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Ese estúpido eres tú

Antes a los reyes les gustaba tener un payaso que los divirtiera. Un rey le dijo a su payaso:

--Eres extraordinario. Dices y haces tonterías tan grandes y fabulosas que no habrá en el mundo un payaso tan estúpido como tú.

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--Y sin embargo –contestó el payaso--, yo conozco un payaso más estúpido que yo. --Me gustaría conocerlo –dijo el rey.

--Apenas pueda, te lo mostraré –contestó el payaso. Unos años más tarde, el rey estaba muy triste, pues estaba ya para morir. El payaso le dijo:

--¿Sabes que vas a emprender un viaje muy largo? --No.

--¿Tienes algún preparativo? -No.

El payaso concluyó:

--Majestad, te prometí mostrarte un payaso más estúpido que yo. Ese estúpido eres tú. Vas a emprender el viaje más importante de tu vida, y ni lo conoces, ni sabes a dónde, ni tienes hecho ningún preparativo…

Teorías científicas sobre el origen del hombre y la edad del planeta sacuden la fe de algunos débiles y atizan la impiedad de los ateos. Que somos el producto de la evolución del mono; que, según algunos cálculos geológicos, la Tierra tiene cinco mil millones de años, etc. Estas teorías contrastarían con los seis mil años del universo entero según otros cálculos muy literales de los seis días de la Creación, y de la edad de los patriarcas y otras figuras que precedieron a Jesús. Fundamentalistas religiosos, con fe no en Dios sino en sus lecturas llanas de las Escrituras, se aferran a la creencia de que, según sus cálculos, la Tierra es joven. Prefieren ignorar toda evidencia sobre la edad, por ejemplo, de una montaña, o de una estrella que admiramos y se encuentra a cien mil años luz. Es probable que también crean que la Tierra es plana porque un versículo del Apocalípsis dice que nuestro planeta tiene cuatro esquinas: «Por tanto —concluyen— no es redondo». A estos literalistas viene a bien recordarles la advertencia de san Agustín, en el siglo V: «es una cosa vergonzosa… escuchar a un cristiano… diciendo tonterías sobre estos temas; y debemos usar todos los medios posibles para evitar una situación tan embarazosa, en la que las personas ponen en evidencia la gran ignorancia en un cristiano y se ríen con desprecio».

Lo que no quiere decir que nos traguemos, sin el más mínimo análisis crítico, lo que se presume como “ciencia”. Decir, por ejemplo, que el hombre evolucionó del gorila o del chimpancé es erróneo. Lo que tal vez puede de-