/9789871491322_issuu

Page 111

La necesidad de trabajar en silencio demoró las cosas mucho más de lo que hubiera previsto, pero el progreso disipaba toda frustración; incluso llegó a sentirse atraído por la idea de pasar Año Nuevo bajo tierra. En la mañana del sábado 31, sin embargo, escuchó pasos sobre el túnel. No podía ser la visita, porque el museo estaba cerrado al público. No eran tampoco los pasos de huéspedes acalorados que paseaban junto a las vitrinas, porque los de ahora se movían demasiado rápido y cruzaban la sala en todas las direcciones, como cucarachas: algunos se detenían y volvían a empezar, otros daban vueltas en círculos. Debían ser por lo menos cinco personas. A los pocos minutos sintió golpes acompasados, el tipo de golpes que se habrían escuchado si alguien se hubiera puesto a martillar, primero cerca de la entrada de la sala, luego avanzando en dirección a la mesa, hasta que estuvieron sobre el túnel y un reguero de tierra cayó sobre su cabeza y lo hizo gatear hacia su cama con la agilidad de una rata. Tuvo que acostarse boca arriba, en medio de su habitación, para recuperar el aliento. Algunos días atrás el Choclo le había advertido que algo así podía pasar. Tomás lo había llamado para informarle de sus avances y le había asegurado que ese fin de semana iba a terminar el trabajo; después de festejar la noticia con su efusividad característica, el mellizo se había interrumpido para 113


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.