Edición #12 – Julio-Agosto 2019

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latitudes Repensar los contenidos, incorporando la pobreza y a sus víctimas, exige profundizar críticamente para aclarar si la concepción de conocimiento hegemónica no lleva a la cultura curricular a una visión devaluada de los pobres y a responsabilizarlos por su pobreza.

En 2014 ISIS comenzó a ganar control en Iraq. Esto devino en la clausura de siete universidades, que dejaron a decenas de miles de estudiantes sin escuela. No obstante, la Universidad de Kirkuk dio asilo a 50,000 de estos estudiantes. Esta institución es de reciente creación, pues se inauguró en 2003, y antes de recibir a estos alumnos refugiados tenía una matrícula de 26,000 inscritos. La universidad les brindó las facilidades de todas sus instalaciones e, incluso, alumnos ofrecieron alojamiento gratuitamente a los refugiados en sus casas. Safwat Al-Bazzaz, director del departamento de inglés de la institución, aseguró que estas medidas fueron de vital importancia, puesto que los jóvenes son la parte básica de la sociedad y, al aceptar a estos estudiantes, en lugar de que se formen 30,000 terroristas, se graduarán 50,000 profesionistas.

histórica de la pobreza como producción social, económica, política, cultural y hasta pedagógica (Arroyo, 2010). Esos estudios han subrayado los determinantes estructurales y las relaciones sociales, económicas y políticas que producen y reproducen la pobreza. Han enfatizado los padrones de poder-dominación-subalternización, de apropiaciónexpropiación de la tierra, el suelo, la renta, el trabajo, la salud, la educación. Incorporar esos contenidos será una forma de garantizar a las víctimas interpretaciones serias sobre las causas estructurales de su producción como pobres. Será conveniente dedicar talleres de estudio a si la pobreza está presente o ausente en cada área del currículo, a la riqueza de estudios y a los análisis sobre la pobreza acumulados en la sociología, la historia, la antropología, la geografía. ¿Cómo incluir esos estudios en el currículo de educación básica y de formación docente?

Grupos de estudiantes judíos han afirmado que han tenido que pagar sumas hasta por 2,000 libras para afianzar su seguridad durante los eventos públicos. Chris Skidmore, ministro del departamento de universidades, ciencia e investigación, exhortó a las universidades a adoptar la definición de “antisemitismo” que acuñó la International Holocaust Remembrance Alliance. También hizo un llamado a la tolerancia y a la multiculturalidad, aseverando que “es inaceptable obligar a ciertos grupos de estudiantes a hacer gastos extras por su raza o su religión con el objetivo de contrarrestar las acciones de otros”. Skidmore terminó sus declaraciones destacando que las universidades deben ser agentes de cambio y propiciar el mejoramiento y el liderazgo moral, por lo que es inaceptable que se den este tipo de prácticas.

Cómo interpretan los currículos a los pobres Incluir esos contenidos sobre la producción social de los pobres significará superar interpretaciones actuales, en la cultura social, política y escolar, que responsabilizan a los propios colectivos pobres por la pobreza. La cultura social y política que condena a los pobres por la pobreza en el mundo invade la cultura escolar. Ese sería un ejercicio urgente: cómo las escuelas, la docencia, los currículos, el material didáctico y las evaluaciones responsabilizan a los pobres de su pobreza: ¿pobres por perezosos, ignorantes, incultos, imprevisores, irracionales? La pobreza no ha entrado como contenido en los currículos; sin embargo, no han faltado formas de pensar a los pobres, sobre todo ahora que van llegando de forma masiva a las escuelas públicas. ¿Cómo es interpretada su condición de pobres? Repensar los contenidos, incorporando la pobreza y a sus víctimas, exige profundizar críticamente para aclarar si la concepción de conocimiento hegemónica no lleva a la cultura curricular a una visión devaluada de los pobres y a responsabilizarlos por su pobreza. Los currículos incorporan una visión abisal

El boletín de productividad del gobierno australiano reportó que el gasto en investigación va en picada. Según éste, actualmente el gasto es 13% menor que en 2012 y sólo 4% mayor que en 2006. Catriona Jackson, directora ejecutiva de Universities Australia, aseveró que es de vital importancia que la iniciativa privada vea a las universidades como un apoyo para la maximización de sus ganancias. También afirmó que durante 2018 las colaboraciones entre negocios y universidades tuvieron, en promedio, ganancias de 450% de sus inversiones. En total, los 16,000 negocios que colaboraron con universidades ganaron en conjunto 10.6 mil millones de dólares australianos (aproximadamente 144,000 millones de pesos). Así, una manera de incentivar la investigación es a través de la creación de estas relaciones entre universidades y negocios.


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