/9789871491322_issuu

Page 30

—Pero tienen un jamón ahumado increíble. Yo viviría en España sólo por el jamón. El crudo, se entiende. ¿Dónde compraste esta exquisitez fosforescente? —Era el único que había. ¿Y tu hermana ya no te manda? —Cuando cruza el Atlántico pierde sabor. Sofía estaba de nuevo caminando por León, donde sólo había pasado un día. De eso hacía ya más de tres años. No se cansaba de recordar su epifanía con el ahumado de León, ni de contarla; poco importaba que todos hubieran ya escuchado la historia en todas sus variaciones. A las cinco de la tarde (a veces era a las seis), pasaba por delante de un almacén con mesas de madera maciza y jamones que colgaban del techo. Se acomodaba en el mostrador y pedía un vaso de vino. Junto con el vino le servían tres rebanadas de jamón. Sin saber cómo, contrariando sus doce años como vegetariana, se llevaba un pedazo a la boca: todas sus jerarquías de moral y de gusto sufrían una revolución. Siempre usaba esa palabra: “revolución”. —Dales más forma —dijo ella—. ¿No podrías preguntarle al abogado lo del pasaporte? —¿Vos estás loca? Yo a ese antro no vuelvo más. El tipo ahora está tratando de vendernos un paquete con vuelo chárter y hotel cuatro estrellas. Yo creo que pronto nos va a ofrecer una virgencita de yeso a cada uno. —¿Qué te cuesta probar? Después nos casamos y me hacés española. —Del pasaporte mejor olvidate. Si llego a ir me roban el mío. Hacía ya algún tiempo que no se peleaban. Salían. Se emborrachaban. Él le regalaba algo de vez en cuando, y ella soportaba mejor sus silencios. Pero Tomás no sentía que hubieran descubierto la felicidad, sino que la buscaban cada vez menos. 32


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.