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OPINION
DR. VÍCTOR MANUEL PEÑA
En el debate sobre la nacionalidad que se está llevando a cabo en el país también hay que destacar que ésta es decidida y determinada primero en el ámbito del Derecho. Pero si bien la nacionalidad se adquiere o no en virtud de las normas constitucionales y legales establecidas, no hay duda de ningún tipo que en el origen y desarrollo de la nacionalidad como fenómeno social intervienen otros factores como son los sentimientos nacionales, los valores y la cultura. Esto nos indica que la nacionalidad no es un fenómeno solamente jurídico, sino que es eminentemente social. Es más, lo jurídico entra dentro del carácter social del fenómeno. En el planteamiento anterior está implícita la idea de que la nacionalidad se forja, se crea, se desarrolla y evoluciona a la par con los procesos históricos de los pueblos, y entonces cada pueblo construye su nacionalidad como un sello de identidad del mismo Estado. Cuando Juan Pablo Duarte y los demás trinitarios decidieron fundar la República Dominicana lo hicieron bajo los ideales de independencia, soberanía, libertad, autodeterminación, igualdad, justicia, etc., pero esos ideales expresaban los sentimientos más profundos de los criollos que querían seguir desarrollándose como pueblo y continuar desarrollando todas sus actividades en el contexto de una República y de un Estado independiente, libre y soberano. Esos ideales y valores y derechos propios del liberalismo y de la democracia tienen una expresión universal, pero en cada país la aplicación de esos ideales, valores y derechos es responsabilidad, y sólo responsabilidad, de los criollos o de la comunidad interna de tener la visión y la firme determinación de existir y constituirse como Estado y como nación. En esa labor no podíamos ser sustituidos por los nacionales o los criollos de ningún otro país: sólo los dominicanos podíamos y debíamos asumir esa magna tarea en la par-
MI OBSERVATORIO LUIS D. SANTAMARÍA
El Senado no debe dar más largas al asunto El presidente del Senado, Reynaldo Pared Pérez, no debe dar más larga al asunto de colocar en agenda el proyecto de ley que declara a Loma Miranda Parque Nacional y evitar así los planes de sectores perversos que buscan destruir esa reserva natural. Hay que poner freno de una vez y por todas, y proporcionarle paz y tranquilidad al pueblo dominicano,
MARTES, 15 DE OCTUBRE DE 2013
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El Derecho, los sentimientos nacionales y la cultura en el caso de la nacionalidad te Este de la isla. Es más, todos los pueblos del mundo terminaron asumiendo estos ideales, pero los sentimientos nacionales variaron y varían de país a país, de pueblo a pueblo. No es verdad que los haitianos, ni los nacionales de ningún otro país, iban a crear, con los mismos sentimientos del pueblo dominicano, una nación y un Estado dominicano a imagen y semejanza del pueblo dominicano y de sus intereses, en otras palabras, a imagen y semejanza de su idiosincrasia, de su ideología, de sus sentimientos, de sus valores y de su cultura. Claro, el esquema de organización política que adoptaron los trinitarios, propia de una sociedad capitalista y del liberalismo, no se correspondía con la base económica de la sociedad que teníamos en 1844: mientras la organización política adoptada era capitalista o burguesa liberal, la nuestra era una sociedad precapitalista. El mismo Estado nación o el Estado nacional aparece con el capitalismo sobre la faz de la Tierra, de modo que el mismo Estado nacional es una expresión histórica del capitalismo en el plano jurídico-político. Si no éramos una sociedad capitalista en ese tiempo, ¿cómo es posible que creáramos un Estado nacional? Ésa es una contradicción que es una consecuencia de los fallos que cometen los grupos humanos en el contexto de los procesos históricos y de cualquier sociedad. Pero el hecho histórico cierto, real, incontrovertible e irrefutable es que en base a los sentimientos de los dominicanos, abrazando los ideales ya mencionados, crearon un Estado dominicano libre, independiente y soberano. ¡Y qué bien que crearon y nos legaron una República y un Estado libres, independientes y soberanos! No podemos dejar de subrayar que ese proceso le costó muchas luchas, batallas, sacrificios mayores, sangre y luto al pueblo dominicano a partir de 1821. Y es que toda nacionalidad se ha creado, mantenido
y desarrollado en base a arduos procesos de lucha. Las tradiciones, las costumbres y la cultura del pueblo dominicano, desarrolladas desde que comenzó la colonización entre fines del siglo XV y principios del siglo XVI, estuvieron presentes en la forjación, creación o construcción de nuestra nacionalidad. Nosotros no somos ni debemos ser nunca un Estado plurinacional: sencillamente hay dos Estados y dos naciones en esta isla, pero cada una está netamente diferenciada de la otra en sentimientos, valores, costumbres, tradiciones, lengua, cultura, etc. Hemos visto cómo en el contexto de la globalización se han desgajado Estados que estuvieron integrados por diferentes comunidades étnicas, lingüísticas, religiosas y culturales: el caso más sonado y ostensible es el de la exYugoslavia, que sólo se mantuvo unida y cohesionada bajo el liderazgo omnipotente, milagroso y prodigioso del mariscal Tito. Ahí donde estaba Yugoslavia han surgido diferentes nacionalidades: Bosnia, Kosovo, Macedonia y otras. El caso más reciente es la tragedia, la matanza o el genocidio en Ruanda donde los hutus y los tutsis se han enfrentado en una lucha a muerte que les ha costado la vida a miles de los habitantes de ese país de África. O el caso de China Continental, un solo territorio, que ha acuñado la frase célebre de un solo Estado y varias naciones en base a la cual está reclamando la soberanía o la paternidad sobre Taiwán. Pero la situación de la República Dominicana es totalmente diferente a la de las naciones mencionadas: República Dominicana y Haití son dos Estados y dos naciones en una misma isla, es decir, comparten la misma isla, pero nosotros en la parte Este de la isla y Haití en la parte Oeste de la misma isla. Y como dos Estados libres, independientes y soberanos podemos tener relaciones diplomáticas, comerciales y de otro tipo, como al efecto las tenemos. ¡Pero nada más eso en un marco de respeto a las instituciones de cada país!
evitando que Loma Miranda sea explotada como pretenden esos malos dominicanos que se han asociado a la empresa Falcondo Xstrata Nickel con esos propósitos. Preservar a Loma Miranda intacta es proporcionarle al país un clima de paz y tranquilidad como aspiramos la mayoría de hombres, mujeres y niños, y es un deber del Gobierno garantizar que esta aspiración del pueblo se cumpla. No es un secreto para nadie que luego que la Cámara de Diputados declarara de urgencia y aprobara en dos lecturas consecutivas el proyecto que declara a Loma Miranda Parque Nacional, sectores interesados se han estado movilizando para tratar de evitar que la pieza sea refrendada por el Senado. E inclusive se habla de que ha corrido dinero por montón para tratar de persuadir a aquellos legisladores flojos de carácter y de patriotismo para que supuestamente torpedeen la pieza legislativa a fin de que no pueda pasar en la Cámara Alta.
Los legisladores y el Gobierno deben manejarse con suma cautela porque de no ser aprobada la ley que declara a Loma Miranda Parque Nacional eso podría provocar en el país movimientos de protestas que pondrían en peligro la paz social. Cientos de organizaciones de todos los litorales del país están decididas a no permitir que Loma Miranda sea explotada como un negocio provocando un desastre ecológico que afectaría a todos los dominicanos y dominicanas. No deja de ser un chantaje de la multinacional Falcondo Xstrata Nickel para tratar de tumbarle el pulso al Gobierno el anuncio de la suspensión temporal de sus operaciones y que cancelaría a decenas de empleados. Así es, los señores senadores deben poner fin de una vez y por todas a la situación que se está viviendo en el país refrendando con el voto favorable la pieza legislativa aprobada ya en la Cámara de Diputados que declara a Loma Mirando Parque Nacional.