Manuel Rojas: Gala 22/10/2017

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Detalle artesanal

“¡Abróchate ahí!” Originalmente los botones, no se usaban para abrochar las prendas de vestir, sino más bien como un objeto decorativo, los primeros modelos descubiertos, datan del año 2000 a.C. y estaban hechos con conchas de moluscos, talladas y perforadas...

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n busca del talento nato de nuestra tierra, fuimos hasta Tintorero, donde nos encontramos con el señor Jorge Díaz, quien de manera amable nos recibió en el Taller Escuela Marcolino Mendoza; entramos y un pequeño camino, techado con enredaderas, nos guio hasta una mesa llena con sus piezas de cerámica y arcilla, los más especiales, eran botones cocidos en cuadros de cartón que permitían apreciar, de manera más detallada, su trabajo. Con estudios en planificación de diseños especiales, cine, teatro, televisión; una personalidad calmada y verbo bastante arraigado al conocimiento artesanal de nuestro país; desempeñó el cargo de diputado en la asamblea nacional, de 1989 a 1994 y allí, tuvo la oportunidad de trabajar con la comisión permanente de cultura del congreso nacional y a su vez, dirigir un equipo especial para iniciar un proceso de legislación en materia artesanal. Una de las cosas que más llamó nuestra atención, es que el señor Jorge, es oriundo de Catia, parroquia Sucre de Caracas, por lo que indudablemente le preguntamos ¿cómo llegó a Tintorero? Y justo allí, comienza su historia...

Primera parada

Junto a su equipo, recorrió casi todos los estados del país, para conocer, de primera mano, las vulnerabilidades que tenían los artesanos a la hora de defender sus derechos. Esta ruta inició en el estado Lara, donde forjó grandes lazos de amistad con la familia Mendoza, en el pueblo de Tintorero. Sin embargo, no fue, sino hasta terminado su trabajo como diputado que el señor Miguel Angel Mendoza, le propuso venirse a esta tierra para trabajar juntos en un proyecto local, “Me dijo: ¡Jorge por qué no te vienes, aprovechando que estamos comenzando

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este plan para organizar unas ferias artesanales!”. Así, de la mano del señor Miguel y toda la comunidad se enfocó en brindar sus conocimientos para fortalecer las ferias de Tintorero, un evento único en nuestro estado. “Antes, solo existía la aldea y cuando se acercaban las ferias, las mayoría de habitantes nos juntábamos para limpiar y curar el piso, que era rústico, haciendo de esto algo con mucha hermandad y si ningún tipo de distinciones”.

El señor del botón

Si bien el señor Jorge ya tenía experiencia y larga trayectoria, en trabajos sociales y de organización, teníamos que saber, en qué momento le da un giro a su labor y se convierte también en artesano, por lo que nos cuenta: “Todo empezó con unas muñequitas de arcilla a las que yo intentaba darles un toque más personalizado, pues la mayoría de estos adornos tenían la misma pose, los mismos rostros, casi como hechos en serie…”, añadiendo que para poder quemar estas piezas y darles mejor

acabado, necesitaba un horno, así que junto a sus amigos, usaron una pipa para crear uno. Sin embargo, atraído por la idea de hacer algo que no fuera habitual entre sus compañeros y que además, tuviera un resultado funcional, surgieron los botones, a tal punto que las personas

comenzaron a buscarlo, cuando visitaban Tintorero, preguntando por “el señor del botón”. Cuando vemos sus diseños podemos notar que cada pieza es única, sin importar que en colores o formas se repitan, pues si las vemos a detalle, no habrá ninguna similitud entre una y otra. Para

crear cada botón, usa arcilla roja o gres y para dar la forma circular se vale de un “tubito” que funge como cortador, todo de manera manual y con las mejores ganas de seguir aportando detalles que agreguen un toque distintivo a las prendas. “Estos botones añaden un valor distinto, a los que solemos usar en la ropa de manera convencional, es un trabajo dedicado a aportar distinción en cualquier pieza donde se quiera colocar”. Para finalizar, le pedimos que enviara un mensaje a todos nuestros lectores y esto fue lo que nos dijo: “¡El triunfo de la vida creativa!; creer en nosotros, tener fe, confianza, desafiarse ante cualquier circunstancia y desarrollar el pensamiento de que todo es posible. La felicidad no son unos zapatos de marca ni una gran cuenta en el banco; la felicidad es la actitud con la que se enfrenta cada situación”. Texto y fotos: Leybimson Rosendo Galalarevista / Rosendoele

sovenart@gmail.com

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El grande de la flauta transversa...

Manuel

Rojas

Licenciado en Música mención Flauta, tiene 4 producciones discográficas en solitario, 2 discos con “A Trio”, 2 más con “Ensamble Manoroz” y además, pertenece a la agrupación “Ensamble Gurrufío”; es el primer flautista en adaptar ritmos afro-venezolanos y el joropo llanero, a través de efectos percutidos con las flautas...

S

u divertida niñez transcurrió por las cercanías del Parque Ayacucho… desde allí, conoció lo que sería su pasión en el futuro. Hoy en día, Manuel Rojas, de 39 años de edad, está convencido que tomó la mejor decisión, cuando tuvo que definir si seguía sus estudios en informática o perseguía su instinto por la música. Obtuvo la oportunidad de estudiar Teoría y Solfeo en el conservatorio y experimentar el amor a primera vista por una flauta. Su formación académica y popular ha ascendido paralelamente, convirtiéndose en pedagogo que ha impartido Máster Class de música venezolana en: Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Argentina, República Checa, Dinamarca, Alemania y 8

Austria. Representar a Venezuela, es un gran compromiso pero también, es su pasión, se siente como un embajador musical cada vez que pisa una tarima internacional. Confiesa que ha sido una trayectoria de mucho esfuerzo y sacrificio, un ejemplo, es su tercer disco llamado “Retribución” que duró 5 años de producción, ya que era un trabajo investigativo-experimental basado en la música afrovenezolana, hoy en día, ha tenido muchas reseñas a nivel mundial. Ha hecho giras en 4 de los 5 continentes y se siguen abriendo puertas… incluso, hubo una marca

asiático-americana de flautas llamada JZ que lo patrocinó y fabricaron un modelo de flauta con su nombre. Manuel pretende dejar un legado muy importante sobre la cultura venezolana, para muestra de ello, todo lo que nos comenta a continuación...

Conociendo tu trabajo...

¿Cuál es la pieza musical que ha tenido más sentimiento? Se llama “Dulce refugio”, la grabé con unos amigos. Ese día la presencia de Dios se derramó en el estudio, ni siquiera la habíamos ensayado y salió perfecta. Este tema ha tenido relevancia, incluso hay una historia donde le vendo mi disco a un compañero de trabajo y se lo da a su hermana, que está en etapa terminal de cáncer; luego de 6 meses, él me pide otro disco igual y me dice que es porque el anterior se había dañado por haberlo reproducido tantas veces, ya que lo único que la tranquilizaba

a ella, era escuchar una y otra vez ese tema, en ese momento, ni la morfina podía quitarle el dolor. Esos argumentos abren los ojos y por ello, vale seguir… yo hago música para llevar un mensaje de paz, salvación, esperanza.

Cuéntanos sobre esa etapa donde hay un antes y un después de Manuel...

En el mundo de la música hay cosas buenas pero también cosas muy malas. Consumí mucho alcohol, estaba adicto, hasta el punto de estar casi alcoholizado. Dios definitivamente me enamoró a través de la música cristiana de Marcos Vidal, escucharlo hizo tocar mi corazón y cuando comenzó mi proceso de restauración a ser una


mejor persona en el 2002. Lo que pasó es que me empezó a caer mal el alcohol, algo impresionante, me repugnaba mucho y hacía que me sintiera muy mal. Esto lo tomo como un testimonio para que los jóvenes no caigan en esas tentaciones y se enfoquen en cosas equivocadas.

Hablemos de límites… ¿Cuáles son los de un flautista?

En realidad hay límites en cuanto al tiempo y dedicación, porque definitivamente hay que separar la familia del trabajo. Incluso, cuando estoy de vacaciones, las flautas también se toman su descanso; pero musicalmente hablando, no considero que haya límites, las barreras se las coloca uno mismo, para la música no hay fronteras, todo se puede adaptar y con la flauta… ¡Se pueden hacer bastantes cosas!

¿A dónde quisieras llegar y como te ves en el futuro? Tengo muchos sueños, me veo con más discos grabados, llegando a nominaciones en los Latin Grammy. Mi mayor meta, es llevar la música instrumental venezolana hasta el sitio más recóndito del mundo. Muchos profesionales señalan que es el futuro y es algo que está pasando y que viene con mucha fuerza; hay mucho interés en nuestro género musical, pero no hay esa capacidad de difusión que se necesita para proyectarla a nivel de festivales. ¡Quiero seguir enseñando, porque es tu multiplicación a la sociedad!

Texto: Andrea Joseph Fotos: Andrea Joseph y Cortesía Manuel Rojas Galalarevista / andreajosephsilva

“Sacar un disco no es para hacerte millonario, es una tarjeta de presentación, es mostrar tu trabajo”

Manueleando

Sabemos que para ti la música es un aspecto muy importante… ¿Pretendes dejar algún legado?

Quisiera dejar el trabajo de investigación de mis grabaciones, audios y videos, pero, lo principal, es la siembra que le dejo a mis alumnos. Ellos, son como una esponja que te absorbe todo el conocimiento y al final, es donde te vas a ver reflejado dentro de unos 20 o 30 años y eso lo siento como otro tipo de triunfo que uno empieza a saborear.

Instrumentos

Manuel, además de tocar las flautas trasversas: Baja, en Sol, en Do y Piccolo, ha incursionado en el mundo de las maracas y el piano.

“La música es un don nato, es algo que Dios nos da”

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Detalle artesanal

“¡Abróchate ahí!” Originalmente los botones, no se usaban para abrochar las prendas de vestir, sino más bien como un objeto decorativo, los primeros modelos descubiertos, datan del año 2000 a.C. y estaban hechos con conchas de moluscos, talladas y perforadas...

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n busca del talento nato de nuestra tierra, fuimos hasta Tintorero, donde nos encontramos con el señor Jorge Díaz, quien de manera amable nos recibió en el Taller Escuela Marcolino Mendoza; entramos y un pequeño camino, techado con enredaderas, nos guio hasta una mesa llena con sus piezas de cerámica y arcilla, los más especiales, eran botones cocidos en cuadros de cartón que permitían apreciar, de manera más detallada, su trabajo. Con estudios en planificación de diseños especiales, cine, teatro, televisión; una personalidad calmada y verbo bastante arraigado al conocimiento artesanal de nuestro país; desempeñó el cargo de diputado en la asamblea nacional, de 1989 a 1994 y allí, tuvo la oportunidad de trabajar con la comisión permanente de cultura del congreso nacional y a su vez, dirigir un equipo especial para iniciar un proceso de legislación en materia artesanal. Una de las cosas que más llamó nuestra atención, es que el señor Jorge, es oriundo de Catia, parroquia Sucre de Caracas, por lo que indudablemente le preguntamos ¿cómo llegó a Tintorero? Y justo allí, comienza su historia...

Primera parada

Junto a su equipo, recorrió casi todos los estados del país, para conocer, de primera mano, las vulnerabilidades que tenían los artesanos a la hora de defender sus derechos. Esta ruta inició en el estado Lara, donde forjó grandes lazos de amistad con la familia Mendoza, en el pueblo de Tintorero. Sin embargo, no fue, sino hasta terminado su trabajo como diputado que el señor Miguel Angel Mendoza, le propuso venirse a esta tierra para trabajar juntos en un proyecto local, “Me dijo: ¡Jorge por qué no te vienes, aprovechando que estamos comenzando

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