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Sábado 28 de Mayo de 2011
Por la Conquista de Europa 13:45 Hrs. Se Alista Para Suecia
Un duelo entre Barcelona y Manchester United difícilmente podría ser catalogado como uno que enfrenta a David y a Goliat. Sin embargo, el imponente éxito de los catalanes bajo la tutela de Pep Guardiola ha terminado por provocar que hasta los más grandes oponentes sean vistos como escuadras frágiles, que deben apostarle a consuelos y esperanzas que habitualmente no aparecerían en su horizonte. En la batalla que definirá al Rey de la Champions League, hay dos puntos claros. El primero consiste en que resulta más factible doblegar a los blaugranas en una llave a un solo partido que en una a ida y vuelta. El segundo, que ningún jugador por sí solo puede controlar a Messi, tópico en el que el coreano Park decidió ser claro antes de que el destino lo alcanzara sobre la cancha de Wembley. Guardiola se enfrenta al reto de hacer ver que no son tan favoritos como parecen y de convencer a sus jugadores de
no incurrir en la soberbia de creerse ganadores, aunque se haya vuelto costumbre que lo sean. Reconocer la teórica superioridad del Barcelona no es faltarle al respeto al Manchester United. Los ingleses tienen lo suyo en el rectángulo verde y en el banquillo. Cuando el trinitario Dwight Yorke aseguró que Ferguson es un genio, no exageró, lo dijo con total conocimiento de causa y con la admiración que sólo los máximos estrategas pueden ganarse a ojos de sus dirigidos. En el campo existe consenso. Los hombres a seguir del Manchester United son Wayne Rooney, Chicharito y Ryan Giggs, quien tendrá que ser el abastecedor de los dos primeros para hacer posible que la Copa permanezca en territorio inglés tras la disputa de los noventa minutos. La clave del cotejo estará en el funcionamiento defensivo de los Red Devils. De muy poco servirían las
apariciones de Hernández y Rooney si no existe el cobijo de una retaguardia capaz de anular la voracidad blaugrana. Cuando un título está en disputa, las formas pueden esperar. Si algo debió aprenderse de la victoria del Real Madrid ante Barcelona en la Copa del Rey es que a los de Guardiola hay que desesperarlos, lograr que les aburra lo que tanto disfrutan: tener la pelota. Si Manchester lo consigue, estará con la llave maestra en la mano para entonces, con precisión quirúrgica, apelar a la naturaleza matadora de sus artilleros. Cuestión de tiempo para conocer al Campeón de la Champions League. Barcelona quiere la fiesta para sí, aunque a más de medio España no le agrade. Manchester, por derecho propio, y México, por el efecto Hernández, también lo desean. Ya la pelota, la inventiva de Messi, la táctica de dos grandes y la velocidad diabólica del Chicharito se encargarán de escribir la historia.
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