mougins, Francia, en donde tenía fijada su residencia. El artista, que había nacido en Málaga España, el 25 de octubre de 1881, dejó un legado expresado a través de emblemáticas piezas, pero también de controversias.
Para conmemorar los 50 años
de su fallecimiento, desde septiembre pasado comenzó una serie de actividades que incluye desde exposiciones hasta conversatorios acerca de su vida, su obra y sus ideas.
Para ello, los ministros de Cultura de España y Francia unieron esfuerzos, porque, según se dijo a la prensa reunida en el lanzamiento de la iniciativa, se pretende “hacerle el gran homenaje al artista que no se le hizo nunca en vida”.
De acuerdo con el programa presentado en el lanzamiento de las conmemoraciones, que
Una visitante a la muestra Pablo Picasso y la desmaterialización de la escultura en la Fundación Mapfre de Madrid, observa la escultura Mujer en el jardín.
se realizó en el Museo Reina Sofía en octubre de 2022, serán 42 exposiciones y eventos en 38 instituciones: 16 en España, 12 en Francia, siete en Estados Unidos, dos en Alemania, dos en Suiza, una en el Principado de Mónaco, una en Rumanía y una en Bélgica. Pero hay muchas más que se han ido sumando en todo el mundo.
Las primeras actividades arrancaron en septiembre y son exposiciones de la Fundación Mapfre y el Museo Thyssen en Madrid, así como las que también exponen el Museo Picasso de Münster (Alemania), el Museo Montmartre de París, los Museos Reales de Bruselas y la que se inauguró la semana pasada en el Metropolitan de Nueva York. A finales de octubre de 2022 se sumaron a esta lista el Museo de Bellas Artes de Lyon (Francia) y la del Museo Picasso de Barcelona.
ENTRE ESPAÑA Y FRANCIA
Aunque al principio de la planificación
Figuras junto al mar de Pablo Picasso en una exposición de más de 80 obras suyas en la Galería Nacional de Victoria en Melbourne, Australia.
algunos pusieron en duda el papel de Francia en la conmemoración, debido a que Pablo Ruiz Picasso nació en Málaga, España, se ha determinado que ambos países tienen derecho. Francia adoptó al artista cuando fue exiliado de guerra y le brindó facilidades para desarrollar su trabajo.
Carlos Alberdi, presidente de la Comisión Ejecutiva para la conmemoración señaló: “Tenemos que superar esta idea de si Picasso era español o francés, porque hoy día está claro que era español y francés”.
Málaga, La Coruña, Bilbao y Barcelona también han organizado actividades paralelas a las exposiciones, como el congreso de expertos en la figura del pintor que acogerá el Museo Reina Sofía o un importante simposio internacional que se celebrará en París, entre los días 6 y 8 de diciembre de 2023, en la sede de la UNESCO.
Los organizadores decidieron no dejar fuera las sombras del artista. Por ello, dejaron la puerta abierta a las discusiones
Los visitantes observan las obras Bodegón con flores y compota y Bodegón con cesta de frutas y flores en una exposición en Las Vegas, Estados Unidos.
sobre la criticada relación que el pintor tenía con las mujeres.
La ministra francesa Rima Abdul Malak se refirió a ese aspecto al decir: “Yo soy feminista, pero no podemos circunscribir la obra de un artista a la relación con las mujeres. Hay que abrirse a otros campos de su creación”, anotó la funcionaria. En este sentido, Iceta ha apuntado que Picasso fue hijo de su tiempo, pero no por ello se pueden eludir las controversias: “Porque no nos guste cómo era no vamos a dejar de promover su obra. O al revés, porque nos guste su obra, no vamos a intentar orillar los aspectos de su personalidad discutible”.
En la parte luminosa del artista se debe hablar, entonces, acerca de icónicas piezas como La vida (1903), La bella holandesa (1905), Las señoritas de Avignon (1907), Los tres músicos (1921) Bañista sentada (1930) Mujer ante el espejo (1932) El Guernica (1937) Mujer que llora (1937) y Las meninas (1957).
La muestra Laugh Lines se inauguró el viernes 7 de enero y permanecerá abierta durante todo el mes.
Ana Lucía Mendizábal Ruiz elPeriódico
Los más recientes trabajos de las artistas Laurel Jacobson e Irene Carlos se exhiben desde el viernes 7 de enero en la Galería del Mesón Panza Verde, ubicado en la 5a avenida Sur, # 19, La Antigua Guatemala. Bajo el título Laugh Lines, ambas artistas despliegan su creatividad y muestran sus particulares estilos.
Laurel Jacobson dice que está consciente de que cada arruga y cada línea
Mirando al Volcán de fuego, trabajado con la técnica Shou Sugi Ban, de Laurel Jacobson
Maori, un acrílico en papel, de Irene Carlos.
cuentan una historia. “Elegí este tema como una forma de expresar el paso del tiempo a través de la cargada narrativa del envejecimiento”, expresa la artista. Ejemplifica su sentir al hacer notar que “las líneas que atraviesan un pergamino implican el movimiento lineal del tiempo. Líneas que cruzan una pintura en un viaje visual como líneas de personajes a través de una cara, pistas de alegría y tristeza para que todo el mundo las vea”.
Jacobson reflexiona acerca de la manera como se interpretan esas líneas: “Amarlas u odiarlas, las arrugas de risa son una realidad del viajero experimentado. Acéptalas o lucha contra ellas, son como el arte: obvias, relevantes y en tu cara”, expresa la artista.
Laurel, quien ha vivido durante varios años cerca del Volcán de Fuego, afirma que tanto ahí como en Canadá, donde ha presenciado los incendios forestales
le ha encontrado un sentido al fuego. “En mi arte, utilizo la técnica japonesa del Shou Sugi Ban, quema de madera, alistando fuego para co-crear esculturas, apreciando las texturas que crea el fuego. También utilizo el humo de una vela en la técnica Fumagio para pintar sobre lienzo y madera dando espontaneidad al proceso de hacer arte. El fuego en sus
varias presentaciones se ha convertido en mi co-artista”, expresa.
Irene Carlos enfatiza en la espontaneidad. “Estar en contacto con mi mente creativa, mi corazón, con el palpitante corazón del universo. Cuando el observador y lo observado se funden en uno solo es cuando tiene lugar la espontaneidad pura”, asegura la artista. “Ese estado intuitivo , de reacción libre de filtros racionales es lo que vislumbro en ciertos momentos”, añade.
En sus técnicas y materiales, Irene Carlos tiene claras referencias a sus anteriores quehaceres artísticos. “La expresión del color y la textura, son reminiscencias de mi trabajo como artista textil. Hay algo vivo que experimento con mi campo sensorial. Las fibras, la pintura líquida, el gres y cual-
Conjunto de piezas de pintura y escultura de Laurel Jacobson.
quier material que pasa a través de mis manos. Esos momentos atesorados son los que me conducen a un camino sin resistencia, hacia lo absoluto”, agrega.
La muestra estará abierta hasta el 3 de febrero y puede visitarse todos los días, de 8:00 a 22:00 horas.
Esta receta es una de las joyas que tiene la gastronomía guatemalteca.
Claudia Ramírez elPeriódicoLa piloyada es un platillo tradicional de la cocina de Antigua Guatemala, Sacatepéquez. Se prepara a base de piloyes, que son familia de los frijoles colorados, acompañado de chorizos, longanizas y posta de cerdo.
Este platillo tradicional no es tan conocido como el pepián, jocón o kaq ik, sin embargo, es una excelente opción para degustar algo diferente de la gastronomía guatemalteca. Esta receta se sirve fría y se adereza como una ensalada.
Ingredientes 1 libra frijol piloy
hoja de laurel
dientes de ajo
rama de tomillo
longanizas
chorizos
libra de posta de cerdo
taza de vinagre
libra de tomate
rama de perejil Sal y pimienta al gusto Agua
Siga el paso a paso de la elaboración
NUEVA YORK – Dicen que la economía es la ciencia lúgubre, y 2023 le dará la razón al apodo. Estamos a merced de dos cataclismos que sencillamente están fuera de nuestro control. El primero es la pandemia de COVID -19, que sigue amenazándonos con nuevas variantes más letales, contagiosas o resistentes a las vacunas. Pandemia que ha sido mal manejada en particular por China, sobre
todo por no haber inoculado a sus ciudadanos las vacunas más eficaces de ARNm (fabricadas en Occidente).
El segundo cataclismo es la guerra de agresión de Rusia en Ucrania. El conflicto no tiene final a la vista, y puede escalar o producir efectos derrame aún mayores. De uno u otro modo, es casi seguro que habrá nuevas perturbaciones en los precios de la energía y de los alimentos.
Y como si todo esto fuera poco, hay abundantes razones para temer que la respuesta de las autoridades convierta una situación mala en una situación peor.
Sobre todo, es posible que la Reserva Federal de los Estados Unidos suba los tipos de interés más de la cuenta y demasiado rápido. La inflación actual se debe en gran medida a restricciones de suministro, que en algunos casos ya están en proceso de resolverse. En este contexto, subir los tipos de interés puede ser contraproducente. No generará más alimentos, petróleo o gas, pero hará más difícil movilizar inversiones que ayudarían a aliviar dichas restricciones.
El endurecimiento monetario también puede provocar una desaceleración mundial. De hecho, es una posibilidad que muchos dan por sentada; y hay comentaristas que, convencidos de que el combate a la inflación exige pagar un costo económico, en la práctica se han puesto a pedir que haya recesión, y sostienen que cuanto más rápida y profunda sea, mejor. Al parecer no se han detenido a pensar que el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Ya es posible sentir en todo el mundo los efectos del endurecimiento monetario de la Fed. Estados Unidos está embarcado en una política de empobrecer al vecino, versión siglo XXI: aunque el fortalecimiento del dólar atempera su propia inflación, lo hace debilitando otras monedas y aumentando la inflación en otras partes. Para mitigar estos efectos cambiarios, incluso países con economías débiles se ven obligados
a subir los tipos de interés, lo cual las debilita todavía más. La combinación de tipos de interés más altos, monedas depreciadas y desaceleración mundial ya tiene a numerosos países al borde de la cesación de pagos.
El encarecimiento del dinero y de la energía también puede provocar numerosas quiebras corporativas. Ya hay de esto ejemplos espectaculares; uno de ellos es la empresa alemana de energía Uniper, ahora nacionalizada. Y aun sin declaratorias de quiebra, las empresas y los hogares sentirán la presión del endurecimiento crediticio y financiero. Como es lógico, tras catorce años de tipos de interés bajísimos, numerosos países, empresas y hogares están sobreendeudados.
Las enormes variaciones cambiarias y de tipos de interés durante el año que pasó implican una multitud de riesgos ocultos, de lo que sirve de ejemplo el cuasiderrumbe de los fondos de pensiones británicos a fines de septiembre y principios de octubre. Los descalces cambiarios y de vencimientos son una señal distintiva de economías insuficientemente reguladas, y se han vuelto aún más comunes con el auge de instrumentos derivados no transparentes.
Por supuesto, el padecimiento económico caerá sobre los países más vulnerables, creando un terreno todavía más fértil para que demagogos populistas siembren las semillas del resentimiento y del descontento. Todo el mundo respiró con alivio cuando Luiz Inácio Lula da Silva derrotó a Jair Bolsonaro en la elección presidencial brasileña.
Pero no olvidemos que Bolsonaro consiguió casi el 50 por ciento de los votos y todavía controla el Congreso.
En todas las dimensiones, incluida la económica, hoy la mayor amenaza contra el bienestar es de naturaleza política. Más de la mitad de la población mundial vive bajo regímenes autoritarios. Incluso en Estados Unidos, uno de los dos partidos principales se convirtió en un culto a la personalidad que se muestra cada vez más contrario a la democracia y sigue mintiendo en relación con el resultado de la elección de 2020. Su modus operandi es atacar a la prensa, a la ciencia y a las instituciones de enseñanza superior, sin dejar al mismo tiempo de inyectar en la cultura tanta desinformación como pueda.
El objetivo aparente es revertir buena parte del progreso de los últimos 250 años. Ya nada queda del optimismo que prevaleció al final de la Guerra Fría, cuando Francis Fukuyama anunció el “fin de la historia”, con lo que se refería a la desaparición de cualquier retador serio contra el modelo liberaldemocrático.
Es verdad que todavía queda una agenda positiva capaz de evitar una caída en el atavismo y la desesperación. Pero en muchos países, la polarización y la parálisis política la vuelven inalcanzable. Si los sistemas políticos funcionaran mejor, hubiéramos podido dar una respuesta mucho más ágil para aumentar la producción y la oferta, de modo tal de mitigar las presiones inflacionarias que confrontan ahora las economías. Tras medio siglo de decirles a los agricultores que no produzcan tanto como pueden, Europa y Estados
Unidos podían pedirles que produzcan más. En Estados Unidos se podían crear más guarderías (para que más mujeres puedan ingresar a la fuerza laboral y aliviar la presunta escasez de mano de obra) y Europa podía acelerar la reforma de su mercado energético para evitar el encarecimiento de la electricidad. Países de todo el mundo hubieran podido cobrar impuestos a las ganancias inesperadas, que en la práctica habrían alentado la inversión y atemperado los precios, y destinar lo recaudado a la protección de las personas vulnerables y a la inversión pública en resiliencia económica. La comunidad internacional podía aprobar una suspensión de patentes relacionadas con la COVID -19, para reducir la magnitud del apartheid vacunatorio y el resentimiento que provoca, y al mismo tiempo mitigar el riesgo de que aparezcan nuevas mutaciones peligrosas.
Resumiendo, un optimista diría que tenemos el vaso lleno más o menos hasta la octava parte. Unos pocos países selectos hicieron avances en esta agenda, y hay que agradecerlo. Pero casi ochenta años después de la publicación de Camino de servidumbre de Friedrich von Hayek, seguimos viviendo con la herencia de las políticas extremistas que él y Milton Friedman naturalizaron. Sus ideas nos han puesto en un rumbo realmente peligroso: el camino a una versión siglo XXI del fascismo.
Traducción: Esteban Flamini
Igual que nuestra literatura en español, la literatura portuguesa realiza un viaje de ida y de vuelta. El gran poeta de distintos rostros, Fernando Pessoa, lo expresó mejor que nadie con
su frase ritual: “mi patria es la lengua portuguesa”, igual que, décadas más tarde, Carlos Fuentes diría que nuestra patria común es La Mancha, es decir, el idioma castellano. Las dos lenguas
bajo el tutelaje de sus santos patronos, Cervantes y Camões, entre El Quijote y Las Lusiadas, uno en prosa y otro en verso.
Las dos literaturas han sostenido un pulso constante desde la época fundacional de la narrativa latinoamericana en la última parte del siglo diecinueve, aunque la novela brasileña nació con mejor ventaja, con la aparición en 1881 de las Memorias póstumas de Blas Cubas, que trajo de un golpe la modernidad y la postmodernidad. Una valiente e ingeniosa aventura que no tuvo lugar entonces en ningún otro país latinoamericano.
Machado de Assis creó el desconcierto, como Stern un siglo antes en Inglaterra con Tristam Shandy, porque entre otras novedades Blas Cubas cuenta su historia de gracias y desgracias desde la tumba, igual que lo harán los muertos en Pedro Páramo de Juan Rulfo.
Al esplendor de la literatura brasileña agregó su escritura Nélida Piñón, a quien despedimos el año que se cierra. Hija de inmigrantes gallegos, su voz dio un registro profundo a la compleja historia del Brasil, que ella supo llevar a los escenarios de la imaginación en su obra maestra La república de los sueños.
El Brasil de los inmigrantes. Los gallegos que en el siglo diecinueve atravesaron el mar en busca del sueño americano, o en busca de “hacer la América”, no se marchaban hacia Nueva York, o Buenos Aires, las metrópolis socorridas de las incesantes corrientes migratorias de entonces, sino hacia Río de Janeiro,
donde ese sueño se teñía de colores misteriosos.
Las pródigas tierras abiertas a todas las razas, en una mezcla de poderosos deslumbres. La América que se abría, y a la vez se escondía, entre selvas impenetrables y ríos portentosos, y a la que arriba, a comienzos del siglo veinte, Madruga, el personaje de La república de los sueños. Se escapa a los trece años de su hogar campesino en Sobreira, una olvidada aldea de Galicia, para subirse en Vigo a un barco que lo llevará al Brasil. Así, inicia la aventura de un trasplante que nunca se dejará consumar. Y mientras despliega su ingenio e hinca su garra para hacerse rico, y cumplir su parte del sueño americano, Venancio, su compañero de viaje, que desprecia la riqueza, lo colocará siempre frente al espejo moral.
Las raíces de Madruga, escalando sin tregua en medio de los avatares de la vida política del Brasil, son demasiado profundas y poderosas como para que permitan ser arrancadas, y lo que empieza como una huida termina siendo un regreso constante. Del otro lado del Atlántico lo estarán llamando todo el tiempo los antepasados en la voz del abuelo, que sigue en la distancia contándole las historias que componen la tradición gallega, una tradición de siglos. Y sin esas historias no se puede ser, ni se puede vivir.
La novela se abre en el lecho de muerte de Eulalia, la esposa que Madruga había ido a buscar a su pueblo de Sobreira. Por esa puerta final entramos
a conocer la dilatada saga familiar, contada en diferentes voces y en diferentes planos, con diferentes resonancias, y que terminará por ser narrada en la voz perentoria y desenfadada de la nieta Breta, heredera final de las historias y los secretos familiares. Ella es la depositaria de la saga, espejo de la propia Nélida, que asume el papel de traspasar al territorio de la imaginación las historias de sus ancestros gallegos.
Una familia a través de dos siglos, a ambos lados del mar. Del lado de Galicia, el mito con fuerza telúrica, que retiene la cabeza y el corazón de los que se van, condenados a volver siempre; del lado del Brasil, la historia viva, el mosaico político y social que va componiéndose pieza por pieza tanto en la vida pública, como en la vida de los personajes. Los abuelos sostendrán la imaginación en la bruma lejana de las tradiciones; los hijos, entretejidos en la urdimbre ambiciosa de los negocios, serán la realidad.
Un laberinto de descensos, con escaleras que siempre llevan hacia abajo, a sótanos y entrepisos cada vez más profundos. Una historia contada lleva a otra historia, y cada personaje está compuesto de varios planos, a los que accedemos gracias a las virtudes esplendorosas del lenguaje de Nélida, y de su ejemplar forma de contar, sin prisas, sin sobresaltos, enhebrando con paciencia maestra los múltiples hilos del tejido familiar.
Y corre parejas con otra gran novela de emigrantes, Una casa para Mr Biswas, de V.S.Naipul; descendiente de
hindúes llegados a la isla de Trinidad, en el Caribe, compone otra épica del éxodo, y relata los arraigos y desarraigos de una tribu extranjera en tierras americanas, sólo que en este caso las trasposiciones culturales son mucho más lejanas.
Así como Madruga crece en un ambiente de extrema pobreza, marcado desde niño por la ambición del éxito, y no puede explicar su existencia sin la conquista de la riqueza, al revés, Mr. Biswas, hijo también de la pobreza, es el fracasado por antonomasia, que aprende a ver sus descalabros sin rencor, y con un humor que nunca echa a perder la amargura.
La república de los sueños pertenece a esa estirpe de las novelas que, al contar una saga familiar a través de décadas, cuenta a la vez la historia de un país, y también la historia de una aventura cultural, y espiritual, que es la del éxodo, sin lo que no es posible entender la historia de facetas múltiples y superpuesta de Brasil, ni entender las historias de sus inmigrantes.
Y la admirable voz de Nélida Piñón queda entre nosotros, a ambos lados del mar.
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La Corte Suprema de EE. UU. ordenó que una de las políticas de inmigración más restrictivas seguirá vigente a lo largo de su frontera con México. Conocida como Título 42, la política en cuestión se impuso en marzo de 2020 cuando la nación se tambaleaba ante el inicio de la nueva pandemia. El Título 42 suspendió el sistema de asilo legal, lo que permitió a las autoridades fronterizas expulsar rápidamente a los migrantes sin darles el beneficio de presentar un reclamo de asilo. Desde entonces, la política migratoria se ha invocado 2.5
millones de veces para hacer retroceder a los solicitantes, aunque muchos de ellos, al no recibir una adjudicación de sus reclamos, intentan repetidamente cruzar la frontera de manera ilegal. El Título 42 creó un sistema de migración de dos niveles a lo largo de la frontera. Por un lado, la política convirtió a las ciudades fronterizas mexicanas en salas de espera para los solicitantes de asilo, algunos de ellos llevan meses viviendo en albergues, departamentos alquilados compartidos con otros migrantes o durmiendo en las calles gélidas, mientras
esperan el fin del Título 42. La clandestinidad, entonces, se convierte en la única opción para los migrantes atrapados en la prohibición del Título 42, quienes se arriesgan al tratar de cruzar por puntos más aislados y menos militarizados, con la esperanza de eludir la detención; de lo contrario, es probable que sean expulsados sumariamente y se les niegue la oportunidad de buscar asilo. El Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. (DHS, por sus siglas en inglés) proyecta que entre nueve y catorce mil personas intentarán cruzar la frontera sur diariamente, una vez se agote el plazo del Título 42. El arma más poderosa de la Patrulla Fronteriza contra los cruces ilegales no es su flota aérea ni la terrestre; es el mismo desierto de Sonora. Desde mediados de la década de 1990, la agencia se basa en una estrategia de “prevención a través de la disuasión” para reducir los cruces fronterizos no autorizados. La idea es simple: si se coloca más mano de obra y tecnología de vigilancia en áreas de alto tráfico, incluidas las grandes ciudades fronterizas binacionales, como la ciudad de Nogales, los migrantes no tendrán más remedio que viajar a través de terrenos más hostiles, menos adecuados para cruzar y menos propicios para la vigilancia. La estrategia tiene resultados macabros: el número de muertos en 2020 y 2021 fue excepcionalmente alto; en Arizona cada año al menos 100 personas perderán la vida tratando de llegar a EE. UU. Estos irritantes atascos fronterizos que terminan costándole la vida
a migrantes son el resultado de una desilusionante política migratoria bipartidista. Republicanos y demócratas están ampliamente de acuerdo en que los sistemas de asilo e inmigración del país no funcionan. Son conscientes de que el Congreso, paralizado por el partidismo, no ha logrado proporcionar una solución. Biden prometió que “no se construiría ni un pie más de muro”, que su administración usaría “capacidad de alta tecnología” para asegurar la frontera. Drones, cámaras y sensores serían más efectivos y más “humanos” que una barrera física, afirmó. Ignoró que el gobierno federal ya había gastado miles de millones en tecnología de vigilancia fronteriza durante las últimas tres décadas y que, a pesar de estos esfuerzos, la cantidad de cruces fronterizos no autorizados ha subido año tras año. Sin embargo, estos cruces no detectados no se consideran una falla de la tecnología o de la política pública. En cambio, se utilizan para justificar más vigilancia, más gasto y contratar más personal. Que la Administración y el Congreso de Biden se den por vencidos y digan que la única solución para abordar la migración en la frontera es expulsar a las personas y ponerlas en peligro o ampliar la detención solo para retener temporalmente y luego deportar a las personas sin una audiencia justa es un ataque atroz al debido proceso y nuestro sentido de humanidad.
A pesar de la degradación del Estado de derecho, la transición de gobierno que ocurrirá este año no pudo ser pactada y el próximo semestre queda como una historia por escribir, dependiendo de la inteligencia y astucia de cada fuerza política.
Este es el año de las definiciones políticas e inicia el invierno de Giammattei, que se anticipa crudo, pero de duración imprevisible, pues depende de la evolución de su enfermedad, imposible de disimular en las últimas semanas del 2022, con ausencias públicas prolongadas, visitas subrepticias a hospitales de la zona 10, y a pesar de las múltiples capas de maquillaje sobre su rostro, vídeos sobre-editados y fotos tomadas a prudente distancia.
La autoridad de Giammattei se debilita porque la coalición que construyó dentro y fuera del Gobierno fue meramente reactiva. Logró sus propósitos de impunidad (más de cien imputados se han salido con la suya en el último año y medio) y de escarmiento (un centenar de operadores de justicia, periodistas y activistas están en el exilio o encarcelados) sacrificando riesgosamente el Estado de derecho.
Más allá de esto reina la desconfianza entre los cabecillas del Pacto de Corruptos. El próximo semestre estará dominado por una dinámica de fragmentación controlada. Esto quiere decir que cada cabecilla buscará reposicionarse mediante el proceso electoral con vistas a reeditar
el Pacto a finales de año bajo la nueva correlación de fuerzas. Acordarán otras agendas, pero procurando dejar intacta su impunidad, la manipulación del sistema de justicia y la persecución prioritaria de los disidentes más incómodos, hasta donde la chamarra les alcance.
El Pacto 3.0 (después de Jimmy Morales y Giammattei) no trae una agenda democrática bajo el brazo. Sabe de corrupción y crimen, pues es su ethos. Ahora bien, el hecho de que Giammattei no esté capacitado para conducir la transición le abre al menos dos flancos al Pacto en esta coyuntura.
Uno es que se les cuele una oposición con músculo en el Congreso e incluso en el Ejecutivo, por el hartazgo de la gente y las nuevas preferencias políticas de los jóvenes y las mujeres en las zonas urbanas (en el caso de las mujeres, también rurales), aunque esa oposición haya sido incapaz de integrar un frente amplio y corra tan fragmentada como el propio Pacto, pero sin recursos ni incidencia en los poderes del Estado.
El segundo flanco es la amenaza real -nada hipotética- para el Pacto -tampoco es su veneno letal inmediato: después de dos años de titubeos y desorientación, Estados Unidos y Europa están de vuelta a Centroamérica. Y vienen a jugar como parte del tablero global la estabilidad democrática -por lo tanto, empujarán reformas- y el crecimiento económico bajo otro estilo; cultivarán reservas frente al cambio climático y otra gobernanza con el crimen organizado, que ya inició una transición estructural de demanda del mercado con profundos impactos en la seguridad, economía y organización del poder en la región.
La nota grave del pentagrama la dirige Washington. Y ya se ve: ante las sanciones a la minera rusa que sigue operando en El Estor, Giammattei reaccionó con explicaciones no pedidas y el MP -descertificado- acudió extrañamente muy solícito. Frente a las últimas solicitudes de extradición por tráfico de drogas, el partido Todos negó al diputado Ubico antes de que el gallo cantara y el despacho de la fiscal general, otra vez servicial, se puso a la orden para tramitar los antejuicios. Medio mundo sabe que la línea Ubico
conduce a su colega diputado Napoleón Rojas, quien, a la vez, abre el camino hacia Miguel Martínez, el futuro ya envenenado de Giammattei. Ubico y Rojas son clientes favoritos del Ejército.
Los alegatos de no intervención en asuntos internos seguirán perdiendo fuerza durante el 2023; solo a Manuel Conde, el gris precandidato oficialista que ni levanta moscas, no le cae el veinte.
En conclusión, así como Jimmy Morales fue un caído del tapanco, Giammattei tampoco es el jefe de la mafia. Con Morales, el director de la transición fue el ex ministro del CIV José Luis Benito, a quien tampoco le salió enteramente la jugada. Miguel Martínez tiene la ambición de ser el director oficial de orquesta, pero no llegará lejos.
En 2023 el Pacto 3.0 enfrentará el desafío de renovarse, aún con las cargas de Jimmy y Giammattei, mientras que las fuerzas democráticas y republicanas que apuestan a las reglas del juego de la Constitución -desafectas al descalabro que ha emprendido la actual CC- deberán adoptar una visión y acción finalmente estratégicas, o serán inútiles.
Los indicadores más relevantes del cambio -más allá de las inscripciones o negaciones electorales- serán: justicia para Jose Rubén Zamora y Virginia Laparra. Ambos condensan el espíritu y acción de la libre expresión de pensamiento y de la justicia independiente que Giammattei ha secuestrado.
Martes 3 de enero 2023, por el angosto y frio callejón Los Alpes, humilde embudo de casas sin terminar, en obra gris, con columnas de oxidado hierro, esperando soleras que nunca llegarán y tubería al aire libre, ubicado en “La Selva”, en Ciudad Peronia, municipio de Villanueva, en un elegante ataud negro, cargado en hombros por agentes de la policía nacional y familiares, son trasladados, entre cánticos, oraciones mensajes y las indescifrables cabañuelas de los primeros días del año nuevo, los restos de la pequeña Génesis Anayeli Ixcajop Cristóbal hacia el cementerio local, Las Azucenas para su segundo entierro. Callejón sin salida.
Su primer entierro había ocurrido la tarde del domingo 1 de enero, cuando un albañil vecino, y repartidor de drogas a domicilio, PedidosYa, de apellido Chamalé, la había enterrado, envuelta en un saco, en el patio de una casa, a pocas cuadras de donde vivía Génesis, en un hoyo burdamente tapado por dos bloques de cemento; dejando olvidada, en la prisa,-drogado o borracho- la mochila rosada de la pequeña Génesis, quien en tan solo siete años, conoció la vida, la muerte y el infierno que se vive en colonias y asentamientos como Ciudad Peronia. Previo a su primer entierro, Génesis fue raptada, violada y
estrangulada en un confuso incidente que pareciera involucrar a familiares y vecinos. En las monografías, Ciudad Peronia es un asentamiento humano más, rodeado de barrancos, conformado por un conglomerado de aldeas, caseríos, asentamientos, es la ciudad que la “otra ciudad”, la ciudad capital, no quiere ser. La ciudad que se ve -a pesar de estar localizada a tan solo 20 kilómetros de la ciudad capital- con desprecio, con racismo, con miedo. Peronia es lejana, ancha y ajena, área peligrosa con una fuerte presencia de pandillas, falta de acceso a servicios básicos y ausencia de autoridad. Es la otra ciudad donde la capital no viviría jamás.
En realidad, Peronia no es una ciudad, es un país dentro de otro país. La parte oscura de la Guatemala “blanca”, la Guatemala “civilizada”. Los habitantes de Peronia, así como los demás habitantes
de los cientos de barrios y asentamientos son “extranjeros” en su propia ciudad. Sus habitantes, los nuevos “bárbaros”, en su mayoría, vinieron del interior huyendo de la guerra y se instalaron allí, atraídos por proyectos habitacionales establecidos en 1986. 36 años después viven cotidianamente esa inconfesable angustia de ser y no ser parte de una ciudad quebrantada, fragmentada, de la cual, se es habitante, a disgusto e indiferencia.
Antiguos dominios de una familia de apellido Pérez, fue bautizada, como Ciudad Peronia, aspiracional latinización que querría decir, ciudad de los Pérez. “Per” por el apellido familiar y “onia” por la latina terminación locativa “onia” que significa lugar, territorio, región o ciudad. Ciudad Peronia, el pretencioso pleonasmo urbano, claro está, sin las ínfulas ni la realidad de Babilonia, Macedonia, Estonia o Polonia. Sin olvidar, por supuesto, a la otra “Peronia”, la otra Argentina, la de Perón, la de los “negros” esa masa pobre y desempleada, en eterno conflicto con la Argentina “blanca”, la que pudiendo ser, nunca fue. Esa “negrada” que, como compensación temporal, salió a las calles, por millones, a celebrar, el triunfo de Messi y Argentina en el Mundial de Qatar. Por fin, otra vez, un primer lugar en algo.
Ciudad Peronia, la hermana indeseable de la ciudad de Guatemala, la capital desarticulada de los kaxlanes, incapaz de construir una metrópoli común, donde puedan cohabitar todos sus ciudadanos, con problemas de transporte, tráfico, basura, agua, drenajes. Una metrópoli inundada, atrofiada, llena de agujeros, en la que una
parte de sus habitantes le exige a la otra que deje de ser los que es, sin saber que son así, en parte por la “otra parte”, la capitalina. Con el asesinato de Génesis -niña, que se quedó en eso, en el origen- la otra Guatemala, la que debería ser, contempla a distancia a Ciudad Peronia, y por un instante se indigna y derrama una lágrima, con cercana solidaridad luctuosa, como debe ser.
Un país, dentro de otro país, llamado Peronia, dislocado, roto, resquebrajado, cuya realidad no coincide con la imagen atemporal que nos pintan los creadores de ese paisaje bello y repetitivo, hasta el cansancio, de lagos y volcanes. Guatemala, un paisaje, con una marca país, que refleja a la perfección nuestra inveterada falta de identidad “Guatemala, asombrosa e imparable”, ¿cómo la selección de fútbol argentina?, con un logo que le plagiaron, para continuar con nuestra eterna costumbre, a la radio Garkuwa FM Radio 95.5 Sokoto, Nigeria.
El secuestro, asesinato, violación y entierro de Génesis, no es un caso aislado. Según noticia de un matutino, solo en 10 meses del 2022, el MP recibió 3,846 denuncias de delitos sexuales contra menores de edad (0-17 años), es decir, un promedio de 384 denuncias al mes o 13 diarias. Para mayor INRI, la gran mayoría quedan impunes, y nada que decir de los delitos sexuales contra menores que nunca se reportan. La Guatemala que no es la marca país, la Guatemala cicatriz de la “marca”, marca indeleble.
En el registro de la Casa de Israel, Génesis significa “el Principio” del mundo y
de Israel: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra…Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó”. Génesis Ixcajop nunca tuvo oportunidad de crecer, solo fue principio. En realidad su muerte constituyó el fin del principio. O bien su muerte fue el resultado de una serie encadenada de hechos y causas, que es el otro significado de Génesis. Droga, narcotraficantes, consumo interno, narcomenudeo, muerte de Génesis.
En todo caso, su asesinato, el primer día de enero del 2023, es una simbólica cabañuela que marca, no solo el signo de los tiempos, sino el inefable retorno del pesimismo, un permanente flashback a los tiempos de Miculax , el homosexual asesino, abusador y violador serial de niños, cuya vida y fusilamiento, acaecido el 18 de julio de 1946, durante el gobierno de Arévalo, fue llevada a la pantalla grande por el cineasta Luis Garistu, Miculax, el Regreso del Diablo y a los tiempos del necesario castigo aplicado a los asesinos y violadores de Sonia Marisol Álvarez, de cuatro 4 años de edad, sentenciados a muerte y ejecutados en 1996. Época Arzú.
Agobiada, extenuada, la patria continúa transitando, sin tregua, del Génesis, al Éxodo y del Éxodo al Apocalipsis, sin fe, sin esperanza, a la espera que suenen las trompetas y observando, montados en sus briosos corceles a los cuatro jinetes del Apocalipsis. Montado en el caballo blanco, a la cabeza, el Anticristo enmuletado, el bufón disfrazado de Eleq’on, el redimido sodomita pro familia, el hijo pródigo de la iglesia pentecostal, el ejecutor de la democracia como ficción, el vengativo otorga y
quita justicia, el rabioso planificador de destinos políticos, el enfermo enfermizo que inexorablemente contempla en la distancia su propio cementerio, pidiendo que lo entierren en un panteón-caleta, con una alfombra como mortaja.
Le sigue, cabalgando en un caballo bayo, “El Profe”, la personificación misma de la peste, el atroz redentor del magisterio nacional, el asesino intelectual de la niñez escolar en Guatemala, el verdugo vitalicio del conocimiento, analfabeta emocional, dueño y patrón de ministros, despreciable zahorin del obsoleto e ineficaz sistema nacional de educación, el pequeño y amargado “profesor”. Detrás, sobre el lomo de un caballo rojo, el jinete de la corrupción, ladrón sin antifaz, diputado y funcionario bananero y frijolero, orgulloso miembro de la “orden del zopilote” hediondo a dinero mal habido y mal gusto, en las ancas del caballo el narcotráfico, cruel, imparable, sigiloso proveedor de huestes de mareros y asesinos colaterales.
Cierra la cabalgata, el caballo negro, su jinete, el hambre, la desnutrición crónica infantil, pavoroso depredador del cociente intelectual de uno de cada dos niños en Guatemala, el jibaro reductor de cabezas que no piensan, el precursor del genocidio silencioso.
Innumerables pastores y falsos profetas, cierran la biblia, se persignan y recogen el diezmo. Nosotros, los de afuera, siempre supimos, que nunca fuimos, el pueblo elegido de Dios.